sábado, 1 de noviembre de 2014

OSKO: POR SI LE FALTABA ALGO… EVOLUCIONISTA!!!

OSKO: POR SI LE FALTABA ALGO… EVOLUCIONISTA!!!

Por si le faltaba algo…

He aquí un ejemplo de "evolución"... apostática.
He aquí un ejemplo de “evolución”… apostática.
EVOLUCIONISTA
El evangelio del Anticristo
«El “Big Bang”, que hoy se plantea como origen del mundo, no contradice la intervención creadora divina, sino que la exige. La evolución de la naturaleza no contrasta con la noción de Creación, porque la evolución presupone la creación de seres que evolucionan»
Evoluciona la naturaleza; evolucionan los seres creados. Es lo que ha dicho el señor Bergoglio.
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El término “evolución” identifica uno de los “dogmas” que propone la Revolución; y mencionarlo sin las necesarias explicaciones no se trata de un mero descuido; un católico no puede ignorar lo que proponen los postulados evolucionistas.
¿Qué significa y qué postula la teoría evolucionista?
¿Es compatible con la Doctrina Católica?
¿Creerá Bergoglio en el Evolucionismo Darwinista?
Por supuesto que no tan groseramente, sino de un modo un poco más sutil. Del modo sutil con que lo hacía el sacerdote jesuita, paleontólogo y filósofo, Pierre Theilard de Chardin, de quien en otras oportunidades hemos hecho mención.
Humm… Revisemos… Jesuita… (¡oh casualidad!…); paleontólogo… o más bien “coleccionista de huesos”, tema sobre el que más adelante (para no distraernos ahora de lo esencial) daremos una noticia con datos tomados de la misma web y que están al alcance de todos; filósofo…, definitivamente no para nosotros, más bien un fabulador.
Estamos plenamente convencidos de que Bergoglio y también y principalmente Ratzinger (de quien nos ocuparemos luego) comparten el pensamiento heterodoxo del jesuita, en el cual son notorias un sin número de dificultades, cuando sus ideas son examinadas desde el dogma católico.
Veremos que cualquier parecido que el lector pudiera encontrar entre el pensamiento theilardiano y el bergogliano, no será una mera coincidencia. Por el contrario.
Theilard tenía la pretensión de que su concepción o propuesta se encontraba a igual distancia
entre la ortodoxia religiosa y los postulados de la ciencia moderna, es decir que procuró no involucrarse en los debates entre el evolucionismo crasamente materialista y ateo y la ortodoxia de la doctrina estrictamente católica. Bergoglio, procura hacer lo mismo.
El biólogo Francisco Ayala ha propuesto una suerte de resumen de las teorías del jesuita de quien, entre otras cosas, dice lo siguiente:
“Según Teilhard, no sólo la vida, sino la materia y el pensamiento están también involucrados en el proceso de la evolución. De ahí que es necesario atribuirle a dicho proceso un sentido. partió de hecho, que hoy en día es innegable para una persona informada, que las especies han evolucionado básicamente como lo señala Charles Darwin y que el hombre es un producto de ese proceso evolutivo. Sin embargo, esto no anula la posibilidad de la creación por obra de Dios, pues bien puede pensarse que la divinidad dio a la materia la posibilidad de que a través del proceso evolutivo originara al hombre.”
Lo cual significa lo siguiente: que según Theilard de Chardin “LO MÁS SALE DE LO MENOS”.
Lo que enseñaba Theilard es que la materia, luego de determinados procesos, había llegado a evolucionar, adquiriendo la capacidad de pasar de ser materia inorgánica a ser materia orgánica, y que, después de múltiples combinaciones, habría llegado a la adquisición de “conciencia”, conocimiento de sí misma, y (por qué no) finalmente obtenido un alma racional…, convirtiéndose en HOMBRE.
En efecto, según Theilard de Chardin:
“El sentido de la evolución, que involucra tanto la materia, como la vida y el pensamiento (o el espíritu), está comprendido en un principio descriptivo de la mayor generalidad: la tendencia hacia el logro de mayores niveles de complejidad y, simultáneamente, al logro de mayores niveles de conciencia.”
