DEMOCRACIA DIRECTA
Los traidores
"Veras que todo es mentira, veras que nada es amor..."
Los peronistas
se ufanan de ser un movimiento político de traidores; es común el
chiste, de consumo interno, puertas para adentro pero a viva voz
siempre, alardeando, de tener una reunión de peronistas más de diez
integrantes, "compañeros", preguntar cuál es el traidor del grupo.
Entiendo que la mayoría de ellos se prende en la bufonada de puro guapo,
como que el movimiento histórico es así y se la banca, a ver, tal vez,
dentro de su fenomenal tendencia a la mistificaión, especulando con que
son una suerte de movimiento cristiano; y sí, compañero, un Judas debe
de haber, conforme las Escrituras y las "21" verdades peronistas.Hoy
día cada vez que pueden meter un bocadillo mencionando al Obispo de
Roma, peronista según ellos y Julio Bárbaro, hombre de Guardia de Hierro
para más datos habría sido el jesuita, lo hacen; el nuevo guía
espiritual del movimiento vendría a ser nada menos que el Sumo
Pontífice, más allá de que el cura de Flores sienta repugnancia por esa
dignidad y en privado pida que lo llamen "Padre Jorge", sí, si es por
demagogia el jesuita gana por goleada.. No queremos imaginar a Perón
vivo, sonriente, acariciando los caniches, hablando del cura de Flores
con su habitual picardia, tildándolo como un hombre del movimiento. Con
una misión especial, de alto riego, por ejemplo, terminar de destruir a
la Iglesia Católica.
Esto vendría resultar un rasgo esencial del peronismo: son traidores porque son cristianos, humanistas y cristianos se presentaban en el Congreso de Filosofía de 1949. Sí, altri tempi. No, los peronistas son traidores por otra historia. Vamos a contarla. Entender ese momento crucial de la historia argentina, de la historia de un movimiento político que empezó a llamarse peronismo muchos años más tarde que en 1945/1946, tal vez nos explique una razón suficiente de la historia de la decadencia del movimiento fundado por Perón y que va a cumplir 70 años en poco tiempo. También, la causa eficiente de la decadencia argentina, en picada perpetua, desde hace siete décadas. El peronismo es un movimiento político de traidores, porque su fundador, Juan Perón, es el traidor más fenomenal de la historia argentina, tal vez, de la historia contemporánea. Vamos a desentrañar esa madeja que nos enreda desde hace demasiado tiempo. Al menos dar con la punta del ovillo.
No está de más decir que en el peronismo militan y han militado hombres y mujeres más que honorables, algunos de comunión diaria, lo digo sin ironía, los cuales ni siquiera reconocen esta condición de traidores que portan como un sello, en la frente. Son una suerte de pararrayos que justifican incluso hoy día cosas tan aberrantes como la narcopolítica de la cual el peronismo hace y deshace en la provincia de Buenos Aires desde hace casi treinta años, otro tanto en el NOA, en los provincias que limitan con Bolivia, productor de cocaína. Ellos entienden al movimiento como una suerte de Arca de Noé, en donde militan todos "los animales juntos". Siempre, claro, el vocabulario bíblico servirá de subterfugio para explicar lo inexplicable, abonar el mito.
El fascismo europeo
("ni yankis ni marxistas, peronistas")
A principios de la década del 30, en plena crisis del capitalismo, consolidado el stalinismo en la dirección política de la revolución rusa, congelada, expulsado y perseguido Trotsky, quien sería asesinado por un esbirro de Stalin en 1940, los movimientos nacionales europeos se consolidaban en Europa: Italia, Alemania, España, Portugal, Rumania, Hungría. En la Argentina, el auge del nacionalismo era cierto y potente; durante los años del primer y segundo gobierno de Hipólito Irigoyen, inspirados en los fascimos europeos, desfilaban jóvenes de clase media y media alta, uniformados; en sus postulados, eran una reacción tanto contra la democracia liberal burguesa, como contra las avanzadas de la revolución rusa, que, ya durante la Semana Trágica, en Buenos Aires, en 1918, habían demostrado sus pretensiones. Lo cierto es que no tenían arraigo popular, eran expresiones de élite, tan soberbios como poco dotados para la política, estériles. A fines de los 30, tanto durante la guerra española, como en los inicios y a mediados de la Segunda Guerra mundial, había cantidad de simpatizantes de las fuerzas del Eje. Antes, el revisionismo histórico y los autores del pensamiento nacional, cuestionaban tanto al imperio británico, del cual nuestro país era una colonia de hecho y derecho, al tiempo que miraban con recelo a los EEUU, que aún no imponía su hegemonía, cosa que haría durante el transcurso de la guerra, con los acuerdos de Bretton Woods, en 1944, imponiendo el dolar como la moneda del mundo. Incluso los intelectuales y militantes de FORJA, radicales, reivindicaban el término, declarándose nacionalistas. Entonces, no era un pecado mortal presentarse como tal, era motivo de orgullo.
En ese caldo de cultivo se había ido formando Perón, del cual abrevaba desde hace largo rato, había recibido su bautizo de fuego durante el golpe que derroca a Hipólito Irigoyen en 1930, como edecán del General Justo, tanto como que había participado de la represión al anarquismo infiltrado durante la Semana Trágica en 1918, con el grado de Teniente, a cargo del Arsenal Estaban de Luca, muy cercano a los talleres metalúrgicos Vassena, epicentro del intento revolucionario.A principios de los 40, Perón, que había recorrido Europa durante el auge del fascismo, había sido agregado militar de la embajada argentina en Roma, nada menos, militaba en un grupo conspirador nacionalista del Ejército Argentino, El GOU, Grupo de Oficiales Unidos, del cual no era su principal dirigente, ni del círculo de la conducción siquiera, pero se las ingeniaría para ir dejando detrás suyo uno tras otro de esos oficiales del GOU, para luego de la revolución de 1943, presentarse como el hombre del destino.
En el plano ideológico, los fascismos europeos, todos movimientos populares, eran una reacción tanto al capitalismo financiero, como al colectivismo totalitario marxista. La tercera posición, de la cual se ufanará ser el autor intelectual Juan Perón, con el eufemismo del Justicialismo, creación ad hoc del Congreso de Filosofía de 1949, de la mano y redacción de tres filósofos que actúan por encargo, Nimio de Anquín, Coriolano Alberini y Carlos de Astrada, fundamentando ese libelo corporativista conocido como La Comunidad Organizada, había sido presentada por Benito Mussolini en el ensayo El espíritu de la revolución fascista veinte años antes. En esto es sorprendente Perón, quien jamás reconoció su pertenencia intelectual, pretendiendo presentar al Justicialismo como una creación ex nihlo, fruto de su talento e inspiración. Esto será una constante en la vida de Perón, ir dejando de lado a sus principales aliados y colaboradores, incluyo a Evita en esta larga lista, así como el adjudicarse la autoria intelectual y moral de un movimiento político ni creado ni construido por él. Desde ya, su sello indeleble, su marca de agua, tiene más que ver con la decadencia y destrucción de su pretendida obra.
Sin errar, son muchos los que definen a los fascismos como una reacción al comunismo, cosa absolutamente cierta. Y no era para menos, el movimiento fundado por Lenin y Trostsky, había sido heredado por un personaje siniestro como Josef Stalin, entonces, ya conocido como un tirano brutal y sanguinario; los comunistas que pretendían extender los triunfos de socialismo ruso al resto del planeta, es una de las tesis fundantes de Karl Marx, la revolución mundial, reportaban todos a las embajadas de Stalin, las cuales los proveían tanto moral como materialmente. Estaba probado que la democracia liberal burguesa era incapaz de ser un muro de contención a la avalancha comunista. Así habían nacido estos movimientos populares, todo con una base proletaria, obrera, como muro de contención al avance marxista, así como una superación de la democracia liberal, vacía, ajena a las verdaderas necesidades y reivindicaciones de los trabajadores.
De los movimientos fascistas europeos, el que más había inspirado a Perón, era el Falangismo creado por José Antonio Primo de Rivera. La Falange Española de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista. Tal el nombre completo de la Falange. Sus postulados esenciales, expresados por una pluma notable, con la poética de un amigo entrañable de Federico García Lorca, como lo era el Marqués de Estella, conmovían, llegaban primero al corazón y luego a la razón. Lo práctico de poder leer una obra escrita política y poética en la propia lengua, redactada con la simpleza y verdad del joven revolucionario español, seducía de por sí, no precisaba mayores deliberaciones. Y, diferencia nada menor, el falangismo, a diferencia del fascismo y el nazismo, no era ni materialista ni ateo, era católico; José Antonio definía al hombre como un "portador de valores eternos"; a la política como el arte de lo imposible: "el camino más corto entre dos puntos, es la línea que pasa por las estrellas...". Sumado al aura de su prematura muerte, a los 33 años, en los inicios de una guerra trágica que a los argentinos les llegaba demasiado. Poco y nada que ver tendría el ideario de José Antonio con la dictadura estéril de Francisco Franco. Esa es otra historia.
