sábado, 15 de noviembre de 2014

Aceleración del despojo nacional "La reivindicación argentina de Malvinas solo sirve para comprar el voto de ciudadanos poco educados"

Aceleración del despojo nacional



"La reivindicación argentina de Malvinas solo sirve para comprar el voto de ciudadanos poco educados"
El politólogo y escritor Carlos Escudé visitó los estudios de InfobaeTV. Analizó la posición argentina sobre la soberanía de las islas y dijo que "no conduce a nada". Dio a conocer su propuesta
Carlos Escudé, reconocido politólogo y escritor argentino, visitó los estudios de InfobaeTV, donde explicó su propuesta sobre cómo encarar el conflicto por la soberanía de las Islas Malvinas. Consideró que la posición argentina es "maximalista" porque "queremos recuperar todo" y, sobre esto, advirtió que "es la opción perdedora".
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"No conduce a nada, es pura retórica. Sirve para comprar el voto de ciudadanos poco educados y nada más que para eso", sentenció Escudé, quien argumentó: "Si tratamos de imponerles a los pobres isleños el destino de ser argentinos, no es democrático, ni muy deseable para los isleños ni comprensible para los pueblos occidentales que a esta cosa argentina la ven como la excentricidad propia de Maconodo, de la Sudamérica profunda".
En contraposición, el politólogo propone un acuerdo territorial y una compensación: "Antes de renunciar a las tierras, la contrapartida tiene que ser un reconocimiento británico a la Argentina de un derecho por el 50% de los recursos del mar circundante a Malvinas. Es más que lógico porque, mientras privar a los malvineros de sus tierras después de 8 generaciones sería una injusticia, éstos han sido pastores a lo largo de su historia. Los recursos del mar son algo en que Argentina debería participar y es perfectamente realizable porque hay múltiples antecedentes en el derecho internacional por el cual la jurisdicción marítima es repartida de manera ad hoc".
A modo de ejemplo, contó que existe un antecedente por las islas del Canal, que también involucra a Inglaterra pero esta vez con Francia: "Están pegadas a la costa de Francia, así como las Malvinas están en la plataforma patagónica. Entre Francia y Gran Bretaña se pactó un acuerdo ad hoc por el cual el mar británico que rodearía a las islas del Canal seria una circunferencia muy estrecha por la cual el mar es francés. Son enclaves británicos rodeado por mar francés".
Luego de esta ejemplificación, expresó: "Si estamos dispuestos a mostrarnos razonables y empezamos a demandar solución similar, nuestra propuesta va a sonar más razonable no solamente para los países del tercer mundo que nos apoyan en patota, sino también para los franceses, para los alemanes. Los mismos británicos se van a encontrar en problemas para explicar por qué la solución de las islas del Canal valen para Inglaterra y Francia pero no para Argentina e Inglaterra".
Al ser consultado sobre una posible solución total del conflicto, en donde Argentina finalmente recuperara los territorios por completo pero en 100 años, Escudé sentenció: "De acá a cien años pueden pasar muchas cosas, incluso que Argentina no exista más. Hablar de eso es pretender que uno tenga una bola de cristal".
Y continuó: "Argentina es un país absolutamente indefenso. Desde Malvinas ha degradado su capacidad de defensa hasta el infinito. Hoy en términos militares es un enano no frente a Gran Bretaña sino frente a Chile. De acá a cien años no sé si Argentina va a existir porque existe gracias a que Brasil y Chile están de acuerdo con que tiene que seguir existiendo".
Asimismo, advirtió: "Si Argentina tuviera poder, yo no estaría haciendo estas propuestas", pero razonó que "llevar a cabo políticas de poder sin poder es contraproducente" ya que "conduce a perder más de lo que se gana en forma sistemática".
"Argentina no está en condiciones de imponer absolutamente nada, pero si la política fuera inteligente podríamos ir negociando acuerdos que produjeran cierto tipo de beneficio para Argentina. Lo que tenemos actualmente no produce ningún beneficio. Es un problema de varios gobiernos", concluyó.

