viernes, 18 de octubre de 2019
PORQUE ME QUEDO EN MI CASA EL DIA DE LAS ELECCIONES:
La Revolución Inglesa (English
Civil War en ingles) es el periodo de la historia del Reino Unido que abarca
desde 1642 hasta 1688.
En realidad, no se muy bien
porque se la llama “revolución” ya que el periodo incluye tres guerras civiles,
un intento fallido de instaurar la república, el protectorado de los Cromwell y
-como corresponde a cualquier proceso histórico ingles- un rey decapitado.-
Poco importa eso a los fines de
las presentes lineas. Lo realmente relevante es lo siguiente. Antes de la
“Revolución” Los representantes reunidos en el Parlamento concurrían investidos
de lo que se llama “mandato vinculante”.
Es decir que debían seguir las
instrucciones de sus representados sin apartarse un ápice bajo pena de retiro
del mandato lo que implicaba, en realidad, volverse a su casa con pena y sin
ninguna gloria. Los representantes se constituían así en una valla de contención
frente al poder real.
Para entender el asunto hay que dejar claro que es lo que
discutían los representantes con el Monarca. Fundamentalmente dos temas: leva
de Tropas y cobro de impuestos. Como dice un amigo mio “sin guita y sin fierros
nadie puede gobernar”.
Famoso es el caso en el cual un representante logro
impedir la suba de impuestos propuesta por el Rey. Se llamaba Sir Thomas Moore
(aprovecho para recomendar el libro “La Hora de Tomas Moro – Solo Frente al
Poder" de Peter Berglar donde se relata el episodio). Pero ¿cuál era la
espada de Damocles que pesaba sobre los representantes del pueblo? LA DIETA.
La
dieta de los representantes era pagada por sus representados. Ello sumado al
“mandato vinculante” producían como efecto que, ante el menor desvió en la
defensa de los intereses de los representados, estos revocaban el mandato,
cancelaban el pago de la dieta y el representante volvía a su casa -como
dijimos- con pena y sin ninguna gloria. Y ¿qué tiene que ver esto con la
Revolución Inglesa amigo Clive? Tranquilo amigo lector. No me corra porque
llueve que adelante llueve igual. A la Corona se la ocurrio una doble solución:
Primero quitar el mandato vinculante reemplazándolo por el mandato libre. A
partir de ese momento cada representante votaria sin atadura alguna con la
voluntad de los representados.
En segundo lugar, hizo desaparecer la espada de
Damocles. Las dietas serian pagadas por la Corona y no por los representados.
¡Magia! Los representantes del pueblo pasaron a ser representantes del Rey. Se
diluyo en un plis plas la representación de los gobernados frente al poder.
Pero la cosa no termino ahí. Para pagar las dietas de los representados, el Rey
tuvo que recurrir a la toma de créditos. ¿Y quienes otorgaban los créditos?
¡Bravo! Los banqueros. O sea que los representantes del pueblo pasaron a ser
representantes del monarca y -como este no tenia guita para solventar el
despelote- al tomar créditos los representantes del rey pasaron a ser
representantes de intereses financieros.
¿A que la historia les suena?.
Es lo
que Chesterton llama en su “Pequeña Historia de Inglaterra” “la revolución de
los comunes contra las comunas”.
¿Se ve claro ahora? .
El problema no es votar
a tal o cual. TODOS son empleados del monarca. TODOS son empleados de la banca
(y todos sabemos quienes manejan la banca). ¡Lo que esta podrido es el
sistema!. ¡No se puede jugar a un juego que invento el enemigo y pretender
ganar! Llego la hora de patear el tablero.
CLIVE LEWIS