CUATRO MÁRTIRES ARGENTINOS DE LOS ‘70: GENTA, SACHERI, AMELONG Y LARRABURE
Por Héctor Hernández
(Colaboración para Santa Iglesia Militante)
Conferencia en San Rafael, IVE, 18 de enero 2011.
Cuatro mártires…
Sumario:
I
Cuatro argentinos - 1. Genta - “Genta se nos va” – Conversión - Sus
ideas – Patria - Brazo armado de la Patria - Pedagogo del “Oh juremos
con gloria morir” – Legado - “La Argentina que yo quiero” - La señal del
cristiano - 2. Sacheri – Herencias - Centro de una red - Dos libros –
Tercermundismo - Cristo Rey - Laicidad responsable - Una red - “Sin
sangre no hay redención” - 3. Amelong - Testimonio de su esposa y de un
amigo - 4. Larrabure - En la plenitud de sus amores – Secuestro - Rezar,
cantar el Himno y morir
II. Doctrina del martirio - Confesores y mártires - Caso típico - Mártir por un hermano - Mártires por la Patria
III.
Los requisitos en los cuatro casos - A. El primer requisito. La muerte
dolosamente causada por otro - B. El segundo requisito - 1. Genta y
Sacheri - El comunicado de las 553 palabras - Benedicto XVI - Aparte del
comunicado - 2. Amelong - 3. Larrabure - C. La aceptación religiosa de
la muerte (Tercer requisito) - 1. Genta - 2. Sacheri - 3. Amelong - 4.
Larrabure - Se cumple con los tres el tercer requisito - Mensajes de
Larrabure - Diario del cautiverio de Larrabure – Conclusiones –
Testimonios – Sacheri – Genta – Amelong – Larrabure -
IV.
Tipos ganadores - 1. Testimonio inglés (Genta) - 2. La derrota del
tercermundismo (Sacheri) - La faja del libro - 3. Huelga trágica
solucionada (Amelong) - 4. “Larrabure nos venció”
****************
I. Cuatro argentinos
1. Genta
“Quien puede decir la verdad y la calla, será juzgado por Dios”
(San Justino mártir).
El Primero es Jordán Bruno Genta, nacido en Buenos Aires el 2 de
octubre de 1909, hijo de padre ateo y anarquista (Carlos Luis), que tomó
de un monje hereje esos nombres y no lo hizo bautizar, y de Carolina
Coli, muerta muy joven, cuando nuestro héroe tenía 13 años. Eran tres
hermanos.
Cursó el secundario en el
Colegio Mariano Moreno, ingresó marxista en Filosofía y Letras en 1926,
egresando en 1933 no ya en esa línea pero sí como una promesa para el
ateísmo cultural argentino, como que se hizo discípulo dilecto de
Francisco Romero. Tenía “una inteligencia poderosa, una pasión inflamada
y una fuerza de liderazgo que cautivaba a quienes se acercaban a él”
(Mario Caponnetto, “Biografía”).
Tuberculoso, luego de que ambos se graduaron se casó el 15 de febrero de
1934 con una condiscípula, María Lilia Losada, y debido a su enfermedad
buscaron el clima cordobés de Bialet Masse, donde ella trabajó como
maestra rural. Tuvieron dos hijos.
“Genta se nos va”. Estaba ocurriendo algo raro en Genta: su maestro
Romero se da cuenta, y entonces envió a su cofrade Alejandro Korn, que
andaba entonces por Córdoba, a rescatarlo ideológicamente, el cual le
espetó consternado al joven esposo: “Genta, Ud. Se nos va”. Para
retenerlo en las filas del ateísmo le ofrecieron sin éxito una beca en
Francia. No hubo caso, y no sería la única vez que rechazaba irse de
nuestra tierra.
Conversión. Es que la
enfermedad favoreció que leyera a Platón y Aristóteles, ignorados en su
Universidad de Buenos Aires, pero habría más…
Un año duró esa especie de retiro serrano y felizmente restablecido se
radica en Paraná, Entre Ríos, profesando en cátedras que gana por
concurso en la Universidad Nacional del Litoral y en el Instituto
Nacional del Profesorado. “Buenos sacerdotes”, “laicos notables” y sobre
todo la gracia, “hicieron lo suyo” (Antonio Caponnetto, Semblanza, p.
7); conoce la verdadera historia argentina, empieza a escribir, hasta
que en 1940, - ya había tomado partido por la Cruzada Española
encabezada por Franco contra el Comunismo (1936)-, Nuestro Primero
recibe a los 30 años el santo bautismo en la Inmaculada Concepción de
Santa Fe de la Vera Cruz y contrae el sacramento del matrimonio.
Con la crisis del sistema se avizora una salida política militar y
pronuncia en el Círculo Militar de Buenos Aires dos conferencias (1941 y
1943), de las que brotan sus trabajos La formación de la inteligencia
ético-política del militar argentino y La función militar en la
existencia de la libertad. A partir de allí están trazadas las
coordenadas de su pensamiento y su especificidad vocacional docente,
centrada en las fuerzas armadas, donde obtuvo una influencia
incomparable que ningún civil ni militar obtuvo en la Argentina y que ya
les voy a contar.
- Queridos amigos
universitarios: nuestra tarea de “pensar la Patria” según la doctrina
del “orden natural y cristiano” implica asumir su doctrina de su brazo
armado, sobre todo hoy en que después de Malvinas le ha sido amputado.
Habrá que volver a justificar lo in-justificable porque es evidente: que
la Argentina debe volver a tener fuerzas armadas. Empecemos hoy en esa
tarea que es de todos, bajo la guía de Genta.
Designado interventor en la Universidad Nacional del Litoral, es
desplazado, pasa a dirigir el Instituto Nacional del Profesorado
Secundario en Buenos Aires, donde coloca el retrato de Juan Manuel, e
inaugura la Escuela Superior del Magisterio, “tal vez la más importante
de sus realizaciones pedagógicas”. Pero en 1945 es cesanteado en todos
sus cargos y no vuelve a ocupar ninguna cátedra oficial, recluyéndose en
una de filosofía, privada pero viva, hasta su muerte.
“ ´Mi cátedra es mi palabra´.´Y también es mi vida. Mi palabra me
compromete a mi solo. Yo no hablo respaldado por ninguna institución, ni
por ninguna fuerza´”; - nos decía. “En efecto, - glosa Antonio
Caponnetto- lo cuidaban los arcángeles” (Semblanza , p. 13/4)-
- Queridos amigos: En esta Argentina de 2011 en que casi no hay
Universidad, el ejemplo de recluirse en su casa para construir en ella
la verdadera, presidida por la teología y la filosofía, es de una
actualidad absoluta.
Años después, echado de todas partes, cuenta Mario yerno y discípulo Caponnetto, que
“en la década de los cincuenta le fueron propuestos un decanato y el
dictado de varias cátedras en la Universidad de Lisboa. Por la misma
época tuvo oportunidad similar en la Universidad Autónoma de Gudalajara
(México). Sin embargo, Genta no aceptó ninguna de estas propuestas. No
deseaba abandonar el país en momentos que visualizaba difíciles”
(Estudio preliminar a Combate,p. 13, nota 4).
Su respuesta en una ocasión fue: “si Dios dispone que uno rinda el
testimonio entero, prefiero que me maten en mi Patria” (Gelonch
Villarino, “Testimonio”, por Internet).
Retengan por favor lo del testimonio entero, porque tiene que ver con su teoría de la Patria.
En 1952, con más de 40 años, recibe a Cristo en la Eucaristía.
Sus ideas. Sinteticemos los grandes mensajes que trasmite Genta a estas
jornadas: la función de la verdadera Universidad es “la contemplación
de la Verdad inmutable y el cuidado del alma de la Nación” (Acerca de la
libertad de enseñar y la enseñanza de la libertad, cit. por Caturelli,
p. 865); el filósofo como el hombre que se prepara, socráticamente, para
la muerte; la pedagogía de los grandes arquetipos como Sócrates el
educador, Aristóteles el filósofo, San Francisco el hombre del amor, Don
Quijote, el caballero, Shakespeare el artista, San Martín el soldado,
Claudio Bernard el investigador; la teoría de la Patria que le lleva a
preconizar un estilo militante y a reivindicar la verdadera historia y
la función importantísima de sus fuerzas armadas.
¿No nos podrán decir que forzamos las cosas al exaltar a un tipo que
mezcla todo relacionando a aquel Sócrates que prefirió morir a ser
expatriado con Santo Tomás, con la filosofía, con la Universidad y con
el Himno Nacional Argentino? (A esto último lo vamos a ver en seguida)…
Genta no completó su vocación
metafísica, - dice Caturelli - pues la “postergó a sabiendas como un
sacrificio personal, porque se consideraba llamado a cumplir una misión
que le condujo a un compromiso inmediato. Los supuestos ya estaban dados
y los llevó adelante con un coraje y una ´imprudencia´ [comillas
grandotas] inauditos” (Historia de la filosofía en la Argentina, p.
867).
Este Veterano de la Guerra de
Malvinas - ya se verá qué significa esto - les enseña a Uds., jóvenes
argentinos y amigos vecinos:
Patria
“Ni Dios ni la Patria, ni la familia, son bienes que se eligen.
Pertenecemos a ellos y debemos servirlos con fidelidad hasta la muerte.
Desertar, olvidarlos o volverse en contra es traición, el mayor de los
crímenes [...] Asumir conciencia de nuestro divino origen, de que Dios
mismo ha venido en la carne para inmolarse en la Cruz por amor a los
hombres; asumir conciencia de la verdadera historia de la Patria;
saberse heredero, continuador y responsable de una gran empresa nacional
y del honor familiar, es proclamar la nobleza de origen, el blasón del
hidalgo, sea rico o pobre de bienes materiales. El general San Martín,
como Don Quijote, era hidalgo pobre y expresión cabal del caballero
cristiano” (p.457).
Brazo armado de la Patria
“Expresión carnal, concreta, viviente de la Patria en soberanía, son
las Fuerzas Armadas; con ellas ingresa en la Historia Universal y con
ellas perece. Misión específica de las Armas es la defensa de la unidad,
de la integridad y del honor, así como de todo lo que es esencial y
permanente en la Patria: los supremos intereses de la Nación. Y es la
herencia sagrada del primer Ejército patricio que comandó don Cornelio
Saavedra y del Ejército de la Independencia que organizó y condujo a la
victoria el héroe nacional don José de San Martín” (p.461).
La discusión va más allá de refutar la concepción de “las fuerzas
armadas para la democracia”, subordinadas a los políticos de turno. Como
dice Orlando Gallo, las FFAA hacen al ser mismo de la Nación.
No se trata de un sector más o menos necesario en la vida del país que
atiende a su defensa. Dado el pecado original, si no hay fuerzas armadas
no hay soberanía, y si no hay soberanía, que es un atributo del Estado,
no hay Estado argentino. Las FFAA son vertebrales. No son solamente
necesarias para la defensa. Son, además, el sector más específico y
típico de la comunidad política en el que se enseña a los ciudadanos el
patriotismo y el amor a la bandera, sobre todo vivencialmente.
Y esto es así cualquiera sea la experiencia concreta que haya habido
del tema en la Argentina. El Presidente Lula, de Brasil, lo dijo
claramente: nos armamos - ¡y vaya si Brasil se arma!- porque como
tenemos muchos bienes tenemos que defenderlos.
La Argentina está desarmada como parte de su rendición en la guerra de Malvinas. Pero sigamos con Genta.
Pedagogo del “Oh juremos con gloria morir”. Que no hay ninguna mezcla
indebida de cosas que deban estar separadas lo enseña el P. Leonardo
Castellani en una síntesis notabilísima que hizo de Genta. En la
dedicatoria que el maestro cura le hizo al maestro laico al dedicarle el
libro Martita Ofelia… lo categorizó como “el pedagogo del Oh juremos
con gloria morir” (Edmundo Gelonch Villarino, “Jordán Bruno Genta:
pedagogo del ¡oh juremos!”, Gladius, 58).