En ese marco político internacional, con el cataclismo de la Segunda Guerra en su apogeo, esto es, la reacción del capitalismo y el comunismo, unidos, enfrentando al enemigo común, el movimiento nacional europeo, el GOU genera el golpe de 1943, sobre todo, con el afán de impedir la entrada de la Argentina en la contienda mundial, manteniendo su neutralidad, así como para evitar el vuelco de las masas obreras a los postulados del marxismo. El coronel Perón, muy bien secundado por el coronel Mercante, hijo de un dirigente obrero ferroviario, líder de La Fraternidad, asume el cargo de Secretario de Trabajo, propiciando una política de reivindicaciones obreras, ante un movimiento sindical que tenía ya décadas de existencia. No por nada, Evita, definía al General Mercante como el "corazón de Perón"; luego de la muerte de la líder espiritual del movimiento, Mercante seguirá la suerte de tantos otros leales a Perón, será perseguido, expulsado del movimiento y deberá exiliarse en Montevideo. No adelantemos esta revisión histórica, es verdad, cuesta sostener el hilo, la indignación ante una traición tan aberrante como poco conocida; como si este pecado original, fuera la razón del ser nacional, el cual debe de ser preservado a todo costa, incluso al punto de desaparecer como Nación y sociedad civilizada, empecinados en soportar la impostura histórica.
En el año 1944, dos hechos aparentemente aislados, comienzan a presentar a Perón como el hombre a abatir por las fuerzas reaccionarias, la sanción por parte del Tte. Gral. Edelmiro Farrell, presidente de la Nación, del estatuto del peón rural, uno de los postulados del movimiento revolucionario de 1943, y el terremoto de San Juan, tragedia que había ocurrido en los comienzos del año, arrasando la capital sanjuanina, destruyendo el 80% de sus casas, provocando 20.000 víctimas fatales. Esa tragedia nacional, impulsa a una joven actriz de escasa carrera profesional, María Eva Duarte, a abocarse a la asistencia y socorro de las víctimas. Así conoce al coronel Perón, presentada, justamente por el coronel Mercante, en un acto a beneficio en el Luna Park. A esto se suma su carisma y personalismo, que lo presentaban ya como un candidato político. Los hechos se precipitan, la reacción de la Sociedad Rural, expresión política organizada de la oligarquía, las internas militares, la sospecha del filo fascismo de Perón, los espías de una u otra potencia que operan en Buenos Aires, la masonería, siempre actuante, fuerzan la caída del coronel obrerista, su destino de cárcel, en la isla Martín García, octubre de 1945.
El Partido Laborista de la Argentina
Lo que voy a
contar, los hitos de la historia de una traición tan negada, tiene el
aporte de dos personajes históricos, uno, muy destacado, el dirigente
telefónico Luis Gay, secretario general de la CGT-Catamarca, corriente
revolucionaria sindical nacionalista, luego Unión Sindical Argentina, el
máximo dirigente sindical que apoya la revolución de 1943 y al coronel
Juan Perón, y la de otro, ignota, la de un perseguido político por el
peronismo de 1945 al 55 y por los gorilas, de ahí en más, experto en
comunicaciones y echado de sus trabajos por temas vinculados siempre con
el petróleo, el movimiento nacional e YPF, un joven universitario
mendocino, jefe de la Alianza Libertadora Nacionalista en La Plata,
entonces, José Linares Benegas, a saber, mi padre. Pepe Linares,
entonces, había comenzado su carrera de medicina en la UBA, para
trasladarse luego a La Plata. En Buenos Aires, había compartido un
departamento en el boulevard Charcas, con Jorge Farrell, cadete del
Colegio Militar, hijo del General Edelmiro Farrell, quien destinado en
Mendoza años antes, había apoyado a la Agrupación de Andinistas
Argentinos fundada por mi padre y sus amigos de aventura de montaña, con
un camión del EA; Perón, de paso por Mendoza, entrena a esa agrupación
montañesa en el esquí, deporte que practicaba con pasión, luego de
haberlo dominado en los alpes italianos.
La epopeya del
17 de octubre no fue ni espontánea ni casual. Fue organizada por el
movimiento obrero, sus principales referentes sindicales y políticos,
esto es, Cipriano Reyes, al frente de la poderosa Federación de
Sindicatos Autónomos de Obreros de la Carne y Luis Gay. Mi padre, en La
Plata, cuenta que la conducción nacional de la ALN le había provisto
fondos para comprar boletos para el tren, para que las masas obreras
viajaran para la concentración pactada en Capital. En Plaza de Mayo. Los
trabajadores toman los trenes y entran por puertas y ventanas,
libertarios. No tenía freno posible el movimiento popular, se había
desatado. Aprovecho para recordar la memoria del único caída de esa
jornada histórica, Darwin Passaponti, estudiante secundario, poeta,
tenia 17 años, militante de la Alianza Libertadora Nacionalista,
asesinado por balas disparadas desde el diario Crítica por militantes
comunistas. Nunca hubiera imaginado Passaponti que décadas más tarde,
comunistas disfrazados de peronistas, llegaran al poder en la Argentina,
para enriquecerse como antes nadie, con una corrupción desaforada. Otra
paradoja trágica del movimiento de los traidores.
Lo demás es
historia menos conocida, muy poco conocida, de hecho, oculta, negada,
tergiversada. En menos de una semana, el movimiento obrero nacionalista,
nacional sindicalista, funda el Partido Laborista de la Argentina; lo
hacen con tanta astucia política, que lo bautizan como el Partido inglés
que había derrotado al conservador Winston Churchill, vencedor de la
guerra, en las recientes elecciones en el Reino Unido, cosa de que no
hubiera la más remota asociación de sus intereses y esperanzas, con el
movimiento fascista europeo que acababa de perder la guerra. Nada menos.
Entre los postulados revolucionarios del PLA, figuraban, por ejemplo,
la reforma agraria, la participación de los trabajadores en la dirección
y las ganancias de las empresas, el voto femenino.
Eran
democráticos, pluralistas, pacíficos. Humanistas y cristianos.
Rechazaban al marxismo, pero no a los compañeros de esa filiación.
Abiertos y plurales, aceptaban desde ya en su seno a compañeros
anarquistas y socialistas, trabajadores incansables en la construcción
del frente sindical desde hacía décadas; el pensamiento del PLA era
moderno y revolucionario, práctico, con el sello inconfundible de la
gente de trabajo; eran también conscientes del momento histórico y de su
poder político. Los comunistas soviéticos del PC, desde ya, a ellos no
los podían ver ni en fotos. La máxima autoridad política del PLA había
sido elegida en la persona de Luis Gay. Perón no era autoridad
partidaria del laborismo, sólo su afiliado número uno. Era un partido
obrero. Tenía participación universitaria en sus segundas líneas, mi
padre, había participado de las reuniones fundacionales del PLA que se
habían hecho en el taller de un artista plástico Horacio Rabuffetti, en
el pasaje Seaver, en el barrio de Retiro.
El 24 de
octubre, una semana más tarde de la epopeya del 17, esos líderes obreros
fundan el Partido Laborista. Integran su conducción, Monzalvo y Tejada
(ferroviarios), Manuel García (espectáculos), Vicente Garófalo (vidrio),
Leandro Reyes (periodistas); Luis Gay ejerce la presidencia, Cirpiano
Reyes la del comité de la provincia más poderosa, la de Buenos Aires,
Perón, afiliado número uno. En
pocos meses construyen un partido a nivel nacional y hacen presidente a
Perón el 26 de febrero de 1946, aportándole el 85% de sus votos. Perón,
fiel a su esencia, propia del perfil psicológico de un bastardo
reconocido de manera tardía, esto es, con una gran inseguridad personal,
incapaz de aceptar a nadie que se ponga a su par, autoritario,
vertical, disuelve por un radiograma militar al Partido Laborista de la
Argentina el 23 de mayo de 1946, -cuatro meses más tarde de haber
llegado al poder gracias al partido de los trabajadores-, funda el
Partido Único de la Revolución Nacional -fascismo puro-, mostrando su
inconfundible hilacha antidemocrática. A ver si nos entendemos, no era
autoridad partidaria, no tenía ninguna potestad para disolver al PLA,
menos por un radiograma militar. No, no estaba dispuesto a compartir el
poder con el movimiento obrero organizado ni en broma.
