El ataque en París y después el debate firmaron el certificado de defunción del kirchnerismo
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El delirio místico de Cristina de unir a la Argentina con Venezuela,
China, Irán y algún otro Estado totalitario explotó el viernes en París. Aunque cada uno de nosotros puede tener una visión diferente y
personal del debate entre Scioli y Macri, la fragilidad argumental del
ex motonauta no supo ni quiso responder sobre cómo haría en caso de
asumir la Presidencia con el memorándum de entendimiento con Teherán.
Que la gente no vota el domingo con la cabeza puesta en las
relaciones exteriores que va llevar la Argentina desde el 10 de
diciembre en adelante, es cierto.
Pero que “la suma de todos los miedos” que llevó adelante la
propaganda sciolista en las últimas semanas pasó el límite del ridículo y
se le volvió en contra se manifestó casi en los gestos desesperados con
que intentaba replicar el líder del FPV.
El pánico se volvió contra Daniel Scioli, que sólo repetía como un
zombie el tema del ajuste, y su mensaje absurdo de que él defendería a
todos los trabajadores argentinos contra la inflación.
Quizás el único hallazgo suyo fue esa frase de “no pudiste con los
trapitos y querés combatir al narcotráfico” que le asestó con un golpe
al hígado de Macri.
El resto fue el insulso repiquetear de la lucha contra la droga
cuando su territorio, la Provincia de Buenos Aires, ya se sabe, ha
reproducido por cientos las cocinas de elaboración de todo tipo de
narcóticos, cocaína, paco y drogas de diseño en base a metanfetaminas.
Cristina debe haber gozado viendo sufrir al candidato que supuestamente continuaría su gestión.
¿En qué está la Presidenta?
Según nos dicen sus allegados, están preparando uno de esos grandes
mega festivales artísticos antes de su despedida el 10 de diciembre.
Cientos de músicos, artistas y toda la parafernalia del show que
tantas veces gestionaron, pero esta vez se hará multiplicando los
cachets y espera esas concurrencias millonarias que la despidan con un
“hasta pronto, Comandanta”.
El dinero que se gaste en esa jornada del “Chau Cristina” se lo saca a quien asuma la gestión de gobierno el 10 de diciembre.
Ella piensa en ella y nada más que en ella.
Quiere demostrar que ella es la gran triunfadora y que, asuma quien
asuma, el 10 de diciembre lo haga bajo la influencia de esa multitud que
irá a escuchar música gratis y un espectáculo a todas luces
grandilocuente, multimillonario en gastos y con una apronta falsamente
de triunfadora.
Los gobiernos también tienen sus brotes psicóticos, y si todo lo que
nos cuentan sobre la última semana de Cristina y esa gran despedida que
se está auto organizando es cierto, es lo más parecido que se nos ocurre
a la Alemania de 1945, cuando Hitler arengaba a su tropa de niños
soldados a ganar una guerra que estaba definitivamente perdida.
Scioli no tiene margen de maniobra. En EEUU le preguntaban a Urtubey
sobre las alianzas internacionales a futuro del FPV y no supo responder.
Eso fue antes del ataque terrorista del ISIS a París.
Hoy el mundo es diferente, terriblemente diferente, al de la semana anterior.
Lo repetimos para que no queden dudas. El votante indeciso no toma en
cuenta (quizás algunos sí lo hagan) si el FPV quiere estar al lado de
Venezuela, Irán, Siria o China, o prefiere una alternativa mundial más
moderada. Entre la bestialidad neonazi de los Donald Trump, Le Pen en
Francia o Maduro en Venezuela, hay opciones intermedias.
Pero en la gran aldea global ya se vislumbra el certificado de
defunción para todo lo que tenga que ver con el kirchnerismo o formas
similares de pensar el mundo.
Y si Scioli quiere ahora diferenciarse, no le queda tiempo. Lo único
que le queda es miedo, el mismo miedo que quiso meterles a los
argentinos ahora lo mastica en su boca.
Demasiado tarde para lágrimas.
@boimvaser