UN SARASA MONSEÑOR
MONSEÑOR SARASA
Fray Gerundio de Tormes
Aunque
ya nada me sorprende, resulta muy llamativo el montaje organizado en
muy pocas horas sobre la salida del armario de un curita monseñorini,
agredido por esta sociedad eclesial tan madrastra, tan incomprensiva y
tan tirana. Parece ser que al principio de su carrera abandonó todo por
amor del Señor, y ahora abandona al Señor y a su fulgurante carrera
diplomática-pedagógica vaticana por amor a otro señor con el que ya
parece que convive algún tiempecito.
Es
otro pasito más. Mi olfato de vetusto fraile me dice que esto estaba
cuidadosamente programado. Por quien fuera. Pero encaja perfectamente en
el guión del programa al que venimos asistiendo desde hace poco menos
de tres años, cuando tanto escandalizó la famosa retórica del quién soy yo para juzgar,
que abrió definitivamente la puerta a la aceptación por parte de la
Iglesia Felizmente Actual (no la verdadera Iglesia de Jesucristo, sino
la que nos quieren imponer estos traidores) al mundo de la
homosexualidad. Nadie podrá decir a estas alturas que esto son
interpretaciones mías, porque tenemos hechos y hechos, actitudes y
actitudes, claramente comprensivas, misericordiosas y complacientes con
todo este mundillo perverso de pecado y de ciscarse en la Ley Divina
pasito a pasito.
Esta
misma semana, antes de que se abriera la puerta del armario del
jovenzuelo polaco, veíamos a Francisco locuaz, feliz y alegre
conversando con su antiguo alumno amancebado con el jovencito indonesio.
Y al mismo tiempo, el inefable Lombardi (el caradura Lombardi),
aclarando que la recepción de la jueza americana no implica apoyar su
actitud. ¡Dios mío! qué cantidad de aclaraciones para lo que está claro.
El titular es bien sencillo: Al Papa le encanta el mundo homosexual y
rechaza a todo el que lo ataca. Simpatías con ellos, antipatías con los
otros. ¿Qué tal? Al fin y al cabo es una postura de misericordia, que
nunca ha sabido ejercitar la Iglesia hasta Mi Llegada.
Nadie
podrá decir que esto es falso, puesto que podríamos tener
confecccionada en unos pocos minutos la lista de actitudes semejantes
desde hace dos años y medio. Viajes de transexuales, cartas personal
animando a la tela, guiños y apoyos a los de esta calaña, quejas de lo
poco misericordiosa que ha sido la Iglesia hasta ahora, y el famoso
quién soy yo que precedió a todo ello.
La puesta en escena de monseñor Sarasa (es que me lío con los apellidos polacos) ha sido genial. Por supuesto, vestido de clergyman para que se vea que ya se abre la puerta para el sacerdocio, con el hombro apoyadito en el concubino, con cara de éxtasis, placidez y luna de miel por haber hallado la felicidad al salir del armario. Y el día antes de que comience el Sínodo, para que se vea que estas situaciones de sufrimiento son reales y exigen que la Iglesia cambie la doctrina. Y encima con rueda de prensa añadida para explicar a la Cristiandad cuánto tiene que sufrir
un hombre por querer vivir con otro hombre. No hay derecho a que la
Iglesia imponga su tiranía. Así que entramos en la fase decisiva: quiero
seguir siendo monseñorini, pero quiero seguir siendo… lo otro. ¿Por qué
debe ser incompatible la sinceridad del armario abierto con el
sacerdocio?
Pero
no hay problema. Es que hemos entrado en otra fase más del complot
desatado hace tiempo. Saldrán más del armario poco a poco. Y no pasará
nada. Como éste tiene influencia en la Comisión Teológica Internacional,
plagada de teólogos modernistas, lo mismo sacan un nuevo documento
sobre el tema (apoyado en textos bíblicos, no faltaba más). Y lo mismo
le hace secretario personal el Monseñor del Ascensor (que por cierto
sigue en su mismo puesto todavía y sigue encerrado en el armario
oficialmente). No sé, el caso es que ya comenzamos -con esta puesta en
escena-, un nuevo capítulo. Por aquí comenzó la Iglesia Anglicana hace
años y ahora tiene obispos con mitra gay o gays con mitra de obispos.
Veremos lo que tardamos en imitarles.
Dice
el Obispo del chico enamorado que recemos por él. Y efectivamente eso
es lo que tenemos que hacer. Pero debemos también rezar por todos los
que han hecho posible que se llegue a esta situación, por todos los que
apoyan esta situación, por todos los que justifican esta situación y por
todos los que están encantados con esta situación. El estanque de fuego
está en modo de espera. Estaremos al tanto de las nuevas aclaraciones
de Lombardi, en las que siempre resplandece la Verdad.
De Fray Gerundio de Tormes
De Fray Gerundio de Tormes