Frente a esto da vergüenza ajena oír que un gobernador provincial
argentino haya propuesto de cambiar el Himno nacional proponiendo que
diga “o juremos con gloria vivir”…
Legado. El día 26 de octubre de 1974, en la víspera de Cristo Rey, les enseñaba a Uds., nos enseñaba a todos:
“Acaso sea mejor para los hombres, y en especial para los cristianos,
tener que vivir peligrosamente, expuestos a morir en cualquier momento.
Digo que acaso sea mejor, porque aún antes del Cristianismo, el
verdadero fundador de la filosofía en occidente, que fue Sócrates,
enseñó que la filosofía es una preparación para la muerte. No hay, pues,
otro modo de llegar a la Vida verdadera que recorrer el itinerario de
Nuestro Señor Jesucristo” (Testamento político, que es una vergüenza que
no se reedite, p. 25).
“La Argentina
que yo quiero”. Y en ese mismo discurso les / nos decía también cuál era
el prototipo de la Argentina que debemos construir:
“La Argentina que yo quiero es una Nación como aquella que ya existió,
como aquella de 1848, 49, 59, cuando las más poderosas potencias del
mundo, Inglaterra y luego Francia, una con Southern, la otra con
Lepredour, firmaron con Arana, con Juan Manuel, los tratados más
honrosos de la historia argentina. Yo quiero una Nación como aquella en
la que un día todo el pueblo porteño fue convocado al puerto, y ante ese
pueblo de varones y mujeres fuertes, entró en la rada la fragata
inglesa Sharpy, arrió el pabellón inglés, enarboló el pabellón argentino
y lo saludó con veintiún cañonazos. Esa Argentina de señores, que
obligaba a un trato de señores a los poderosos de la Tierra” (Testamento
político, p. 45)…
La señal del
cristiano. Al día siguiente de habernos dejado estas enseñanzas,
cumplido su deber de universitario y de patriota, redondea la obra de su
vida: se disponía a alabar a Dios en la Santa Misa para después hacer
la obra de justicia y caridad de visitar a su hijo enfermo crónico y
siempre internado. Va a cruzar la calle Céspedes y le tiran 11 balazos,
aciertan 9, y su último gesto es, ¿cuál el último gesto de nuestro
primer mártir argentino de los ´70? Un intento de señal de la cruz… La
señal del cristiano fue el último gesto de Genta… Cayó bajo los árboles
que “se entreveían mientras él daba sus clases”, a pocos metros (A.
Caponnetto, Semblanza, p. 25).
“He librado el buen combate..”.
Ése fue el primero de los grandes cuatro mártires argentinos de los años ´70.
¿Quién lo mató?
Ya veremos un comunicado espeluznante de sólo 553 palabras …, firmado por el Ejército de Liberación 22 de agosto.
***
2. Sacheri
A pesar de tener estilo y pensamiento diferentes que dividían y dividen
en lo concreto a sus seguidores (por ejemplo en la actitud política
frente al peronismo), un día apareció Carlos Alberto Sacheri diciéndole a
Fernando: “¿Sabés lo que me dijo Genta? – Que yo soy su sucesor
doctrinal!” “El Segundo” manifestaba gran alegría por esa honrosa
designación hecha por “El Primero”… En efecto, Carlos Alberto Sacheri
fue El Segundo.
Nacido en Buenos Aires
el 22 de octubre de 1933, de familia de orígenes piamontés, alemán y
viejocriolla, fue formado de chico en la Acción Católica Argentina, cuyo
lema era la paz de Cristo en el reinado de Cristo, en la que recorrió
todas las jerarquías, y estudio en la buena Escuela Argentina Modelo el
primario y secundario. No fue, como Genta, un converso. Era católico de
siempre.
Se casó con su única novia,
María Marta Cigorraga, el 19 de diciembre de 1959, en la Iglesia
Catedral de San Isidro (ceremonia civil, el 16).
Herencias. Además de aquella escuela, recibió la herencia del
nacionalismo argentino y cordobés al entrar en el grupo de Rodríguez
Lonardi, entonces sacerdote jesuita; por donde conoció a su primer
titular de cátedra universitaria, el profesor Emilio Komar, que le
trasmitió la vocación por la vera universidad de estilo europeo, no
burocrática, donde se dialoga en serio en torno de la verdad; y al gran
teólogo argentino el P. Julio Meinvielle, con quien siguió durante años
las clases, el rigor ortodoxo y el vigor dialéctico de la Suma
Teológica. El Padre ponía al joven Sacheri como ejemplo de la fecundidad
del tomismo.
Gracias a esta
vinculación se fue becado a Canadá, donde fue discípulo de Charles de
Koninck, el gran defensor de la primacía del bien común contra Maritain y
los personalistas, y se licenció y doctoró en filosofía. Se vinculó al
Movimiento de La ciudad Católica, movimiento que preconiza la formación
para una acción de concertación de las buenas fuerzas en los distintos
niveles, más que una organización monolítica. Adquirió nivel de promesa
filosófica católica internacional con dos conferencias multitudinarias
de Ciudad Católica en Suiza y en un congreso en los Estados Unidos
representando a su Universidad canadiense.
Tenía todas las posibilidades de quedarse en Canadá, pero un día se le
oyó definir su vuelta, en una actitud semejante a Genta y también a
Larrabure, con un parecido que veremos con Amelong: “quiero hacer como
Komar, quiero enseñar en la Argentina”.
“Plugo a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación”
San Pablo, 1 Corintios, 1, 20-25.
Centro de una red. Fue el principal animador del Movimiento La Ciudad
Católica y la revista Verbo, al que le dio un carácter más argentino y
concreto que el que le venía de su estilo francés, fundando el Instituto
de Promoción Social argentina. Ganó por concurso el cargo de profesor
de Filosofía e historia de las ideas filosóficas en la UBA [lo tengo
tipeado y queremos publicarlo], una cátedra multitudinaria donde atraía a
los buenos y era un maestro en el arte de la discusión lúcida con todos
sin enojarse nunca, con argumentos de hierro y caridad por todos
reconocida. Por concurso fue secretario académico del CONICET. Fomentó
la investigación y las relaciones de todos nosotros entre todos
nosotros, se incorporó al Movimiento Unificado Nacionalista Argentino.
Dio infinidad de cátedras en la UCA. Restauró, como Secretario, la
Sociedad Tomista Argentina cuando después del Concilio se empezó a decir
que “Santo Tomás ya no va más…”.
Fue
un Tejedor admirable enseñándonos, en el catolicismo siempre carente de
liderazgos laicales, a unir a la gente en la caridad y en la Patria,
priorizando el fin, y no poniendo la lupa en las diferencias… Fue un
maestro en ese arte…
Me dijo Aníbal D´Angelo Rodríguez que, a diferencia de otros maestros del nacionalismo, “no fue atrabiliario”.
Dos libros. Un décimo del clero del país se alineaba como Sacerdotes
del Tercer Mundo, un Movimiento que, confluyendo con una verdadera
infiltración atea y materialista en la Iglesia producida con motivo,
antes y después del Concilio, en definitiva negaba la trascendencia y
primacía de Dios y la infalibilidad de la Iglesia y reducía el
Cristianismo a una acción revolucionaria, muchas veces violenta pero
siempre atea, ignorante de su Doctrina Social y sirviendo de furgón de
cola al marxismo internacional.
En
estos momentos en que la Doctrina Social de la Iglesia se ha olvidado en
la sociedad y adentro de nuestras filas, en que gran parte de los
miembros de la Iglesia consideran que el problema social no tiene que
ver con la fe reduciéndose la política a opciones acatólicas, y hay
muchos que dicen que debemos limitarnos a predicar el derecho natural y
olvidarnos de Cristo, es oportuno recordar la acción y la doctrina
sacherianas.
Además de enfrentar la
situación con la red católica patriótica que iba formando, Sacheri
escribe 50 artículos periodísticos en el diario La Nueva Provincia de
Bahía Blanca, que formaron el libro El orden natural, un sintético,
orgánico e inteligente manual de Doctrina Social de la Iglesia. Hay que
comprar y estudiar ese gran librito, del que existe reedición novísima.
Y por la otra (enfrenta además la situación, digo) con una actividad
impresionante de artículos, de conferencias que se multiplicaban por
todo el país, no sólo denunciando al tercermundismo, sino dando la
salida católica. No sólo exhibiendo las conexiones policiales de una
minoría de tercermundistas con el terrorismo marxista y su inserción en
el plan subversivo internacional, sino dando la visión teológica justa
del origen del problema, en lo que el Movimiento defeccionaba
esencialmente. Esta prédica se concretó en el libro La Iglesia
clandestina, del que me contó el Coronel Juan Francisco Guevara que le
puso una faja con una expresión totalmente insólita, …pesimista…
profética y hasta chocante y fea … - Ya verán…
Tercermundismo. La finalidad del tercermundismo, y de todo progresismo
católico, les enseñaba Sacheri a Uds., jóvenes católicos argentinos del
siglo XXI, y escuchen bien porque esto sigue pasando en la Iglesia
“no es otra que la de adaptar la Iglesia al mundo, y lisa y llanamente,
en vez de intentar convertir y salvar al mundo dentro de la Iglesia.
Tal es la tremenda alternativa de nuestro tiempo. El progresismo
neomodernista subvierte así todos los conceptos fundamentales de la fe
cristiana mediante la interpretación unilateral del espíritu y de los
documentos de Vaticano II”.
El problema
permanece y también la solución, que es interpretar el Concilio según la
Tradición. La hermenéutica o es de la continuidad, como dice Benedicto
XVI, o no es católica, viniere de quien viniere. Y en momentos en que en
nuestra Patria desde afuera se quiere destronar a Cristo suprimiendo la
cruz de los lugares públicos, cosa a la que no se animarían si antes
desde adentro no se lo hubiera destronado, nos sigue enseñando que
Cristo manda.
Digo que Cristo está
destronado en la mentalidad de gran parte de los católicos, que niega Su
Realeza. Diríase que un gran número de católicos con opinión, obispos
incluidos, no tienen claro el tema de que Cristo manda. Cristo es Rey.
Cristo Rey
“La disyuntiva es total y no admite posturas intermedias: o bien la
civilización se edifica en el respeto de los derechos de Dios y del
hombre, o, por el contrario, se edifica en la negación de tales
derechos. La primera es la civilización del orden natural y cristiano,
la segunda es la de la Revolución anticristiana: «Quien no está conmigo,
está contra mí; quien no recoge conmigo, desparrama». Tal es el juicio
de Nuestro Señor, tal es el único criterio auténticamente cristiano.
Toda tentativa de reconciliación del mundo moderno con la Iglesia que no
se funde en una verdadera conversión del mundo a la Iglesia, está
condenada de antemano y no servirá sino para «hacer el juego» del
adversario”.
- Se quiere destronar el
crucifijo. Los dueños de la democracia, que parece la entienden
doctrinalmente como el respeto de la Constitución, revelan una y otra
vez que se pasan para el cuarto la Constitución nacional, cosa que
sucede también con el aborto, donde con las mejores leyes hacen
cualquier interpretación para matar al chiquito en el útero materno.
Frente a lo cual nosotros como juristas tenemos algo que decir: a)
cuando la Constitución escrita desbarra en derecho natural, por así
decir, por ejemplo al hablar de la soberanía del pueblo, cosa que es un
disparate, nosotros la tenemos por no escrita; b) cuando se tratan temas
como la libertad de cultos, la interpretamos como Fray Mamerto Esquiú
con la doctrina leontrecina de la tolerancia; c) y cuando se trata de
cosas en principio indiferentes, por ejemplo si establece un presidente y
un congreso y demás instituciones establecidas, dado que así se
estableció (derecho positivo, positum) somos los religiosos
reconocedores de la Constitución nacional escrita. Y, además, afirmamos
por sobre la Constitución en papel, la Constitución tradicional, con los
pactos preexistentes que se remontan en definitiva a la gloriosa
Declaración de la Independencia del 9 de julio de 1816, y por sobre
ambas el derecho natural y divino.
