sábado, 17 de octubre de 2015

Bergoglio monta en cólera


Bergoglio monta en cólera

colera
  • A las 19 horas de comenzado el Sínodo, 13 cardenales enviaron una carta confidencial a Francisco en la que protestan por la manipulación de que está siendo objeto el Sínodo La carta fue filtrada por el vaticanista del semanario italiano L´Espresso Sandro Magister El periódico IlGiornale dio a conocer que, al enterarse de la filtración, "el siempre humilde, bonachón y sonriente Bergoglio estalló en furia y, en un arrebato de ira, tronó contra los cardenales conservadores: -¡Si las cosas están así, pueden largarse, la Iglesia no tiene necesidad de ellos, los despido a todos!". Después de desahogada la rabia, continúa el cotidiano, se sintió mal, tuvo taquicardia y se le subió la presión
 
La carta está firmada por los siguientes cardenales:
  • Carlos Caffarra. Arzobispo de Bologna, Italia
  • Thomas Collins. Arzobispo de Toronto, Canadá
  • Tomothy M. Dolan. Arzobispo de Nueva York, Estados Unidos
  • Willem J. Eijk. Arzobispo de Utrecht, Holanda
  • Gerhard L. Müller. Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe
  • Wilfrid Fox Napier. Arzobispo de Durban, Sudáfrica. Presidente delegado del sínodo
  • George Pell. Arzobispo Emérito de Sydney, Australia
  • Robert Sarah. Guinea, prefecto de la Congregación para el Culto Divino
  • Jorge L. Urosa Savino. Arzobispo de Caracas, Venezuela
  • Johnn Njue. Arzobispo de Nairobi, Kenia
  • Norberto Rivera Carrera. Arzobispo de Ciudad de México, México
  • Elio Sgreccia. Presidente emérito de la Pontificia Academia para la Vida
  • Daniel N. Di Nardo. Arzobispo de Galveston-Houston, Estados Unidos
Cuatro distintos a éstos, declararon no haber firmado Vingt-Trois (de París) y Angelo Scola (de Milán), Peter Erdo, húngaro, relator del Sínodo, y Mauro Piacenza, penitenciario mayor. Y otros cuatro, Di Nardo, Njue, Sgreccia y Rivera, misteriosamente no aparecieron en el blog de Magister.
La veracidad de la que se ha dado por llamar "la carta rebelde" se confirmó por las declaraciones del alemán Gerhard Müller, guardián de la doctrina, quien lamentó: "Esto es un nuevo Vatileaks. Una carta privada pertenece sólo al Papa. ¿Cómo pudo ser publicada?"
También lo reconoció el jefe de la Sala de Prensa, padre Federico Lombardi, quien en rueda de prensa dijo: "El que ha difundido la carta ha ocasionado un trastorno no deseado por los mismos firmantes".
La carta le fue entregada a Bergoglio por el cardenal George Pell.
El contenido
En la carta se acusa a los organizadores del Sínodo, e indirectamente a Francisco, de querer manipular el resultado del mismo para imponer cuestiones como la de permitir el acceso a la comunión a los divorciados que se vuelven a casar. Son cinco puntos centrales (cita textual de la carta):
  1. La nueva metodología que guía el sínodo parece asegurar una excesiva influencia sobre las deliberaciones del sínodo y el documento sinodal final.
  2. Se suprimió el método de presentar propuestas y votarlas. Nos parece urgente que se restablezca la redacción de propuestas que deberían ser votadas por todo el Sínodo.
  3. La falta de participación de los padres sinodales en la composición del comité de redacción ha creado un notable malestar. Sus miembros han sido nombrados, no elegidos, sin consulta previa. Del mismo modo, cualquiera que forme parte de la redacción de cualquier texto a nivel de los "circoli minori" debería ser elegido, no nombrado.
  4. A un determinado número de padres les parece que la nueva metodología está configurada para facilitar unos resultados predeterminados sobre cuestiones importantes que son objeto de controversia.
  5. Varios padres han expresado su preocupación de que un sínodo planificado para afrontar una cuestión pastoral vital -reforzar la dignidad del matrimonio y la familia- pueda llegar a estar dominado por el problema teológico/doctrinal de la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar por lo civil.
Y concluye amargamente: Algunos consideran que a la nueva metodología sinodal le falta apertura y genuina colegialidad.
En su discurso del 8 de octubre, Bergoglio declaró que el Sínodo no debe ser un choque entre lobbies, pero no reconoció que él, Kasper, Baldissieri y otros, fueron los primeros en crear un lobby para manipular el Sínodo en la dirección modernista liberal.