martes, 17 de noviembre de 2015

Nicolás Kasanzew: Aclarando algunos puntos


Nicolás Kasanzew: Aclarando algunos puntos

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PUTIN, ¿ESTADISTA CRISTIANO O DICTADOR SOVIETICO?
Fuente: Gladius No 94 (Nicolás Kasanzew)

El artículo del padre Alfredo Sáenz: Vladimir Putin, un estadista singular, publicado en Gladius Nº 93 me ha dejado anonadado. No solo porque el texto glorifica a un dictador soviético, sino porque desconoce una cantidad de hechos históricos, y de la realidad rusa actual. Putin, lejos de ser un “estadista singular”, es un dictador soviético por las razones que presento en apretada síntesis y que más abajo desarrollo con su correspondiente fuente informática:
 
1- Putin no es una persona que deseó servir en el campo de la información, sino un agente de la KGB; 2- Sus colaboradores no son solo diplomados universitarios sino agentes de la KGB; 3- El que ordenó el traslado de los restos de la familia imperial vilmente asesinada fue Ieltzin; 4- Putin no es defensor del Cristianismo; 5- Muy principalmente Putin ha estado exaltando al islam; 6- El comunismo es una praxis para obtener el poder, no importan los valores que se presentan en forma oportunista; 7- Putin no defiende ni las tradiciones, ni la familia, ni la niñez, se está promoviendo la legalización de la poligamia; 8- En Rusia hay un millón de abortos por año; 9- El gobierno de Putin sigue siendo soviético; 10- El catolicismo en Rusia estuvo muy cerca de ser eliminado por ley. 11- Putin ha rebolchevizado a Rusia; 12- Uno de los principales asesores de Putin es el máximo arquitecto del Nuevo Orden Mundial, Henry Kissinger; 13- Putin a reestalinizado a Rusia; 14- El Patriarcado de Moscú es una iglesia-marioneta de la KGB; 15- Putin, el hombre más rico del mundo; 16- Solyenitsin quiso influenciar a Putin y fracasó; 17- Falsa religiosidad, corrupción y culto a la personalidad.
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1- Putin no es una persona que deseó servir en el campo de la información, sino un agente de la KGB
El artículo comienza diciendo que en su juventud Putin “sintió deseos de servir a su país en el campo de la información, más concretamente, en la KGB” (!) ¿En serio ignora que la KGB (anteriormente llamada CHEKA, GPU, NKVD y ahora FSB) es la policía política fundada por Lenin, una siniestra organización de asesinos que ha derramado la sangre de millones de mártires cristianos rusos?
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2- Sus colaboradores no son solo diplomados universitarios, sino agentes de la KGB
Dice el artículo “Basta considerar el perfil de algunos miembros actuales del Gobierno, para apreciar la competencia, la experiencia y el desinterés que exige Putin de los que lo acompañan en su elevada gestión política. De los treinta y tres miembros con que cuenta, todos son titulares de diplomas universitarios, en Derecho, Economía, Ciencias, Ingeniería, etc., con amplia experiencia profesional”. El autor omite, empero, otro “diploma” de los colaboradores de Putin: la abrumadora mayoría son también miembros de la KGB, la Gestapo soviética. Ya en el 2003 un diario ruso daba cuenta que más de 6000 agentes de la KGB ocupaban los más altos cargos dentro del Estado y esa cifra no ha hecho otra cosa que crecer. ¿Pudieron haberse redimido? Pues el mismo Putin lo descarta, al aseverar que “no existe tal cosa como un ex agente de la KGB”. Al decir de la periodista y escritora Svetlana Aleksievich, Premio Nobel de Literatura 2015: “Putin no es un político. Putin es un miembro de la KGB. Y aquello que él hace, son provocaciones habitualmente realizadas por la KGB”.
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3-El que ordenó el traslado de los restos de la familia imperial vilmente asesinada fue Ieltzin
El padre Sáenz le adjudica a Putin acciones que este nunca realizó: “Agreguemos el coraje que exhibió al ordenar el traslado de los restos de la familia imperial, vilmente asesinada por orden de Lenin, donde les hizo dar una digna sepultura, confesando y comulgando en dicho día”. En realidad, quien dio sepultura a los restos de la Familia Imperial (todavía se discute si son genuinos) fue el presidente anterior, Boris Ieltzin, en 1998. Putin asumió recién en el 2000. Los organizadores y ejecutores del vil asesinato de la Familia Imperial no solo no han sido declarados criminales en Rusia, sino que siguen siendo honrados oficialmente por el gobierno de Putin en calidad de “héroes nacionales”, “combatientes por la libertad” y “fundadores de nuestro Estado”.
