lunes, 1 de junio de 2015

Asesores marxistas del Vaticano de Bergoglio – Ricardo de la Cierva


Asesores marxistas del Vaticano de Bergoglio – Ricardo de la Cierva

Nota de NCSJB: El encabezado es nuestro

El marxismo de Gutiérrez y Boff
  En mis artículos del desenmascaramiento demostré con citas que no pudieron ser destruidas el carácter sustancialmente marxista de los dos principales libros de Gustavo Gutiérrez y Leonardo Boff, los dos principales teólogos de la liberación. Sobre Boff convendría insistir en que el capítulo VIII de su libro, reprobado en marzo de 1985 por la Santa Sede, es una aplicación directa del marxismo-leninismo (así como otros capítulos) por su pretensión de insertar en la vida de la Iglesia la lucha de clases, como hemos visto que recomendaba expresamente Lenin, y por su identificación netamente marxista de la dinámica eclesial y la vida de la Iglesia como proceso de producción materialista. 

En declaraciones a Le Monde por los días de su llamada a Roma antes de la condena definitiva, Boff, “no abjura para nada del materialismo histórico. Invoca a Gramsci y a Althusser. Gramsci fue el teórico comunista de la toma del Poder en las sociedades desarrolladas. Althusser emprendió la intelectualización del estalinismo. Son los pobres quienes poseen la hegemonía –dice- no la Iglesia”. Insiste en la primera página de Le Monde: “¿Que por el Espíritu Santo formamos un solo cuerpo? Por el espíritu de Marx rompe la túnica inconsútil” (Cfr. Le Figaro Magazine, 22 de septiembre de 1984, Editorial). Y su paso desafiante por Madrid, en enero del 85, para participar, con gastos pagados, en el programa de TV Usted, por ejemplo, Boff acusó, junto al teólogo jesuita de la liberación Jon Sobrino, al documento Ratzinger de “no conocer a fondo la teología de que habla”, y añadió: “Muchos elementos del marxismo han entrado ya a formar parte del patrimonio cultural de la Humanidad entera” (Cfr. Vida Nueva, 1614, 1985, 12 de enero, p. 35).
  En los citados artículos de Semana Santa demostré con un abrumador conjunto de citas la raíz marxista del libro primordial de Gustavo Gutiérrez, Teología de la liberación. Pero en el Encuentro de El Escorial, donde fue la estrella, Gutiérrez revelaba su marxismo de forma todavía, si cabe, más clara. “Optar por el pobre –dice en su ponencia- es optar por una clase social y contra otra…, tomar conciencia del hecho de enfrentamiento de las clases sociales y tomar partido por los desposeídos…”. Y a esto llama Gutiérrez “proceso de conversión evangélica, es decir, de salida de sí mismo y de apertura a Dios” (Cfr. Fe cristiana…, 1973, p. 234). En realidad es apertura al marxismo-leninismo más claro. Y un poco más abajo, en la página 240/1, la utopía final de Gutiérrez coincide exactamente con la utopía final de Carlos Marx, no con la utopía de Cristo: “Sólo la superación de una sociedad dividida en clases, sólo un poder político al servicio de las grandes mayorías populares, sólo la eliminación de la apropiación privada de la riqueza creada por el trabajo humano, puede darnos las bases de una sociedad más justa; es por ello que la elaboración del proyecto histórico de una nueva sociedad toma cada vez más en Iberoamérica la senda del socialismo”. ¿Se atreverá una vez más el señor Martín Descalzo a acusarme de tergiversar y explicar al revés las tesis de Gutiérrez? Si es así, evidentemente no ha leído a Gutiérrez. Pues bien: vea con atención la acusación romana que sigue.

La denuncia romana y la confesión de Barcelona
                                       
  Hemos preferido demostrar la clave marxista de los teólogos de la liberación desde la crítica interna. El profesor Ibáñez Langlois, conocedor directo de la realidad Iberoamericana, demuestra definitivamente el marxismo constitutivo de Gutiérrez, Boff y Sobrino en su esplendido análisis recién publicado, Teología de la liberación y lucha de clases. Pero no debe olvidarse el argumento de autoridad. Ya hemos visto que la asunción de tesis marxistas capitales ha sido determinante para la descalificación pública de Boff por la Santa Sede en la notificación del 11 de marzo de 1985. Pero en la diez Observaciones dirigidas por Roma a Gustavo Gutiérrez a propósito de sus libros: Teología de la liberación y Fuerza histórica de los pobres (ver el texto de Roma en Misión abierta, febrero 1985, p.33 ss.) se le acusa de “aceptación no crítica de la interpretación marxista de esta situación” (el escándalo de la miseria en Iberoamérica) en la observación primera; en la dos se dice: “Bajo el pretexto de su carácter científico, Gutiérrez admite la concepción marxista de la Historia; Historia conflictiva, estructurada por la lucha de clases, y exigiendo el empeño al lado de los oprimidos en lucha por su liberación”. La observación siete explica con detalle esta acusación global: “La influencia del marxismo se nota también en la misma concepción de la verdad y sobre la noción de teología”. Y la observación nueve concluye: “(Los cristianos) son invitados a entrar en la lucha, sin que se ponga en duda la legitimidad de una lucha inspirada por el proyecto marxista”. A continuación, la citada revista española Misión abierta, portavoz fanático y rebelde de los movimientos liberadores –pese a estar editada por los claretianos, esa Orden benemérita de la Iglesia y de España- concede a Gustavo Gutiérrez muchas páginas para que el teólogo de la liberación, con la técnica de un charlatán de feria, intente encubrir, inútilmente, la raíz marxista de sus postulados “teológicos” y se debata con torpeza y verborrea contra las acusaciones de la Sagrada Congregación, que son nítidas y tajantes.
  Voy a aducir una prueba final sobre el marxismo de los movimientos liberadores. En la Asamblea Mundial de Cristianos en las Luchas Populares de Liberación, celebrada en Barcelona en enero de 1984, el ponente Giulio Girardi, uno de los grandes precursores y fundadores de la teología de la liberación, se preguntaba como reto a la Asamblea: “¿Continúa siendo el marxismo una fuente de inspiración y un método de análisis válido de la realidad actual?”. La respuesta oficial de la Asamblea fue esta: “En el combate por el socialismo, el marxismo, a pesar de la crisis que atraviesa, continúa siendo una teoría fecunda para el análisis de nuestra sociedad y para la elaboración de nuestra estrategia” (Iglesia viva, 109, 1984, p. 92-93).
  Está, pues, demostrada la sustancial impregnación marxista de los movimientos liberadores. Llegamos con ello al punto capital de nuestro estudio: la estrategia de la liberación.

Ricardo de la Cierva: La Estrategia cristiano-marxista de la liberación (1) 1985

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