Veamos cómo lo expresa Bergoglio:
«Ustedes están afrontando el tema altamente complejo de la evolución del concepto de naturaleza –recordó Francisco. No entraré, y ustedes comprenderán, en la complejidad científica de esta importante y decisiva cuestión. Quiero solamente subrayar que Dios y Cristo caminan con nosotros y están presentes también en la naturaleza, como afirmó el apóstol Pablo en el discurso en el Areópago: “En Dios, efectivamente, vivimos, nos movemos y existimos”.
Cuando leemos en el Génesis la narración de la Creación podemos caer en el peligro de imaginar que Dios era un mago, con todo y varita mágica capaz de hacer todas las cosas. Pero no es así. Él creó a todos los seres y los dejó desarrollarse según las leyes internas que Él dio a cada uno, para que se desarrollaran, para que llegaran a su plenitud». Dios, aclaró Francisco, «dio la autonomía a los seres del universo asegurando al mismo tiempo su presencia continua, dando ser a cada realidad».
No puedo dejar de ver un cierto tufillo “panteísta” en expresiones como estas. Si bien sus palabras contienen algunas expresiones perfectamente católicas, hay algo…, hay ciertas inflexiones que no lo son.
Ahora bien; ¿Dios no hizo TODAS LAS COSAS “EX NIHILO”? … Dice Bergoglio que “no es así”. Es a estas inflexiones a las que me refiero. Esto es netamente un pensamiento “evolucionista” en el sentido theilardiano, que en apariencia, y sólo en apariencia, no niega la Providencia de Dios, pero que la TRANSFORMA en otra cosa distinta de aquella REVELADA por Dios mismo y enseñada por la Iglesia.
Este desarrollo evolutivo orientado a la Plenitud de que habla Bergoglio es letra por letra y concluye en lo que el herético Theilard de Chardin denomina PUNTO OMEGA:
“A partir de la tendencia del universo, guiado por la Ley de complejidad-conciencia, Teilhard vislumbra el Punto Omega, al que define como “una colectividad armonizada de conciencias, que equivale a una especie de superconciencia. La Tierra cubriéndose no sólo de granos de pensamiento, contándose por miríadas, sino envolviéndose de una sola envoltura pensante hasta no formar precisamente más que un solo y amplio grano de pensamiento, a escala sideral. La pluralidad de las reflexiones individuales agrupándose y reforzándose en el acto de una sola reflexión unánime”. (en su libro “El Fenómeno Humano”).
“La evolución entonces se estaría convirtiendo en un proceso cada vez más opcional”. (idem anterior)
“Teilhard señala así los problemas sociales del aislamiento y de la marginalización como inhibidores enormes de la evolución, ya que la evolución requiere una unificación del sentido. Ningún futuro evolutivo aguarda a la persona si no es en asociación con los demás.”
Por su parte Bergoglio dice:
«El científico debe estar motivado por la confianza de que la naturaleza esconde, en sus mecanismos evolutivos, potencialidades que la inteligencia y la libertad deben descubrir y poner en marcha para llegar al desarrollo que se encuentra en el plan del Creador». Entonces, a pesar de ser limitada, «la acción del hombre participa de la potencia de Dios y es capaz de construir un mundo adecuado para su doble vida corporal y espiritual. Esta esperanza y esta confianza en Dios, Autor de la naturaleza, y en la capacidad del espíritu humano, son capaces de dar al investigador una energía nueva y una serenidad profunda». Pero también es cierto que la acción del hombre, cuando su libertad se convierte en autonomía (que no es libertad, sino autonomía), destruye la Creación y el hombre sustituye al Creador. Y este es el grave pecado contra el Dios Creador».