Cuenta Luis Gay en su libro "El partido Laborista en la Argentina", que esa noche se rompieron más cuadros de Perón en los sindicatos que durante la revolución Libertadora. Perón persigue, deporta, encarcela a los dirigentes sindicales que no aceptan su mandato. El 17 de octubre de 1946 se festeja en dos espacios diferentes, en Plaza de Mayo, el oficialista, nombrado como "El día de la Lealtad"; sí, parece chiste; pura perversión, a partir de esa fecha Perón exige lealtad incondicional a quienes había traicionado; sadismo de alta escuela; no es el moderno "mentime que me gusta", es el más añejo "pegame que me gusta". En la Av. 9 de Julio, el convocado por el sindicalismo no alineado y las autoridades depuestas del PLA, nombrado como "El día del Pueblo". Para esos días, Cipriano Reyes le había enviado a Perón una carta que se hizo pública, la cual le valió su posterior condena. Reproducimos la carta al final de la nota.
Eva Perón era testigo impávido de todo esto, no aparece hasta 1948. Siempre, claro, exigiendo de buenas y malas maneras el apoyo incondicional a Perón y su movimiento vertical, fascista, como lo hace durante la huelga ferroviaria en los talleres de Remedios de Escalada, en donde primero seduce con su habitual estilo campechano, para que levanten la huelga, luego los putea, para terminar amenazándolos con la represión del ejército, cosa que sucede al día siguiente. Sí, ella, Evita. La dirigencia sindical peronista, para entonces ya hacía gala de sus rasgos esenciales, obsecuencia y sometimiento, corruptela, burocracia. La revolución había abortado. Hay un psiquiatra mediático que se dedica a hacer preguntas por email sobre el daño psicológico que provoca tal y cual atentado terrorista. Sería un aporte para su apretada agenda, que se interrogara cuál es el daño que provoca en el tejido social de un pueblo, una traición de semejante entidad. Y si el daño es irreversible. Cosa que así parece.
El retroceso, a ojos vistas, espanta, en el 2015, la CGT hace paros para no pagar impuestos a las ganancias, lejos, la participación en la dirección del poder político revolucionario, las empresas, estatales y privadas, el movimiento agrario, la generación de la riqueza, la participación en las ganancias, todos postulados del PL fundado en octubre de 1945. Se contempla así un movimiento obrero estéril, con líderes corruptos, enriquecidos, vitalicios, y una masa de trabajadores descalzados, con pretensiones burguesas siempre insatisfechas, incapaces de elucubrar y pergeñar otro destino, apenas conservar el puesto e ir trepando, aprovechando circunstancias y coyunturas, inorgánicos, o tentados por el foquismo troskista amateur, que sólo aporta conflictos, no construcción de poder revolucionario. Poder político. La madre de todas las traiciones posteriores se había perpetrado. Había nacido el movimiento político de traidores más importante de América: el peronismo. Es tan aberrante este hecho, que circulan boletas de las elecciones del 46, boletas del Partido Laborista, obvio, a las cuales se les ha borrado este identidad partidaria y se las presenta como boletas del "partido peronista", que no existió hasta años más tarde. Un partido desaparecido, NN, había sido el fundado por los trabajadores luego de rescatar al falso líder de la cárcel. Al traidor más notable de la historia argentina.
Cuenta Luis Gay en su libro "El partido Laborista en la Argentina", que esa noche se rompieron más cuadros de Perón en los sindicatos que durante la revolución Libertadora. Perón persigue, deporta, encarcela a los dirigentes sindicales que no aceptan su mandato. El 17 de octubre de 1946 se festeja en dos espacios diferentes, en Plaza de Mayo, el oficialista, nombrado como "El día de la Lealtad"; sí, parece chiste; pura perversión, a partir de esa fecha Perón exige lealtad incondicional a quienes había traicionado; sadismo de alta escuela; no es el moderno "mentime que me gusta", es el más añejo "pegame que me gusta". En la Av. 9 de Julio, el convocado por el sindicalismo no alineado y las autoridades depuestas del PLA, nombrado como "El día del Pueblo". Para esos días, Cipriano Reyes le había enviado a Perón una carta que se hizo pública, la cual le valió su posterior condena. Reproducimos la carta al final de la nota.
Eva Perón era testigo impávido de todo esto, no aparece hasta 1948. Siempre, claro, exigiendo de buenas y malas maneras el apoyo incondicional a Perón y su movimiento vertical, fascista, como lo hace durante la huelga ferroviaria en los talleres de Remedios de Escalada, en donde primero seduce con su habitual estilo campechano, para que levanten la huelga, luego los putea, para terminar amenazándolos con la represión del ejército, cosa que sucede al día siguiente. Sí, ella, Evita. La dirigencia sindical peronista, para entonces ya hacía gala de sus rasgos esenciales, obsecuencia y sometimiento, corruptela, burocracia. La revolución había abortado. Hay un psiquiatra mediático que se dedica a hacer preguntas por email sobre el daño psicológico que provoca tal y cual atentado terrorista. Sería un aporte para su apretada agenda, que se interrogara cuál es el daño que provoca en el tejido social de un pueblo, una traición de semejante entidad. Y si el daño es irreversible. Cosa que así parece.
El retroceso, a ojos vistas, espanta, en el 2015, la CGT hace paros para no pagar impuestos a las ganancias, lejos, la participación en la dirección del poder político revolucionario, las empresas, estatales y privadas, el movimiento agrario, la generación de la riqueza, la participación en las ganancias, todos postulados del PL fundado en octubre de 1945. Se contempla así un movimiento obrero estéril, con líderes corruptos, enriquecidos, vitalicios, y una masa de trabajadores descalzados, con pretensiones burguesas siempre insatisfechas, incapaces de elucubrar y pergeñar otro destino, apenas conservar el puesto e ir trepando, aprovechando circunstancias y coyunturas, inorgánicos, o tentados por el foquismo troskista amateur, que sólo aporta conflictos, no construcción de poder revolucionario. Poder político. La madre de todas las traiciones posteriores se había perpetrado. Había nacido el movimiento político de traidores más importante de América: el peronismo. Es tan aberrante este hecho, que circulan boletas de las elecciones del 46, boletas del Partido Laborista, obvio, a las cuales se les ha borrado este identidad partidaria y se las presenta como boletas del "partido peronista", que no existió hasta años más tarde. Un partido desaparecido, NN, había sido el fundado por los trabajadores luego de rescatar al falso líder de la cárcel. Al traidor más notable de la historia argentina.
Braden&Perón
En 1947, para
desplazar a Luis Gay de la conducción de la CGT, habida cuenta de la
resistencia pasiva marcada por éste luego de la disolución del Partido
Laborista, Perón acusa al dirigente sindical telefónico de conspirar
junto con los EEUU contra la revolución, aún no llamada "justicialista"
(ese término recién se estrenaría en 1949); Gay había mantenido una
reunión de cortesía con los dirigentes sindicales norteamericanos, la
AFL, que habían visitado a su pares argentinos, en Buenos Aires. La
delegación norteamericana había viajado para constatar en terreno que el
movimiento de Perón no era fascista. Perón, sin pruebas, acusa a Gay de
conspirador y lo hace renunciar a la CGT, colocando a un hombre servil a
sus intereses, Aurelio Hernández.
Su candidato y principal referente sindical servil a su mandato unipersonal, Angel Borlenghi, ya había sido nombrado al frente del Ministerio del Interior y se dedicaría desde la Sección Especial de la Policía Federal, a perseguir, encarcelar y torturar opositores. Así operaban los traidores al Partido Laborista; Borlenghi, secretario general del poderoso gremio de los empleados de Comercia, había sido también miembro fundador del laborismo argentino, era socialista. Lo cual no le impidió mandar a torturar en 1948 a Cipriano Reyes, confundador del PL junto con Gay y él, detenido y acusado de planear asesinar a Perón y Evita a la salida del Teatro Colón.
El mito urbano narra que en una sesión de torturas Cipriano es castrado. Cipriano permanece detenido en base a una falsa denuncia desde setiembre de 1948 -el titular del diario Clarín de la fecha, 24 de setiembre de 1948, habla de un vasto complot, dirigido por el embajador norteamericano John Girffiths, desde Montevideo-, hasta setiembre de 1955, es liberado por la revolución Libertadora. Sobran comentarios. Siete años de cárcel y tortura, sin juicio de ninguna índole y sin pruebas, por oponerse al personalismo de Perón. A ver si lo entienden los peronistas, Reyes había llevado a Perón al poder. Si eso no es una tiranía, no sabemos qué otra cosa puede serlo. Y por favor, no asociar a Reyes ni a la oligarquía ni a la embajada norteamericana, nada más ajeno e infame. La metáfora de que castrando a Cirpiano se castra el movimiento obrero revolucionario, no es baladí. No existe metáfora mejor para ilustrar la tragedia de los argentinos. La desgracia del movimiento obrero.
