Sarlinga ataca a la Fraternidad
Amenaza con la excomunión
a los que asistan a sus Misas
Sarlinga, adversario de Bergoglio en su tiempo, acaba de rendirse incondicionalmente ante Francisco. Pendía sobre él una "visita fraterna", al modo caritativo con que la ejerce el Turista de la Eterna; y su último decreto debe ser algo así como la paga que lo redimirá.
¿Cómo pensar de otro modo frente al decreto cuya parte resolutiva
copiamos abajo, en el que amenaza con sanciones a quienes asistan a las
misas celebradas por sacerdotes de la Fraternidad San Pío X?
Sobre todo cuando estas consideraciones son iguales a las que ha
efectuado el ordinario de Albano, Italia, para decretar hace poco más o
menos lo mismo que su colega argentino; siendo como es Secretario del
Grupo de los 8, nueve con él, que asesora a Francisco en el gobierno de
la Iglesia.
Bergoglio copia a Perón en sus retorcidos manejos políticos. Como dice
el conocido cuento que retrata los procedimientos del gobernante
argentino, amaga por derecha para girar a la izquierda.
Inmediatamente después de que Fellay fuera llamado a Roma para oír
palabras conciliatorias, salen dos obispos, uno cercanísimo a Fracisco y
el otro sometido por él, a amenazarlos con el cisma y la excomunión.
Pues no nos engañemos, estas disposiciones son las herramientas con que
antaño solía disciplinar el General, y ahora transmiten el siguiente
mensaje fraterno a la Fraternidad: ¡O se rinden o declararé el Cisma lo
cual me permitirá excomulgar a quienes se les acerquen!
Pero tanto el obispo de Albano, Mons. Marcello Semeraro, como Sarlinga
ahora comenten un error: La Pontificia Comisión Ecclesia Dei, una
instancia más alta que ellos, ya se expidió positivamente sobre el
derecho de oír misa en los prioratos de la Fraternidad. Y el cardenal
Ratzinger, como Prefecto del Santo Oficio, declaró inválidas unas
excomuniones decretadas por razones parecidas, por el Obispo de
Honolulu.
Claro que ahora, en la era de la misericordia, el derecho canónico sirve
más o menos lo mismo que un rollo de papel higiénico, sino menos.
Ya se dijo que el Sínodo de los Obispos exaltó los ánimos, no era para menos. Frustradas en sus intenciones, las "locas" están histéricas; y eso es bueno, muy bueno.
P/d:
Por las penas con que amenaza, parece que para su excelencia reverendísima es más grave el que un fiel asista a una misa católica, que el que un obispo haya convertido su anatomía en un florero a cargo de su chofer; o que otro se haya ido a practicar gustosamente el adulterio a una de las playas más caras y exclusivas del mundo, con una mujer a quien él mismo casó. Por no mencionar el abandono que hizo nuestra conferencia episcopal en pleno, de uno de sus miembros en medio del campo de batalla.
Vea el texto completo del decreto AQUÍ, o más abajo
En razón de lo precedente, visto y considerado. Por las presentes letras declaro:
Los sacerdotes de la “Fraternidad Sacerdotal San Pío X” no deben
celebrar en iglesias, oratorios y otros lugares de culto católicos en
nuestra diócesis de Zárate-Campana. Tampoco les es lícito ofrecer o
dispensar a los fieles católicos la celebración de los otros
sacramentos, incluidos la reconciliación (cf c. 966) y la celebración de
matrimonios (cf. C. 1108) los cuales últimos, en estos casos, serían
además inválidos, en razón de no contar con las facultades que se
requieren.
-No es lícito a los fieles católicos participar de la celebración de
la misa en estas condiciones, ni requerir ni recibir sacramentos por
parte de los sacerdotes de la citada “Fraternidad Fraternidad Sacerdotal
San Pío X”, incluso en lugares privados tomados como lugares de culto,
sin excluir, en caso de pertinacia, también las penas ferendae
sententiae que puedan aplicarse, con el espíritu eclesial y de tutela de
los fieles.
-En caso de rompimiento de la comunión eclesiástica por los fundados
motivos arriba mencionados, para luego ser readmitido en la Iglesia
católica se requerirá un itinerario personal de reconciliación (y
eventualmente de levantamiento de la censura canónica), según la
disciplina aconsejada por la Santa Sede y la propia establecida por el
obispo diocesano.
Expreso el sincero y ardiente deseo de dejarnos iluminar por el
Espíritu Santo “para que el mundo crea” (Cf Jn 17, 21) y para que
resurja el diálogo en la Verdad y en el Amor, y prime “la caridad de
Cristo que nos urge” como nos enseñó San Pablo Apóstol, en virtud de lo
cual pido la poderosa ayuda de la Virgen Madre de Dios, Madre de la
Iglesia.
Comuníquese y archívese.
+Oscar Sarlinga
a 3 días de noviembre de 2014
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