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4- Putin no es defensor del Cristianismo
El artículo sostiene que Putin es un defensor del cristianismo dado que en ocasiones ha elogiado a esta fe, pero cierra los ojos ante el hecho de que el presidente ruso es fundamentalmente un gran cínico. Porque de idéntica manera ha elogiado al judaísmo, al budismo, al islam. Por ejemplo, el 5.4.2012 el jefe de Estado ruso, con una kipá (gorra ritual judía) en su testa, proclamó que el judaísmo “sirve a la construcción del futuro de Rusia”.
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5- Muy principalmente Putin ha estado exaltando al islam
Sin embargo, muy principalmente Putin ha estado exaltando al islam. Y hasta extremos sorprendentes. Por ejemplo, en diciembre del 2010 Putin declaró una barbaridad total, por donde se la mire. Que la religión cristiana ortodoxa está más cerca del islam que del catolicismo. Y en su alocución durante la septuagésima Asamblea General de Naciones Unidas, el 29 de setiembre del 2015, fue aún más lejos. Anunció que el islam es la religión más grandiosa (“velichaishaia”) del mundo. Convengamos que es imposible que un verdadero cristiano pueda decir tal cosa. Para demostrar que Putin defiende al cristianismo frente al islam, el autor relata un supuesto diálogo, en que el presidente ruso le planteó al rey de Arabia Saudita una condición para construir una gran mezquita en Moscú: que también se edifique una iglesia ortodoxa rusa en Riad. Obviamente, la capital saudita sigue sin contar con tal templo cristiano, pero el 22 de setiembre del 2015 Putin, con bombos y platillos, inauguró en Moscú una gran mezquita. Y no es verdad que meramente restauró la que había en la época de los zares. La superficie de la mezquita fue multiplicada por 20: de 964 metros cuadrados a 19 mil metros cuadrados, lo que le brinda al nuevo edificio la capacidad de recibir a 10 mil fieles musulmanes. Encima, se prevé la construcción de otra mezquita aún más grande en Moscú, con capacidad para 20 mil fieles. Además, van tres años seguidos que el presidente ruso participa en forma personal y activa de la festividad religiosa musulmana de Kurban-bairam. Ya en el 2011 el comentarista Peter Appel escribía: “Hoy la islamización de Rusia avanza a marcha forzada, a todas luces con la bendición del Kremlin y de su actual gobernante”. Son tantas y tan jugadas las acciones y declaraciones de Putin en favor de la religión mahometana, que en Rusia se ha comenzado a sospechar que podría haberse convertido secretamente al islam. No sabemos si fue así, pero no hay duda que el teniente coronel de la KGB, inveterado oportunista, busca ventajas políticas al lanzar dichos mensajes. Es que Putin no cree ni en Dios, ni en el diablo.
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6- El comunismo es una praxis para obtener el poder, no importan los valores que se presentan en forma oportunista
El padre Sáenz se entusiasma con su discurso en el congreso de Valdai, donde Putin se expresó en favor de los valores cristianos. Pero solo fue eso, un discurso. Un relato. Los hechos hablan de algo muy diferente. Lamentablemente muchos nacionalistas católicos argentinos, impermeables al relato de los Kirchner, se han dejado influenciar por el de Putin, tan mentiroso como el de estas latitudes. No quieren ver que la supuesta religiosidad de Putin es pour la galerie, para consumo interno. En el exterior se sincera más. En setiembre del 2000, en una entrevista con Larry King, de la CNN, cuando este le preguntó si creía en Dios, Putin le contesto que creía en los hombres. Y en una entrevista otorgada al Wall Street Journal (11.2.02) ante la pregunta ¿Es usted una persona religiosa? – contestó: “Cada persona debe tener una base moral. Pero no es importante a que religión pertenece. Todas las religiones fueron inventadas por los hombres”.