Complementariedad

Por Javier Cornejo
Artículo publicado en el diario El Tribuno el 02.11.2012

Iniciamos el 2012, en el que se cumplen 30 años de la cruenta Guerra de Malvinas, herida abierta que parece encaminarse a un resultado, profundizando la misma.
La ficción del entramado discursivo que el gobierno del Imperio Británico pone en escena, al que le hacen eco los funcionarios argentinos, en la intención de presentar al mundo unas aparentes e irreconciliables posiciones antagónicas, tiene por solo objeto el desvío de atención del único paso válido que debe realizar el gobierno argentino, si es que existe una intención cierta de reclamo soberano sobre nuestras islas Malvinas, esto es: la denuncia de los tratado de Madrid, del 15 de febrero, y de Londres, del 11 de diciembre de 1990.
Tal como lo realizó el general Perón con el convenio Miranda - Eddy, de 1946, por el que nos obligábamos a la exportación de carne a Gran Bretaña. En 1947, al declarar Inglaterra la inconvertibilidad de la libra esterlina, el General denunció el tratado, lo dejó sin efecto y suspendió el envío de carnes. (Galán Beatriz: Derecho Agrario. Ed. Abeledo Perrot. Bs.As. 1967. Pág. 105)
Apoyos internacionales
El novedoso apoyo chino, cuya flota depreda de hace años nuestro litoral marítimo, y ahora sus “empresas” (petróleo, minería, soja, supermercadismo etc.) se aprestan a la depredación continental (El Tribuno Argentina China I - II- III marzo 2011), resulta un ingrediente más, demostrando que la disputa de nuestro sur continental, insular y antártico, se debate entre las verdaderas grandes potencias mundiales con total independencia de la voluntad argentina. No contamos. Irak, Egipto, Libia, Siria (ahora Irán), bien pueden servirnos de ejemplo.
Todo es una cháchara encaminada a colmar nuestra posibilidad soberana con “sentarse a una mesa de negociaciones”, presentando tal cuestión como el gran triunfo de la retórica diplomática argentina y coerción de la unión latinoamericana, que doblega a la potencia insular.
Pero, ¡si eso mismo es lo que pretende el Imperio!, ¡maestros en el arte de la negociación desde la noche de los tiempos!
El Foreing Office ya lo tiene previsto, dejando fuera toda discusión de “soberanía”, la que quedará bajo el denominado “ paragua de intocabilidad” encaminado a lograr la declaración de Estado Ribereño de la nueva inmensa provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
Previamente tendremos un sinnúmero de escaramuzas, prohibición de abastecimientos a los buques con bandera de las islas, comunicados que van y vienen, submarinos nucleares que refuerzan el poderío bélico inglés, declaraciones de los isleños, visitas reales, etc.
El concreto resultado será un nuevo tratado que posiblemente se titule: “Acuerdo anglo-argentino de cooperación mutua para el desarrollo austral”. Iniciado con una teórica zona de protección ambiental alrededor de las islas Georgias, para el aplauso ecologista.
A ello se sumará el apoyo continental para las empresas británicas, argentinas o de capitales mixtos de cualquier país, las que, en una complementariedad, culminarán el proceso iniciado en el gobierno de Néstor Kirchner, con Enrique Eskenazi -en la parte operativa petrolera-, y los asesores de Barclays -en la faz financiera de la deuda externa-, tema que será decisorio en la instrumentación del futuro reordenamiento geopolítico del sur patagónico, que posiblemente adquiera una inédita división geográfica que quizá ya no asombre a los anestesiados habitantes de este suelo.
EL DESALOJO DE LOS ARGENTINOS