Se siguen de estas declaraciones algunos interrogantes. ¿Qué es lo que hay que descubrir? ¿Cuál es la libertad de la que habla? ¿Cuáles son aquellas potencialidades que la inteligencia y la libertad deben descubrir y poner en marcha? Y lo más sugerente, proviniendo de boca de un heresiarca: ¿para ir a dónde?: “al desarrollo que se encuentra en el plan del Creador”.
¿Y CRISTO?
¿Y LA REDENCIÓN?
¿Y AQUELLO QUE LA MOTIVÓ?
¿EL PECADO ORIGINAL?
¿Y LA SANTÍSIMA TRINIDAD?
Ni mención de esos “asuntos”… Entonces llega la pregunta: ¿es la de Bergoglio una forma de hablar que puede ser considerada como católica?
«Debemos construir un mundo humano para todos los seres humanos y no para un grupo o una clase de privilegiados».
Un llamado a construir un MUNDO HUMANO… Ese aspecto omnipresente en el discurseo de todo conciliar y modernista que se precie de serlo.
¡Qué lejos están estas palabras de aquel OMNIA INSTAURARE IN CHRISTO de San Pío X! Lejanas… Lejanísimas del pensamiento católico; a una distancia sideral.
Antes de continuar debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Cuál es el juicio que ha hecho la Iglesia Católica respecto del pensamiento de Pierre Theilard de Chardin?
Un decreto del Santo Oficio, en tiempos del cardenal Ottaviani, requirió a las congregaciones retirar de todas las bibliotecas las obras de Teilhard. El documento explicaba que los textos del jesuita “representan ambigüedades e incluso errores tan graves que ofenden a la doctrina católica” por lo que “alerta al clero para defender los espíritus, en particular los de los jóvenes, de los peligros de las obras de P. Teilhard de Chardin y sus discípulos”.
El Padre Castellani (en Dinámica Social, nº 63, Buenos Aires, noviembre 1955) enumera en los siguientes puntos las fallas de su pensamiento desde una perspectiva católica:
El transformismo darwiniano dado como verdad cierta.
La negación de la Parusía o Segunda Venida de Cristo tal como la entiende la Iglesia.
La negación de la redención por la obra personal de Cristo.
La negación del pecado original, a la manera de Pelagio.
Monismo materialista evolucionista parecido al de Spencer y Haeckel.
Panteísmo sutil a la manera de Bergson.
Interpretación modernista de todos los sacramentos, empezando por la eucaristía, a la manera de Guenther.
Negación del fin primario del matrimonio y constitución del fin primario del matrimonio en la “ayuda espiritual mutua de los esposos”.
Aprobación de los medios contraconcepcionistas en el matrimonio, a la manera de Malthus.
Negativa implícita de la autoridad de la Iglesia para definir, a la manera de Loisy, Tyrrel y otros.
Suponemos que el Padre Castellani nunca se habrá imaginado que en la lista de errores, mejor dicho HEREJÍAS, con las que identificaba al jesuita Theilard de Chardin, estaría también señalando muchas de las ideas de otro jesuita, además compatriota suyo, devenido pseudo pontífice en tiempos de la Gran Apostasía que él mismo no se cansó de denunciar.
En 1962 y pese a reinar en el Vaticano Roncalli, alias Juan XXIII, la Congregación del Santo Oficio emitió otra severa advertencia:
“Varias obras del P. Pierre Teilhard de Chardin, algunas de las cuales fueron publicadas en forma póstuma, están siendo editadas y están obteniendo mucha difusión. Prescindiendo de un juicio sobre aquellos puntos que conciernen a las ciencias positivas, es suficientemente claro que las obras arriba mencionadas abundan en tales ambigüedades e incluso errores serios, que ofenden a la doctrina católica. «Por esta razón, los eminentísimos y reverendísimos Padres del Santo Oficio exhortan a todos los Ordinarios, así como a los superiores de institutos religiosos, rectores de seminarios y presidentes de universidades, a proteger eficazmente las mentes, particularmente de los jóvenes, contra los peligros presentados por las obras del P. Teilhard de Chardin y de sus seguidores.” (Sebastianus Masala, Notario. 30 de junio de 1962. (AAS 54, 1962,526)).