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7- Putin no defiende ni las tradiciones ni la familia ni la niñez, se está promoviendo la legalización de la poligamia
También el padre Sáenz se solaza con el discurso de Putin en que este decía: “Las tradiciones y costumbres rusas no son compatibles con la falta de cultura y formas primitivas de la Ley Sharia y de los musulmanes…no les garantizamos privilegios especiales ni tratamos de cambiar nuestras leyes adaptándonos a sus deseos”. El sacerdote ve en esto otra prueba de que el presidente ruso defiende los valores cristianos. Sin embargo, una vez más, es puro relato. Incluso, en la Rusia actual se está debatiendo seriamente la posibilidad de legalizar la poligamia. La discusión sobre este tema fue provocada por la boda forzada, en mayo de este año en la región de Chechenia, de una niña de 16 años, Luisa Goilabieva y el jefe de policía de su aldea, Nayud Guchigov, de 57, ya casado con otra mujer. La niña había tratado de escapar, pero intervino el cruel líder checheno Ramzan Kadyrov, y Putin permitió que la boda tuviera lugar. El funcionario del Kremlin responsable por los derechos de los niños, – quien había apoyado la prohibición de que los estadounidenses adopten infantes rusos – declaró que a pesar de su corta edad, Luisa ya era plenamente capaz de convertirse en esposa. La menor de edad fue sacada de la casa de sus padres por uno de los más brutales lugartenientes de Kadyrov y llevada a la ciudad de Grozny, donde la boda se celebró con gran pompa, en presencia de la otra esposa de Guchigov. Los canales de TV del Kremlin cubrieron el evento con gran alborozo, calificándolo como “la boda del milenio”, a pesar de que en las imágenes se podía ver una demacrada Luisa al borde del desmayo. Todo esto pasaba dentro de las fronteras de la Federación Rusa, en una región generosamente financiada por su presidente, el supuesto defensor de los valores cristianos Vladimir Putin. Tras el escándalo, los encuestadores se lanzaron a requerir la opinión de los rusos sobre la poligamia, y un tercio de estos respondió que no era tan mala idea. El político Vladimir Zhirinovsky dijo que, por cuanto la poligamia entre los musulmanes ya existe de hecho en Rusia, habría que legalizarla y Kadyrov propuso que fuera legal en el norte del Cáucaso, que – recordemos – forma parte del territorio ruso. Según la periodista Julia Ioffe, hasta la iglesia del Patriarca Cirilo está dispuesta a debatir el tema. Sin embargo, cuando un solitario diputado del parlamento intentó elevar un proyecto de ley que penalice la poligamia, su iniciativa fue inmediatamente rechazada por la presidente de la Comisión de la familia, la mujer y el niño, Elena Mizulina, ex integrante del partido comunista, una de las más notorias propulsoras de la ley que prohibió la “propaganda del homosexualismo”. Es absurdo prohibir la poligamia, dijo la defensora putinista de los valores familiares, ya que esta tiene lugar porque “no alcanzan los hombres, con quienes las mujeres quisieran formar una familia y tener hijos”.
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8- En Rusia hay un millón de abortos por año
Según el artículo, “la protección de los derechos y los intereses de la familia, de la maternidad y de la infancia son una cuestión prioritaria” para Putin (quien, por cierto, acaba de reemplazar a su esposa de toda la vida por una bella deportista olímpica 30 años menor que él). Si esto fuera verdad, ¿por qué entonces el presidente sigue sosteniendo el aborto, a pesar de los muchos ruegos que ha recibido de que lo prohíba, por cuanto ese flagelo está llevando a los rusos a la catástrofe demográfica y – lisa y llanamente – a la extinción? “Gracias a las medidas del Gobierno, en Rusia se ha reducido drásticamente el número de abortos”, anuncia el padre Sáenz. ¿De dónde ha tomado esa información, que no se corresponde para nada con la verdad? En la actualidad el número de abortos registrados en Rusia es de un millón por año, es decir la misma cantidad que en los años anteriores. Y a esto hay que sumar miles y miles de operaciones que no entran en las estadísticas. Está muy claro que si no se pone fin a los abortos, Rusia no tendrá ningún futuro. Pero eso deja sin cuidado a Putin, quien más allá de su vacua retórica, de patriota ruso no tiene absolutamente nada. Es que los abortos fueron legalizados en 1920 por Lenin (¡52 años antes de que los permitieran en los EEUU!) y Putin sigue honrando a su ídolo comunista también en eso.
