PAPA FRANCISCO: "HAY QUE GARANTIZAR LA ACEPTACIÓN DE INMIGRANTES ILEGALES EN EUROPA"
El Papa Francisco llamó el martes pasado a los dirigentes de una Europa
“envejecida” a asumir un mayor protagonismo en el mundo y reclamó políticas más
solidarias con los pobres y los inmigrantes ilegales.
En dos discursos que sorprendieron por el tono abiertamente crítico, el
Papa argentino comparó a Europa con una “abuela” y le pidió que vuelva a ser
una “referencia para la humanidad” y “garantice la aceptación de inmigrantes”.
Ber-oglio recordó su descendencia "italiana" y pidió a este continente
“replegado en sí mismo” no caer “en las tentaciones del pasado” y asumir un
papel protagónico inspirado en los valores cristianos.
Francisco exhortó a los dirigentes europeos “acoger y ayudar” a los
inmigrantes ilegales. “No se puede tolerar que el mar Mediterráneo se convierta
en un gran cementerio”, dijo el Papa, en referencia a los inmigrantes que
llegan desde África. “En las embarcaciones que llegan cotidianamente a las
costas europeas hay hombres y mujeres que necesitan acogida y ayuda”, señaló.
“Los grandes ideales que forjaron Europa parecen haberse perdido”,
deploró.
Una anciana infértil
“Desde muchas partes, se recibe una impresión general de cansancio y de
envejecimiento, de una Europa anciana que ya no es fértil ni vivaz”, dijo el
Papa ante un Parlamento europeo que lo aplaudió, aunque entre bambalinas
algunos lamentaron un discurso “agresivo”.
El viaje a Estrasburgo fue la segunda visita efectuada por un Papa al
Parlamento Europeo, tras la realizada por Juan Pablo II el 11 de octubre de
1988, un año antes de la caída del muro de Berlín, cuando Europa todavía estaba
dividida en dos bloques.
Francisco advirtió ante la Eurocámara que “junto a una Unión Europea
más amplia, existe un mundo más complejo y en rápido movimiento. Un mundo cada
vez más interconectado y global, y, por eso, menos eurocéntrico. Sin embargo,
una Unión más amplia, más influyente, parece ir acompañada de la imagen de una
Europa un poco envejecida y reducida, que tiende a sentirse menos protagonista
en un contexto que la contempla a menudo con distancia”.
“Ha llegado el momento de abandonar la idea de una Europa atemorizada y
replegada sobre sí misma”, dijo el Santo Padre, que reclamó en cambio “una
Europa protagonista”.
Previsiblemente Francisco se pronunció contra la eutanasia y el aborto.
Retomando otro de sus temas favoritos, el obispo de Roma dedicó buena parte de
su discurso de más de media hora ante el Parlamento europeo a impugnar la
“cultura del descarte” de la economía liberal y los “estilos de vida un tanto
egoístas, caracterizados por una opulencia insostenible y a menudo indiferente
respecto al mundo circundante y sobre todo a los más pobres”.
“Una de las enfermedades que veo más extendidas hoy en Europa es la
soledad, propia de quien no tiene lazo alguno”, dijo Francisco. “Se ve
particularmente en los ancianos a menudo abandonados a su destino, como también
en los jóvenes sin puntos de referencia y de oportunidades para el futuro”.
Voces disconformes
En los extremos del espectro político, la mera presencia del papa en el
hemiciclo molestó a los más radicales, por considerarla contraria al principio
de laicidad. Los diputados españoles de Izquierda Unida abandonaron la sala
para manifestar su discrepancia. “El Parlamento Europeo no es lugar para
ninguna religión, y menos aún una que no me deja escoger con quién me acuesto”,
dijo Marina Albiol de IU. Mismo rechazo a la presencia del papa en el hemiciclo
de parte del representante de la izquierda radical francesa, Jean-Luc
Mélenchon.
“Fue un festival de hipocresía”, dijo Mélenchon a los periodistas. “Los
mismos que crean el cementerio (de indocumentados en el Mediterráneo)
aplaudieron” al Papa.
El líder histórico de la derecha patriótica francesa, Jean-Marie Le Pen
(Frente Nacional), manifestó por su parte su descontento con un Papa
“partidario de una entrada masiva de inmigrantes. Espero que se reserve una
parte para el Vaticano”.
Fte: Alerta Digital