Al
destronar el crucifijo se ataca a Dios, y también se ataca a cerca del
95 % de los cristianos que hay en la Argentina y se atacan las bases
mismas de la Argentina, y hasta la garantía de una moral seria para
todos, agnósticos incluídos. Porque el crucifijo integra nuestra
tradición nacional, como la integra el habla y el calendario, y es la
garantía de una moral seria. (De la remisión a una instancia ejemplar
como fuente de toda razón y justicia).
Laicidad responsable. Hoy que en la Argentina no hay un poder laical, y
en que se usa “laicidad” para borrar lo sobrenatural del ámbito público
porque - se dice - la única manera de hablar para que nos entiendan es
hablar del derecho natural ( y cada vez nos entienden menos, evoco la
ley del “homomonio”), es bueno recordar el clericalismo que Sacheri
denunciaba y la sana laicidad que ejercía. Sin cacarear “la hora de los
laicos”, como se hace con doble juego, ejerció y enseñó la recta
doctrina mostrando el camino a los propios obispos, solito en la
batalla, según veremos. Hizo, queridos amigos, lo que acaban de hacer
Uds. en la más formidable batalla de los católicos argentinos que se
recuerda desde 1955, digo la que acaban de librar gloriosa y derrotosa
contra el “homomonio”, en que los católicos salieron detrás de sus
obispos, al lado de sus obispos, o a pesar de sus obispos pero salieron,
demostrando que el catolicismo sigue siendo la fuerza social más
importante de la Argentina.
Recuerdo
que en esta última hubo excelencias reverendísimas que hicieron saber su
voluntad de que no se saliera a la calle, y el pueblo católico los pasó
por encima hasta que en la segunda oportunidad sus excelencias
reverendísimas se debieron plegar. Así se hace. No hace falta ninguna
orden para defender la Patria y la moral y la Iglesia, la orden ya está
dada, y si el obispo traiciona peor para él.
Una red. Sacheri era el centro en que confluía una cantidad
impresionante de gente, de movimientos. Para ellos tenía la condición de
hombre indiscutido, ante todo por su bondad, por su caridad inmensa. De
otra parte como el intelectual pensador, profesor y escritor garante de
la ortodoxia. De otra por su prudencia en la decisión y también en el
consejo, pues se convertía en una especie de director espiritual laico
que era consultado y que llevaba y dejaba siempre la palabra oportuna,
sin trasportar las soluciones que él adoptaría en su caso a la que veía
que el otro debía adoptar. Haciéndose débil con los débiles,
comprendiendo, no haciendo alarde de coraje sino siendo prudente y
valeroso como el que más.
No convocaba
a ninguna cruzada imposible ni extranjerizante ni fuera de tiempo y
lugar, enseñaba a ver la realidad y a ver lo que había que hacer.
Predicaba más la reforma que la revolución, hablaba de las estructuras
políticas y sociales pero propiciaba la reforma interior. Sabía que
cualquier solución política debía tener detrás una sedimentación
intelectual organizada.
Para eso hay
que superar las capillas, aplicar la caridad en serio y no poner el
termómetro en quién es más ortodoxo y quién es más inteligente. Superar
las diferencias no por desprecio de las necesarias distinciones
intelectuales que los universitarios debemos hacer y que él hacía, sino
porque esas diferencias están superadas por un amor grandote a la
Argentina y a la Iglesia.
Y vio claro
esto que yo, de parte de él si pudiera invocar algún mandato, se lo digo
a Uds. hoy 18 de enero de 2010, chicos argentinos que aman la Patria y
que aman la Iglesia.
“Sin sangre no hay redención”
“Leía, hace unos días, un texto de San Pablo, de esos textos que son
tan terriblemente simples de la Escritura y que uno nunca se cansará de
meditarlos, y dice esto San Pablo hablando de la Redención: «Sin sangre
no hay Redención». Yo no creo jugar a la fácil profecía –porque son
hechos que ya se están dando en la realidad argentina–: en la Argentina
de 1973 correrá mucha sangre, y si nosotros los católicos,
universitarios católicos, no estamos dispuestos a dejar correr nuestra
propia sangre en una militancia heroica, la Argentina será marxista y no
será católica. En nuestras manos está eso. Sin sangre no hay Redención,
y lo que vale en el orden estrictamente sobrenatural para el cual habla
San Pablo de la Redención de Cristo, vale también para la Redención
secular de una Argentina, de una sociedad tradicionalmente cristiana que
debe reencontrarse definitivamente a sí misma en el sendero del cual la
apartó el liberalismo de nuestros abuelos”.
“No me avergüenzo del Evangelio”
Romanos 1, 26.
* El domingo 22 de diciembre de 1974, cuando venía de Misa en su
automóvil con su mujer y sus siete hijos, el mayor de 14 años y tres
amiguitos y se disponían a entrar a la casa, un automóvil se les apareó y
le dispararon un solo tiro que destrozó su cabeza, su sangre empapó a
todos y murió.
Es El Segundo que nos está hablando hoy a nosotros, los argentinos del Bicentenario.
¿Quién lo mató?
- Les prometí un comunicado muy importante de 553 palabras, firmado por
los mismos que asesinaron a Genta… Pero vamos a El Tercero…
***
3. Amelong
Nacido en Rosario el 13-VIII-1922, Raúl Alberto Amelong, hijo de Juan
Augusto y de Manuela del Carmen Sánchez Zelada, era descendiente por vía
materna de un Francisco Sánchez Zelada que dirigió el cruce de las
tropas de San Martín por el Paso de Matacaballos. El primer Amelong que
vino de Francia-Alemania fue de origen protestante, profesor de piano de
Manuelita Rosas y a la caída del Restaurador fue deportado a la
provincia de Santa Fe.
Nuestro héroe
estudió en la Escuela Mariano Moreno y el secundario en los Hermanos
Maristas de Rosario. Se recibió de Ingeniero Químico en la Universidad
Nacional del Litoral, Santa Fe. Dirigente deportivo, profesor fundador
en el Colegio San Pablo, de la Parroquia de Villa Constitución, Santa
Fe, cuyo Párroco testimonió lo que diremos más adelante, era alto
funcionario de la empresa Acíndar. Fue fundador de la iglesia del Barrio
Cilsa y de la Iglesia de Lourdes, y un barrio de Villa Constitución
lleva su nombre. Fue fundador de la Acción Católica en Rosario y el
referente más importante de la Acción Católica de Villa Constitución.
Hizo el servicio militar y continuó un año como subteniente de reserva.
De novio con Maruja Martínez Infante en 1944, se casó el 15-XII-1949.
Deportista con récord mundial por su raid desde Buenos Aires a Asunción
y vuelta con un solo caballo (Añá, Mandinga o Diablo), 3.100 kilómetros
en 30 días, cuando tenía 21 años, le gustaba mucho el hipismo y,
obviamente, los caballos.
Cuando la
familia iba a Misa parecía una procesión, por lo que una vez un tipo, al
ver salir tantos chicos del auto, preguntó “¿cuántos son ustedes?”, y
uno de los menores respondió “17”. ¿Por qué 17, le preguntaron? - Y,
papá y mamá son 2, nosotros somos 10 y 5 caballos”. De los 10 hijos hay
dos religiosas y un sacerdote, fallecido, y cuento 31 nietos.
Me refiere su viuda que una vez siendo novio ella sacó el tema de cuántos hijos tener: “Todos”, fue su respuesta.
Me dicen sus familiares que él decía: “yo soy tomista, pero me falta mucho por saber”.
Vivieron siempre modestamente, y pocos días antes del atentado, en
mayo, le dijo a su mujer, victorioso: “hemos terminado de pagar todas
nuestras deudas”.
Testimonio de su esposa y de un amigo.
“Dos eran sus temas. Dios y Patria – dice su esposa en unas anotaciones
que con gran desconfianza me entregó su hijo Javier, ya veremos por
qué-. No sólo amaba a la Argentina sino que también vivía para su tierra
con una profunda formación histórica del pasado y del tiempo hasta su
muerte. Su tercer o primer amor era nuestra familia”. Ella cuenta que se
dio cuenta ante Dios que su vocación era el matrimonio, y se encomendó a
Él, que no la defraudó otorgándole el esposo que le dio. “Raúl empezó
durante el noviazgo a ahondar mi fe y a llenar los huecos que había en
mi práctica religiosa”. Y añade que cuando tenían cuatro hijos debieron
viajar a Estados Unidos con dos y dejando dos aquí, pero que Raúl
aceleró la vuelta de su señora para que la quinta naciera en nuestra
tierra. Él los quería argentinos nativos.
Pedro Aznárez no duda que es un mártir y lo recuerda como
“un tipo muy serio, alguien al cual uno podía acudir en situaciones
difíciles. Si Raúl lo decía era así. Sin dobleces. Duro en la defensa de
su gente. Amigo de sus amigos. Muy exigente. Una vez en los líos
laborales (que lo llevaron a la muerte, agrego) los obreros no lo
querían dejar salir de la fábrica y se quedó 8 horas sentado en el
auto”, sin resistirse pero sin aflojar.
[Era un hombre cumplidor de la ley, hasta de los semáforos, y a eso
atribuye su viuda su muerte, porque si no se les escapaba…]
* A los 53 años, el 4 de junio de 1975, alrededor de las 7.20 de la
mañana, cuando iba con su hija en su automóvil Torino fue asesinado en
la esquina de Córdoba, esquina Guatemala, de Rosario. Recibió más de
diez disparos. En la Revista Evita Montonera, nº 6, de agosto de 1973,
página 32, la organización terrorista Montoneros se adjudicó el
asesinato, que había sido reivindicado inmediatamente después del hecho,
según informo el diario La Capital de Rosario.
“Pero estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los
principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura
ni la profundidad, ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de
Dios manifestado en Cristo Jesús Nuestro Señor”.
Romanos, 8.38
El Padre Claudio le había puesto a mi conferencia otro nombre, … yo
volví al nombre viejo que le había puesto pero estoy cumpliendo en lo
que él pedía … “La marea roja sobre la Argentina”…
***
4. Larrabure
El Cuarto vino con nombre patriota, Argentino, y mariano, Del Valle,
Larrabure por apellido y nacido el 6 de junio de 1932 en San Miguel del
Tucumán, hijo de Cirilo y de Carmen Conde Contardi, el hermano menor de
una familia de 8.
Estudió en la escuela
“Mitre” en San Miguel de Tucumán, siempre se destacó como alumno, “le
gustaba ser soldado desde chiquito” y postergó por decisión paterna dos
años el ingreso al Colegio Militar, el 1 de diciembre de 1952. El
secundario lo había cursado en el colegio salesiano “Tulio García
Fernández”, siendo abanderado, siempre el mejor, medalla de oro,
múltiplemente premiado.
Sus superiores
lo califican al egresar como “leal, sobresaliente deportista y
camarada. Sobresaliente”, y es destinado al Regimiento de Infantería 19
de su ciudad, hasta fines de 1953. Las calificaciones de los jefes dejan
un aspecto ciertamente original cuando señalan que “supera sus
apariencias”, porque se exhibe como sencillo y modesto, y en seguida le
formulan elogios importantes. En esos juicios se destaca el aspecto
moral , pero en los técnicos descuella. Aparece el calificativo de
“franco y leal”, y de deportista. Siguen los distintos destinos (La
Plata, Buenos Aires) y se casa el 8 de diciembre de 1955 con Marisu,
María Susana de San Martín. Tienen dos hijos.
