4 de diciembre
OPINIÓN
Se ha convenido en celebrar los 4 de diciembre el “día
del discapacitado”. Permítaseme que en mi condición de Ex-Presidente fundador
de la comisión de Menores, Familia y Discapacitados les rinda mi homenaje todos
los días. No se asusten, no, suponiendo que voy a formular una larga perorata,
sentimental y lacrimosa, buscando despertar la conmiseración de todos hacia un
sector desprotegido, desfalleciente, endeble, desconsolado, sector que al
exponer sus cuitas lo haría a la espera de prebendas, dádivas y ventajas. No.
Rindo homenaje a los discapacitados en cuanto son en la sociedad un sector que,
si bien necesita ser tratado con ciertas diferencias por el evidente hecho de
ser diferente, también está dispuesto a ser socialmente útil y a dar de sí cuanto
su condición humana -imagen y semejanza de Dios- le permita brindar a los
demás.
En este sentido me permito recordar a
ilustres discapacitados que han merecido las honras y el respeto de todo el
mundo civilizado. Me refiero a Esopo y
Homero, a Aníbal, a Demóstenes, a Miguel de Cervantes, a Francisco de Quevedo y
Villegas, a Juan Ruiz de Alarcón, a Luis de Camoens, a Beethoven, a lord Byron,
a Toulousse Lautrec.
Viniendo a días más actuales, vaya este
homenaje de gratitud a los músicos
Joaquín Turina, Boccelli, José Feliciano, Steve Wanders, como a Roberto
Carlos. Entre los argentinos recordemos al manco Paz, al presidente Sarmiento
víctima de una sordera progresiva que naturalmente agriaba su carácter y al
ciego, o casi ciego, Jorge Luis Borges que señalara un hito imperecedero en
nuestras letras. Si hemos de llegar hasta los días actuales y al ámbito de la
política bien podremos recordar al político y deportista Daniel Scioli, y al
periodista Gerardo Sofóvich. Y viniéndonos a Tucumán no pueden quedar marginados
de nuestra demostración los arpistas ciegos Roque Royna y Segundo Aredes, y
cuantos músicos populares han hecho pervivir la música tradicional a pesar de
sus limitaciones físicas.
En este recuerdo de discapacitados que
han dado a la sociedad brillantes frutos de sus talentos, de su arte, de sus
altas capacidades a pesar de las limitaciones sufridas, una mención especial se
merecen Helen Kéller, ciega, sorda y muda que gracias a su tesón superó sus
limitaciones hasta llegar a ser una escritora que dejara a la humanidad el
testimonio de lo que el esfuerzo puede, y Anthony Hopkins, físico, matemático,
cosmógrafo, que ha llegado a los primeros planos de la ciencia del mundo a
pesar de sufrir una parálisis que afecta a todos sus miembros, a todos sus miembros
pero no a su cerebro ni a su voluntad de interpretar y ampliar las ciencias del
cosmos.
Pido pues un homenaje de todos los días y
un constante acercamiento a los discapacitados. Pero no sólo a los ilustres
discapacitados de los que sólo he hecho una ligera mención, sino a todos los
discapacitados, que desde desconocidos rincones y superando mil inconvenientes
se esfuerzan en superar sus males, en ser útiles a los suyos y en dar a la
sociedad lo máximo que sus medios les permiten. A los discapacitados que no se
quedan en actitud llorosa ni compungida sino que se yerguen demostrando todo el
valer de su condición humana.
Para ellos, para los que luchan desde las
condiciones más adversas, vaya este homenaje.
Dr. Jorge B. Lobo Aragón
Ex – Presidente y Fundador de la
Comisión Permanente de Menores, Familia y
Discapacitados
Honorable Legislatura de Tucumán