martes, 2 de diciembre de 2014

EL “PAPA” QUE NO AMABA A LOS SACERDOTES Por EL ARCA


EL “PAPA” QUE NO AMABA A LOS SACERDOTES


[Éste es un fragmento de la a traducción del francés del artículo del periodista italiano Antonio Mastino, El papa que no amaba a los sacerdotes. La traducción francesa ha aparecido en el blog Benoit et moi, 2014
La traductora, Anna, nos advierte que el original italiano esta llenó de idiotismos e incluso de locuciones dialectales.
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 Yo ya había acometido la traducción de esta traducción, pero he visto que se está publicando en el blog de Clément Lécuyer por entregas, dado que el artículo original es algo largo. Entonces me limitaré a ofrecerles Ia traducción de estas entregas. He aquí la primera de ellas. No hace falta decir que la terminología del autor, no coincide con lo que nosotros mantenemos en este blog sedevacantista. Sin embargo creemos interesante traer el artículo al blog porque nos da un certero retrato del personaje.]

Francisco no ama a la Iglesia Católica


En nuestro tiempo, los católicos saben que hay que precaverse de los medios de comunicación porque en general son corruptos y manipulan a la gente crédula. Así pues, no es sorprendente que Bergoglio sea adorado por esos medios de comunicación ya desde el principio de su “pontificado”. Sin embargo, a veces algunos periodistas se apartan del común  y nos ofrecen un buen trabajo informativo. 
Este es el caso de un corresponsal  italiano del Vaticano, Antonio Mastino, que nos da un retrato  muy distinto del que han ofrecido los medios de comunicación desde hace más de un año y medio, y que vamos a publicar por entregas cada semana. He aquí la primera entrega está semana.
“De Bergoglio sabemos esto: No le gusta la Iglesia católica tal como es y como fue,  no le gusta Roma, no le gustan nuestras maneras, odia a nuestros obispos,  no le gustan las religiosas enclaustradas (por lo que dio la orden de desmantelar gradualmente la clausura), no le gustan los fieles demasiado devotos, no le gusta la identidad católica, no le gustan las misas en latín, no le gustan la lucha de las marchas pro-vida rezando el rosario, en resumen no le gustan los católicos. A él no le gusta nada, excepto las ideas extravagantes, y superficiales de los liberal-pentecostales que él lleva en la cabeza y que  ya han demostrado estar en quiebra. A él le gusta el sentimentalismo, en el sentido propiamente latinoamericano, es decir no los sentimientos sino su manifestación enfática y teatral. En otros contextos hablaríamos de hipocresía si no supiéramos que este sentimentalismo oculta nervios débiles en vez de un buen corazón.
Pero sobre todo él no ama a los sacerdotes: el sacerdote clásico. Grandes abrazos y felicitaciones a los imanes en su Ramadán, visitas pastorales a pastores evangélicos, besos en las  manos de rabinos, pero a los sacerdotes católicos les da una patada en los dientes !Todas las mañanas! Y ahora incluso les echa del restaurante de Santa Marta.  ¡Mamma mía!  ¡Cómo  les fustiga todos los días desde que sale el sol! en lo que pasa por predicación y en ocasiones parece más bien una difamación cotidiana, metódica, sistemática, de los sacerdotes, ¡a quienes como pontífice debería  alentar y proteger! Él les atiza, les insulta, se burla de ellos y los ridiculiza delante de todos. A veces los trata de “pedófilos”, de servidores idiotas, felpudos para pisar.
 Él no se ha inclinado más que ante dos sacerdotes, les ha besado literalmente las manos y los pies: a un don Ciotti, maestro de lo políticamente correcto de la izquierda,  y  a otro sacerdote de 90 años conocido por su homosexualismo y por haber sido el megáfono de todas las modas ideológico-clericales del momento, desde el comunismo a la ideología del género.