En la Escuela Superior Técnica del Ejército siempre tuvo las mayores
calificaciones, egresando como Ingeniero Militar, y haciéndose cargo de
una fábrica militar en Campana, comenzando a dar clases en la UCA. Es
destinado a Villa María y dos años a Brasil, donde elogiaron la
velocidad con que aprendió el portugués y siguió formando una foja de
servicios intachable. Realizó investigaciones importantes en química y
fue condecorado en aquel país. Se cree que tuvo participación en el
diseño del Proyector misilístico Cóndor, que después de Malvinas fue
destruído por disposición de los Estados Unidos.
En la plenitud de sus amores. Volvió en 1974 a Villa María, donde
además fue profesor de Química en las hermanas rosarinas, y Subdirector
en la Fábrica Militar, donde aúna su vocación científica química y
práctica organizativa y su amor al Ejército Argentino. Vivía, a los 42
años, la plenitud de sus vocaciones, el amor de su familia, el calor de
la ciudad de Villa María, y la unión y fraternidad entre civiles y
militares. “Él tenía ese don de hacer sentir bien a la gente que le
rodeaba”. La fábrica producía elementos para la actividad civil y
militar, había sido fundada en 1937, era una de las 14 que dependían del
Ministerio de Defensa. Ocupaba a 700 civiles, y había una subunidad
militar con 70 soldados y 15 oficiales.
Había tenido ofrecimientos de dentro y fuera del país para dejar su
Ejército, pero como Genta, como Sacheri, como Amelong, ser argentino
para él era una vocación , en su caso desde el nombre, que había que
cumplir aquí. Y en verdad que la cumplió.¡Y cómo la cumplió!
Secuestro. El domingo 11 de agosto de 1974 el Ejército terrorista
Revolucionario del Pueblo, fuerte de unos 70 hombres, tomó la Fábrica
Militar, entregada por la traición de los soldados infiltrados Tagassich
y Pettiggiani, se apoderó de fusiles y explosivos y se lo llevó
secuestrado, a sus 42 años.
El
comunicado sobre el sorpresivo asalto que los guerrilleros llaman “El
combate de Villa María” señala que “fueron detenidos el subjefe de la
unidad enemiga, mayor Larrabure y el capitán García. Este último se
resistió y fue herido por un disparo de escopeta”.
Poco después, cuando ya había sido trasladado a otra, se descubrió una
casa en Córdoba donde estuvo detenido. A partir de allí – 25 de
noviembre de 1974- pierde el trato de prisionero de guerra y comienza
una vida de calvario, sufriendo más torturas que agravan su situación.
Desde el 18 de noviembre de 1974, en que asesinan a un militar en
situación semejante, Ibarzábal, tenido largo tiempo vivo y torturado en
una especie de ropero por los defensores de los derechos humanos
defendidos pro Hebe de Bonafini hoy, la familia piensa que si los
terroristas se ven cercados lo matarán (p.143).
En el verano de 1975 escribe una larga carta, se ocupa de todos, desde
la familia a la gente de su querida Fábrica, alude a haber “vivido
momentos muy inciertos”, que dice va superando, pero machaca una
despedida: “Si están todos juntos, sean fuertes. No tengan mucha
esperanza de volverme a ver. Sepan que siempre los quise mucho” (Un
canto a la Patria, p. 151).
El análisis
minucioso de todo lo que dejó escrito en su crudelísimo cautiverio nos
muestra, según su hijo Arturo, una maduración en la fe, de la que nunca
se había apartado.
Rezar, cantar el
Himno y morir. El 19 de agosto un joven industrial que estaba
secuestrado en un lugar contiguo al suyo “oyó durante largos ratos una
voz entrecortada por accesos de tos [Larrabure era asmático] que rezaba.
Hacia el atardecer …oyó que ese mismo compañero de encierro, en voz muy
alta [¡¡¡] si bien con evidentes problemas respiratorios o de garganta,
cantaba el Himno Nacional”. Luego un grito ahogado y el silencio. Un
discípulo práctico de Genta el Primero - se acuerdan?- , “el pedagogo
del Oh juremos”…
“Sin sangre no hay redención” para la Argentina
Los defensores de los derechos humanos lo habían tenido secuestrado 372
días, los defensores de los derechos humanos le habían aplicado
torturas, y los defensores de los derechos humanos lo asesinaron en
Rosario, el 19 de agosto de 1975.
¿Quiénes fueron?
-Ya te dije que el ERP. No hay dudas.
“Yo por mis obras te mostraré la fe”
(Santiago)
***
II. Doctrina del martirio
Estamos ante cuatro grandísimos católicos argentinos de los años ´ 70,
pero el título de esta conferencia va más allá y reza mártires
argentinos…
Confesores y mártires. Como
Uds. saben, cuando la Iglesia declara que alguien es santo enseña que
está en la visión de Dios. Y los santos se dividen en confesores de la
fe, por una parte, y en mártires, por otra.
Los confesores de la fe son aquellas personas que han practicado todas
las virtudes no “masomenos” sino “en grado heroico”. No que eran buenos
tipos sino buenísimos, perfectos, digamos, pero que no han muerto
violentamente. Han alcanzado la perfección de la caridad (Bonnet, p.
12).
En cambio, el mártir - dicho rápidamente- es aquél al que matan por la fe.
Caso típico. El caso típico de martirio es el de un católico al cual se
le quiere hacer decir que Cristo no es Dios, bajo amenaza de muerte, y
como el tipo se niega lo ejecutan. O al que le quieren hacer firmar la
supremacía del Rey de Inglaterra sobre el Papa, y Tomás Moro se niega.
Éstos son casos fáciles para un examen sobre “martirología”.
La cosa es interesantísima, y para los que estamos acostumbrados al
derecho estatal moderno el derecho canónico puede resultar extraño.
Porque la Iglesia no tiene un derecho ni democrático ni nada
racionalista, muy tradicional y jerárquico, lleno de costumbres del Papa
y los obispos, de modo que cuando el Papa, que externa y
comparativamente parece tener a los ojos del jurista moderno un poder
absoluto, decide algo, eso es palabra santa pero él no puede apartarse
de la Tradición y de sus principios, aunque su decisión muchas veces no
tiene precedentes exactos.
Cuenta
André Frossard que cuando Juan Pablo II estaba por salir a canonizar a
Maximiliano Kolbe había una gran expectativa entre la gente, porque si
salía revestido de rojo lo estaba canonizando como mártir y si salía de
blanco lo canonizaba como confesor. En realidad, había sido declarado
beato como confesor, no como mártir.
Porque no había sido matado por afirmar una verdad directamente de fe,
un dogma, y ni siquiera una verdad moral doctrinal, sino porque a la
hora de los bifes había practicado la caridad en grado heroico
ofreciéndose por Cristo a morir en lugar de un laico padre de familia
preso y condenado a morir de hambre por los carceleros nazis. La
ejecución de la pena de muerte se cumpliría por omisión de darle
alimentos, (no por emanación de gas como se ha dicho), pero cuando ya no
daba más le aplicaron una inyección letal.
Santo Tomás se planteó el problema con San Juan Bautista, a quien no
mataron porque le pidieran negar que Cristo era Dios, o por una verdad
teórica o moral católica en un simposio de ética, sino por denunciar un
adulterio concreto y determinado, con nombre concreto y determinado.
“Herodes, dijo, y no habló abstractamente, no te es lícito acostarte con
Herodías, dijo refiriéndose a una mujer en concreto, porque ella es la
mujer de tu hermano”. No hizo votos para que respetara una sana
antropología sino que dijo claramente con ésa no y eso está mal. La ley
de Dios se cumple - o se incumple- en concreto y él lo denunció en
concreto.
Benedicto XIV (no XVI) define
al martirio como “el voluntario sufrimiento o tolerancia de la muerte,
por la fe en Cristo o por otro acto de virtud referido a Dios” ( De
servorum Dei beatificatione et de beatorum canonizatione, cit. por
Fuentes, “Presentación” del libro Sacheri: Predicar y morir por la
Argentina, 6-VI-2008, p. 2).
Y he aquí
que con San Maximiliano, a pesar de que murió no directamente por la
fe, sino por la caridad fundada en la fe, el Papa salió con vestimentas
rojas ( Frossard, ´No olvidés el amor. La pasión de Maximiliano Kolbe,
p. 14), y dijo:
“Por lo tanto, en
virtud de mi autoridad apostólica, he decretado que Maximiliano María
Kolbe, quien después de la beatificación era venerado como confesor, sea
venerado en lo sucesivo también como mártir” ( Juan Pablo II, en Fray
Contardo Miglioranza, San Maximiliano Kolbe, p. 315).
Mártir por un hermano.
“Mártir por un hermano”, dijo Juan Pablo II en el discurso de
canonización. “No constituye esta muerte, afrontada espontáneamente por
amor al hombre, un cumplimiento especial de la palabra de Cristo? ¿No
hace esta muerte a Maximiliano, de modo especial, semejante a Cristo,
Modelo de todos los mártires, que ofreció su propia vida en la cruz por
los hermanos?¿No tiene una muerte semejante una especial y penetrante
elocuencia en particular para nuestra época?¿No constituye un testimonio
de especial autenticidad de la Iglesia en el mundo contemporáneo? (en
Miglioranza, p. 315)
Mártires por la Patria. Santo Tomás enseña que también por el bien de la república se puede ser mártir.
“El bien de la república es el más alto entre los bienes humanos, -
dice el Maestro-. Pero el bien divino, causa propia del martirio, es más
excelente que el humano. Sin embargo, como el bien humano puede hacerse
divino al referirse a Dios, cualquier bien humano puede ser causa del
martirio en cuanto referido a Dios” (2-2, 124, 5, c.).
Sintetizando las cosas, pues, para que se justifique el título de esta
conferencia nuestro cuatro deben haber sido 1) muertos dolosamente por
otra persona humana; 2) y por odio a la fe o a bienes o virtudes humanas
referidos a la fe; y 3) que hayan aceptado o tolerado la muerte que les
ha tocado.
Queda dicho que, contra lo
que sostienen teólogos liberacionistas como Rahner, Boff o Sobrino (
cfr. Fuentes, “Presentación…”), quienes no cumplen dichos requisitos no
pueden ser considerados mártires. Y me remito a lo que señalé en dos
capítulos en mi libro Sacheri…, en el sentido de que una persona como el
P. Mugica que fue conocida por su adhesión práctica a la guerrilla
comunista, a la cual llevó muchos chicos, teniendo como a modelo al Che
Guevara o a cualquier enemigo de la fe, no puede cumplir el segundo
requisito. (Que el P. Mugica haya cambiado meritoriamente de bando no
quita ni pone rey).
No se trata de,
por respeto a ciertas conductas humanamente ejemplares de algunas
personas que se juegan la vida en medio de la cobardía general, hagamos
un relativismo de la fe. Puede ser mártir el que refiere su sacrificio
ejercitando una virtud que no es directamente la fe, a la verdadera fe.
Aquéllos que dicen “eso no va, porque lo mató la guerrilla”, o “no va,
porque se metieron en política”, me deben, en doctrina, la refutación al
propio Santo Tomás cuando dice que es posible hablar del martirio de
quienes ´mueren por la Patria´, y en los hechos concretos tendrán que
demostrar que nuestros mártires de Cristo Rey de los años `70 fueron
hipócritas o estuvieron errados, o eran heterodoxos o imprudentes, o que
murieron por otra cosa.
En cuanto a la
objeción de que no puede ser mártir alguien a quien matan después de la
obra realizada por la cual lo matan, le responde un clásico en la
materia, Capizucchi, con el caso de San Juan Bautista, “ya que sigue
siendo verdad que uno es perseguido y sufre por la obra buena”, si bien
ésta haya sido hecha antes (Capizucchi, Controversias de martirio, en
Pedro Lumbreras, “Apéndices al Tratado de la Fortaleza de la Suma
Teológica”, edición BAC, t. IX, pp. 884-885).
Queda dicho, entonces, que todos aquéllos que se enrolaron entre los
que según veremos precisamente mataron a nuestro cuatro héroes, no
pueden ser mártires de la Iglesia Católica. Ante todo tiene que ser por
la fe o por una virtud referida a la fe, y estos tipos eran enemigos de
la fe.