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9- El gobierno de Putin sigue siendo soviético
Hay que entender que el gobierno de Putin sigue siendo soviético. Porque oficialmente, jurídica e ideológicamente, es no sólo el heredero, sino el continuador del régimen bolchevique; es decir, él mismo se considera como tal y no se avergüenza para nada de ello. Desde el 2000 nunca lo ha repudiado y no manifiesta ninguna intención de desprenderse ni del culto a sus fundadores, ni de sus símbolos. Para Putin “nuestro Estado”, es aquel que fue “alumbrado por la revolución de Octubre” y no aquel que la revolución de Octubre destruyó. ¿Qué se diferencia del régimen bolchevique clásico? Si, lógicamente. Porque se ha degradado y en este momento no tiene fuerza como para volver a los fusilamientos en masa. La nomenklatura o élite soviética ha pasado de recibir raciones de privilegio, a poseer acciones en empresas multimillonarias, lo cual influenció parcialmente su ideología: desechó algunos postulados, disimuló otros. Pero toda la historia de la URSS es la historia de un gradual alejamiento de las aberraciones más estúpidas, en pos de acomodarse a la vida real. En ese sentido, el fin de los años 30 se diferenciaba fuertemente del principio de la década del 20, y la década del 50 no fue igual a la del 30. Sin embargo, la fidelidad del actual poder al régimen soviético es inquebrantable, no hay nada que lo haga reaccionar con más agudeza, que cualquier movida contra algún monumento soviético o cualquier crítica a la política de la URSS. Putin no se identifica con la Rusia Histórica, sino con la Unión Soviética, que es para él “nuestro Estado”. Consecuentemente, los apologetas de la URSS son para él “los nuestros”, y sus críticos son “los enemigos”. Todas las leyes de la URSS (menos las pocas que fueron derogadas especialmente) siguen aplicándose, mientras que no hay en vigencia ni un solo dispositivo legal de la Rusia pre-revolucionaria. O sea que el país continua inmerso en el campo jurídico creado por los bolcheviques.
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10- El catolicismo en Rusia estuvo muy cerca de ser eliminado por ley
Por otra parte, resulta especialmente patético que Putin sea reivindicado por un católico, cuando bajo su gobierno el catolicismo en Rusia estuvo muy cerca de ser eliminado por ley. La Duma, cámara baja del parlamento, tiene 450 escaños y necesitaba la mitad de los votos más uno, para aprobar la prohibición de la fe católica. En mayo del 2002, de los diputados presentes, 169 votaron a favor de la ley, es decir que no llegaron a los 226 requeridos para aprobarla. Pero sólo 37 se pronunciaron contra la prohibición y cuatro diputados se abstuvieron.
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11- Putin ha rebolchevizado a Rusia
En la historia de Rusia hay casos de marxistas arrepentidos que mutaron en paladines del cristianismo. Los más notorios son los de Solyenitzin y de Lev Tijomirov, un revolucionario terrorista que se convirtió en el más importante teórico de la monarquía rusa. Pero de ninguna manera es el caso del oficial de la KGB Vladimir Putin. Todo lo contrario. Lejos de haberse arrepentido, Putin ha rebolchevizado en Rusia todo lo que su predecesor, el presidente Boris Ieltzin, había alcanzado a desbolchevizar. Putin ha vuelto a imponerle la bandera roja al ejército ruso, ha puesto de nuevo la estrella roja en las gorras de sus militares y ha devuelto la hoz y el martillo a los aviones de Aeroflot, amén de volver a adoptar el himno stalinista como himno nacional, aunque con la letra cambiada. Asimismo ha revitalizado el culto de Lenin, cuya momia sigue profanando la principal plaza del país, y alienta cada vez más el culto de Stalin. Estamos hablando de los dos más grandes exterminadores de cristianos de la Historia. En mayo del 2015 el ministro de Cultura de la Federación Rusa, Vladimir Medinsky, quien únicamente se pronuncia con la venia de Putin, le escribió una carta al jefe del Partido Comunista ruso, Guennady Ziuganov, en la cual prometió: “Los monumentos a Vladimir Iliich Lenin, indudablemente, son parte de nuestra identidad histórica y el ministerio de Cultura hará todo lo que de él dependa para conservarlos”.