En el año 1981, y ante algunas gestiones llevadas a cabo con el fin de obtener la rehabilitación de Teilhard de Chardin, un comunicado de prensa del Vaticano declaraba:
“[...] Después de haber consultado al Cardenal Secretario de Estado y al Cardenal Prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, quienes, por orden del Santo Padre, habían sido debidamente consultados de antemano, acerca de la carta en cuestión, estamos en condiciones de replicar por la negativa.[...] (L’Osservatore Romano 20-7-1981).
Ha llegado el momento de la noticia que prometimos al inicio del escrito, referente al “Coleccionista de huesos”.
Es importante recordar que Theilard de Chardin estuvo estrechamente vinculado con un FRAUDE, por medio del cual se pretendió embaucar a la comunidad científica y a la sociedad toda; el famoso caso del Hombre de Piltdown (que pretendieron fuera el tan deseado y buscado, pero jamás hallado, por los evolucionistas “Eslabón Perdido”), uno de los más grandes fraudes en la historia de la paleoantropología, principalmente porque se lo tuvo por verdadero durante cuarenta y cinco años: desde que se anunciara su “descubrimiento” en 1908 hasta 1953, cuando el fraude fue finalmente descubierto.
Un importante investigador del fraude (Gould) demostró que Teilhard, que acababa de ser ordenado sacerdote y que en ese entonces estaba estudiando paleontología, participó en la “conspiración de Piltdown”. Gould dice que algunos de los huesos que se encontraron en las fosas de Piltdown provenían de países en los cuales Teilhard había recogido restos óseos en viajes anteriores. Además, en las cartas que Teilhard envió a uno de los científicos que descubrieron el engaño, Gould afirma que Teilhard mintió para ocultar su participación en la intriga.
Así como existen quienes han querido “bautizar” al evolucionismo desde el momento en que apareció como una teoría que pretendía explicar la creación desde su origen y posterior desarrollo, no son pocos los que han defendido la obra de Theilard de Chardin.
A pesar de que sus opiniones fueron condenadas y pese a las sospechas de participación en el fraude histórico del Hombre de Piltdown, algunos importantes personajes protagonizaron ciertos intentos de REHABILITACIÓN del hereje Theilard.
Veamos:
En 1962, en el libro “El pensamiento religioso del padre Teilhard de Chardin”, lo intentó el jesuita Henri de Lubac, conocido modernista, autor de numerosos postulados heréticos y de preponderante protagonismo en el Concilio Vaticano II.
El recientemente “beatificado” MONTINI (alias Pablo VI), de funesta memoria entre nosotros, en un discurso sobre la relación entre fe y ciencia se refiere a Teilhard como un científico que pudo “encontrar el espíritu”, de manera que su explicación del universo manifiesta “la presencia de Dios en el universo en el principio inteligente y Creador”. (Cursos IV, 1966) Evidentemente te trata de un intento de reivindicación de Theilard.
Pero lo que ya es mucho más interesante es que en 1987, el entonces teólogo y cardenal Ratzinger, y hoy “Papa emérito” Benedicto XVI en sus “Principios de Teología Católica” decía que uno de los principales documentos del Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes, fue permeado por el pensamiento del jesuita francés. Ratzinger ha afirmado también que “Teilhard tuvo una gran visión, que culmina en una verdadera liturgia cósmica, en la cual el cosmos se convertirá en una hostia viviente”.
Ratzinger…, el tan apreciado Ratzinger de los conservadores, no se expresa de modo diferente al de Theilard de Chardin con eso de “litúrgia cósmica”.
Y ahora, en perfecta comunión con sus dos predecesores, Montini y Ratzinger, Bergoglio, aunque sin mencionarlo, retoma su pensamiento y lo ratifica. Un pensamiento que parece estar en franca contradicción con las enseñanzas de la Iglesia Católica.
