Nueva religión ecologista – Alberto Villasana
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Con
su Encíclica "Laudato Si",
Bergoglio cae dentro de las peores corrientes del ambientalismo mundialista.
Aunque inexistente, la falsedad del "calentamiento global" queda
consagrada como dogma
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La
eco-teología que toma elementos del ecologismo extremo de la New Age
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En
un análisis marxista, la Encíclica opone gratuitamente los marginados de las
periferias a las transnacionales ecocidas.
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El
documento fue presentado por Joachim Schellnhuber, promotor del Gobierno
Mundial y de la reducción poblacional
La Encíclica "Laudato Si" es desafortunada no solo porque hay temas
mucho más urgentes para la Iglesia en estos momentos, sino porque viene a
favorecer una serie de conceptos sociales falsos y dañinos para el hombre.
En primer lugar, el documento se basa en la
tesis, completamente errónea, de que el planeta está sufriendo un
"calentamiento global". Dice el documento: "Existe un consenso
científico muy consistente que indica que estamos en presencia de un
preocupante calentamiento del sistema climático". Si algo no existe es
precisamente un "consenso científico". Todo lo contrario.
La falsedad del "calentamiento
global" fue creada en ámbito iluminista-sionista para justificar una serie
de medidas mundialistas como el impuesto global al carbón, a los combustibles
fósiles, etc... y, sobre todo, medidas para reducir la
"sobrepoblación" mundial que supuestamente es la causa de dicho
"sobrecalentamiento".
El 21 de noviembre de 2009 sucedió lo que se
conoce como el "climategate"
o el "gran escándalo del siglo", y es que un hacker entró a la red
interna de la Unidad de Investigación Climática (CRU) de la Universidad de East
Anglia, Inglaterra, y sustrajo más de mil correos que demostraban como los
"científicos" de este centro llevaban trece años mintiendo y
manipulando las cifras térmicas para hacer creer que existe un calentamiento
global. Este centro provee los análisis de temperatura a todo el mundo.
En un correo particular, el profesor Phil
Jones, jefe del CRU, relata la preparación de una figura para la declaración de
la Organización Meteorológica Mundial sobre el estatus global del clima en
1999. Escribe: "He completado 'el truco de la naturaleza de Mike' de
sumarle a las temperaturas reales a cada serie por los pasados 20 años para esconder el
declive".
Contrariamente
a lo que postularon esos pseudo científicos durante tantos años, y que sirvió a
la creación del gran mito, hay evidencias que demuestran lo contrario: el
planeta se ha venido enfriando en las últimas décadas. No solo padecemos
inviernos cada vez más fríos y fenómenos de congelamiento que antes no
existían. También hay datos científicos, como el arrojado por la sonda TIMED,
lanzada al espacio por la NASA para medir la variación anual de la temperatura
atmosférica, que demuestran lo contrario al mito del "calentamiento".
TIMED significa "Thermosphere,
Ionosphere, Mesosphere Energetics and Dynamics", y es una sonda lanzada
por la NASA
el 7 de diciembre de 2001 para medir las temperaturas de la ionósfera, la
mesósfera y la baja termósfera de nuestra atmosfera terrestre. A los ocho años,
la sonda arrojó dos importantes datos consistentes y reveladores: el planeta
Tierra se está enfriando, y dicho enfriamiento es debido a las variaciones en
el ciclo solar. Es decir, ningún calentamiento global y nada que ver con la
"causa humana" postulada por los ambientalistas y agentes del
gobierno mundial.
En diciembre de 2009, un mes después de que
se publicó el "escándalo del siglo" de la CRU, John Coleman, fundador
del Weather Channel, junto con más de 30,000 científicos, denunciaron a Al Gore por fraude,
al dedicar su Fundación, "The Climate Project", a diseminar por todo
el mundo la falsedad del calentamiento global.
No fueron los primeros científicos. Ya en
junio de 2008 se había llevado a cabo la firma de la "Declaración de
Manhattan", suscrita por 500 científicos y liderada por los
doctores Arthur Robinson y Scott Armstrong, y a la cual se han sumado
posteriormente otros 31,000 científicos. La Declaración establece que es falsa
la información de que se están fundiendo los glaciares y de que la temperatura
mundial se está incrementando. "Es una falsedad interesada, porque miles
de burócratas y políticos vienen a convencernos de que el mundo está en peligro,
y de que los necesitamos a ellos y sus sueldos para salvarnos" señaló
Armstrong.
El mito
nació en 1970, en la ONU, cuando un grupo de ambientalistas y políticos
celebraron el "Día Mundial de la Tierra" y decidieron lanzar, sin
prueba científica alguna, la "alarma" del supuesto
"calentamiento global".
En 2007, la misma ONU auspició la publicación
del Informe Intergubernamental sobe el Cambio Climático (IPCC), el cual
gratuitamente predijo aumentos en las temperaturas globales durante los
próximos 92 años que pondrían en peligro el ecosistema terrestre. Los
ambientalistas, liderados por Al Gore, tomaron el IPCC como biblia a imponer
por todo el mundo.
Otra falsedad, que se añadió a la primera, es
que el supuesto calentamiento es atropogénico, es decir, originado por la
sobrepoblación humana. Aquí es donde los agentes del gobierno mundial
argumentaron que es necesario reducir la especie humana como asunto de
supervivencia. Sobrecalentamiento, escasez de alimentos, de agua y espacio,
hacen necesario no solo contener el crecimiento poblacional, sino reducirlo por
cualquier medio posible.