A ver si podemos tener un panorama más abarcador de ese momento histórico, el fin de la Segunda Guerra, meses antes, el 7 de mayo se había rendido Alemania y el 2 de setiembre lo hacía el Japón. Un mes y días más tarde, ocurría el 17 de octubre, la epopeya del movimiento obrero argentino, el más poderoso de América del Sur, luego traicionado por un coronel con delirios de grandeza. Para ese entonces, el PBI de la Argentina, superaba al del resto de los países del hispoanoamérica, esto incluye al Brasil y a México. Todos los PBI de esos países hermanos sumados, no superaban al de la Argentina. Las reservas de oro de nuestro país, esto es literal, contado por notorios peronistas, ocupaban pasillos y bibliotecas del Banco Central, hasta los techos; el Reino Unido, por ejemplo, era acreedor de nuestro Tesoro, con deuda pública contraída durante la guerra, tiempo en el cual nuestra país alimentó a Europa. En el momento en que irrumpe Perón en el poder, cuenta con una economía floreciente, una moneda estable, reservas millonarias en oro.
Ocho años más tarde de haber destruido al Partido Laborista que lo había llevado al poder en 1946, perseguido a la dirigencia sindical que lo había enfrentado, encarcelándolos, torturándolos, deportándolos, -haciendo renunciar a Luis Gay, secretario general de la CGT por asociarlo a una conspiración de los EEUU, sin ningún tipo de pruebas-, Perón decide entregar 50.000 km2 del territorio nacional de Santa Cruz, no era aún ni siquiera una provincia, a una empresa petrolera subsidiaria de la Standard Oil del clan Rockefeller, holding de cual era abogado nada menos que aquél Spruille Braden, embajador de los EEUU en Argentina en 1945, su antagonista de entonces. Perón, como un cáncer, había devorado la revolución que había pretendido inventar de la nada, ex nihlo, engendro fascista criollo, que había dejado en el camino a miles de seguidores de la primera hora, los más destacados, el propio General Mercante, su sucesor natural, que de estar al frente de la gobernación de la provincia más grande de la Argentina, la de Buenos Aires, había sido también obligado a partir al exilio. Intelectuales destacados, como el autor de la Constitución de 1949, el Dr. Arturo Sampay, también había tenido que buscar refugio en la capital uruguaya. Esta decisión de Perón, contranatura, aleja del seno del peronismo a la última gente leal que lo rodeaba, el presidente de YPF, el Ing. Conessa, el presidente de la Cámara de Diputados, John W. Cooke.
El Dr. Adolfo Silenzi de Stagni, titular en la carrera de Derecho de la UBA en la materia Derecho Minero, denuncia los contratos petroleros firmados por Perón, como "leoninos", en una clase abierta memorable en el Aula Magna de la Facultad, ante cientos de estudiantes, precisando con lujo de detalles la falsedad ideológica del proyecto de ley, en donde incluso Perón es denunciado por haber falseado las estadísticas de la producción petrolera de YPF del año 1954 (un clásico del peronismo), al presentar el proyecto en marzo de 1955, al inicio de las actividades legislativas. Perón lo manda encarcelar por "alterar el orden público". Dos décadas más tarde, Silenzi de Stagni recibe amenazas de muerte de la Triple A, creada por Perón, debe exiliarse en Brasil. Lopez Rega era un sirviente funcional a Perón y sus manipulaciones, siempre fue eso; salvo cuando manda asesinar a Rucci, para "heredar" el movimiento, meses antes de la muerte de Perón; jamás Lopez Rega tuvo potestad ni poder para crear la Triple A de por sí.
Perón es denunciado incluso en ese entonces, 1955, por traición, por haber violado la Constitución Nacional del 49, la cual expresamente declaraba las riquezas del subsuelo como bienes de la Nación, inalienables: "Los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales de energía, con excepción de los vegetales, son propiedad imprescriptibles e inalienables de la Nación, con la correspondiente participación en su producto que se convendrá con las provincias". Perón, que había recibido el bautizo de fuego de su carrera político militar, en 1930, al participar del derrocamiento de Hipólito Irigoyen de la mano de un golpe petrolero de la oligarquía salteña asociada con petroleras norteamericanas -una semana más tarde del golpe del 30 se iba a votar en el Congreso la ley Mosconi, para nacionalizar el petróleo, su producción y comercialización en todas sus etapas, por eso fue derrocado Irigoyen-, cerraba el círculo perfecto de su obra perversa, entregando el petróleo a los norteamericanos, que diez años antes decía combatir.
En su libro "El
petróleo argentino", Silenzi de Stagni disecciona la gestión de Perón,
anulando el impulso creativo y de autogestión de YPF, con burócratas
sindicales imponiendo criterios absurdos sobre el personal técnico de la
más grande empresa petrolera de bandera de América, la cual no puede
llegar a cumplir con su objetivo, el autoabastecimiento, sólo llega al
85%, por esta ineptitud directriz de la conducción política. Perón, un
megalómano, convencido de que él podía y sabía de todos lo humano y
divino, erraba en lo básico, incapaz de la más mínima autocrítica, le
echaba la culpa de su fracaso a los "vendepatrias". Otro clásico. En
alto contraste con el caso testigo de YPF, está el de la Comisión
Nacional de Energía Atómica, siempre en manos de profesionales,
científicos y técnicos. Hoy día la Argentina exporta reactores nucleares
a países del primer mundo y agua pesada nada menos que a los EEUU:
Lapidario.
Su candidato y principal referente sindical servil a su mandato unipersonal, Angel Borlenghi, ya había sido nombrado al frente del Ministerio del Interior y se dedicaría desde la Sección Especial de la Policía Federal, a perseguir, encarcelar y torturar opositores. Así operaban los traidores al Partido Laborista; Borlenghi, secretario general del poderoso gremio de los empleados de Comercia, había sido también miembro fundador del laborismo argentino, era socialista. Lo cual no le impidió mandar a torturar en 1948 a Cipriano Reyes, confundador del PL junto con Gay y él, detenido y acusado de planear asesinar a Perón y Evita a la salida del Teatro Colón.
El mito urbano narra que en una sesión de torturas Cipriano es castrado. Cipriano permanece detenido en base a una falsa denuncia desde setiembre de 1948 -el titular del diario Clarín de la fecha, 24 de setiembre de 1948, habla de un vasto complot, dirigido por el embajador norteamericano John Girffiths, desde Montevideo-, hasta setiembre de 1955, es liberado por la revolución Libertadora. Sobran comentarios. Siete años de cárcel y tortura, sin juicio de ninguna índole y sin pruebas, por oponerse al personalismo de Perón. A ver si lo entienden los peronistas, Reyes había llevado a Perón al poder. Si eso no es una tiranía, no sabemos qué otra cosa puede serlo. Y por favor, no asociar a Reyes ni a la oligarquía ni a la embajada norteamericana, nada más ajeno e infame. La metáfora de que castrando a Cirpiano se castra el movimiento obrero revolucionario, no es baladí. No existe metáfora mejor para ilustrar la tragedia de los argentinos. La desgracia del movimiento obrero.
A ver si podemos tener un panorama más abarcador de ese momento histórico, el fin de la Segunda Guerra, meses antes, el 7 de mayo se había rendido Alemania y el 2 de setiembre lo hacía el Japón. Un mes y días más tarde, ocurría el 17 de octubre, la epopeya del movimiento obrero argentino, el más poderoso de América del Sur, luego traicionado por un coronel con delirios de grandeza. Para ese entonces, el PBI de la Argentina, superaba al del resto de los países del hispoanoamérica, esto incluye al Brasil y a México. Todos los PBI de esos países hermanos sumados, no superaban al de la Argentina. Las reservas de oro de nuestro país, esto es literal, contado por notorios peronistas, ocupaban pasillos y bibliotecas del Banco Central, hasta los techos; el Reino Unido, por ejemplo, era acreedor de nuestro Tesoro, con deuda pública contraída durante la guerra, tiempo en el cual nuestra país alimentó a Europa. En el momento en que irrumpe Perón en el poder, cuenta con una economía floreciente, una moneda estable, reservas millonarias en oro.
Ocho años más tarde de haber destruido al Partido Laborista que lo había llevado al poder en 1946, perseguido a la dirigencia sindical que lo había enfrentado, encarcelándolos, torturándolos, deportándolos, -haciendo renunciar a Luis Gay, secretario general de la CGT por asociarlo a una conspiración de los EEUU, sin ningún tipo de pruebas-, Perón decide entregar 50.000 km2 del territorio nacional de Santa Cruz, no era aún ni siquiera una provincia, a una empresa petrolera subsidiaria de la Standard Oil del clan Rockefeller, holding de cual era abogado nada menos que aquél Spruille Braden, embajador de los EEUU en Argentina en 1945, su antagonista de entonces. Perón, como un cáncer, había devorado la revolución que había pretendido inventar de la nada, ex nihlo, engendro fascista criollo, que había dejado en el camino a miles de seguidores de la primera hora, los más destacados, el propio General Mercante, su sucesor natural, que de estar al frente de la gobernación de la provincia más grande de la Argentina, la de Buenos Aires, había sido también obligado a partir al exilio. Intelectuales destacados, como el autor de la Constitución de 1949, el Dr. Arturo Sampay, también había tenido que buscar refugio en la capital uruguaya. Esta decisión de Perón, contranatura, aleja del seno del peronismo a la última gente leal que lo rodeaba, el presidente de YPF, el Ing. Conessa, el presidente de la Cámara de Diputados, John W. Cooke.