Por Javier Cornejo
Publicado en el diario El Tribuno el 06 de agosto de 2009

Muchos conocemos a Juan Bautista Alberdi en el plano «constitucional». Poco conocemos al Juan Bautista Alberdi de los «escritos póstumos». Tal como su importantísima obra publicada en 1875 y que tituló: «Estudios económicos».
Interpretación económica de la historia Argentina y Sud América». En la página 43 se desprenden palabras de rigurosa actualidad: «La América del Sud está ocupada por pueblos pobres que habitan suelos ricos».
Después de esta observación elemental, el pensador argentino señala, como tesis de su obra, que «la Europa presta al suelo, no al hombre, cuando presta su dinero a los Estados de América del Sud».
El objetivo del acreedor, según Alberdi, es obtener la propiedad del suelo gravado en garantía de su deuda dineraria. Por eso, al momento de la ejecución de los bienes del suelo para obtener el pago de su crédito, exige el suelo desocupado de habitantes.
¿Y cómo se desaloja todo un continente?... se pregunta el autor. A ello responde: «Provocando guerras u otras calamidades por cualquier pretexto y sin ningún sentido». «Son así las guerras que han asolado a Paraguay y a
Entre Ríos, que se han hecho con el oro de los ingleses» (página 91).
Si tomamos estos conceptos embrionarios como base analítica de lo que está ocurriendo actualmente en la República Argentina, constatamos que parece haber llegado la hora de la «ejecución de nuestra garantía» a favor de nuestro usurario acreedor, y debemos entregar el suelo libre de ocupantes.
Así también, cooperar eficazmente para la entrega del inmenso potencial energético que significa nuestra Antártida y adyacencias, ofreciendo a quien resulte su propietario, el reservorio futuro de la humanidad.
De allí se infiere que se impone el «exterminio» de la población argentina, se debe entregar el suelo (es decir el patrimonio público y privado con sus recursos naturales intactos) libre de ocupantes.
El accionar se aceleró frenéticamente por medio de las herramientas actuales de exterminio. ¡Atrás y lejos quedaron los Ejércitos de ocupación con metralla, pólvora y fusiles! ¡A comienzos de 1800 ya Beresford los reemplazó por: letras de cambio, pagarés, acuerdos comerciales y tratados que se deben cumplir!
Las armas del exterminio funcionan a la perfección:
·         Guerra química: «Consumo de drogas» con proyecciones estremecedoras en nuestra juventud. Próxima despenalización de la tenencia; con lo que se abre la puerta a la legalización del tráfico total, pre-anunciada por lluvia de drogas en cielos salteños.
·         Guerra bacteriológica: consumada con las pandemias, sin ningún control sanitario riguroso de sida, cólera, meningitis, hepatitis, mal de Chagas, fiebre amarilla, dengue, gripes en sus diversas variedades, y la nueva gripe medieval que ya hace estragos en China; vigentes en la pobreza creciente que asola a nuestro país y que niegan los indicadores con precisas instrucciones. Desembocando en un incremento de la mortalidad infantil.
·         Desquicio educacional: aumento de una TV espúrea que cala el último rincón con su mensaje desintegrador.
·         Guerra económica: instrumentada en la siniestra cantidad de medidas y actos administrativos de «ajuste» de nuestros gobernantes. Incremento inusitado de muertes por accidentes en transportes públicos y privados: caos en el respeto a las normas de tránsito. Conductores bajo los efectos de todo tipo de sustancias.
·         Total crisis institucional: en la que la imagen y autoridad de gobernantes se asimila en forma creciente al término «corrupción».
·         Inseguridad: como «normalidad» creciente Guerra civil: en el mundo tenemos hartos ejemplos de guerras «provocadas». Piquetes y contra piquetes, pobres contra pobres. Ocupas contra ocupas.
·         Indefensión total a cualquier intención de ocupación de nuestro territorio por cualquier fuerza de ocupación extranjera. Inexistencia de las Fuerzas Armadas.
En este somero análisis constatamos la gravedad de una realidad que se nos oculta sistemáticamente y nos hace parecer que los acontecimientos que ocurren lo son por casualidad del devenir histórico, y no por una «causalidad» eficientemente provocada con el único fin de reducir y aniquilar a la población en un continente (Sudamérica Antártida) con los recursos naturales necesarios para la subsistencia y control de la humanidad del futuro.
Intentar tapar esta espantosa y concreta realidad, es un genocidio sin límites, por parte de nuestros gobernantes a los que sólo parece preocuparles la eternización en un poder de miserables.
Los conceptos de este comentario encuentran su basamento en la obra del Dr. Julio González: «Los tratados de paz por la guerra de las Malvinas», de agosto de 1998.