YO ACUSO AL CONCILIO, de Mons. Marcel Lefebvre
"En 1976, Monseñor Marcel Lefebvre hacía
aparecer en las Ediciones Saint-Gabriel, en Suiza, un pequeño libro,
hoy descatalogado: "¡Yo acuso el Concilio!". Presentaba documentos que
él había escrito durante las cuatro sesiones del Concilio Vaticano II.
En una nota introductoria, explicaba su
propósito: "Es necesario desmitificar este Concilio que ellos (los
responsables del Vaticano II) han querido “pastoral“, por su horror
instintivo al dogma y para facilitar la introducción oficial en un texto
oficial eclesiástico de las ideas liberales. Pero, acabada la
operación, ellos dogmatizan el Concilio, comparándolo al de Nicea, y lo
afirman similar a otros y hasta superior!"
Prefacio
"Nada parece más oportuno en estos días
(1976), cuando el 'caso de Ecône' plantea el grave problema de las
intenciones del Concilio Vaticano II y su influencia en la
autodestrucción de la Iglesia, que publicar documentos redactados
durante el Concilio.
Estos documentos manifestarán con
evidencia que las orientaciones liberales y modernistas salieron a la
luz y tuvieron una influencia predominante, gracias al verdadero complot
de los cardenales ribereños del Rin, lamentablemente apoyados por el
Papa Pablo VI.
Los equívocos y ambigüedades de este
Concilio “pastoral” contenían el veneno que se ha extendido por toda la
Iglesia a través de las reformas y aplicaciones conciliares. De este
Concilio nació una nueva iglesia reformada que incluso S.E. Mons.
Benelli llama la “Iglesia Conciliar”.
Para entender y medir los efectos
nocivos de este Concilio, se debe examinarlo a la luz de los Documentos
Pontificios que ponen en guardia a lo obispos, el clero y los fieles
contra la conspiración de los enemigos de la Iglesia, que actúan por
medio del liberalismo y del modernismo desde hace casi dos siglos.
Asimismo hace falta conocer los
documentos de los adversarios de la Iglesia y de las sociedades
secretas, especialmente, que llevaban preparando este Concilio desde
hace más de un siglo.
Finalmente, será instructivo seguir las
reacciones de los protestantes, masones y católico-liberales, durante y
después del Concilio.
Se impone la conclusión, especialmente
tras la enorme catástrofe sufrida por la Iglesia desde el Concilio: este
evento ruinoso para la Iglesia Católica y la Civilización Cristiana no
fue dirigido ni conducido por el Espíritu Santo.
Constituye para la Iglesia de nuestro
Señor Jesucristo y la salvación de las almas, un enorme servicio
denunciar públicamente que las acciones de los hombres de Iglesia que
han querido hacer de este Concilio la ‘paz de Yalta’ de la Iglesia con
sus peores enemigos, hacían en realidad una nueva traición a nuestro
Señor Jesucristo y su Iglesia."
+ Marcel Lefebvre
Ecône, 18 de agosto de 1976