El efecto Bonadío ya se siente en la interna del FpV
Aparte de las pruebas que pueda recolectar el juez federal Claudio
Bonadío, el periodismo aporta lo suyo, como la nota de ayer de Hugo
Alconada Mon en La Nación. La misma demuestra que hay
dudas acerca de que los dueños del Hotel Alto Calafate sean los Kirchner
o los Báez, ya que la confusión de intereses entre ambas familias es
importante y se basa en contratos sobrefacturados de obra pública
concedidos al empresario por el matrimonio Kirchner.
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Esta debilidad
judicial de la presidente provocó ya la primera división en el Frente
para la Victoria después de las últimas elecciones legislativas. Fue el
sábado pasado por la mañana, en la escuela policial bonaerense Juan
Vucetich. Allí egresaron 10.000 nuevos policías y Daniel Scioli estuvo
acompañado por algunos de los intendentes más importantes del conurbano,
encabezados por el de La Matanza, Fernando Espinoza, presidente además
del PJ provincial.
Ultras y no ultras
Los presentes en el acto no esperaban la destemplada reacción de Juan
Patricio Mussi, el intendente de Berazategui, que pertenece al grupo
“Los Oktubres”, que responden a la presidente a través del ministro
Julio de Vido, que dijo que es incomprensible que en un acto tan
importante del peronismo bonaerense no se mencionara a Néstor ni
Cristina Kirchner. Una opinión exagerada, ya que Scioli y compañía
demostraron total acatamiento a la presidente, pero a los
ultracristinistas les pareció poco y así Florencio Randazzo también
salió a criticar al gobernador. Pero Hugo Curto, el metalúrgico que hace
más de veinte años es intendente de Tres de Febrero y referente
importante del peronismo ortodoxo, salió a criticar a Mussi y a
Randazzo.
Esta situación demuestra que Scioli y la mayoría de los intendentes
del conurbano tratarían de salvar la ropa ganado sus distritos en la
primera vuelta, ante el incierto panorama de un probable ballotage.
Ellos empiezan a ver en Scioli un candidato que puede obtener más del
40%, lo que les aseguraría el triunfo. El gobernador también marcaría
sutilmente sus diferencias después de varios meses de practicar el
ultracristinismo. Tal vez le esté enviando un primer mensaje a La
Cámpora en el sentido de que, si llega a ser presidente, la lapicera la
tendrá él y no la actual mandataria.