El donatismo político
¿Qué es el donatismo
político? Algo difícil de definir, pero existente. El punto de partida
es bienintencionado: la búsqueda de coherencia cristiana en la vida política.El donatista
político, — es (difusamente) maniqueo: el orden temporal y político, si no es
cristiano, está irremediablemente corrompido.— cree (implícitamente) que las ideas son substancias. Y concibe
la política prudencial como una batalla de ideas.
— confunde la teoría con la praxis. Supone que los grupos sociales —que son todos prácticos, de conductas— son la encarnación substancial de unas teorías. De este modo, no puede distinguir ideología (que como toda idea es inmodificable desde su enunciación) de los movimientos políticos (que como todo grupo social puede mutar en función de las diferentes conductas de sus miembros).
— las fuentes de la moral ya no son las tradicionales: objeto,
fin y circunstancias. El determinante primario es la propia sensibilidad compartida con un
grupo de afines: si nos repugna, está mal. O lo decisivo radica en algunas
circunstancias que de suyo no afectan la moralidad de los actos
concretos: la presencia en un lugar, el contacto físico con pecadores públicos,
gestos de urbanidad, fotos, vídeos…
— es una forma de rigorismo. Confunde conciencia delicada con conciencia escrupulosa. Y hace del escrúpulo principio rector de la conducta.Ve pecado donde no lo hay; o falta grave en pecados leves. Lo simbólico tiene poder de contaminar el acto humano, aunque la voluntad no consienta en pecado alguno. Todo parece escandaloso;
aunque sea un escándalo farisaico. Toda cooperación política se vuelve ilícita. El fenómeno recuerda a las "impurezas legales" del judaísmo.
Las consecuencias. Una, parálisis moral: no
se hace el bien posible, por pequeño y modesto que sea, por miedo a cometer un
pecado (imaginario, de "contaminación" por contacto con el "sistema"). Otra, la
búsqueda temeraria de sucedáneos del martirio por medio de la provocación autocomplaciente
(se reeditan, “aggiornados” y en pequeña escala, los errores de los circunceliones y otros
provocadores del siglo IV).
El donatismo político está equivocado.