El Dr. Adolfo Silenzi de Stagni, titular en la carrera de Derecho de la UBA en la materia Derecho Minero, denuncia los contratos petroleros firmados por Perón, como "leoninos", en una clase abierta memorable en el Aula Magna de la Facultad, ante cientos de estudiantes, precisando con lujo de detalles la falsedad ideológica del proyecto de ley, en donde incluso Perón es denunciado por haber falseado las estadísticas de la producción petrolera de YPF del año 1954 (un clásico del peronismo), al presentar el proyecto en marzo de 1955, al inicio de las actividades legislativas. Perón lo manda encarcelar por "alterar el orden público". Dos décadas más tarde, Silenzi de Stagni recibe amenazas de muerte de la Triple A, creada por Perón, debe exiliarse en Brasil. Lopez Rega era un sirviente funcional a Perón y sus manipulaciones, siempre fue eso; salvo cuando manda asesinar a Rucci, para "heredar" el movimiento, meses antes de la muerte de Perón; jamás Lopez Rega tuvo potestad ni poder para crear la Triple A de por sí.
Perón es denunciado incluso en ese entonces, 1955, por traición, por haber violado la Constitución Nacional del 49, la cual expresamente declaraba las riquezas del subsuelo como bienes de la Nación, inalienables: "Los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales de energía, con excepción de los vegetales, son propiedad imprescriptibles e inalienables de la Nación, con la correspondiente participación en su producto que se convendrá con las provincias". Perón, que había recibido el bautizo de fuego de su carrera político militar, en 1930, al participar del derrocamiento de Hipólito Irigoyen de la mano de un golpe petrolero de la oligarquía salteña asociada con petroleras norteamericanas -una semana más tarde del golpe del 30 se iba a votar en el Congreso la ley Mosconi, para nacionalizar el petróleo, su producción y comercialización en todas sus etapas, por eso fue derrocado Irigoyen-, cerraba el círculo perfecto de su obra perversa, entregando el petróleo a los norteamericanos, que diez años antes decía combatir.
La obra de
Scalabrini Ortiz y Luis Dellepiane, Cuaderno Nº 4 de Forja, "Petróleo e
Imperialismo", que había servido para nutrir ideológicamente a los
militares nacionalistas del GOU, se incineraba en público. Luego de
derrocado, desde el exilio, forzará a sus seguidores a votar a Arturo
Frondizi, hombre del grupo Clarín, el cual volverá a entregar el
petróleo a los norteamericanos. De ahí en más, la disposición del
peronismo para entregar y desguazar YPF será una constante. Luego de ser
privatizada en 1992, por obra y gracia de Carlos Menen y Néstor
Kirchner, entregada a una empresa de falsa bandera (Repsol), subsidiaria
de la British Petroleum; sí, es cierto, la acción de oro del Estado la
termina de entregar Fernando dela Rua: Hoy día YPF es una Sociedad
Anónima, nunca ha sido nacionalizada, con contratos petroleros tan
leoninos como los de 1955, pero secretos, los beneficiarios, otra
empresa del Clan Rockefeller, ex Standard Oil, la Chevron.
La barbarie gorila
El General
Franklin Lucero, Ministro de Guerra de Perón, cuenta en su libro "El
precio de la lealtad" (1959), cómo durante los bombardeos a Plaza de
Mayo, en junio de 1955, Perón estaba refugiado en un búnker blindado
debajo del edificio del Comando en Jefe del Ejército, detrás de la Casa
de Gobierno, a la cual se accedía por túneles. Perón estaba a tanto del
plan de los bombardeos gorilas a la Casa Rosada, informado por los
servicios de inteligencia leales a él, dos semanas antes del bárbaro
ataque, con todo el poder de policía para detenerlos, los cabecillas del
intento de golpe de la Marina incluso habían sido filmados, eran
minoría dentro de la misma fuerza. Jamás estuvo en riesgo su vida
durante ese ataque. Pudo haber evitado una masacre que le sirvió para
victimarse, precipitando su retirada del gobierno, como se lo expresa
en una carta divulgada por Lucero, redactada de puño y letra por Perón
el 16 de setiembre de 1955. Había decidido retirarse así,
napoleónicamente, esto es, expulsado por la fuerza, lo cual le dejaba
abierta la puerta para un retorno probable. La gran diferencia con el
genio militar francés, Perón jamás había presentado ni presentaría
batalla. Con un rasgo propio, inherente a su condición de traidor, la
cobardía. En su precipitada huida, traicionaría a Evita por segunda vez,
dejando su cuerpo embalsamado y expuesto en la CGT, a merced de la
morbosa obscenidad gorila.
La primer traición histórica de Perón, recordemos, fue la disolución del partido de los trabajadores que lo había llevado al poder. Luego fue dejando un tendal en el camino, hasta traicionar a Evita, cuando el pueblo fervoroso le quería como vicepresidente, luego al General Mercante, su mentor. Luego entrega a YPF, la empresa estatal más poderoso de América. En 1955, entrega al pueblo peronista atado de pies y manos a la barbarie gorila, inerme, según él, para evitar una guerra civil; falso, la persecución es sangrienta y sistemática, cuando disponía del triple del poder de fuego que los rebeldes gorilas para haberlos derrotada militarmente.
La historia se repetirá veinte años más tarde, cuando entrega a miles de jóvenes a la locura de la guerrilla -infiltrada y manipulada desde su gestación por servicios de inteligencia locales y foráneos-, sediento de poder como lo estaba, a pesar de su avanzada edad, para luego masacrarlos, al no poder someterlos, con el aparato paramilitar de la Triple A, poniendo a la Argentina en el escenario trágico de una guerra civil en ciernes, conforme los postulados de la guerra revolucionaria proclamados por Ernesto Guevara en la Tricontinental de La Habana, en 1966, copiados y corregidos por el Foreing Office, el MI-6 y los manuales del Pentágono. Recordemos que en el círculo más bajo del infierno de Dante, en el noveno, se castiga a los traidores, empezando por el primero, que los recibe, Lucifer. Judas y Bruto, encabezan la lista. Perón, el líder sin manos, castigo que se le procura a los traidores, yace en ese inframundo dantesco.
La tragedia de la Argentina, es que la reacción gorila por Perón provocada, causó tanto daño y desolación, cometió tantos crímenes, que de una forma u otra, expurgó la malicia de Perón, dejándolo en un limbo metahistórico en donde casi es imposible juzgarlo, hacerle una crítica asertiva, en donde hay vencedores y vencidos, con la caída más dramática para cualquier prospectiva analítica, científica. El mito siempre se impone. Luego, el proyecto de Nación, es imposible de ser pensado. Vivimos a los saltos y colgados de coyunturas siempre personalistas, nombres y apellidos, jamás ideas, doctrinas, contenidos ideológicos, todo es real politik, ético al paso, ideologías de morondanga, descartables, pensamiento líquido. Es el único país de la tierra en donde desde hace más de medio siglo la política se define en torno a apellidos. Peronistas, alfonsinistas, menemistas, duhaldistas, kirchneristas, ¿sciolistas?. Con una decadencia intelectual y moral que pareciera no tener piso.
La primer traición histórica de Perón, recordemos, fue la disolución del partido de los trabajadores que lo había llevado al poder. Luego fue dejando un tendal en el camino, hasta traicionar a Evita, cuando el pueblo fervoroso le quería como vicepresidente, luego al General Mercante, su mentor. Luego entrega a YPF, la empresa estatal más poderoso de América. En 1955, entrega al pueblo peronista atado de pies y manos a la barbarie gorila, inerme, según él, para evitar una guerra civil; falso, la persecución es sangrienta y sistemática, cuando disponía del triple del poder de fuego que los rebeldes gorilas para haberlos derrotada militarmente.
La historia se repetirá veinte años más tarde, cuando entrega a miles de jóvenes a la locura de la guerrilla -infiltrada y manipulada desde su gestación por servicios de inteligencia locales y foráneos-, sediento de poder como lo estaba, a pesar de su avanzada edad, para luego masacrarlos, al no poder someterlos, con el aparato paramilitar de la Triple A, poniendo a la Argentina en el escenario trágico de una guerra civil en ciernes, conforme los postulados de la guerra revolucionaria proclamados por Ernesto Guevara en la Tricontinental de La Habana, en 1966, copiados y corregidos por el Foreing Office, el MI-6 y los manuales del Pentágono. Recordemos que en el círculo más bajo del infierno de Dante, en el noveno, se castiga a los traidores, empezando por el primero, que los recibe, Lucifer. Judas y Bruto, encabezan la lista. Perón, el líder sin manos, castigo que se le procura a los traidores, yace en ese inframundo dantesco.