Entonces se comprenden mejor las palabras de Bergoglio que, en los jardines Vaticanos donde se encuentra la sede de la Pontificia Academia de las Ciencias, inauguró el busto de bronce en honor de su predecesor Ratzinger alias “Benedicto XVI”.
Theilard, Ratzinger, Bergoglio, profesan doctrinas heterodoxas; y los tres sabían y saben perfectamente que sus ideas están en evidente colisión con aquello que la Iglesia Católica ha enseñado siempre y en todo lugar.
En la cosmovisión theilardiana, ratzingeriana y bergogliana, no hay sitio alguno para Cristo. Sólo para un “Jesús” aguachento y diluido, tal y como lo entienden ellos. En especial muy “misericordeador”, en tanto que avanzamos en ese “desarrollo” en procura de alcanzar la “divinización”, también presente en el pensamiento de ellos mismos como un encuentro con el “Cristo Cósmico” o PUNTO OMEGA.
Finalmente, Bergoglio menciona mucho al “Creador”…, pero poco a CRISTO, y sabemos de boca de La Verdad que: “Nadie va al Padre, sino por MI”.
Una vez más (y van…) se diluye a Cristo.
Y todo aquel que diluye a Cristo, ese es el Anticristo.
Con perdón de los lectores publicamos a continuación un “poema” compuesto por el precursor de este evangelio del anticristo.
HIMNO A LA MATERIA
Por Pierre Teilhard de Chardin
Bendita seas tú, áspera Materia, gleba estéril, dura roca, tú que no cedes más que a la violencia y nos obligas a trabajar si queremos comer.
Bendita seas, peligrosa Materia, mar violenta, indomable pasión, tú que nos devoras si no te encadenamos.
Benditas seas, poderosa Materia, evolución irresistible, realidad siempre naciente, tú que haces estallar en cada momento nuestros esquemas y nos obligas a buscar cada vez más lejos la verdad.
Bendita seas, universal Materia, duración sin límites, éter sin orillas, triple abismo de las estrellas, de los átomos y de las generaciones, tú que desbordas y disuelves nuestras estrechas medidas y nos revelas las dimensiones de Dios.
Bendita seas, Materia mortal, tú que, disociándote un día en nosotros, nos introducirás, por fuerza, en el corazón mismo de lo que es.
Sin ti, Materia, sin tus ataques, sin tus arranques, viviríamos inertes, estancados, pueriles, ignorantes de nosotros mismo y de Dios. Tú que castigas y que curas, tú que resistes y que cedes, tú que trastruecas y que construyes, tú que encadenas y que liberas, savia de nuestras almas, mano de Dios, carne de Cristo, Materia, yo te bendigo.
Yo te bendigo, Materia, y te saludo, no como te describen, reducida o desfigurada, los pontífices de la ciencia y los predicadores de la virtud, un amasijo, dicen de fuerzas brutales o de bajos apetitos, sino como te me apareces hoy, en tu totalidad y tu verdad.
Te saludo, inagotable capacidad de ser y de transformación en donde germina y crece la sustancia elegida.
Te saludo, potencia universal de acercamiento y de unión mediante la cual se entrelaza la muchedumbre de las mónadas y en la que todas convergen en el camino del Espíritu.
Te saludo, fuente armoniosa de las almas, cristal límpido de donde ha surgido la nueva Jerusalén.
Te saludo, medio divino, cargado de poder creador, océano agitado por el Espíritu, arcilla amasada y animada por el Verbo encarnado.
(….) Tú, Materia, reinas en las serenas alturas en las que los santos se imaginan haberte dejado a un lado; carne tan transparente y tan móvil que ya no te distinguimos de un espíritu.
¡Arrebátanos, oh, Materia!, allá arriba, mediante el esfuerzo, la separación y la muerte; arrebátame allí en donde al fin sea posible abrazar castamente al Universo.
Luego de haberlo leído, en realidad más que por lo de blasfemo, habría que pedir disculpas por la estupidez humana que llega hasta la idolatría, pidiéndole a la materia que lo divinice…