(Dejo de lado, por otra parte,
que la Iglesia no acepta en principio que sea mártir aquél que haya
muerto por el hecho de que fue vencido en una guerra, pues no se
cumpliría el 3er. Requisito).
***
III. Los requisitos en los cuatro casos
A. El primer requisito. La muerte dolosamente causada por otro.
Es evidente que con los cuatro se cumple el primer requisito. Los
cuatro fueron muertos por otros hombres, en forma dolosa.
Es un hecho que Genta, Sacheri y Amelong fueron asesinados con armas de
fuego, y que grupos guerrilleros se autoadjudicaron el hecho.
Y si destinamos un párrafo a Larrabure es porque Página 12 y otros
órganos proguerrilleros, que alguno por lo menos es subsidiado por Su
Majestad Británica, según veremos, han querido introducir dudas,
diciendo que Larrabure se habría suicidado.
Esto no es cierto por las siguientes razones: 1) El ERP tenia el medio
de comprobar fehacientemente que no lo mataron ellos, sacando
fotografías, que de hecho sacaron no pocas a Larrabure en su largo
cautivero, y no lo hicieron. 2) La explicación que años después le da
Luis Mattini, seudónimo de Arnold Bremen, jefe del ERP después de la
muerte de sus primeros Santucho y Arteaga, es totalmente inconvincente, y
no aplicaron sanciones. (Libro Símbolos y fantasmas, de Germán Ferrari,
Sudamericana, Buenos Aires,2009, p. 81). 3) Veremos que Larrabure no
tenía fuerzas ni espacio para suicidarse. 4) Los peritos dicen que lo
asesinaron. Presumiblemente le aplicaron una especie de mazazo, antes o
después lo habrían anestesiado con alcohol, y lo estrangularon.
B. El segundo requisito
Que los cuatro refieren su vida a Dios, y refieren a él todo lo que
hacen, especialmente cuando arrecia el combate y su hora decisiva, y lo
hacen asumiendo la muerte como altamente probable, es indiscutido, lo
que empieza a autorizar que mueren por la fe, el segundo requisito.
Que los cuatro se caracterizan por su doctrina y práctica católica es
indudable. Su confianza en Dios aumenta con el peligro.
Que no murieron por ninguna razón detectable que sea algo distinto de
una cuestión ideológicopolítica ligada a la religión o a la política o a
la vida moral que ellos ligan a la religión, es indudable. No aparece
otra razón. Veamos con algún detenimiento.
1. Genta y Sacheri.
El comunicado de las 553 palabras. Les prometí hablar de un comunicado
de 553 palabras y voy a cumplir ahora. Cuando lo matan al Segundo, que
es nota de tapa de la revista Cabildo, después que mataron al Primero,
que también fue nota de tapa de la revista Cabildo, al director Ricardo
Curutchet le hacen llegar un comunicado que se atribuye los asesinatos.
(Y amenazan a Curutchet de paso…).
“Sr.
Director de la revista Cabildo don Ricardo Curutchet. ¡Presente!
Carísimo hermano en Cristo Rey: nos dirigimos a Ud. con la confianza que
nos dan los dos contactos mantenidos con la comunidad nacionalista
católica y la revista Cabildo, su más digno exponente, en las personas
de los queridísimos aunque extintos profesores Jordán B. Genta y Carlos
A. Sacheri. Nos guía la certeza de que seremos atendidos por Usted con
la caridad cristiana que ilumina cual antorcha sagrada, su cosmovisión
escolástica, virtud ésta enseñada por Cristo y de la que fueron devotos
fervorosos Santo Tomás y San Agustín…”.
Y sigue consignando que ambos fueron muertos en la fiesta de Cristo
Rey, sólo que uno según correspondía al viejo rito, otro según el nuevo.
Se mofan de la fe.
Hay un dato
decisivo: el texto usa fraseología de un conocedor de las cosas de la fe
católica, y en 553 palabras, 17 veces se menciona a Cristo y 7 veces a
Cristo Rey.
En la doctrina del segundo
requisito, y dado que debe tratarse de una muerte por causa de la fe, se
exige lo que se llama el odium fidei. El odio a la fe aquí está
clarísimo.
Benedicto XVI. “Aunque el
motivo que impulsa al martirio sigue siendo el mismo y tiene en Cristo
su fuente y modelo, han cambiado los contextos culturales del martirio y
las estrategias ´ex parte persecutoris´, - enseña el Papa actual- que
cada vez trata de manifestar de modo menos explícito su aversión a la fe
cristiana o a un comportamiento relacionado con las virtudes
cristianas, pero que simula diferentes razones, por ejemplo, de
naturaleza política o social. Ciertamente, es necesario recoger pruebas
irrefutables sobre la disponibilidad al martirio, como derramamiento de
la sangre, y sobre su aceptación por parte de la víctima, pero también
es necesario que aflore directa o indirectamente, aunque siempre de modo
moralmente cierto, el ´odium fidei´ del perseguidor. Si falta este
elemento, no existirá un verdadero martirio según la doctrina teológica y
perenne de la Iglesia”. (L´Osservatore romano, ed. Española, 5-V-2006,
p. 6).
Pareciera que el odium fidei de
los firmantes del comunicado está clarísimo, y que la mofa respecto de
la religión lo refuerza. Está clarísimo que hay una pluma religiosa
resentida detrás. El comunicado es firmado por “Ejército de Liberación
22 de agosto”.
Es cuestionable que haya
sido ese u otro grupo guerrillero, pero, si no lo fuera, la otra
hipótesis ha sido que fueran los servicios de inteligencia del Estado,
que responderían a López Rega. Recuérdese que la denuncia de Genta y de
Sacheri y de Cabildo contra el gobierno de entonces (aunque los
sacherianos matizaran y distinguieran y no denostaran al peronismo en
bloque) eran contundentes, con López Rega en la tapa, y que Cabildo fue
clausurada reiteradamente y lo mismo las revistas subrogantes. Asimismo,
no hay que olvidar que entre los motivos de ataque al “Brujo” estaba su
oposición al catolicismo y a un altar de la Patria anticatólico.
Además, Sacheri en La Iglesia clandestina denunciaba una Logia Anael a
la que se vinculaba López Rega. (Pero por otro lado circula otra versión
que vincula ambas muertes a un grupo montonero… no sé…).
Edmundo Gelonch Villarino recabó la opinión de un sacerdote y profesor
universitario amigo y no pudo menos que dictaminar:
“El escrito es blasfemo. Agravado, además, por erl hecho de que quienes
lo escriben conocen muy a fondo el contenido de la fe católica. Tiene
la gravedad de la blasfemia que puede considerarse como ´odium fidei´”.
Otro sacerdote, Superior General y autor de libros de teología, dictamina a pedido del profesor Gelonch:
“Estimo que se trata de un sarcasmo demoníaco, que implica el ´odium fidei´”.
Aparte del comunicado. Si la militancia de Genta y Sacheri y lo que
pensaban y representaban y cómo lo representaban, es indudable, y hay
total ausencia de todo otro motivo razonable que no fuese directamente
la fe para su martirio, es evidente que las distintas probables fuentes
de su muerte registran su animosidad contra la fe.
Nos parece, pues, de toda razonabilidad decir que el segundo requisito se cumple en ellos acabadamente.
Genta y Sacheri mueren, según el comunicado de sus matadores, por Cristo Rey.
Y la única explicación posible de sus muertes, aún si pudiera
prescindirse del comunicado, es que murieron por aquello de que habían
hecho una empresa en sus vidas. Por la divulgación de la verdad
católica, en la que nadie ha podido ni podrá encontrarles defección ni
heterodoxia alguna, por la eficacia con que lo hicieron, y por el modo
de combatir lo que se opone a la fe católica.
Ellos representaban la doctrina de la fe católica, y la representaban con autenticidad personal y con eficacia.
Por la fe católica que incluye la Doctrina Social de la Iglesia, y que
sólo puede negar quien niegue el Reinado Social de Cristo. Lo que
implica que dicha doctrina está incluida, en sentido amplio, en la Fe
Católica.
Quienes niegan que la Iglesia
tenga, en virtud de su función, una doctrina a aplicar obligatoriamente
en el orden social, tienen una concepción protestante de la misma, una
iglesia reducida a una sociedad más, a un conjunto de fieles que no es
sociedad perfecta o soberana, persona necesaria de derecho público.
En ese sentido, habiendo refutado en mi libro Sacheri… las
observaciones del profesor Bosca, que atribuía las muertes de nuestros
grandes a una interna peronista, a ese capítulo me remito y pongo de
relieve el apartamiento del mismo respecto de la Doctrina Social de la
Iglesia, al seguir la filosofía del liberal Hayeck (capítulo 26 del
libro).
Lo propio de Genta y de Sacheri sería, si es así, una muerte directa por la fe, y no indirecta.
De todos modos, si así no fuese y se hablase de causas políticas, es
evidente que ellos encararon toda su política bajo relación a la fe. Vía
indirecta. Morir por la república, “el más alto de los bienes humanos”,
según enseñanza de Tomás de Aquino.
2. Amelong
Quizá convenga detenerse brevemente en recapitular algo sabido y que es
presupuesto de lo que diremos. Si nosotros admitimos – como lo hacemos -
estas dos verdades de derecho, a saber que la Iglesia es el Cuerpo
Místico de Cristo y que ella constituye la religión verdadera, y si
admitimos la verdad de hecho de que tanto el Ejército Revolucionario del
Pueblo como los Montoneros, a pesar de sus diversos orígenes, eran
materialistas, marxistas, que preconizaban la lucha de clases y el
advenimiento del socialismo, alineándose además bajo la égida de Cuba y a
través de ella a Rusia, incursos en la calificación de tal doctrina y
en tanto consecuente con la doctrina, movimiento intrínsecamente
perverso, hay que decir que ellos deberían ver lógicamente como a sus
enemigos a la auténtica fe católica y a sus egregios representantes.
“Permanecer firme en la verdad y la justicia contra los asaltos de la
persecución” (Hedde, Dictionnaire de Theologie catholique, y 2-2, 124,
1,c). Se requiere para la palma del martirio “el odio a la fe o a toda
buena obra realizada en relación a la fe, sea en el matador, sea en el
acusador, sin importar que éstos sean católicos o no”. “Es necesario de
parte del perseguidor el odio de la fe o de toda buena obra en tanto que
dirigida por la fe del Cristo” (DTC, col. 226).
“No es necesario que el perseguidor se haya decidido a matarlo por el
odio a la fe: es posible que él crea castigar un verdadero crimen
imputado calumniosamente a la víctima. Es necesario entonces probar que
el acusador procedió por odio a la fe. El caso se presentó en los
primeros tiempos del cristianismo, porque los cristianos eran acusados
por sus enemigos de toda suerte de crímenes odiosos” (col. 226). El
motivo de fondo debe ser la fe. Nerón invocó el incendio de Roma (col.
226
De hecho, como he comprobado en el
libro, los dirigentes de ambos movimientos, ERP y Montoneros, le dan la
razón a Sacheri ( y a Genta y a Caturelli y al Episcopado) cuando
consideran al tercermundismo como cercano a ellos y una posible vía de
trabajo conjunto con la Iglesia infiltrados en la Iglesia.
Así las cosas, las figuras de Amelong y de Larrabure fueron para ellos
como el paradigma de lo que ellos, que también defendían
doctrinariamente el odio, odiaban. Diríase que el comunista coherente y
militante el odium fidei a lo católico es algo consubstancial. Lo que
exigiría, a los fines de nuestra prueba, acreditar simplemente que eran
tales, comunistas coherentes en lucha. Ahí están las cosas. El Ejército
Peronista Montonero mató a Amelong, y el Ejército Revolucionario del
Pueblo, luego de infinitas torturas, liquidó a Larrabure, y ambos
previeron las cosas, perdonaron y mandaron a sus familias perdonar, y
murieron santamente.