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12- Uno de los principales asesores de Putin es el máximo arquitecto del Nuevo Orden Mundial, Henry Kissinger
Bajo Putin también se han estado erigiendo muchos nuevos monumentos a Stalin. Entre ellos uno, inaugurado en febrero del 2015, en el cual está acompañado por Roosvelt y Churchill, en conmemoración de la siniestra conferencia de Yalta de 1945. Elocuente refutación del aserto del padre Sáenz de que Putin sería la “antítesis de un Occidente progresista y liberal”. Como asimismo lo refuta el hecho de que uno de los principales asesores de Putin sea el máximo arquitecto del Nuevo Orden Mundial, Henry Kissinger. El ex Secretario de Estado norteamericano se ha reunido con Putin decenas de veces y lo defiende y justifica permanentemente, calificándolo de “verdadero patriota ruso”, tal cual lo hace el padre Sáenz. Kissinger sostiene asimismo que Putin no es enemigo de los EEUU y que, cuando él lo conoció por primera vez, Putin demostraba de mil maneras su afán de lograr una cooperación estratégica con los EEUU. Además, curiosamente, Putin se integró a la ofensiva de los EEUU contra ISIS, luego de que Kissinger, tras respaldar una vez más al presidente ruso, convocó en setiembre del 2015 a una guerra total contra ese ejército terrorista. La motivación de Putin para atacar a ISIS es muy clara: congraciarse con Washington para lograr el levantamiento de las sanciones impuestas a Rusia a raíz de los sucesos en Ucrania. Y no por el sufrimiento que estas sanciones le causan al pueblo ruso, sino por los centenares de altos funcionarios de Putin a quienes Washington y sus aliados les han bloqueado sus cuentas y propiedades en el exterior. Que estos ataques han de provocar, como represalia, atentados terroristas de ISIS en Rusia, donde van a morir muchos inocentes ciudadanos, no le quita el sueño a Putin.
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13- Putin ha reestalinizado Rusia
El presidente ruso ha calificado a Stalin, el mayor genocida de la historia de la humanidad, como “un gran manager” y ha promovido una ley que castiga con años de prisión a quien ose criticar el desempeño del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial, a pesar de los muchos crímenes que este cometió. Entre ellos, la violación de dos millones de mujeres alemanas, de 8 a 80 años de edad. Obviamente, la reivindicación que Putin hace de Stalin se ha visto reflejada en los textos de historia y en los medios masivos de comunicación, en su inmensa mayoría dominados por el gobierno. Como consecuencia, según una encuesta del Centro Levada, un 45% de la población rusa considera hoy que las masacres realizadas por Stalin estaban justificadas por los altos fines que el tirano perseguía (en el 2008 solo el 27% pensaba así). Y la cantidad de encuestados que tienen una visión crítica de Stalin descendió al 20%. Como vemos, Putin ha conseguido reescribir la historia. También, lamentablemente, pretende reescribirla el artículo, cuando adjudica a Putin el haber ayudado a Serbia contra los Estados Unidos en 1999, siendo que en esa época todavía gobernaba Ieltsin.
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14- El Patriarcado de Moscú es una iglesia-marioneta de la KGB
El autor se congratula por el hecho de que Putin ha beneficiado económicamente al Patriarcado de Moscú. ¡Pues como no lo iba a hacer si se trata de una iglesia-marioneta, manejada por sus colegas de la KGB! Hay que recordar que tras haber lanzado una persecución religiosa como nunca conoció la humanidad, en la Segunda Guerra Mundial, asustado por el avance alemán, el tirano decidió reabrir los templos para congraciarse con los fieles que quedaban y ensillar, aprovechar el sentimiento religioso y patriótico ruso frente al invasor. La iglesia así refundada, bajo total control de los organismos de seguridad, debía servir a los intereses del gobierno ateo. Lo denunció Solyenitzin en su carta abierta al Patriarca Pimen en 1972: “Una iglesia dictatorialmente dirigida por ateos, – espectáculo nunca visto en dos milenios”. A cambio de poder oficiar, esta iglesia de bolsillo alababa a Stalin, lo llamada “el caudillo dado por Dios”. Cuando el tirano cumplió 70 años, todos los obispos del Patriarcado de Moscú firmaron una carta de salutación digna de lacayos. Y todos los años sucesivos esta iglesia sirvió al régimen bolchevique. Se convirtió en una subdivisión del espionaje soviético en el exterior, donde asimismo difundía la atroz mentira de que había libertad de religión en la URSS, mientras que en el