Como se pide
EL VIAJE DE FRANCISCO
A LESBOS
Una vez más el señor Alejandro Sosa Laprida nos hace llegar sus trabajos con pedido de publicación. Una vez más nos vemos obligados a aclarar que su posición no es la misma que la nueesta. ¿Entonces? Entonces dos cosas:
a) los lectores de este blog tienen capacidad crítica como para discernir por sí mismos, y llegado el caso disentir sin ofensas;
b) nobleza obliga: a pesar de nuestras discrepancias juzgamos valiosa la constante y actualizada y dolorosa información que el sr. Alejandro Sosa Laprida aporta sobre la docencia de Francisco.
Hechas estas dos importantes salvedades, aquí va la nota.
Francisco en Lesbos:
La inmigración musulmana
es un don para Europa
Alejandro
Sosa Laprida - 01/05/2016
Introducción: Tenía pensado escribir
algo acerca de Amoris laetitia, la
nueva Exhortación apostólica de
Francisco, pero dado que mucho y bueno se ha publicado ya al respecto, y que a
decir verdad no sabría yo qué agregar a lo dicho, se me ocurrió que echar un
vistazo a su reciente viaje a Lesbos no estaría de más. Auténtico Lepanto invertido, con un «Soberano
Pontífice» por cierto muy diferente de San
Pío V como protagonista, ya que en vez de repeler al invasor musulmán le
abre las puertas de par en par de una Europa moribunda y resueltamente decidida
a «eutanasiarse» con toda dignidad...
Cabe
destacar de este viaje dos gestos de hondo calado simbólico: 1. Francisco se
trajo en su avión a doce mahometanos consigo a Roma. 2. Lanzó su llamado a la
invasión islámica nada menos que desde la mítica isla de Lesbos, a modo de manifiesto ideológico subliminal que lleva la
inequívoca rúbrica del Averno, dado
que no es ningún secreto que la tierra de Safo
representa de manera emblemática la ideología mortífera que promueven
desembozadamente la Unión Europea
y subrepticiamente Francisco, quien se
interroga ante los medios del sistema espetando hipócritamente: «¿Quién soy yo para juzgar?»…
Desarrollo: «En una decisión que sorprendió al mundo y una movida política audaz,
Francisco se llevó de regreso a Roma, en el vuelo papal, a tres familias
sirias. Doce refugiados en total [todos musulmanes], seis adultos y seis menores, a quienes el Vaticano ayudará a rearmar
sus vidas lejos de las bombas que destruyeron sus casas. La acción del Papa
significó un llamado de atención a la dirigencia política europea, incapaz de
enfrentar la peor catástrofe humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial.»
Europa
se halla sumergida por la inmigración de masa musulmana. La situación es tan
explosiva que no se ve cómo podría evitarse que tarde o temprano se produjera
una guerra civil. Pero Francisco hace la apología del inmigracionismo. Y tan descaradamente
que no vacila en culpabilizar a los europeos y en pedir perdón a los
inmigrantes por la «mala acogida» que se les reserva en Europa, lo cual, además
de ser totalmente falso, contribuye a reforzar la hostilidad y el desprecio de
los inmigrantes musulmanes hacia esa horrible sociedad «racista», blanca y
cristiana, que tan mal los recibe:
«¡Demasiadas veces no los
hemos acogido! Perdonen la cerrazón y la indiferencia de nuestras sociedades
que temen
el cambio de vida que su presencia requiere. Tratados
como un peso, un problema, un costo, sin embargo, ustedes
son un don.»
Sin
embargo nadie ignora que los refugiados son alojados, alimentados, vestidos y
curados gratuitamente en toda Europa y que no sufren ningún tipo de maltrato. Desgraciadamente,
no puede decirse que exista reciprocidad en el respeto de parte de las hordas
musulmanas hacia los nativos del viejo mundo:
«Alemania vive con
estupor e indignación el goteo de denuncias, hasta noventa ya, presentadas por
mujeres víctimas de agresiones sexuales y robos durante la Nochevieja en las
proximidades de la estación central de trenes de Colonia, donde se encontraban
reunidos alrededor de un millar de inmigrantes, que se coordinaron para llevar
a cabo estos delitos, además de al menos un violación y un número importante de
robos.»
El
flujo masivo incesante de migrantes mahometanos es celebrado por Francisco,
quien para designar a Dios utiliza maliciosamente una expresión típicamente
islámica, la «basmala», y afirma imperturbable que la inmigración es fuente de
«encuentro entre culturas y religiones diversas»…
«Son el testimonio de
cómo nuestro Dios [!!!] clemente y
misericordioso sabe transformar el mal
y la injusticia que sufren en un bien para todos. Porque cada uno de ustedes
puede ser un puente que une a pueblos lejanos, que hace posible el encuentro
entre culturas y religiones diversas, un camino
para redescubrir nuestra humanidad común.»
