MISTERIO DEVELADO.
El mito urbano dice que los u$s 45.130 millones del Banco Central no
existen, que las reservas caen en forma sostenida y que si uno abre la
“bóveda” de la entidad que lidera Mercedes Marcó del Pont sólo
encontrará papeles pintados. Si bien el imaginario popular no coincide
con la realidad, hay varios puntos en el detrás de escena de la ahora
heterodoxa entidad que vale la pena conocer.
“Los fondos existen y están disponibles si es que la Argentina los
necesita. La mayoría están depositados en el exterior porque es más
eficiente tenerlos en Europa que contar billetes”, describe Hernán
Lacunza, ex gerente general del BCRA, derribando la primera de las
frases habituales. La mayoría de los fondos se encuentra en el Banco
Internacional de Pagos de Suiza, tal como suelen resguardarse los
principales Bancos Centrales del Mundo. “La composición exacta de las
reservas no se debe conocer porque así se evitan movimientos
especulativos a nivel local y se preserva el sistema”, describe Soledad
Pérez Duhalde, economista de abeceb.com.
No obstante, de los u$s 45.130 millones hay u$s 8400 millones que son
prestados: u$s 6000 millones que se los encomiendan los bancos
argentinos por encajes de sus depósitos en dólares.
Es decir, como reserva de fondos que son de los depositantes y quedan
bajo resguardo del Central. De ahí que cuando los ahorristas empiezan a
sacar sus verdes billetes, el último mostrador al que se le termina
demandando el dinero es el BCRA y se produce una reducción en las
reservas. Los otros u$s 2400 millones prestados corresponden a Bancos
Centrales del Exterior. En lo que va del año, las reservas cayeron u$s
1246 millones, por el pago de la deuda pública (fondo de
desendeudamiento) y la salida de depósitos en dólares de los bancos post
cepo verde.
“La decisión política está tomada. Se seguirán utilizando reservas
para el pago de deuda”, sostiene un funcionario de Economía. El 3 de
agosto último, se pagó el vencimiento del Boden 2012 por u$s 2300
millones y restan pagar otros u$s 2200 millones el 14 de diciembre, por
el cupón PBI del crecimiento 2011.
Sin embargo, para ver la película completa de la entidad monetaria no basta con mirar las reservas.
El desendeudamiento externo tiene un correlato inverso con el mayor
endeudamiento del sector público con el Banco Central. En 2003 era del
10% de los activos, en 2011 del 45% y la estimación para este año es del
55%. Léase, que más de la mitad del activo del Central es deuda del
Tesoro.
“No se trata de ser ortodoxo ni heterodoxo, sólo basta con mirar los
números”, se enoja Lacunza, actual número uno de Empiria Consultores. Un
30% son letras intransferibles, 22% son adelantos transitorios y 3% son
bonos con cotización de mercado. Las letras son por tomar dólares del
Central para pagar deuda, y muy probablemente terminarán siendo
refinanciadas.
Lacunza cree que no se terminarán pagando y por eso las llama
“Pagadios del Tesoro”. “Son pagarés que se dan a una tasa cercana a
cero. El stock total es ya de unos u$s 34.000 millones y en 2013 serán
unos u$s 8000 millones más. Es decir, u$s 43.000 millones, una cifra
similar a las reservas”.
En el mismo sentido opina, Pérez Duhalde, economista de abeceb.com:
“El financiarse a tasas bajas a nivel local y no internacional y hacerlo
además vía inflación empieza a descapitalizar al Central”.
En paralelo, la emisión monetaria es otro comodín para financiar al
Estado por medio de adelantos transitorios en unos $ 50.000 millones y
el giro de utilidades contables de 2011 por $ 7700 millones. En
definitiva, las reservas netas pasaron de respaldar el 70% de los
pasivos monetarios en 2009 al 45% en 2011. Lacunza sostiene que el
principal riesgo pasa por tener un BCRA con patrimonio negativo y con
cada vez menos capacidad de respuesta para eventuales crisis
internacionales.
Por su parte, en abeceb.com sostienen que una mirada al balance del
Central da cuenta del desequilibrio monetario atado a las necesidades
financieras del Gobierno. Lo grave es que la tendencia no se va a
revertir. Y por ende la emisión va a seguir siendo elevada. Más cuando
estratégicamente se decidió salir del foco en la custodia de reservas,
para poner el ojo en la emisión de consumo interno.
Después de todo, desde las huestes del Central dicen que el problema lo tiene Adam Smith y no ellos.
C.A.