¿Es del Espíritu Santo la propuesta de Kasper?
En la inauguración del Sínodo contra la Familia®, el Sumo Pontífice habló a los padres sinodales de la necesidad de “abrirse al Espíritu Santo, con valor de apóstol, humildad evangélica y oración confiada para que Él nos guíe e ilumine
y no nos ponga ante los ojos nuestras opiniones personales, sino la fe
en Dios, la fidelidad al Magisterio, el bien de la Iglesia y la salus
animarum” (las negritas son mías).
Dada la certeza moral de que Francisco
tiene intención de eliminar la práctica eclesial de negar la Sagrada
Comunión a los adúlteros, el Santo Padre está diciendo en esencia a los
obispos que escuchen al Espíritu Santo, que según él les está diciendo
que les den la Eucaristía a adúlteros que no tienen un propósito firme
de enmienda.
Meditémoslo por unos momentos. Las Sagradas Escrituras están inspiradas por el Espíritu Santo. De ello no cabe la menor duda. La Palabra de Dios enseña lo siguiente: “Quien come el pan y bebe el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor.” (1 Cor. 11,27) Dicho de otro modo: el Espíritu Santo ya nos ha enseñado que si se recibe la Sagrada Eucaristía en pecado mortal (y los adúlteros están objetivamente en pecado mortal) se comulga la propia condenación.
Según la propuesta de Kasper, la Iglesia
tiene que hacer la vista gorda y darles la comunión a los adúlteros
empedernidos. Como el Papa da a entender que la propuesta kasperiana es
la voluntad del Espíritu Santo, eso quiere decir que Francisco está
diciendo en realidad que el Espíritu Santo es partidario de que la
Iglesia ayude a las almas a terminar condenadas en el infierno. ¿Se dan
cuenta del problema?
La verdad es que el Espíritu Santo ya se
ha pronunciado sobre esta cuestión, y no sólo en el versículo arriba
citado, sino también en la práctica ininterrumpida de la Iglesia, que se
fundamenta en versículos como el mencionado. ¿Quieren que creamos que
el Espíritu Santo ha cambiado de parecer? El Santo Padre, o bien no cree
que la 1ª a los Corintios es una epístola inspirada por el Espíritu
Santo, o cree como el cardenal Kasper que Dios está sujeto a cambios,
herejía donde las haya.
Si estudiamos un poco más lo que ha
dicho el Santo Padre, se nos plantea otro problema: de atribuirse al
Espíritu Santo las novedades que quiere imponer Francisco a la Iglesia,
¿dónde ha estado el Espíritu Santo durante los últimos dos mil años? ¿De
verdad quieren hacernos creer que habiéndolo enviado Dios precisamente
para conducir a la Iglesia a toda la verdad, en casi dos milenios no ha
conseguido revelar su voluntad en un asunto tan fundamental?
Para quien acepte la propuesta
kasperita, una de dos: vista la falsedad de la distinción que quieren
hacer entre doctrina y disciplina, tenemos que reconocer que la
propuesta de Kasper nos obliga a decidir entre una de las siguientes
conclusiones: o Dios cambia y por consiguiente el dogma de la
indisolubilidad del matrimonio también puede cambiar, o el Espíritu
Santo ha fallado miserablemente y no ha conseguido que se cumpla su
voluntad en los últimos 2.000 años. En cualquiera de los casos,
constituye una burla de la Iglesia y pierde toda credibilidad ante
cualquiera que estudie seriamente el asunto.
Magister Athanasius
[Traducido por J.E.F.]