Los
cristianos son degollados, crucificados y masacrados en muchos países
islámicos. Sin embargo, Francisco no dice nada al respecto, no mueve un dedo
para impedir el genocidio, cuando su inmensa influencia internacional podría
ser decisiva para obtener la protección de las minorías cristianas. Y además se trajo de Lesbos a Roma doce
inmigrantes musulmanes en su vuelo papal. Ningún cristiano. Un dato
geográfico revelador de la descarada manipulación inmigracionista: Lesbos queda
a solamente 10 km. de Turquía y a 1200 km. del Vaticano…
Añade
Francisco que Europa, continente que según las previsiones demográficas será
mayoritariamente musulmán dentro de veinte o treinta años, debe abolir las
fronteras y aceptar de buen grado la invasión de los mahometanos:
«Vosotros, habitantes de
Lesbos, demostráis que en estas tierras, cuna de la civilización, sigue
latiendo el corazón de una humanidad que sabe reconocer por encima de todo al
hermano y a la hermana, una humanidad que quiere construir puentes
y rechaza la ilusión de levantar
muros con el fin de sentirse más
seguros. En efecto, las barreras crean división, en lugar de ayudar al verdadero progreso de los pueblos,
y las divisiones, antes o después, provocan enfrentamientos.»
Para
Francisco Europa no se define por ser la cuna de la civilización cristiana,
sino la patria de los «derechos humanos» laicos y masónicos:
«Europa es la
patria de los derechos humanos, y
cualquiera que ponga pie en suelo europeo debería poder experimentarlo.»
La
Europa revolucionaria de los «Derechos Humanos» anticristianos rechazó a Cristo
y persiguió a la Iglesia. Pues bien, tiene ahora en el islam su merecido
castigo. No quiso cristianizar a Africa durante la era colonial en nombre del
principio masónico de la «laicidad» del Estado: pues ahora los africanos y los
árabes se encargarán de islamizarla. Actualmente, la Unión Europea combate
encarnizadamente el matrimonio natural y las familias numerosas en nombre del
feminismo, del homosexualismo y de la gender
theory: los musulmanes se ocuparán de rellenar el gigantesco bache
demográfico de este continente otrora cristiano el cual, víctima de una ideología
mortífera y de un enceguecimiento culpable, cava alegremente su propia tumba…
Y
para ello cuenta con la inestimable cooperación de «Papa Francisco», principal
agente revolucionario del planeta y promotor acérrimo del mundialismo laico,
multiculturalista e inmigracionista…
Recordemos
también que para Francisco los musulmanes son «hijos de Dios»:
«No hice ninguna
selección entre cristianos y musulmanes. Estas tres familias tenían los papeles
en regla, los documentos en regla, y era factible. En la primera lista, por
ejemplo, había dos familias cristianas, pero no tenían los documentos en regla.
No se trata, pues, de un privilegio; estas doce personas son también
hijos de Dios. El “privilegio” es ser hijos de
Dios, esto es verdad.»
Pero
cualquier cristiano medianamente instruído sabe perfectamente que eso es una
mentira colosal: sólo los bautizados son hijos de Dios, elevados a la vida
sobrenatural por la gracia divina. Los demás hombres son solamente creaturas de
Dios, llamadas a volverse hijos de Dios por la fe en Jesucristo. Si todos
fueramos «hijos de Dios», ¿qué sentido tendría el anuncio del Evangelio? ¿qué
sentido tendría el bautismo? Podrían
citarse infinitos pasajes de la Sagrada Escritura o del Magisterio de la
Iglesia para demostrar el carácter falaz de los dichos bergoglianos. En aras de
la brevedad, veamos lo que al respecto nos ha dado a conocer el Espíritu Santo
a través del discípulo amado del Señor en el prólogo de su Evangelio:
«A los suyos vino, y los suyos no lo
recibieron. Mas a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre les dio
potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de
sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.» (Jn. 1, 11-13)
No es la
primera vez que Francisco sostiene esta patraña públicamente. A modo de
ejemplo, recordemos sus palabras en el Vídeo
del Papa del mes de enero de este año, en el cual presentaba simultáneamente
símbolos católicos, judíos, musulmanes y budistas a la vez que afirmaba desvergonzadamente:
«Muchos
piensan distinto, sienten distinto, buscan a Dios o encuentran a Dios de
diversa manera. En esta multitud, en
este abanico de religiones hay una sola certeza que
tenemos para todos:
todos somos hijos de Dios.»