La tragedia de la Argentina, es que la reacción gorila por Perón provocada, causó tanto daño y desolación, cometió tantos crímenes, que de una forma u otra, expurgó la malicia de Perón, dejándolo en un limbo metahistórico en donde casi es imposible juzgarlo, hacerle una crítica asertiva, en donde hay vencedores y vencidos, con la caída más dramática para cualquier prospectiva analítica, científica. El mito siempre se impone. Luego, el proyecto de Nación, es imposible de ser pensado. Vivimos a los saltos y colgados de coyunturas siempre personalistas, nombres y apellidos, jamás ideas, doctrinas, contenidos ideológicos, todo es real politik, ético al paso, ideologías de morondanga, descartables, pensamiento líquido. Es el único país de la tierra en donde desde hace más de medio siglo la política se define en torno a apellidos. Peronistas, alfonsinistas, menemistas, duhaldistas, kirchneristas, ¿sciolistas?. Con una decadencia intelectual y moral que pareciera no tener piso.
Mito, tragedia y política
Enajenados los
paradigmas del pensamiento nacional por parte de este movimiento
político de traidores, impostores, simuladores, traficando el discurso,
con la salvaguarda de las víctimas de los bombardeos a Plaza de Mayo,
los fusilados de León Suárez, los mártires de la Resistencia y las
víctimas del genocidio, es prácticamente imposible proponer ningún tipo
de debate nacional a estos traficantes de pieles calcinadas y
cauterizadas por las picanas de represores y verdugos. Ellos sonríen
cínicos, siniestros, perversos, más allá de que no soportarían, en su
gran mayoría, le pregunta incómoda de porqué ellos están vivos y sus
compañeros muertos, fieles a su tradición esencial, de cobardes y
traidores, porque nos dejan en el borde de la historia, para que
resbalemos y rodemos por el barro de la impotencia. Nos dejan sin
palabras, porque se las han robado a casi todas.
Tal la más ignominiosa hazaña del fascismo, condenarnos al silencio, al hartazgo moral, a la náusea crónica. El triunfo del no pensamiento, conlleva la necesidad inevitable de la cultura narcotizada. Buenos Aires es la capital del mundo con más estadios de fútbol, sin ir más lejos. El pan y circo nos solivianta el espíritu desde hace medio siglo. Necesitamos con desesperación ser los mejores en algo, ganar campeonatos de cualquier cosa. Todo es válido con tal de evadirnos de la condena de pensar.
A propósito de cobardes y traidores, no es necesario sobreabundar en la cita de los clásicos, Mario Firmenich y Horacio Vertbisky, hombres de los servicios de siempre, el primero del Ejército, el segundo, de la CIA y el MI-6, la lista es mucho más larga. Todos ellos hoy día son millonarios y dan cátedra de revolucionarios, de defensores de los derechos humanos. Ignoran y desprecian al pueblo empobrecido, hoy día devenido en un rebaño de lúmpenes, fáciles de manipular, envilecidos por planes y subsidios, impotentizado, esterilizado, incapaz de pergeñar un subterfugio para sacar la cabeza de abajo del barro, procurarse un trabajo digno que los humanice, una educación que los libere. Marco sociocultural, perfecto, dantesco, para la impostura del sistema representativo caduco, fraudulento, alimentado por una masa clientelar adicta, Segunda Década Infame (ya van más de veinte años apenas interrumpidos de gobiernos peronistas); oligarquía neoconservadora.
Hago una pausa más que necesario y procuro una reflexión pedestre, cuando menos, vulgar, obvia, les diría, de barrio, con algo de calle y mucha esquina. Podemos acaso evaluar, tomar distancia, abstraernos, si esto fuera posible, como para haber tolerado, por ejemplo, que se pusiera en la misma altura épica y moral, a un San Martín, héroe de Baylen, Maipú, Chacabuco, baluarte presente en Ayacucho, con sus caballerías de Granaderos vencedores, Libertador de América, o un Juan Manuel de Rosas, batiéndose con el Imperio anglo-francés heroicamente en la Vuelta de Obligado, derrotándolos seis meses más tarde en la batalla de Punta de Quebracho. Son por ventura comparables esos próceres enormes, a este oportunista y arribista marcado a fuego por el resentimiento de su condición de bastardo, en una institución de élite como el Colegio Militar de la Nación, nada menos, sin el menor escrúpulo, como para traicionar a sus más cercanos, recibiendo a cambio el salvoconducto que le da la historia a cualquier tipo de revisionismo, por la elemental razón de que los argentinos hemos dejado de sentir necesidad de explicarnos hace largo rato, es más, hay un plan sistemático y deliberado para que no lo hagamos, no nos pensemos; nuestra existencia está marcada a fuego por el yugo de la supervivencia y la fuga desesperada hacia la evasión y el ocio a como sea, bien apañados por las muletas del sexo a destajo y la droga como subterfugio, de la mano de Tinelli o de quien fuere, o justificados por el sonsonete matinal de la salmodia de un Víctor Hugo y su revolución imaginaria.
Y para los memoriosos, que siempre los hay, aunque no abundan, tener a mano los artilugios de la explicación foránea, a ver, el Imperio británico y la masonería, omnipresente, se encargaron de impedir que el segundo plan quinquenal llegara a completar cuando menos el 50% de sus objetivos, la sequía, dos malas cosechas, la mar en coche; Antonio Cafiero, al frente del ministerio de economía, recibiendo cheques de los exportadores de cereales, los Hirsch y los Born, para venderlos vía el IAPI a mejor precio; así nacionaliza cualquiera el comercio exterior. En menos de diez años Perón había liquidado las reservas de oro del Banco Central, recuerdan, las de la posguerra, cuando Inglaterra nos paga su deuda externa con cien Gloster Meteor Mark II, digo yo, fue necesario hacer ese negocio chino de la nacionalización de los ferrocarriles, no voy a decir, como un típico gorila, que vencían sus concesiones en un par de años, digo, no los podría haber nacionalizado en canje por esa deuda externa, pagada con aviones reactores, me pregunto, cien aviones reactores no es poco dinero. A ver si lo digo más claro, estoy absolutamente a favor de la planificación económica, pero operada por sus actores, esto es, el trabajo y el capital, asociados, en procura de objetivos de riqueza, nunca de reparto. Más claro, de participación en las ganancias. Y con las riquezas del subsuelo, estratégicas, petróleo y minería, en manos de empresas del Estado.
No tengo la formación ni la estatura intelectual del pensador, o del ensayista, digamos que procuro una idea casi a las trompadas. Eso sí, no soy transigente, no acepto excusas ni doy concesiones, no negocio lo inenarrable, esto es, la verdad histórica subyacente y silenciada. Porque al principal agente que no le conviene la revisión del peronismo, es, justamente, a Gran Bretaña. Diríamos, a esta altura, su principal aliado estratégico, pasados casi 30 años, a ojos vistas, de que se lanzara a conquistar el poder el heredero natural de Perón, esto es, Carlos Menem, el segundo mayor traidor de la historia argentina, su mejor discípulo. Carlos Saúl Menem, el Tigre de los Llanos, firmando los Acuerdos de Paz de Madrid con Margaret Thatcher, de la mano de Domingo Felipe Cavallo, en 1991, privatizando YPF, en 1992, de la mano de Néstor Kirchner.
Y la pregunta profunda que me hago, es que le pasa a un pueblo cuando se acostumbra a creer en falsos ídolos, cómo se salva el alma de un pueblo en ese marasmo de impostura y populismo barato, en donde el que no piensa es premiado, el que traiciona, recibe un subsidio, o un cargo en el Banco Nación a los 26 años, con un sueldo de 70.000 pesos mensuales. Qué le pasa a un pueblo cuando se termina acostumbrando a qué todo le dé más o menos lo mismo, mientras haya asado, vino, fútbol, un rato de ocio para mirar traseros femeninos tomando un café y fumando un cigarrito en la vereda del peor bar del barrio. Es o no esa la moral de los esclavos, herederos del mandato manifiesto de los traidores.
Tal la más ignominiosa hazaña del fascismo, condenarnos al silencio, al hartazgo moral, a la náusea crónica. El triunfo del no pensamiento, conlleva la necesidad inevitable de la cultura narcotizada. Buenos Aires es la capital del mundo con más estadios de fútbol, sin ir más lejos. El pan y circo nos solivianta el espíritu desde hace medio siglo. Necesitamos con desesperación ser los mejores en algo, ganar campeonatos de cualquier cosa. Todo es válido con tal de evadirnos de la condena de pensar.
