UN CÁLIZ PARA LA CENA LUTERANA
“No echéis vuestras perlas a los cerdos…”
C. A.: Sabemos que la misa del Novus Ordo no es válida Francisco NO PUEDE ignorar que la cena luterana tampoco lo es. Al poner ambos ritos a la misma altura, implícitamente está reconociendo la invalidez del Novus Ordo.
“No
echéis vuestras perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen con sus
patas y después se revuelvan para destrozaros” (Mt 6, 7) Una imagen vale
más que mil palabras. Si ya quedamos estupefactos cuando Francisco
recibió con toda naturalidad la cruz blasfema de líder cocalero de
Bolivia –“no me ofendió”, llegó a afirmar– , la verdad es que ahora no sabemos qué decir.
Desde
el comienzo de su “pontificado” Francisco ha tenido como prioridad
número uno el ecumenismo con las iglesias cristianas. Es la continuidad
de su trayectoria como cardenal de Buenos Aires. Más allá de la
doctrina, sus ideas se reflejan en gestos cada vez más elocuentes.
Pues bien, si sabemos por el decreto “Apostolicae curae et caritatis” que los anglicanos
ya no tienen la sucesión apostólica y sus ordenaciones son inválidas.
¿Qué pensar cuando se inclinó y pidió la bendición a Justin Welby,
“primado” de Canterbury? ¿Se olvidó que por ese decreto de León XIII
“las ordenaciones hechas en rito anglicano han sido y son absolutamente
inválidas y totalmente nulas” (Denzinger-Hünermann 3319)?
Pedirle la bendición a ese personaje, además de algo ridículo sin
sentido, vale tanto cuanto pedirla a cualquier particular hereje… En su
día publicamos un estudio sobre el tema.
Pues
bien. Ahora Francisco da un paso más. Teniendo como marco las
celebraciones conjuntas entre católicos y luteranos de los 500 años de
la reforma protestante –¿qué tenemos que celebrar los católicos?–
Francisco visitó la comunidad evangélica luterana de Roma acompañado de
su querido cardenal Kasper. Después de comportarse como lo haría
cualquier párroco en casa propia, terminó la visita dejando un
regalo-símbolo impresionante: un cáliz para la celebración eucarística.
Muchas
son las hipótesis que podemos levantar. De cualquier forma, dada la
importancia del gesto, no podemos ignorarlo. ¿Qué pretendió con ese
regalo? Todos sabemos que el luteranismo niega el carácter sacrifical de
la Misa. Para Lutero “la misa no es un sacrificio, ni ofrenda a Dios,
es un don de Dios que debe ser recibido con fe y hacimiento de gracias”.
Así las cosas, ¿qué pretendía Francisco decir con este gesto? ¿Qué sus
“cenas” son tan válidas como las misas católicas? ¿Qué su culto es
agradable a Dios? ¿Promover sus “cenas” con el objeto más sagrado del
culto católico, de forma que un fiel católico pueda sentir que cumple
sus deberes religiosos asistiendo a ellas?
¿Que los sacerdotes católicos y los pastores luteranos hacemos lo mismo?
Quién
regala un cáliz… ¿qué podrá hacer más tarde? Como sacerdotes de Cristo
queremos elevar a Dios un acto de reparación por la terrible ofensa
realizada contra la Sangre Preciosa de Cristo, pues el gesto es quizá de
los más graves y profundos que hemos podido presenciar hasta el
momento. Sabemos que para Francisco las diversas religiones cristianas
son simples lados de un mismo “poliedro” como ya vimos en anterior estudio.
La católica sería tan sólo uno más. Y es lo que confirman las
gravísimas palabras que dijo a continuación, al respecto de la presencia
real, como creída por católicos o luteranos:
“¿Cuál
es la diferencia? Son las explicaciones, las interpretaciones… la vida
es más grande que las explicaciones y las interpretaciones”(VIS, 16 de noviembre de 2015).
Poner
el dogma católico a la altura de “explicaciones e interpretaciones” es
como decir que la enseñanza ya dos veces milenaria de la Iglesia
Católica no pasa de una mera hipótesis de estudio. ¿Será su acompañante,
el Cardenal Kasper, quién le lanzó esta “genial” idea para el discurso?
No tenemos seguridad, porque según Francisco la unidad de los cristianos no será hecha por los teólogos y,
por lo tanto, no es problema de doctrina. Aunque tal vez Kasper sea la
excepción a la regla… De cualquier forma, idea de Francisco o de Kasper,
el carácter doctrinal de esta grave afirmación exigirá un estudio más
reposado, que esperamos poder publicar cuanto antes. Veamos el vídeo de
este cordial encuentro entre protestantes y -según ellos mismos dijeron-
“el obispo de los Luteranos” (Aleteia):
Pero
lo más grave es que el gesto indica que esta vez se han traspasado
límites antes inimaginables… ¿Pensará Francisco que los católicos somos
ciegos delante de este tipo de gestos? Seguro que conseguirá el aplauso
unánime de los luteranos, del mismo modo que le aplauden los
homosexuales, divorciados y comunistas. Pero ¿y los católicos fieles al
Magisterio? Quousque tandem abutere, Francisce, patientia nostra?
Fuente: El Denzinger de Bergoglio
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