La
filiación divina es un don sobrenatural que el hombre recibe por la fe en
Jesucristo. Si todos los hombres fuesen hijos de Dios, quedaría abolida la
distinción entre el orden de la naturaleza y el orden de la gracia, entre el
Creador y la creatura, y estaríamos en pleno panteísmo. Ahora bien, hay
innumerables textos de Francisco que demuestran su adhesión al inmanentismo
evolucionista gnóstico, en la línea del jesuita apóstata Pierre Teilhard de
Chardin:
«Dios es luz que ilumina las
tinieblas y que aunque no las disuelva hay una chispa de esa luz divina dentro de nosotros. En la
carta que le escribí recuerdo haberle dicho que aunque nuestra especie termine [!!!] no
terminará la luz de Dios que en ese punto invadirá todas las almas y será todo
en todos.»
«Yo creo en Dios, no en un Dios
católico; no existe un Dios católico, existe Dios. Y creo en Jesucristo, su
Encarnación. Jesús es mi maestro, mi
pastor, pero Dios [Negación implícita de la
divinidad de Nuestro Señor], el Padre, Abba, es la luz y el Creador. Éste es mi Ser [El cual es, por consiguiente, divino].»
La
herejía sostenida públicamente por Francisco es patente, pero resulta que nadie
se inmuta. Lo cual es por cierto consternante, pero fácilmente explicable.
Esta situación absurda se debe a que todo el mundo está completamente
idiotizado por más de medio siglo de «ecumenismo» y de «interreligiosidad»
conciliares. Sin embargo, quien adhiriese a las palabras de Francisco, habría
dejado ipso facto de profesar la fe
católica. Objetivamente, esto es incuestionable. Pero sucede que el grado de
incultura religiosa es tal que nadie se percata de ello y que la inmensa
mayoría de los neo-católicos conciliares no percibe la incompatibilidad
radical que existe entre el catolicismo y la «religión ecuménica conciliar»,
la cual se evidencia en Francisco con claridad meridiana…
Francisco
es un agente activo del mundialismo religioso y político al servicio del
proyecto iluminista de las Naciones
Unidas. Las fronteras deben desaparecer, las naciones deben abdicar de su
soberanía en provecho del mundialismo ecológico, tanto los pueblos como los
individuos deben perder su identidad y su memoria, sometiéndose al «multiculturalismo»
y al «inmigracionismo.»
Con
el episodio de Lesbos hemos asistido a un capítulo más de la maléfica obra de
devastación espiritual, cultural y social ejecutada por el falso profeta
argentino quien, en una suerte de espeluznante
Lepanto invertido, abrió las puertas de Europa al islam conquistador, con
el añadido altamente simbólico de haber perpetrado su fechoría nada menos
que en la isla de Lesbos, la cual representa universalmente el
homosexualismo, cuya dictadura ideológica hace estragos en el mundo cristiano
ante el silencio cómplice de Francisco…
Porque
es bien sabido que el pecado, la ofensa a Dios y la condenación eterna carecen completamente
de sentido para la fe gnóstica y naturalista de este ídolo de las masas
descristianizadas. Lo único que cuenta para este ser insensato es resolver la
«cuestión social» y proteger nuestra «casa común». A este respecto, vale la
pena citar tres declaraciones efectuadas hace pocos días en las que Francisco abogó
una vez más por la implementación global del
mundialismo socialista y ecologista:
«Un verdadero
planteamiento ecológico debe integrar medio ambiente y justicia, escuchando el clamor de la tierra y
el grito de los pobres.»
«El cambio climático
supone uno
de los principales desafíos actuales para la
humanidad; para afrontarlo se requiere la solidaridad de todos.»
«Esto es lo que me ha
venido en mente -concluyó- Y ¿cómo se puede lograr? Simplemente siendo
conscientes de que todos tenemos algo en común, de que todos somos humanos.
Y en esta humanidad nos acercamos para trabajar juntos. ‘‘Pero
yo soy de esta religión, yo soy de esta otra...’’ ¡No importa! Todos adelante para trabajar
juntos. ¡Respetar a los demás! Y así veremos el milagro de un desierto que se
convierte en bosque.»
Conclusión: Lo único que importa, para
este hombre cuya impiedad supera todo lo imaginable, es erradicar la pobreza,
instaurar la «justicia social» y combatir el «cambio climático». La pérdida de
la fe, el laicismo, la pornografía, la contracepción, el aborto, la eutanasia,
el «matrimonio» homosexual, la «teoría de género» y demás abominaciones de
nuestras sociedades occidentales «pluralistas» y «democráticas» no parecen inquietar
demasiado al farsante argentino.
Salvar
el planeta del «cambio climático» y construir la sociedad multicultural y
sincretista del Nuevo Orden Mundial luciferino,
edificado sobre las ruinas humeantes de la civilización cristiana apóstata, tal
parece ser el principal objetivo perseguido por este siniestro gurú
mundialista, el cual se presenta falazmente ante el mundo como si fuera el
Vicario de Nuestro Señor Jesucristo en la tierra, cuando en realidad no es más
que un vil impostor, un miserable usurpador de la sede petrina, un esmerado y
diligente precursor del Anticristo…
Para mayor información
acerca de Francisco: