lunes, 19 de octubre de 2015

Los más profundos, aunque desapercibidos, problemas del Sínodo


Los más profundos, aunque desapercibidos, problemas del Sínodo

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Dos charlas del Padre Gálvez sobre el Sínodo sobre la Familia que actualmente se celebra en Roma (links: aquí y aquí ), abordan la problemática que suscita del modo más profundo que he visto hasta el momento. Conviene notar, a este respecto, que con frecuencia, los artículos críticos sobre la mencionada Asamblea episcopal se han dedicado o bien a la preocupación en relación al proceso que podríamos denominar “político eclesial’’ sobre su organización, manipulación más o menos abierta y dirección del mismo; o bien, desde el punto de vista teológico,  a los problemas que se pueden suscitar en áreas fundamentales de nuestra fe. En particular en:

  1. En la teología sacramental: sobre el matrimonio, la familia, los sacramentos, la eucaristía, reconciliación, etc.
  2. En sus consecuencias en la teología moral: admisión o no a la comunión de pecadores sin cambio de vida; aceptación de uniones irregulares, etc.
  3. En sus efectos eclesiológicos y canónicos: alcance de la infalibilidad pontificia, sinodalidad o primado, cambio de procesos canónico—matrimoniales, etc.

El Padre Gálvez en cambio, va la las raíces más profundas de lo que está en juego en este momento, y que hace que, según sus palabras, nos encontremos ante la crisis más grave de toda la Historia de la Iglesia. El autor, reconociendo las críticas mencionadas, presenta, desde mi punto de vista, varios gravísimos aspectos sobre el Sínodo que suelen pasar desapercibidos, que han sido cuidadosa e inteligentemente planeados y que constituyen su mayor peligro para el momento actual y futuro del catolicismo. A saber:

  1. En el fondo se está llevando a cabo un ataque contra la Persona de Cristo, su divinidad y en suma, contra la realidad de Dios, cuyo ser y normas pueden ser discutidos o transformados al gusto del hombre. El hombre decide ignorar o manipular la realidad de Dios y de sus leyes.
  2. Estamos ante una manifestación muy clara del giro antropocéntrico de la llamada Nueva Iglesia, con olvido de teocentrismo: Dios y la Iglesia están al servicio del hombre y de sus deseos y pensamientos, y no al revés.
  3. Es la victoria de la teología y metodología Neo—Modernistas, asentadas sobre tres principios que acaban corrompiendo toda la fe católica (cfr. S. Pio X: el modernismo como compendio de todas las herejías). Y en particular:
    • El principio del historicismo, según el cual, no hay verdades inmutables y eternas, sino que dependen del momento histórico en el que se piensan y viven. Lo que antes fue verdad, ahora puede no serlo, o tener otro alcance diferente según las circunstancias.
    • El principio de las realidades de la vida como criterio teológico para interpretar la Palabra de Dios. En un proceso “inductivo’’ se parte de lo que el mundo y la sociedad vive o desea, para desde ahí adecuar —y en su caso cambiar— la fe y la moral católicas, rechazando el modo correcto de actuar de tipo “deductivo’’, que pone como premisa primera de todo razonamiento la Revelación y el Magisterio auténtico, para desde ahí enjuiciar el actuar del hombre y de la Sociedad.
    • El uso inteligente de los silencios intencionados de algunos aspectos de la fe, unido a la ambigüedad de las declaraciones y formulaciones donde se evita con mucho cuidado afirmar claramente algo que suene a herejía, pero que debido a su falta de definición clara, puede llegar a ser interpretado en sentido heterodoxo en el futuro, constituyendo nuevas “bombas de relojería’’ para la teología católica, como ya ocurrió con algunas de las declaraciones del Concilio Vaticano II y documentos posteriores.

Padre Juan A. de Jorge García-Reyes