No es un secreto para nadie las tensiones y angustias que sufre
Cristina Fernández y que en la actualidad se evidencian con toda su
crudeza. Ya antes de asumir su primer mandato, en sus discursos,
mencionaba que le iba ser muy difícil ejercer la responsabilidad de la
gestión presidencial en función del hecho de ser mujer. Lo repitió en
varios de sus discursos. Seguramente era un acto fallido de su
subconsciente, porque no se sentía en capacidad para ejercer esas altas
funciones. Conocía sus grandes limitaciones en su capacidad de gestión,
pero no lo podía mencionar abiertamente, porque contradecía el
maquiavélico plan de alternancia indefinida del matrimonio Kirchner en
el Poder, que había pergeñado su marido. El primer mandato de Cristina,
mal que mal se llevó a cabo con múltiples problemas e inconvenientes,
que fueron esquivados o solucionados por el apoyo de su difunto marido.
No obstante, los graves problemas que Néstor Kirchner había postergado
para el futuro, comenzaron a aparecer en el escenario político. Muchos
analistas habían pronosticado que en la gestión del ex presidente, los
problemas más graves los posponía para más adelante. Era como armar
bombas con detonador de retardo, que explotarían en el futuro. No
imaginaba que ese futuro iba a llegar tan tempranamente. De pronto,
Cristina Fernández se encontró sin el apoyo y sostén, por el sorpresivo y
repentino fallecimiento de su marido y las bombas armadas durante la
gestión de este, iban a comenzar a explotar. A esta situación
francamente difícil y negativa, hay que sumarle su compleja y
conflictiva personalidad y sus patologías psíquicas que arrojan como
resultante una total incompetencia e incapacidad de la mandataria, que
la imposibilitan en el cumplimiento de sus responsabilidades
presidenciales. Hasta hace pocos meses atrás, su autismo, soledad y
autoritarismo hicieron que estuviese afrentada con muchos sectores de la
actividad de nuestro país. Hoy día, está enfrentada prácticamente con
todos los sectores del país, con muchos organismos internacionales y con
muchos países, entre ellos algunos limítrofes, Paraguay y Uruguay por
ejemplo, y otros como España e Italia tradicionales e históricos amigos
de la Argentina. Ha perdido torpemente, pero muy torpemente, el apoyo de
la clase media y de las organizaciones sindicales. Son estos dos
sectores que fueron los que le dieron el triunfo electoral, un poco
menos de un año atrás. Estos dos sectores constituían los cimientos del
kirchnerismo. No caben dudas que la mandataria está profundamente
alterada y desequilibrada. Cada vez más aislada y solitaria rodeada de
funcionarios inútiles o improvisados y con aplaudidores rentados o
interesados, y vive en una burbuja cada vez más alejada de la realidad.
El generalizado reclamo de aspectos básicos de la convivencia social del
8N y el pedido del cumplimiento de la Constitución Nacional fue
prácticamente ignorado por la presidente. Pero doce días después una
nueva protesta social, esta vez una masiva movilización en todo el país
de los trabajadores, sacó a Cristina de su silencio. Pero la reacción de
la presidente fue casi más negativa que su silencio en su reclusión en
su burbuja de la fantasía. Enojada, en un febril, ofuscado y largo
discurso, desencajada y muy nerviosa, contestó a los trabajadores. En el
mismo, siempre fuertemente ideologizada y también siempre con la
mención del maligno y perverso fantasma (siempre presente) dijo entre
otras barbaridades: “…A mí no me corre nadie y muchos menos con
amenazas, patoteadas o matones..”, “…no se puede someter a la extorsión,
no se puede someter a la amenaza o lo que es peor aún…”, “...tomemos
conciencia cabal de este mundo que se derrumba…” ¿¿??. ¿Se dará cuenta
la presidente que está despreciando, agraviando, prácticamente
insultando, a todos aquellos que participaron en la movilización? ¿Cuál
es el mundo que se derrumba? ¿Es el mundo o es la Argentina? Las
contradicciones en los discursos de la mandataria son tan groseras y
evidentes, que si no fuera tan patético, causarían verdadera hilaridad.
En uno de sus tantos discursos recientes expresó que nos “… pidió a los
ricos más amor y no tanto odio…”. Justamente ella que odia a todo el
mundo. En otro dijo “…que había que dialogar más y ser más tolerante…”.
Justamente ella que en su autismo y soberbia no dialoga con nadie. Y así
la sucesión y graves disparates y errores se suceden a diario. El
episodio de la fragata “Libertad” es absolutamente imperdonable. Según
algunos trascendidos, el gobierno sabía que el buque iba a ser retenido
por la acción de los fondos buitres antes de entrar en el puerto de
Ghana. El tema de estos fondos, con la reciente la resolución del Juez
Griesa origina otro tremendo papelón internacional y un enorme perjuicio
económico al país. Esto último por su adicción enfermiza a hablar sin
pensar. Y hoy se conoció que nuestro país es el peor de la región en
inflación y desarrollo. Quien puede tener dudas que es el resultado más
palpable del pomposamente llamado “modelo” por la mandataria. Ya hasta
los mismos aplaudidores y bufones de la reina se están sintiendo
incómodos en su papel de genuflexos rentados. Todo indica que el
oficialismo está en la recta final. La presidente debería pensar, que
llegado ese momento que nadie quiere, pero que parece inexorable, no
habrá helicóptero para salir de la Casa de Gobierno. Los helicópteros de
las FF.AA están desguazados o radiados por falta de repuestos,
presupuesto y adiestramiento de los pilotos, los de las Fuerzas de
Seguridad y Policiales, precisamente ese día, seguramente estarán fuera
de servicio, descompuestos o en mantenimiento y el hijo de Yabrán no
tendrá ninguno para alquilar. El panorama es terriblemente negro para el
país a causa de Cristina. Pero también es negro para ella ya que, a su
debido tiempo, tendrá que rendir cuentas de sus torpezas y desgobierno.
25-11-12 Dr. ALFREDO RAÚL WEINSTABL alfredo@weinstabl.com.ar