país delataba a los creyentes a las autoridades. Para entrar a una iglesia era obligatorio mostrar el documento y el feligrés que así lo hiciera al poco tiempo era echado de su trabajo u hostigado de otras maneras. En el Patriarcado de Moscú todos los sacerdotes autorizados para viajar al exterior, y todos los obispos, eran agentes de la KGB. Ellos convencieron de volver al país a decenas de miles de exiliados políticos, que estaban refugiados en China y Europa, jurándoles que la situación había cambiado: quienes les creyeron, terminaron en campos de concentración. Con Putin, la simbiosis entre el Patriarcado de Moscú y el Kremlin se hizo aún mayor. El actual Patriarca Cirilo Gundiaev, al igual que todos sus antecesores desde los tiempos de Stalin, es también un colaborador de la KGB, cosa que en Rusia nadie ignora. Su nombre en código como agente es “Mijailov”. Quizás lo más terrible, como confesó el penúltimo presidente del Consejo de Asuntos Religiosos de la URSS, Konstantin Jarchov, sea que, para no permitir que la iglesia renazca, “nosotros poníamos como arzobispos y en otros puestos claves del Patriarcado a personas amorales y corruptas” A mí me tocó escuchar en Rusia, de boca de un feligrés, la siguiente frase: “Nuestro obispo, gracias a Dios, es normal; su amante es una mujer, no un hombre”. Particularmente amoral y corrupto es el actual Patriarca Cirilo, que se hizo famoso con el sobrenombre de “Tabacalero”, a raíz de un escándalo que tuvo muy amplia difusión. Es que Monseñor Cirilo estuvo durante años importando y comercializando, libres de impuestos, ingentes volúmenes de cigarrillos y bebidas alcohólicas, lo cual lo convirtió en un hombre extraordinariamente acaudalado. Luego, Monseñor Cirilo comenzó a exportar petróleo y realizar inversiones en la industria pesquera y automotriz. En el 2006 los periodistas del diario “Moskovskie Novosti” calculaban su fortuna en 4000 millones de dólares. El patriarca elogiado en el trabajo, colecciona aviones y objetos de lujo. Cuando visitó Kiev en abril del 2012, los periodistas ucranianos filmaron el reloj que llevaba en la muñeca: un Breguet de 30 mil euros. Esto aconteció al día siguiente de que Cirilo predicara con grandilocuencia en los canales de la TV ucraniana: “Es muy importante aprender la ascesis cristiana… La ascesis es la capacidad de regular nuestro consumo… Es la victoria del hombre sobre la concupiscencia, las pasiones, el instinto. Y es importante que posean esta cualidad tanto los ricos, como los pobres”. Cirilo posee una buena cantidad de lujosas residencias, entre ellas todo un edificio sobre el río en pleno centro de Moscú, un palacio en Peredelkino, otro en el monasterio Danilov y un tercero en Gelendzhik, en el Cáucaso, donde para construirlo hubo que talar un bosque entero.
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15- Putin, el hombre más rico del mundo
Mucho más opulento que Cirilo es, claro está, Putin. El inversor y financista internacional Bill Brauder califica a Putin como el hombre más rico del mundo y estima su fortuna en 200 mil millones de dólares. Según este financista, Putin supo robarse tal capital, a lo largo de sus 14 años en el poder, economizando en caminos, hospitales y escuelas. Bastante similar a lo que ha acontecido por estas costas, aunque en otra escala. Información muy parecida, y minuciosamente detallada, contenía el informe elaborado por el político ruso Boris Nemtzov, titulado “Putin. Corrupción”. Nemtzov fue acribillado en la noche del 27 de febrero del 2015, a unos pocos metros del Kremlin.
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16- Solyenitsin quiso influenciar a Putin y fracasó
El padre Sáenz cita elogios a Putin de Alexandr Solyenitsin. Pero pertenecían a un Solyenitsin ya anciano, enfermo y condicionado por su esposa. Genial como fue, el escritor no era infalible. Quiso influenciar al presidente ruso, alentado por las señales enviadas por el astuto Putin de que esto era posible, y fracasó. Tiempo después, él contaba: “Justamente en el encuentro con Putin, yo le dije; la consolidación del estado es necesaria para la unidad de Rusia, pero de esa consolidación del estado no vamos a obtener el florecimiento de Rusia. El florecimiento de Rusia solo será posible cuando se abran las bocas de millones, y cuando sus bocas y sus manos estén libres para crear su propio destino” (citado por Ludmila Saraskina, biógrafa autorizada por el escritor, en “Alexandr Solyenitsin”, Moscú 2008, página 874). Lamentablemente, bajo Putin, las bocas y manos del pueblo ruso siguieron atadas.