El amigo de Amelong Pedro Aznárez me decía el 7 de octubre de 2010 que
“la figura de Raúl reunía todos los requisitos para que lo mataran.
Católico militante. Funcionario de la empresa Acíndar, que participaba
en las negociaciones con los obreros, siendo Subgerente de control de
calidad. Socio del Jockey Club (aunque explotando sobre todo la veta
deportiva del hipismo de una institución que los revolucionarios suelen
considerar digna de las más potentes bombas), con un hijo militar y una
hija monja. Además, él había estado un año posterior a su servicio
militar como teniente de reserva. Estoy seguro que él llegó a la
conclusión de que era inevitable que lo mataran”.
Con su hijo subteniente combatiente en Tucumán contra la guerrilla y
ahora condenado a perpetua por la inconstitucional revancha de dicha
guerrilla en la justicia federal, (el juicio de “inconstitucional” lo
copio del propiísimo Juez de la Corte Suprema el socialista Dr. Carlos
Fayt, que acusa a sus cofrades de aplicar “el derecho penal del
enemigo”), apostaban a quién de los dos iban a matar antes los
guerrilleros. El padre, jocosa pero realísticamente se
“autocandidateaba” – si se me permite la expresión- , invocando su
condición de dirigente de una empresa importante como Acíndar, el otro
por ser militar. Ya veremos el resultado de la apuesta.
Maruja Amelong, la viuda de Raúl, le trasmitió ciertas prevenciones a
su hijo Javier sobre su entrevista conmigo, porque yo anduve escribiendo
“cosas que dice el P. Samuel de nosotros y que no son ciertas”. ¿Qué
acusación escribí contra ellos? Y el 9 de octubre a la noche, habiendo
releído el capítulo sobre su esposo en mi libro Sacheri…y una versión
previa de esta conferencia, me habló para puntualizarme una serie de
cosas. No quiere que repita ningún elogio que hizo el P. Samuel sobre
ella. Su esposo era un santo.
3. Larrabure
Y en cuanto a Larrabure, que es “el enemigo militar”, encontré un texto
del “Che” Guevara al respecto, que lo resume todo: “la liquidación del
ejército como el verdadero principio de la democracia (si el aforismo no
existe, lo creo yo)” (Carta a su madre, 4 de julio de 1954, según Jorge
Castañeda, La vida en rojo ... p.97). Esto resume y rezuma el odio
visceral que tienen los comunistas contra las fuerzas armadas y de
seguridad, el holocausto de servidores del orden que cometieron, y la
actual política judicial de benignidad máxima y abolicionismo penal
contra los delincuentes y mano dura contra los policías, de la que he
tenido experiencia como defensor. Casi siempre el que termina procesado
es el policía, y sobreseído el infractor, en lo cual convergen la
vertiente comunista y la vertiente abolicionista.
Y ahora pasemos al tercer requisito, la aceptación religiosa de la
muerte, lo cual exige, previamente, que la misma se viera como probable o
se previera.
C. La aceptación religiosa de la muerte (Tercer requisito)
A los fines del tercer requisito nos preguntamos: ¿nuestros cuatro
héroes argentinos de los ´70 conocieron y asumieron la muerte que
tuvieron, la aceptaron cristianamente?
1. Genta.
Ya vimos lo que dijo el día anterior. Vivió enseñando el tema. “Nos
enseñó a vivir alertas, a salir de casa rezando”, porque esperábamos el
balazo o la explosión de la bomba terrorista que nos amenazaba a cada
movimiento. Ya había sufrido despidos y cárceles (persecución religiosa
de 1954).
A nuestro Esteban, unos
guerrilleros que ya habían matado mucha gente, (“perro que ladra no
muerde” pero los que amenazaban cumplían) lo torturaban invariable y
telefónicamente (testimonio de Lis) diciéndole que le iba a pasar lo que
al Almirante Quijada… el que ya había sido liquidado…Una tortura… Y ya
vimos lo que siguió haciendo. “Imprudentemente”…, comilleó Caturelli...
El 30-VIII-1974 dijo en Cordoba: “Si Dios me pide el testimonio entero,
le pido que me maten rápidamente, porque no creo tener fuerzas para
soportar la tortura. Pero no es a la muerte a lo que más temo, sino a
[…] enfrentar al Justo Juez con la carga de todos mis pecados”.
De Jordán Bruno Genta puedo testimoniar - sigue Gelonch, de quien es la cita anterior,
“la disponibilidad al martirio, como por ejemplo, el derramamiento de
sangre y su aceptación por parte de la víctima, que recomienda
documentar el Papa Benedicto, para las causas de los mártires”.
Ya hemos dicho que Genta rechazó toda posibilidad de irse al extranjero…
“Porque los judíos piden señales, los griegos buscan sabiduría,
mientras que nosotros predicamos a Cristo crucificado, escándalo para
los judíos, locura para los gentiles...”
( 1 Corintios, 1, 22).
Él sabía lo que le podía pasar…
2. Sacheri.
Ya había dado Genta “el testimonio completo”. Carlos estaba presidiendo
una reunión del Tercer IPSA Regional en Corrientes en el salón
parroquial de la Iglesia de Jesús Nazareno:
“Le interrogaron si no sentía temor. Entonces el Dr. Sacheri les
respondió: «yo sé que para mí tienen preparado algo similar [a lo de
Genta], pero las amenazas y esa posibilidad no me harán declinar en esta
lucha por Dios y por la Patria»” (Testimonio de Miguel Ángel Aguilar).
Muerto Genta, en su casa se le oyó decir “el próximo soy yo”.
Enrique le fue con una lista de amenazados, que empezaba por Genta… con
quien ya habían cumplido, y después venía Sacheri… y después Enrique…
Ya había enseñado que no hay que agrandar al enemigo, que el terrorismo
paraliza los reflejos, que hay que reaccionar… “No les des bolilla…”,
fueron sus palabras, y siguió predicando hasta morir. Aceptó lo que con
alta probabilidad, podía suceder.
En
el libro relato que a Sacheri le recomendaron que se cuidara, que no se
exhibiera tanto. Tomó alguna precaución, pero por poco tiempo.
Testimonia Gelonch, de nuevo:
“Tengo la certeza moral de que él [por Sacheri] como muchos filósofos
católicos sometidos a persecuciones y amenazas, que no retrocedimos en
nuestra obligación de dar doctrina en fidelidad al Magisterio, sabía a
lo que estábamos expuestos, todos y habitualmente”.
El que habla – Gelonch- es un amenazado que no le hurtó el cuerpo,
igual que Caturelli, a quien le pusieron una bomba detectada a tiempo. Y
sigue Gelonch ambientándonos en la época:
“Los atentados terroristas documentados en archivos judiciales, por
aquellos años setenta, superan los 22.000, con miles de muertos y
mutilados a manos de terroristas […] ¿Quién, como Sacheri, que adoptara
una actitud definida en pro de los principios cristianos, odiados por el
terrorismo, podía actuar y no saber a qué consecuencias se
exponía?¿Quién podía escribir y publicar libros como La Iglesia
clandestina o El orden natural, sin aceptar, aun tácitamente, las
sentencias de muerte dictadas por los “tribunales populares
revolucionarios” del terrorismo marxista? De hecho, quienes se
relacionaban más con Sacheri, lo preveían. Cuando volvíamos de rezar la
última despedida del féretro de Genta, a media tarde del 28 de octubre
de 1974, en el Cementerio de La Chacarita, y caminábamos hacia la
salida, alguien dijo: “ahora, el próximo es Sacheri´, probabilidad a la
que asentimos todos los que formábamos el pequeño grupo. De ellos
solamente recuerdo con certeza a Néstor Rocha, que ya falleció”.
“Pero en todo esto salimos vencedores
gracias a aquel que nos amó”
(Romanos, 8, 36 ss)
Él sabía…
3. Amelong
El 6-X-2010, Maruja Amelong me dijo que no es cierto que él rechazara
sistemáticamente ser trasladado en avión o helicóptero desde el barrio
de Fisherton, al norte de Rosario, hasta Villa Constitución (como lucía
en otro testimonio), sino que ese día sobraba uno para transportar por
avión o helicóptero, es decir que faltaba un lugar, y él,
caritativamente, se borró y viajó en su auto. Pero su hija Inés me
testimonia que él sistemáticamente la llevaba a ella en auto a la
Facultad, e iba sin custodia y sin armas, manejando su Torino.
La empresa llevaba indistintamente a sus altos empleados desde
Fisherton a Villa Constitución en avión, helicóptero y barco, pero él
rehusó muchas veces estas garantías.
Desde que vio que lo matarían se encomendó a Dios y perdonó a sus
eventuales matadores. Ese día en que lo matan iba conduciendo su Torino
llevando a su hija Inés a la Facultad, junto con una amiga, Elena. Inés
salió lesionada gravísima, estuvo internada.
Contra Amelong se había atentado dos veces antes, la primera los Monto
se quedaron embarrados en una calle lateral y la segunda se les escapó
gracias a su habilidad conductiva.
Lo que me dijo su hijo lo confirma parcialmente el diario La Prensa, de Buenos Aires, en su ejemplar del 5-VI-75:
“el Ingeniero Amelong siempre se había negado a portar armas o aceptar
custodia, señalándose que en diversas oportunidades afirmó que ´confiaba
en la Divina Providencia y que si algún día le tocaba morir en forma
violenta, rogaría a Dios para que perdonara a sus asesinos´ ”.
El 7 de octubre de 2010 su viuda me explica que en aquel entonces ella
leyó lo de La Prensa y que ella quería ahondar en el dato. Y al mes de
su fallecimiento, en la Misa que por razones de seguridad les celebraba
el P. Samuel Martino que se iba hasta el Barrio interno de Acíndar en la
casa de Pedro, le pregunta el asunto y éste le cuenta:
“un día miércoles en que se reúne a almorzar la plana mayor de la
fábrica con el Ingeniero Acevedo se habló, como tantas veces, de la
situación peligrosísima que se vivía. Y éste preguntó a cada uno qué
haría cada uno si los atacaban. El Ingeniero Amelong clavó la mirada en
su plato y dijo: ´pediría cinco minutos para poder perdonar a quien me
ataque´.
A riesgo de reincursionar
ahora en el segundo requisito, es decir la prueba de que Amelong cumplió
con las virtudes comunes de su cargo refiriéndolas todas a Dios, hay
que sintetizar lo que me reportó su hijo Javier que el padre dejó
instalado en la casa:
“Si te dicen que
te vas a morir en una hora, ¿qué harías? – Seguiría jugando. Hay que
hacer lo que tengo que hacer. Se puede tener miedo pero no obrar por
miedo, en actitud cobarde. Lo único que falta es que nos dejemos llevar
por lo que estos tipos quieren. Siempre nos enseñó eso”.
Lo cierto es que el clima de perdón se vivió en la familia, pues en la
Misa de cuerpo presente, en el comedor de su casa de Wilde y Passo, me
dice Maruja el 9-X-2010 que el último rosario, cuando cerraban el cajón,
“fue por los matadores, como él lo hubiera querido”.
Para dar idea del peligro que se corría digamos que antes que a Amelong
la guerrilla ya había asesinado al Ingeniero Harris, en Buenos Aires
esquina San Lorenzo de Rosario, y que habían secuestrado al Ingeniero
Breuss, al que devolvieron con vida.
Pedro Aznárez señala:
“La única persona que, fuera de la empresa, protestó contra el
secuestro de Breuss fue el P. Samuel Martino, qué par de pel…. tenía el
P. Samuel”
Diremos también que una de
las huelgas que hubo fue con el personal superior en calidad de rehén.
Al parecer Amelong logró que los rotaran. Es decir que quedaran algunos y
otros se fueran a sus casas. Los que se quedaban en la fábrica como
rehenes estaban rodeados de tambores con solventes que se amenazaba
prender y explotar ante el menor amague de auxilio de la fuerza pública.
Los jueces no hacían ni podían hacer nada, -me resume Pedro.
