PUTIN: Falta una 11ª frase… para completar el “endecálogo” del nuevo Elegido.
CONSAGRACIÓN DE RUSIA A PUTIN
Después de leer el reportaje concedido al Corriere della Sera
y de su propia entrevista de 45 minutos con Vladímir Putin, Decimejorge
está pensando seriamente, según fuentes vaticanas poco serias (si ellas
existen, claro está…) en consagrar Rusia a Putin. En efecto, el humilde ruso dice ser perfecto…, porque Dios así lo quiso…
Quien no quiera creerlo, y piense que se trata de un nuevo desvarío del Obispo de Kent, o de sus adláteres, Los Impotentes o los del Elenco de sus Errores, debe saber que el presidente ruso, en su paso por Italia, brindó una entrevista al Corriere della Sera en la que aseguró que no hay acciones de su vida de las que tenga que lamentarse…
Esa revelación llegó sobre el final de la
entrevista que le realizó el editor en jefe del diario italiano,
Luciano Fontana, quien le preguntó:
¿Hay alguna acción que usted más lamente en su vida, algo que considere un error y no quiere volver a repetir?
La respuesta, con la mejor cara de jugador de póker, fue la siguiente:
Voy
a ser totalmente sincero con usted. No puedo recordar nada por el
estilo. Al parecer, el Señor construyó mi vida de modo que no tenga nada
que lamentarme.
Recodemos que Vladímir Putin, entre otras lindezas, que aquí obviamos:
Apenas
concluidos sus estudios universitarios (en 1975), fue reclutado por la
KGB (Comité para la Seguridad del Estado de la URSS), donde se desempeñó
en tareas de espionaje y de contraespionaje hasta el año 1991, cuando
renunció luego del intento de golpe de estado contra Mijaíl Gorbachov.
Luego
de revistar en cargos menores, en el año 1998 aparece como Secretario
del Consejo de Seguridad Nacional de Rusia y Director del Servicio
Federal de Seguridad. Esta última repartición rusa es la sucesora de la
KGB.
Pertenece a la cismática Iglesia Ortodoxa Rusa.
A
mediados de 2013 se divorció de su esposa luego de treinta años de
matrimonio; en lo que fue el primer divorcio de un presidente ruso.
—–
Dada la infalibilidad del señor Vladímir
Putin, ¿cómo no creer en sus palabras? He aquí algunas de sus recientes
frases célebres:
1ª) Quisiera decir que no hace falta tener miedo de Rusia, no somos una amenaza para Occidente. No
es necesario tener miedo a Rusia. Rusia prácticamente no tiene bases
militares en el exterior. Nuestra política no tiene un carácter global,
ofensivo o agresivo.
2ª) El mundo cambió tanto que la gente con sentido común no puede imaginarse un conflicto militar de envergadura hoy en día.
3ª) Tenemos otras cosas que hacer, lo puedo asegurar.
4ª) Sólo alguien que no esté en su sano juicio (no aclaró si se trata del Obispo de Kent; N. de la R.) puede imaginarse que Rusia ataque de repente a la OTAN algún día.
5ª) Rusia sólo busca defenderse de las amenazas exteriores.
6ª) Los países miembros de la OTAN tienen gastos de defensa diez veces superiores a los de Rusia.
7ª)
Creo que el motivo principal de esta crisis es completamente artificial
y es el resultado de las acciones no profesionales de parte de nuestros
socios occidentales, cuyo apoyo a estos procesos es absolutamente
inaceptable.
8ª) Nos gustaría que se aplicaran los acuerdos de paz.
9ª)
Los mandatarios de Estados Unidos, Alemania, Francia y Reino Unido no
asistieron. Naturalmente, fueron ellos quienes eligieron si asistir o no
a estos eventos en Moscú, lo que pasa es que detrás de la difícil
coyuntura de las relaciones internacionales, no vieron algo más
importante, relacionado con el pasado, pero también con la necesidad de
luchar por nuestro futuro común.
10ª)
La UE ignora los intereses de Rusia en cuestiones económicas y de
integración. Propongo relaciones bajo la filosofía de cooperación en
lugar de la confrontación.
Conociendo todos los antecedentes de Putin (ver aquí, aquí y aquí), concluimos en que a esta ristra de confesiones trascendentes del líder williamsoniano —que al igual que el Obispo de Kent no se retracta… porque es perfecto—
le falta la undécima, la que sería más conspicua del personaje en quien
descansan las más fervorosas esperanzas de la resistencia fláccida:
11ª)
Como mi religión (al igual que cualquier falsa creencia) me permite
esta clase de posturas aviesamente conciliadoras, nunca he renegado de
mi pertenencia radical al comunismo perverso anticrístico, al que
continúo adherido en su proterva versión soviética.