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17- Falsa religiosidad, corrupción y culto a la personalidad
Sí. Putin suele ir a misa en Navidad y Pascua, para que la TV lo filme todo el tiempo. Mas cuando vuelve de misa a su oficina, ordena matar. Y no ahorra medios para ello. En el 2006, la KGB envenenó con polonio radioactivo al exiliado Alexandr Litvinenko. Científicos occidentales calcularon el costo de la dosis letal en 30 millones de dólares. Pero Putin no solo manda matar opositores. En 14 años de su poder en Rusia fueron asesinados 28 periodistas; un promedio de dos al año. El padre Sáenz habla de auge religioso en la Rusia de Putin y, como prueba, enumera la cantidad de nuevas iglesias. En primer lugar, habría que inspeccionar de visu con qué criterio ha sido erigida cada una de ellas. Por ejemplo, yo he estado en la reconstruida iglesia moscovita de Cristo Salvador y el criterio fue decididamente fenicio. El templo está asentado sobre un centro comercial, con garajes de dos pisos, tiendas, baños públicos y salas de espectáculos. Y ninguno de los reconstructores se detuvo en pensar, si toda esta explotación comercial era lícita en el edificio de una iglesia, dedicada a Aquel, Quien con un látigo expulsó a los mercaderes del templo. En el 2011 un periódico entrevistaba al padre Mijail Ardov, reconocido experto en la situación religiosa de Rusia, y le decía lo mismo que sostiene el padre Sáenz: “Se están construyendo nuevas iglesias y la gente concurre”. La respuesta del sacerdote fue desoladora: “No va nadie. Si por lo menos las iglesias estuvieran en el conurbano, algunas viejitas locales irían. Pero viajar al centro de Moscú es complicado para ellas. Que la gente vaya en gran número, eso no existe. Hubo una chance para ello a principios de la década del 90, cuando dejaron de prohibir la religión. La gente manifestaba interés, pero el Patriarcado no estuvo a la altura”. Dando crédito a las cifras oficiales (es decir, al INDEC soviético), el padre Sáenz asevera que ha aumentado el número de rusos que se declaran ortodoxos. El padre Ardov, en cambio, las considera falsas: “En la Rusia actual no hay más de un 3% de personas religiosas, practicantes. ¿De qué vamos a hablar, si en Moscú hasta en Navidad y en Pascua va a la iglesia un 1,5% de la población? El Patriarca Cirilo y sus allegados quieren exagerar su rol ante quienes detentan el poder político. Por eso dicen que tenemos un 80% de ortodoxos. Pero todo eso son baladronadas y un intento de falsificar la realidad”. Y finalicemos con otra reflexión del padre Mijail Ardov sobre la Iglesia de Cirilo: “Una de las principales obligaciones de la Iglesia, es brindar una evaluación moral de todo lo que pasa y, principalmente, de las acciones del poder. El Patriarcado debería defender a los enfermos, a los pobres, pero sabemos que no lo hace, al contrario, sabemos que las autoridades del Patriarcado están ligadas a los corruptos funcionarios del Estado. Ven como la TV y los medios depravan a los jóvenes y no tan jóvenes, ven que todo está permitido, pero no hacen nada. En los monasterios vive gente muy sospechosa, y en cuanto a que las iglesias estén relucientes, eso no atestigua que haya espiritualidad. A la iglesia van decenas de personas, pero millones son absolutamente indiferentes.
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Sumemos a todo lo antedicho, el abrumador culto a la personalidad de Putin, que ha sido impuesto en Rusia. El dictador es protagonista de libros de cuentos infantiles y de películas, su rostro está en las estampillas, y a su figura hasta le fue dedicada una ópera. Putin se ha inscrito por derecho propio en el panteón de los dictadores soviéticos, cuyo nivel de aportes a la destrucción de Rusia es proporcional a la cantidad de monumentos y pinturas que se les han dedicado.