También me cuenta Pedro Aznares que una vez el Ingeniero Acevedo señaló
“así no se puede seguir trabajando. Al que se quiera ir yo lo indemnizo
y le reservo el lugar para volver”. Ni Amelong ni Pedro ni los demás,
salvo uno, aceptaron. Y ese uno que se fue, luego fue readmitido.
Amelong pudo escapar a los peligros y siguió en la brecha…
No sólo podía suceder un atentado, sino que era altamente probable.
Diríase que en el caso de Amelong era más probable que sí a que no. Al
extremo de que su hijo Javier me dice que cuando un sacerdote dijo en el
Colegio que había ocurrido un atentado, todos se fueron a rezar a la
iglesia dando por hecho que el caído era él.
La generosidad de la viuda de Amelong se evidencia en lo primero que le
dijo a Pedro Aznárez cuando la vio el día de la muerte: “lo que hemos
rezado por vos, Pedro”. Pensar en el otro… Le había ido a informar que
la empresa le seguiría pagando el sueldo hasta que educara a todos sus
hijos.
“Por tu causa somos muertos todo el día;
tratados como ovejas destinadas al matadero.
(Romanos, 8, 36 ss)
4. Larrabure
En
este caso, desde que lo secuestraron asumió todo lo que pasaba
refiriéndolo a Dios, como se ve en sus cartas y se ve en su diario. Pudo
haber obtenido la libertad a cambio de colaborar con el terrorismo
ateo, como lo reconocieron sus verdugos y figura en su Diario.
Heroicamente se negó, y hasta se dio el gusto, en su celda que ya en
seguida te digo cuánto medía, de indignarse y de enfrentarlos.
“Que no está en palabras el reino de Dios,
sino en realidades”
(San Pablo, 1 Corintios, 4,20).
Ojo. Acabamos de decir que los defensores de los derechos humanos lo
tuvieron en una celda, que él mismo describió, de 2,20 de largo, que los
mismos defensores de los derechos humanos diseñaron de 1 metro de
ancho, y que dichos demócratas dueños de la democracia pergeñaron de 2
metros de alto. Y ahí pasó no uno ni dos ni tres días sino que estos
defensores de los derechos humanos lo tuvieron allí por más de un año,
372 días, hasta que lo asesinaron.
No
una hora, no un día, no un año, 372 días… más de un año en un pozo… y
torturado… y malalimentado, y siendo asmático en un lugar húmero, que
además se inundaba, y una vez tuvo que pedir que le dieran elementos
para sacar el agua del pozo (“cárcel del pueblo”)… Y perdonando. Y
aceptando…Y venciendo, según veremos…
Se cumple con los tres el tercer requisito. La muerte era altamente
probable. Siguen en la brecha, no defeccionan, no se retraen, el único
que estaba en situación de tener custodia, Amelong, la rechaza, el que
estuvo 372 días en un cubículo en que fue torturado, se niega a
colaborar con los secuestradores y mantiene su fe. Los dos doctrinarios
oradores Los cuatro siguen peleando como pueden, en lo que pueden.
Vencen. Ofrecen a Dios todo lo más alto sacrificable, la vida.
Y el ERP, que lo tenía secuestrado, estranguló a Larrabure el 19 de
agosto de 1975. Recuérden chicos para siempre la enseñanza del filósofo
“Pedagogo del ´oh juremos´”, aplicada a lo vivo y en la muerte por el
militar Larrabure. Un testigo privilegiado, que no lo veía pero contó
todo para la historia, oyó que un hombre, con dificultades en el habla
(era asmático y lo tenían en una cueva húmeda, que muchas veces se
inundaba, lo sabemos por él y por sus carceleros) rezó todo el día. Sí,
Argentino Del Valle Larrabure en el pozo rezaba y se hacía oír, a pesar
del asma… Que recuperando fuerzas cantó con energía, como se debe, como
deben cantarlo Uds., como enseñaba Genta, el pedagogo del “Oh juremos
con gloria morir”, el Himno Nacional Argentino. Que oyó un grito
ahogado. En su cadáver había gran porcentaje de alcohol en sangre. Hay
signos de que le aplicaron un golpe que lo durmió, y de mucho alcohol
cuando no tenía acceso al vino, seguramente para doparlo y más de una
pericia dice que lo estrangularon. Lo encontraron con cuarenta kilos
menos, mal alimentado, y con signos de tortura en los testículos y en el
cuerpo...
“Por tu causa somos muertos todo el día;
tratados como ovejas destinadas al matadero.
Pero en todo esto salimos vencedores
gracias a aquel que nos amó”
(Romanos, 8, 36 ss).
“Nadie tiene más amor
que el que da la vida por sus amigos”.
Juan, 15, 13.
Son los defensores de los derechos humanos…
Mensajes de Larrabure. La primera carta suya que llegó a la familia exhortaba:
“a los chicos, que sigan estudiando, no se abandonen, cualquiera sea el
desenlace final. Les pido también que no odien a nadie, recuerden el
ejemplo permanente del abuelo Arturo, gran médico, arquetipo de la
bondad en persona… Arriba el ánimo. A tener fe. Comprendan la situación y
llevarla con dignidad” (Un canto a la Patria, p. 103).
En su cautiverio escribía operaciones matemáticas, poemas, nombres de
sus familiares, expresiones de amor a su esposa, dibujo de personajes,
fabricó con papeles un juego de naipes. En medio de cuentas y ejercicios
intrascendentes aparece “Viva el Ejército Argentino” y “Viva la
Argentina” (p. 190), o “Dios los proteja” (p. 195). Entre tantos números
y palabras se las ingenió para ir dejando este “diario de su
cautiverio”, además de las cartas que escribió y que fueron llegando a
sus familiares, o textos que se descubrieron empotrados en las paredes
del cubículo.
El 8 de octubre en una
carta que le dejan enviar felicita a su hija por su cumpleaños. Es un
saludo normal en que se añade: “debes tener la entereza para sobrellevar
este infortunio y aun dispuesta a esperar lo peor”. A su madre le
escribe con un equívoco “mamita querida, tal vez Dios nos haga ver muy
pronto… Un tirón de orejas…”. ( Lo cual significa que “nos veremos en el
cielo” o “Dios nos hará comprender…”, p. 120). El 22 de octubre se
concentra en un legado: “a mis hijos y ahijado especialmente, que no
olviden mi mensaje: ´Aunque suceda lo peor, no deben odiar a nadie y
devolver la bofetada poniendo la otra mejilla” (p. 125). Y se sigue
ocupando de pensar en la familia, en los ingresos, en que si es
necesario vendan el auto, en que la hija saque el carnet de conductor y
que maneje despacio. Le pide al nuevo director de la fábrica que no deje
los proyectos. (¿Se incluían en esto cosas relacionadas con el polo
petroquímico de Bahía o el proyecto Cóndor?).
Y fue dejando el diario de su cautiverio, ciertamente incompleto, una
obra maestra de un combatiente contra la guerrilla comunista
Diario del cautiverio de Larrabure
“A Dios, que con tu sabiduría omnipotente has determinado este
derrotero de calvario, a ti invoco permanentemente para que me des
fuerza. A mi muy amada esposa, para que sobrepongas tu abatido espíritu
por la fe en Dios. A mis hijos, para que sepan perdonar. Al Ejército
argentino, para que fiel a su tradición mantenga enhiesto y orgulloso
los colores patrios. Al pueblo argentino, dirigentes y dirigidos, para
que la sangre inútilmente derramada los conmueva a la reflexión, para
dilucidar y determinar con claridad que somos hombres capaces de modelar
nuestro destino, sin amparo de ideas y formas de vida foráneos,
totalmente ajenos a la formación del hombre argentino […] Mi palabra es
breve […] se trata de perdón y que mi invocación alcance con su perdón a
quienes están sumidos en las sombras de ideas exóticas, foráneas, que
alientan la destrucción para construir un ´mundo feliz´sobre las
ruinas”.
Relata también su rechazo del
tercermundismo contra el que escribieron Genta y Sacheri y Caturelli, al
defender a las congregaciones religiosas que son las únicas que se
ocupan del indio, y relatar la incursión “del ex sacerdote Ferrari” y un
grupo que fueron a agitar la zona de Formosa, atacaron la “injusticia
burguesa”, repartieron algo y volvieron a sus posiciones burguesas en
Rosario. “¿No hubiera sido conveniente cumplir con el milenario refrán
´no les des pescado, enséñales a pescar´? (p. 226).
Les imputa a los terroristas ser dirigidos desde Europa y sus jefes “no
se llaman García, Fernández, Pérez o algún otro patronímico de origen
español, itálico, común a nuestra vena”.
Relata que sólo veía los zapatos, los pies y los ojos de sus guardias
encapuchados, y describe minuciosamente el lugar. Imagina que, como el
aire que recibe está regulado por sus carceleros, dada su asma puede
morir ahogado y pide a Dios “no me castigues muriendo ahogado” (p. 228)
Lo quisieron catequizar y darle literatura marxista y se rehusó. Le
ofrecieron colaborar con ellos enseñándoles a armar explosivos y se negó
(p. 232). Las meditaciones obligadas de estos días – remacha- “me
reencuentran con Dios, en quien deposito mi esperanza, de quien guardo
infinita fe y me someto, sumiso, al destino que me dé” (p. 229).
Sufre torturas y acepta la muerte, refiriendo su calvario a Dios. En la
guerra de los ´70 dirigida contra la Iglesia se alinea del buen lado y
no defecciona del Ejército, ubicado en la vereda católica en la lucha
(no en el posterior gobierno).
Larrabure muere refiriendo todo a Dios, y por la causa justa del lado justo contra el enemigo que odia la fe.
Conclusiones. Los cuatro fueron asesinados (1er. Requisito) y no se
pueden albergar dudas razonables de que los cuatro murieron por la fe y
por motivos que se ligan a sus funciones y a bienes referidos a la fe
(segundo requisito), y que aceptaron la muerte cristianamente
encomendándose a Dios. El tercer requisito.
Testimonios. Ahora daremos algunos testimonios sobre la santidad y
martirio de estos hombres. Alteraremos el orden, empezando por Sacheri.
Sacheri. Habiendo evidenciado en mi libro una cantidad importantísima
de laicos que han considerado a Sacheri mártir, lo mismo que a Genta,
pienso que adquiere relevancia especial, pues para hablar así se juegan
mucho más, los testimonios episcopales en la materia.
El mismo día de la muerte a Sacheri lo consideran mártir cuatro obispos
que lo conocían de primer agua: el suyo propio Obispo de San Isidro,
Monseñor Aguirre, que no era del mismo “palo”, el Presidente de la
Conferencia Episcopal Argentina y Arzobispo de Paraná, Monseñor Adolfo
Servando Tortolo, que repetirá el juicio más meditadamente en otras dos
ocasiones y que se identificaba con él, el Arzobispo de Rosario Monseñor
Guillermo Bolatti que ibídem, y el fundador y Rector de la Universidad
Católica Argentina, Monseñor Octavio Nicolás Derisi, camarada en la
tarea universitaria. Me dieron su testimonio en el mismo sentido los
discípulos suyos actuales obispos Monseñor Puiggari, Obispo de Mar del
Plata y Monseñor Eduardo Taussig, Obispo de San Rafael, Mendoza. El
martirio de Sacheri es valor entendido con Monseñor Jorge Lona, quien lo
conoció como compañero y me refirió que “nunca le vi un gesto contra la
caridad”. No tengo su juicio después de la muerte, pero Monseñor
Vicentín, de Corrientes, en vida lo admiraba, le reclutaba auditorios y
lo homenajeó al morir.
Si alguna
importancia tienen los fundadores de órdenes religiosas, testimoniaron
que es mártir el P. José Luis Torres Pardo, que por lo demás equiparó a
Sacheri y Genta, y el P. Carlos Buela.