A propósito de cobardes y traidores, no es necesario sobreabundar en la cita de los clásicos, Mario Firmenich y Horacio Vertbisky, hombres de los servicios de siempre, el primero del Ejército, el segundo, de la CIA y el MI-6, la lista es mucho más larga. Todos ellos hoy día son millonarios y dan cátedra de revolucionarios, de defensores de los derechos humanos. Ignoran y desprecian al pueblo empobrecido, hoy día devenido en un rebaño de lúmpenes, fáciles de manipular, envilecidos por planes y subsidios, impotentizado, esterilizado, incapaz de pergeñar un subterfugio para sacar la cabeza de abajo del barro, procurarse un trabajo digno que los humanice, una educación que los libere. Marco sociocultural, perfecto, dantesco, para la impostura del sistema representativo caduco, fraudulento, alimentado por una masa clientelar adicta, Segunda Década Infame (ya van más de veinte años apenas interrumpidos de gobiernos peronistas); oligarquía neoconservadora.
Hago una pausa más que necesario y procuro una reflexión pedestre, cuando menos, vulgar, obvia, les diría, de barrio, con algo de calle y mucha esquina. Podemos acaso evaluar, tomar distancia, abstraernos, si esto fuera posible, como para haber tolerado, por ejemplo, que se pusiera en la misma altura épica y moral, a un San Martín, héroe de Baylen, Maipú, Chacabuco, baluarte presente en Ayacucho, con sus caballerías de Granaderos vencedores, Libertador de América, o un Juan Manuel de Rosas, batiéndose con el Imperio anglo-francés heroicamente en la Vuelta de Obligado, derrotándolos seis meses más tarde en la batalla de Punta de Quebracho. Son por ventura comparables esos próceres enormes, a este oportunista y arribista marcado a fuego por el resentimiento de su condición de bastardo, en una institución de élite como el Colegio Militar de la Nación, nada menos, sin el menor escrúpulo, como para traicionar a sus más cercanos, recibiendo a cambio el salvoconducto que le da la historia a cualquier tipo de revisionismo, por la elemental razón de que los argentinos hemos dejado de sentir necesidad de explicarnos hace largo rato, es más, hay un plan sistemático y deliberado para que no lo hagamos, no nos pensemos; nuestra existencia está marcada a fuego por el yugo de la supervivencia y la fuga desesperada hacia la evasión y el ocio a como sea, bien apañados por las muletas del sexo a destajo y la droga como subterfugio, de la mano de Tinelli o de quien fuere, o justificados por el sonsonete matinal de la salmodia de un Víctor Hugo y su revolución imaginaria.
Y para los memoriosos, que siempre los hay, aunque no abundan, tener a mano los artilugios de la explicación foránea, a ver, el Imperio británico y la masonería, omnipresente, se encargaron de impedir que el segundo plan quinquenal llegara a completar cuando menos el 50% de sus objetivos, la sequía, dos malas cosechas, la mar en coche; Antonio Cafiero, al frente del ministerio de economía, recibiendo cheques de los exportadores de cereales, los Hirsch y los Born, para venderlos vía el IAPI a mejor precio; así nacionaliza cualquiera el comercio exterior. En menos de diez años Perón había liquidado las reservas de oro del Banco Central, recuerdan, las de la posguerra, cuando Inglaterra nos paga su deuda externa con cien Gloster Meteor Mark II, digo yo, fue necesario hacer ese negocio chino de la nacionalización de los ferrocarriles, no voy a decir, como un típico gorila, que vencían sus concesiones en un par de años, digo, no los podría haber nacionalizado en canje por esa deuda externa, pagada con aviones reactores, me pregunto, cien aviones reactores no es poco dinero. A ver si lo digo más claro, estoy absolutamente a favor de la planificación económica, pero operada por sus actores, esto es, el trabajo y el capital, asociados, en procura de objetivos de riqueza, nunca de reparto. Más claro, de participación en las ganancias. Y con las riquezas del subsuelo, estratégicas, petróleo y minería, en manos de empresas del Estado.
No tengo la formación ni la estatura intelectual del pensador, o del ensayista, digamos que procuro una idea casi a las trompadas. Eso sí, no soy transigente, no acepto excusas ni doy concesiones, no negocio lo inenarrable, esto es, la verdad histórica subyacente y silenciada. Porque al principal agente que no le conviene la revisión del peronismo, es, justamente, a Gran Bretaña. Diríamos, a esta altura, su principal aliado estratégico, pasados casi 30 años, a ojos vistas, de que se lanzara a conquistar el poder el heredero natural de Perón, esto es, Carlos Menem, el segundo mayor traidor de la historia argentina, su mejor discípulo. Carlos Saúl Menem, el Tigre de los Llanos, firmando los Acuerdos de Paz de Madrid con Margaret Thatcher, de la mano de Domingo Felipe Cavallo, en 1991, privatizando YPF, en 1992, de la mano de Néstor Kirchner.
Y la pregunta profunda que me hago, es que le pasa a un pueblo cuando se acostumbra a creer en falsos ídolos, cómo se salva el alma de un pueblo en ese marasmo de impostura y populismo barato, en donde el que no piensa es premiado, el que traiciona, recibe un subsidio, o un cargo en el Banco Nación a los 26 años, con un sueldo de 70.000 pesos mensuales. Qué le pasa a un pueblo cuando se termina acostumbrando a qué todo le dé más o menos lo mismo, mientras haya asado, vino, fútbol, un rato de ocio para mirar traseros femeninos tomando un café y fumando un cigarrito en la vereda del peor bar del barrio. Es o no esa la moral de los esclavos, herederos del mandato manifiesto de los traidores.
Qué se vayan todos
(Epílogo)
En diciembre de
2001 participamos de una epopeya popular que depuso cinco presidentes
radicales y peronistas en diez días. Éramos ciudadanos de los barrios,
vecinos, sin banderia política no pertenencia partidaria. Durante los
primeros 45 días del levantamiento popular, organizado, pacífico,
democrático, se propusieron cosas tan revolucionarias como la
convocatoria a una Constituyente, para derogar el articulo 22 de la
Constitución, el cual entonces nos homologaba con el delito de sedición.
Sí, la propuesta más revolucionaria de las Asambleas barriales y
populares, era reemplazar el sistema representativa, caduco, fallido,
antidemocrático, fraudulento, perimido, por un sistema moderno y
revolucionario de democracia semidirecta, una democracia participativa.
Para ese
entonces, la operación de inteligencia para abortarlo estaba en marcha.
Los seis meses subsiguientes, que era el tiempo que necesitaban las
Asambleas para autooganizarse y presentarse como una fuerza política
-era más que posible, lo han hecho una década más tarde los españoles,
como el movimiento Podemos; en Islandia -la revolución silenciada-, han
tomado el poder incluso-, las Asambleas reciben el acoso semanal del
aparato del Partido Obrero, falsos troskistas, funcionales a la derecha y
los servicios que los subvencionaban, y otras agrupaciones, todas, con
la pretensión de darles dirección política. Abortan el movimiento, que
se diluye luego de los asesinatos de Santillán y Kostecki y el llamado
anticipado a elecciones.
Esta epopeya
popular, sólo comparable en su envergadura al 17 de octubre, con la
diferencia enorme, sustancial que no proponía liderazgos de ninguna
índole, todo lo contrario, el pueblo organizado de manera horizontal,
proponiendo desde las Asambleas una nueva moral ciudadana, comprometida,
participativa, plural, dinámica, enemiga de los liderazgos mesiánicos,
siempre falaces, vulnerables, generadores de conductas cuasi
sicopáticas, hoy día también es negada, tergiversada, oculta,
ninguneada, como lo fuera el Partido Laborista, el cual a la fecha
pareciera no haber existido.
Lo vivo en
carne propia, he realizado un filme, un largometraje de ficción, a
propósito de ese movimiento popular, QSVT se titula la película, de una
factura por lo menos digna, no puedo elogiarme a mí mismo, repugna la
inteligencia, la cual no puede exhibirse en ninguna parte; ha sido
rechazada tres veces en los festivales de Mar del Plata y en el Bafici,
de la Ciudad de Buenos Aires; esto es, lo han rechazado los gobiernos
nacionales, hoy se denominan kirchneristas, como el de la ciudad
autónoma de Buenos Aires, el macrismo. Ambos supuestamente antagónicos,
cosa falsa de toda falsedad, comparten cantidad de negocios
inmobiliarios en Capital, sin ir más lejos. Copio el trailer al pie de
la nota.
A fuer de ser honesto, el filme, políticamente incorrecto, tanto como su autor, ha sido rechazado en el exterior también. En el Sundance en USA, cosa rara, es el mayor festival de cine independiente del mundo, pero nos hicieron una buena crítica al menos, en San Sebastián, al día siguiente de haber llegado a la capital del país vasco, sí, esto fue un récord en todo sentido, habíamos apostado a que su alcalde, un ex ETA, podría tener cierta apertura pero ni en broma, en Toulosue, Francia, también dos veces. Lo cierto es que el sistema representativo, a partir del asesinato de los Kennedy, está en crisis hace largo rato, perfeccionado también en USA con el fraude en el estado de Florida en el 2000, gobernado por Donald Bush, llevando a la presidencia a su hermano, George Bush (h). Que un filme de factura aceptable, más que creíble dramáticamente, plantee este conflicto a partir de un suceso mundial como fuera la crisis argentina de 2001, había 600 corresponsales de canales extranjeros entonces, algunos se quedaron meses, habla a las claras del peligro latente de ese filme, al parecer, maldito.