La bandera ambientalista que justifica
reducir la población mundial no solo es patrocinada por la ONU, fundaciones
privadas se han sumaron también a esa causa globalista. Una de las ponencias
más escandalosas, durante la Cumbre Mundial sobre el Clima llevada a cabo en
Cancún en 2010, fue la de Ted Turner, magnate fundador de CNN. Allí declaró
abiertamente que "es necesario reducir la población, de los 7 u 8 mil
millones de habitantes que hay actualmente, a unos 2 mil millones". Bill
Gates el gurú de Microsoft, quien lleva a cabo campañas masivas de vacunación,
sobre todo en África (de las que han surgido enfermedades modernas de diseño)
ha declarado que "si hacemos un buen trabajo con nuevas vacunas, servicios
de salud reproductiva, atención médica, tal vez podamos reducir la población en
un 10 o 15 por ciento". Joachim Shellnhuber, fundador del Instituto para
el Impacto Climático, a quien Bergoglio pidió presentar su Encíclica en El
Vaticano, ha declarado que es preciso reducir la población mundial a 7 mil millones
a solo uno y medio.
Ban Ki-Moon, Secretario General de la ONU,
declaró abiertamente, el 26 de octubre de 2009, que "Un acuerdo climático
debe incluir una estructura de Gobernancia Global". Nos preguntamos ¿qué
tiene que ver un acuerdo climático con un Gobierno de alcance mundial? No lo
explicó, solo se limitó a repetir el mantra sobre el cual se ha venido
construyendo esa gran mentira elitista y antihumana.
El segundo elemento lamentable de la
Encíclica de Bergoglio es que retoma conceptos tomados de la New Age. Ésta
corriente de pensamiento tiene sus más remotas raíces en la Sociedad Teosófica
de la espiritista rusa Helena Blavatsky. En 1885 escribió su "Doctrina
Secreta" en la que configuró el plan de un Gobierno Mundial y una religión
mundial, objetivos nacidos en la masonería iluminista.
Punto esencial de la New Age es la teoría del
ecologismo extremo, que viene a ser una forma moderna de panteísmo, al postular
la figura de la "hermana Tierra" o Gaia la "madre Tierra",
y la idea de "energía" que fluye a través de la naturaleza y de los
seres vivos.
Antropomorfismos como el de la "hermana
Tierra" usados por la Encíclica, aun si fueran solo metafóricos, no hacen
sino preparar el camino para la imposición de la "Carta de la
Tierra", futura "Constitución" del Gobierno Mundial diseñada
para sustituir la tabla de los 10 mandamientos. La Carta, que hoy tiene el
status de una "ley blanda", servirá de base para documentos
vinculantes a ser adoptados por los gobiernos como parte de una
"ética" global.
El ecologismo extremo está cargado de
análisis marxista, y ha venido a ser una reelaboración de la teología de la
liberación en términos pseudo científicos. Este es el tercer elemento
preocupante de la Encíclica de Bergoglio.
Padre de la teología ecologista es Leonardo
Boff quien, en el Congreso Continental de Teología, llevado a cabo en Brasil en
2012, hizo una invitación a reinterpretar el
cristianismo para salvar a la "crucificada" Madre
Tierra. Declaró: "Dentro de esa opción por los pobres (propugnada por la
Teología de la Liberación) hay que meter al gran pobre que es la Madre Tierra,
que es Pachamama, es la Magna Mater, es la Tonantzin, es la Gaia, es el gran
pobre devastado y oprimido".
Citando a Jon Sobrino, otro liberacionista
asistente al congreso, Leonardo Boff subrayó que "la Tierra esta
crucificada, hay que bajarla de la Cruz, hay que resucitarla y eso es la tarea
de una eco-teología de la liberación".
Según Boff el universo es
"autoconciente", y la "Tierra ha comenzado a pensar, sentir y
amar". "La teología de la liberación nació escuchando y explicando el
grito de los pobres, pero no solo los pobres gritan: gritan las aguas, gritan
los árboles, gritan los animales, gritan los vientos, la Tierra grita",
dijo.
En un análisis marxista, propio de esa
eco-teología, la Encíclica contrapone los marginados de las periferias a las
transnacionales ecocidas. Sin ningún miramiento se atreve a sentenciar:
"Esas situaciones provocan los gemidos de la hermana tierra que se unen a
los gemidos de los abandonados del mundo". ¿En dónde está la relación
entre el supuesto "calentamiento global" (que afecta a la
"hermana tierra") y la pobreza existente en las periferias y los
abandonados del mundo? No se explica, simplemente es lanzado como sentencia
ideológica.
La Encíclica, muy aparte de que logre
concientizar sobre el deber de cuidar el planeta, debido a estos tres
perniciosos elementos se puede convertir más bien en un instrumento de
manipulación ideológica por parte de quienes pretenden imponer una religión
mundial y un gobierno mundial.
Diría el gran teólogo Moltmann: Si la Biblia
se vuelve ecologista,
el hombre deja de ser el centro y soberano del mundo, y se convierte en el
último llegado a una Tierra que debe tutelar. Todo un cambio de fe respecto a
la visión del hombre.
La eco-teología que inspira la Encíclica de
Bergoglio no se basa en el mandato divino "Poblad y dominad la
Tierra" (Gen 9-7), se basa en una ideología que es totalmente contraria a
ese mandato divino.
El ambientalista
Schellnhuber, promotor de la reducción poblacional y del Gobierno Mundial,
presenta la Encíclica "Laudato Si" en El Vaticano
Visto
en: http://ultimostiempos.org/
Nacionalismo Católico San Juan Bautista