En el libro he recogido el elogio que le hiciera Monseñor Zaspe,
Arzobispo de Santa Fe, quien consideraba que nos habían matado al único
católico presidenciable (le hizo un elogio no en tanto inteligente, ni
en tanto técnico de la política, sino en tanto católico... Es que lo
mataron por católico, por lo que era y por lo que representaba y por
cómo lo representaba, como lo justifico largamente en el libro). O los
elogios de Monseñor Aguer y de tantos otros que lo vieron (a Sacheri) un
santo, y un santo con la prudencia política, que no todo santo tiene.
Si cuenta en este elenco el teólogo moral Miguel Ángel Fuentes, diré
que el 6 de junio de 2008, haciéndome el honor de presentar el libro
Sacheri: Predicar y morir por la Argentina concluyó, remitiéndose
obviamente al juicio de la Iglesia, y después de analizar detenidamente
los requisitos canónicos y rechazar el martirio de curas o laicos
marxistas, “que las condiciones para postular la muerte martirial de
Carlos Sacheri está sobradamente justificada”. Y en su argumentación se
funda sobre todo en el comunicado, con lo que su juicio viene a abarcar
también a Genta.
Genta. Sin negar que
tantas expresiones episcopales avalando su martirio demostrarían en
definitiva, y post mortem, las condiciones políticas de Sacheri …, diré
que en favor del martirio de Genta no tengo ningún testimonio episcopal,
que habría pero sin embargo no sería prudente revelarlo ahora, pero
tenemos mucho más que todos esos testimonios… A favor de que Genta fue
mártir tengo el altísimo testimonio del propio Carlos Alberto Sacheri
mártir, si de algo sirve, cuando habló poco después de Genta en honor de
Cristo Rey..., también con el Padre Torres Pardo, igual que Genta …
hablando de Cristo Rey... El reporte de la conferencia de Sacheri en el
Colegio Champagnat de ese día 24 de noviembre de 1974 dice que consideró
la muerte de Genta un acto de martirio. Y que dijo
“a Ottalagano, que dijo ´la disyuntiva es o peronismo o cristianismo´,
que es una media verdad, lo mataron. Pero la verdad entera es que la
disyuntiva es o comunismo o cristianismo. En la Argentina de hoy, al que
dice la verdad entera, como la dijo Genta, lo matan”.
Monseñor Tortolo le escribió a Genta: “gracias a Dios Ud. es un vigía y
un profeta, hoy que tanto se habla de profetismo” (Edmundo Gelonch
Villarino, “Jordán Bruno Genta. Pedagogo…”, Gladius 58, p. 80). No creo
que sea un abuso abogadil interpretar que quien en vida lo consideró
vigía y profeta al enterarse de su muerte lo haya considerado mártir.
Y además de las menciones anteriores, para este trabajo me he basado en
trabajos de Antonio y Mario Caponnetto, de Miguel Di Lorenzo, de
Edmundo Gelonch Villarino, defensores certeros del martirio de Don Bruno
Jordán.
Amelong. Si algún valor puede
tener el testimonio del Párroco de Amelong, el venerado Padre Samuel
Martino, (fallecido este año, hice su in memoriam en Gladius) , me dijo
de él cosas que refiero en el libro:
“Lo conocí a fondo. Doy fe de la santidad de ese hombre…” Elogió haberlo
visto lagrimear con la mención de la Virgen, dijo que invocaba a Dios
en toda su vida. “Formaba con su señora la Acción Católica… Un
colaborador total de la Parroquia. Unido a la Parroquia, a la Iglesia…
Piadoso. Piadosísimo. Padre de 10 hijos y muy cuidadoso de su formación,
cuando llegaron a la edad juvenil se hizo una casa en el Arroyo del
Medio, para poder formarlos sin malas influencias, con mucho deporte.
Fue pilar, con el doctor Bodoyra, del Instituto San Pablo. ¡Cualquier
cosa por la Parroquia ha hecho este Amelong! Llenamos el cupo de
profesores de primero y segundo año, al principio del Instituto San
Pablo, con los profesores que trabajaban gratis, reclutados por Amelong.
Él era profesor. Me acuerdo la última reunión en que estuvo. Nos regaló
un torno carísimo para el Instituto. En 1958 empezamos a levantar la
iglesia de Fátima, a 12 cuadras de aquí, y él compró los lotes, no sé
cuántos lotes con plata de él, y además organizó la cosa y la alentó”.
Y a esto se puede agregar el testimonio de ese laico ejemplar que fue
el Coronel Juan Francisco Guevara, que así me lo manifestó.
Larrabure. Y aunque la referencia proviene de quien no entiende bien lo
que es el martirio, Germán Ferrari recuerda que los obispos Bonamín,
Tortolo y Bolatti aludieron a que Larrabure entra en la categoría
(Símbolos y fantasmas, circa p. 85 )..
***
IV. Tipos ganadores
Podemos pensar, pues, que tenemos el inaudito privilegio de cuatro mártires laicos que nos marcan el camino.
Nos marcan el camino.
Nos dan la enseñanza de sus vidas y sus muertes.
Son triunfadores ganadores de la palma suprema, pero permítanme que
añada ahora cuatro triunfos muy temporales y concretos suyos. Fueron
ganadores. No fueron nada mediocres y ganaron batallas también en esta
vida para la causa de Dios y de la Patria.
1. Testimonio inglés (Genta).
En la gloriosa guerra de Malvinas el mundo, y en especial los ingleses,
quedaron admirados del patriotismo de los nuestros. Y tres escritores
ingleses detectaron la causa:
“Las
convicciones espirituales de los pilotos argentinos para lanzarse a la
desigual batalla con el arrojo y la pericia con que lo hicieron, las
fueron recibiendo del magisterio de Genta, autor prolífico, que defendía
la devoción no a la Constitución sino a Dios y a la Patria»”
(Hedí-Linklater-Gillman, The Falklands Warr, Londres 1982; traducción
castellana: Una cara de la moneda, cap. 17, “El mirlo y el halcón”.
Llegará la hora en que lo pongamos en bronce en todas las plazas de la
República. Bruno Jordán Genta El Primero, veterano de la guerra de
Malvinas ganando batallas después de muerto.
2. La derrota del tercermundismo (Sacheri).
Un décimo de los sacerdotes del país adscribía, en los ´70, al
tercermundismo. Pues bien, según la referencia del Coronel Guevara fue
Sacheri el principal causante de su derrota. Dio el ejemplo con su
salida al frente, le siguieron los sacerdotes, le siguieron los obispos.
Sacheri un triunfador.
Es que él nos enseñaba así la vocación del laico cristiano:
“Tal es la vocación propia del laico cristiano; aquello mismo que Pío
XII designara con admirable expresión; la consecratio mundi. Me atrevo a
decir que ésa y no otra es la gran lección que el laicado católico está
llamado a dar, en las actuales circunstancias, a los progresistas en
general y al clero en particular. En efecto, muchos son los clérigos que
han perdido casi por completo su confianza en la verdad que tienen por
misión predicar; bajo las elegantes etiquetas del «kerigma», del
«profetismo», etc., cubren su profunda crisis de fe. Su íntima
desconfianza no será superada sino en la medida en que los laicos asuman
su tarea específica de remodelar el orden temporal según el Evangelio y
las encíclicas pontificias. Tantos sacerdotes y obispos de fe
tambaleante, propensos a ser arrastrados por la última novelería
pseudoteológica o pastoral, recobrarán confianza cuando constaten que no
sólo la doctrina social cristiana es una doctrina práctica, sino que
para colmo es mucho más eficaz que todo lo vanamente intentado hasta la
fecha para solucionar los problemas políticos y sociales. Ya dijo Pío XI
[sic] en una ocasión, constatando tantos fracasos: «Se ha ensayado
todo; ¿no habrá llegado la hora de ensayar la verdad?»” (p.42).
La faja del libro. Pero veo caras que me piden que les cuente la faja
del libro, que califiqué de totalmente insólita, …pesimista… profética y
hasta chocante, fea … y se la cuento advirtiendo que ella revela que él
sabía en qué se había metido y asumía los riesgos con todo el cuero. La
famosa faja del libro decía: “Seremos fusilados por curas
bolcheviques”. El que pueda entender, que entienda. Y si no entiende,
relea el comunicado de los asesinos.
3. Huelga trágica solucionada (Amelong).
¿Saben por qué lo matan a Amelong? Al parecer, lo matan cuando supo
dialogar con la dirigencia izquierdista de la UOM (no guerrillera) y
solucionar una huelga trágica que se llamó “de los 60 días” y traer un
poco de paz a la ciudad y su zona. No se lo perdonaron.
4. “Larrabure nos venció”.
Son
los dirigentes del ERP los que reconocen el triunfo de Larrabure. Al
mantenerse íntegro en su vida religiosa, en su amor al Ejército y a su
Patria, al no ceder al requerimiento de que se les plegara asesorándolos
en la fabricación de armamentos, que era su especialidad, con gran
habilidad, en medio de infinitos garabatos, poesías, cálculos, nos dejó
la historia de su batalla, que no fue la menor en la lucha contra la
marea comunista. No lo pudieron quebrar. Se mantuvo en sus trece, quiero
decir en el amor a Dios, a la Patria, a su familia, a su Ejército. No
colaboró y entregó su vida, pero se ocupó de dejarnos la historia del
terrorismo erpiano y su modo de operar y de escarnecer los derechos
naturales del hombre. “Larraburu en ese sentido nos derrotó”, le declaró
a Germán Ferrari para el libro Símbolos y fantasmas, Arnold Bremer,
alias Mattini, que sucedió a Santucho y Urteaga en la jefatura del ERP
(p. 81). Y su muerte corroboró ante todo el país lo que significaba la
guerrilla terrorista.
Los cuatro nos dejan su ejemplo, y la intercesión ante Dios por la Argentina.
Estamos en medio de una Argentina derrotada, vencida, apabullada,
dividida, desorganizada, corrompida, prostituída, indefensa, asolada de
afuera y de adentro, desgobernada, desjerarquizada, sin fuerzas armadas y
sin universidad, sin soberanía política y económica, sometida a la
usura y al poder mundial inmoralizante, sin clase dirigente episcopal –
salvo pocas excepciones- que defienda a su pueblo, tenemos el inaudito
privilegio de cuatro mártires laicos que nos marcan el camino.
Tenemos un país desvertebrado, donde se persigue a Cristo, donde la
inmoralidad avanza al extremo de que tenemos una televisión
prostibularia (dicho por Magdalena Ruiz Guiñazú; y Gerardo Sofovich dijo
que la gente en la TV está enloquecida y vende su intimidad por
cualquier cosa), donde la familia cada vez existe menos y se nos han
salido con esta ley inicua y ridícula del “homomonio”, donde no hay
participación ni representación política seria, donde no hay estado de
derecho, donde tenemos la economía extranjerizada, donde casi el 40 % de
la población es pobre y un 10 % miserable, donde es record la venta de
autos y las ganancias de los bancos y donde los chicos se mueren de
hambre y la única política contra la pobreza parece ser el clientelismo
político, un Estado que no tiene fuerzas armadas ni policía ni seguridad
ni sistema penal ni universidad.
No tenemos nada. Tenemos todos los males juntos y potenciados como una maldición sobre la Patria.
No tenemos casi nada a favor…
Pero tenemos al Primero, el laico filósofo porteño padre de familia
Bruno Jordán Genta, al Segundo, el laico filósofo porteño padre de
familia Carlos Alberto Sacheri, al Tercero, el laico ingeniero químico
rosarino padre de familia Raúl Amelong, y al Cuarto, el laico ingeniero
químico tucumano militar padre de familia Argentino del Valle Larrabure.
Tenemos a Dios con nosotros y si Uds.
queridos amigos lo quieren y no arrugan, con la ayuda de la Virgen de
Luján, tenemos el riquísimo patrimonio de estos cuatro mártires de
Cristo Rey que presiden la marcha.
Cuatro estrellas que iluminan el glorioso amanecer argentino.
Fuente: Santa Iglesia Militante