A fuer de ser honesto, el filme, políticamente incorrecto, tanto como su autor, ha sido rechazado en el exterior también. En el Sundance en USA, cosa rara, es el mayor festival de cine independiente del mundo, pero nos hicieron una buena crítica al menos, en San Sebastián, al día siguiente de haber llegado a la capital del país vasco, sí, esto fue un récord en todo sentido, habíamos apostado a que su alcalde, un ex ETA, podría tener cierta apertura pero ni en broma, en Toulosue, Francia, también dos veces. Lo cierto es que el sistema representativo, a partir del asesinato de los Kennedy, está en crisis hace largo rato, perfeccionado también en USA con el fraude en el estado de Florida en el 2000, gobernado por Donald Bush, llevando a la presidencia a su hermano, George Bush (h). Que un filme de factura aceptable, más que creíble dramáticamente, plantee este conflicto a partir de un suceso mundial como fuera la crisis argentina de 2001, había 600 corresponsales de canales extranjeros entonces, algunos se quedaron meses, habla a las claras del peligro latente de ese filme, al parecer, maldito.
El aborto
inducido del movimiento revolucionario de las Asambleas, derivó en este
engendro que a la fecha nos gobierna, en donde los paradigmas del
fascimo criollo, el peronismo, han sido superados con creces por una
pareja de desclazados patagónicos, ella, un calco, hija natural,
bastarda no reconocida, como lo fuera Evita y lo fuera Perón, sí, este
reconocido años más tarde, sino no hubiera sido militar nunca, la cual
no le quita a su perfil sicológico los traumas esenciales de esa
condición, un resentimiento y una necesidad de imponerse a como sea,
mostrarse, buscando a un padre que no está ni estará nunca, nada menos.
Esto se complementa con una insensibilidad border de la anomia moral de
un sicópata, cuando, como en estos casos, se canaliza ese magma
emocional cancelado para la política. Todos, eso sí, practican y con
alta afectación y competencia, las artes oratorias y la comunicación con
las masas. Son grandes actrices y actores.
Sin ir más
lejos, Néstor Kirchner, un oportunista a toda prueba, luego de reventar a
cadenazos y a palos, incendiando sus autos, todo esto con la ayuda
inestimable de Rudy Igor Ulloa, su chofer chileno, que había organizado
la fuerza de choque con empleados municipales y matones rentados de un
club de box de Río Gallegos, a los referentes del movimiento asambleario
de Santa Cruz, cosa que por la gestión de su agente de prensa en Buenos
Aires, ex montonero, Miguel Bonasso, no trasciende en los grandes
medios, por eso es el hombre elegido por Eduardo Duhalde para sucederlo,
esto adobado con grandes bolsos de cuero repletos de millones de
dólares, en el primer acto público en Plaza de Mayo, 25 de mayo de 2003,
se refiere al acto como "esta gran Asamblea que nos convoca". Kirchner
había sido elegido presidente con el 22% de los votos, esto hace a una
elección nula en cualquier país mínimamente serio, en esa farsa
fraudulenta que fueron las elecciones anticipadas por Duhalde, en donde
se nos obligó a optar por tres candidatos peronistas, sí, fueron unas
internas para presidente. Fascismo ad summun.
Hoy día, habida
cuenta de la inoperancia de los supuestos opositores, su inhabilidad
política es manifiesta, hasta ahí llegaron, fraude mediante,
perfectamente montado y aceitado, no hay fiscales que lo resistan, se
opera entre el Correo, en manos de operadores de Cristóbal López, la
Dirección Nacional Electoral en manos del único hombre de la Alianza que
llega con Dela Rua, a ver, desde 1999 ocupa ese cargo Alejandro Tulio,
con la complicidad omnisciente de los grandes medios, sino el sistema
estalla, el próximo presidente será también peronista. Sí, lo que
quieran, más allá de las inundaciones, el narcotráfico adicto y operado
por ellos, la debacle económica en ciernes, la inseguridad manifiesta,
en donde doce años de euforia montoneril hacen que un preso con condena
gane más que un jubilado (barbarie inaudita), el motonauta que proponía
años atrás la privatización de YPF y la elección perenne de Carlos
Menem, será presidente.
Comparto, es mas que claro, ninguno de los dos presidenciables tiene rasgos que los coloque como antagonistas. Sus historias personales, son casi un calco. Y su claudicación ante los grandes temas que ponen a la Argentina de rodillas, su proyecto político. No voy a ahondar en este tópico, a esta altura, burdo, obvio. Es harina de otro costal.
Sueño, especulo, con la refundación del Partido Laborista y la gestación del Movimiento Revolucionario de las Asambleas Ciudadanas. Para esto es indispensable enterrar al mito del peronismo, a los traidores, en el lugar en donde los esperan, debajo del noveno círculo del infierno del Dante. De más está decir, en franca desobediencia con el Obispo de Roma.
Comparto, es mas que claro, ninguno de los dos presidenciables tiene rasgos que los coloque como antagonistas. Sus historias personales, son casi un calco. Y su claudicación ante los grandes temas que ponen a la Argentina de rodillas, su proyecto político. No voy a ahondar en este tópico, a esta altura, burdo, obvio. Es harina de otro costal.
Sueño, especulo, con la refundación del Partido Laborista y la gestación del Movimiento Revolucionario de las Asambleas Ciudadanas. Para esto es indispensable enterrar al mito del peronismo, a los traidores, en el lugar en donde los esperan, debajo del noveno círculo del infierno del Dante. De más está decir, en franca desobediencia con el Obispo de Roma.
Carta de Cipriano Reyes al Presidente Juan D. Perón
(27 de mayo de 1946)
“Señor presidente electo de la república por el Partido Laborista, general Juan D. Perón. |
”Hace pocas horas, día
23 de mayo, usted termina de romper amarras, intempestiva y
públicamente, con el laborismo, a través de un “ordeno y mando”, como si
lo hubiera hecho el zar de Rusia o el mismo Calígula, emperador de
Roma. ”Desconoce el movimiento que lo llevó al poder porque teme que el mismo le exija la realidad de ese mundo mejor que le hemos prometido al pueblo y al país. Desea destruirlo de toda acción comprometida, pero se cuida bien de quedarse con sus banderas, que representan la doctrina democrática, cristiana y humanista del laborismo con su programa de reivindicaciones sociales y de emancipación de los argentinos. ”Lo hace para que los trabajadores y el pueblo sigan creyendo en su utopía, e ignorando al mismo tiempo que usted jamás pondrá en sus manos ese mundo de paz y libertad que les hemos prometido. ”Su ambición era llegar… y ha llegado. No le importa lo que deja detrás suyo, lo que hiere, lo que destruye, ni las cosas de que se ha valido para “escalar la montaña”. Ahora está en la cima, y desde allí arroja al precipicio a los amigos que lo ayudaron a subir. Usted no desea compartir el triunfo con nadie, y mucho menos con los que lo sacaron de la cárcel el 17 de octubre. ”Nada lo detiene porque su demagogia es tan auténtica como su falta de respeto a la dignidad y a los derechos de los demás. Su ambición no es ser el líder, ni el conductor político, sino el amo de la República, para convertir a sus turiferarios y sus creyentes en su rebaño predilecto. ”Desde esa noche fría y nebulosa del 23 de mayo usted, señor presidente, desvió el cauce de la revolución popular y nacional que el país anhelaba, convirtiendo a sus adláteres en un conglomerado amorfo, sometido al servilismo, lo que tarde o temprano le provocará la corrupción, como a Hipólito Irigoyen, aunque éste fuera un demócrata. ”Los que hemos llegado a conocerlo sabemos cuales son sus pensamientos y hasta donde puede imponerse con sus intenciones… usted invoca a Dios solamente para sacarle provecho a su ambición y no porque crea en su existencia, pero yo ruego que El lo ilumine para que pueda realizar el bienestar de los argentinos, y para que nunca más se repita con el pueblo lo que usted termina de hacer con el laborismo. ”Nosotros, Dios mediante, y sin duda alguna, seguiremos luchando de pie y sin claudicaciones, por el Mundo Mejor que todos anhelamos. ”De mi parte, hágale saber que me incorporaré a mi banca de diputado nacional, sosteniendo lo que usted, señor presidente, arrojó a la clandestinidad: el laborismo. |
Cipriano Reyes - 27 de mayo de 1946
|