El día que la Argentina cambió para siempreby Hernán Andrés Kruse |
Pocas
fechas han levantado tanta polvareda como el 17 de octubre de 1945.
Hoy, lunes 17 de octubre, al cumplirse un nuevo aniversario del
nacimiento del peronismo, la polémica sigue vigente. Prueba de ello lo
constituye la plétora de artículos publicados por diversos medios
nacionales dedicados a rememorar ese acontecimiento que cambió para
siempre al país. A continuación paso a transcribir los artículos de
Horacio González (“La Argirópolis peronista”, Página 12) y Alberto
Benegas Lynch (H.) (“El día que se inauguró formalmente el populismo”,
Infobae). La grieta, como se observará luego de su lectura, se ahonda
sin remedio.
Dice González: “Sorprenden hasta hoy los puntos de
vista tan diferentes bajo los que se puede percibir el 17 de octubre de
1945. Lo podemos mirar desde la Isla Martín García (sobre la que cuatro
décadas antes Rubén Darío había escrito una gran crónica), desde la
Avenida Pavón (santificado corredor desde el Sur hacia el Centro), desde
Ensenada y Berisso, desde el Hospital Militar de la calle Luis María
Campos (el general roquista), desde la Secretaría de Trabajo y Previsión
(creada en 1943, reunía pequeñas oficinas desperdigadas en el Estado,
estaba sobre la Diagonal Sur –creo–, y tenía un balconcito que daba a la
calle, de allí habla Perón antes de partir prisionero hacia Martín
García (isla crucial a la que un conocido escrito del siglo XIX llamó
“Argirópolis”). También puede observarse el 17 de octubre (el mes octavo
para los antiguos romanos) desde la misma Plaza de Mayo (desde esa
fuente que goza de indelegable autoridad moral y refrescante, no se
halla más allí, pues supongo que la que hay ahora no es la misma)” (…)
“La reiterada pregunta de la muchedumbre, “Dónde estuvo”, resuena como
frase de un diálogo cotidiano frecuente, trivial. Pero encerraba la
pregunta que nos persigue; siempre como un hilo de Ariadna: en todo
momento se nos preguntará donde estuvimos y no podremos o no desearemos
decirlo. Esas multitudes “querían saber” y quizás siempre ese anhelo de
conocimiento es el que las hace intervenir en cada situación histórica.
El querer saber produce la historia. Así lo dicen los libros de
enseñanza, que recogen esas frases que otros luego declaran apócrifas,
pero para que se siga creyendo en ellas. Otro punto de vista: las
multitudes. ¿Es aceptable esta palabra? ¿Pueblo, gente, movilizados?
¿Cuál? Scalabrini Ortiz ve mamelucos tiznados, obreros morochos y
rubios. La palabra mameluco viene de la antigüedad turca, significa
luchas, sumisión pero también masas en combate. Hoy define los talleres
mecánicos, la vestimenta de albañiles y operarios. Era ese “crisol”
cultural argentino que los hombres de 1880 preferían ver, la mezcla de
rostros y colores, ahora puestos abajo, no en el Estado sino más abajo, y
más abajo aún, antes del pavimento. Martínez Estrada los vio con
desconfianza, pero no pudo evitar asociarlos a un subsuelo, que no era
el scalabriniano sino volcado en un grado sutil hacia un aroma
nietzscheano. Scalabrini y Martínez Estrada, tan distintos, ven lo
mismo. El 17 de octubre “tectónico”. Leónidas Lamborghini lo simplifica y
profundiza a la vez: las patas en la fuente” (…) “Vacilamos siempre
ante el 17 de octubre entre lo que abre y lo que cierra. ¿Consecuencia
prevista de luchas en el seno de la fuerza institucional militar, con el
propósito de controlar o contener una sublevación de la época?
¿Acometimiento proletario con otros nombres que descifrados nos conducen
al alzamiento universal? Hay movimiento de “cita” y movimientos de
acumulación que apilan átomo por átomo en una progresión homogénea de
partículas que se van sumando. Los movimientos de “cita” sin ser
milenaristas –como los que tan frecuentemente ocurrieron en Brasil–
desencajan las instituciones, clausuran su tiempo acumulativo y lo
quiebran, como la desintegración (precisamente) del átomo. A Perón se lo
vio como el “capitalista militar” que entrega sus anillos para “salvar
las manos” y que percibe muy temprano que estaba entre ser una represa
sin fisuras y a la vez dejar pasar siempre las aguas. “Los pueblos son
como el agua.” Luego, así lo dijo. Debía pues dejarse infundir por
partículas provenientes de todas las ondas eléctricas de la sociedad;
socialistas, comunistas, conservadores populares (los verdaderos
populistas argentinos, en el sentido simplista del término), anarquistas
y nacionalistas. Por lo tanto, no debía acumular fuerzas sino acumular
otra cosa. Acumular, sí, pero en otro sentido. Acumular la dispersión de
significados, las fuerzas centrífugas que respondían a su carácter
sorpresivo, indeterminado, contingencial. Como en todas las pruebas que
llevaban a la fisión nuclear, entendida, es claro, como metáfora” (…)
“Perón tenía una imaginación escénica. Ese 17 pide que todos se queden
en silencio para poder contemplar él a la multitud, “las multitudes
argentinas”. Que quede fijada en la retina. Este es el otro punto de
vista. Y esa era una palabra de la historia política argentina, que
parece (y es) un término anatómico: la retina. Perón lo dice al comenzar
y al terminar su larga jornada. “Llevo en la retina.” ¿Y ahora? ¿Qué
pobres imágenes se fijan o pasean por nuestra retina? ¿O es necesario
mirar las cosas de otra forma? ¿O es necesario un esfuerzo superior para
repensar todas las imágenes que acarreamos?”
Expresa Benegas Lynch (h.): “Después del golpe
militar que finalmente llevó a Perón al poder (quien ya había
participado en el golpe fascista del 30) comenzó la era peronista que
aun hoy nos envuelve con copistas de todos los colores políticos
incluyendo gobiernos de facto. Todos bajo el errado pensamiento de que se puede mejorar la condición de vida de la gente por decreto y,
simultáneamente, atacando desde muy diversos flancos a las tasas de
capitalización que constituyen el único factor que hace posible el
incremento de salarios e ingresos en términos reales (de allí el
tragicómico "combatiendo al capital"). Veníamos los argentinos de cumplir los preceptos constitucionales indicados por Alberdi lo cual nos colocó a la vanguardia de
las naciones civilizadas por lo que las oleadas inmigratorias a
nuestro país se debían a que nuestras tierras ofrecían salarios del
peón rural y de la incipiente industria que resultaban superiores a los
de Suiza, Alemania, Francia, Italia y España. Todo esto cambió radicalmente desde el 17 de octubre y venimos a los barquinazos desde hace más de siete décadas. En estas apretadas líneas estimo que es ilustrativo citar a terceros sobre el referido período en que se inauguró formalmente el populismo rampante donde
comenzaron a deteriorarse las instituciones, el ataque frontal a la
libertad de prensa, la irrupción de la corrupción y la demolición de las
bases de la economía. Perón expresó en 1947: "Levantaremos horcas
en todo el país para colgar a opositores"; en 1952: "Al enemigo, ni
justicia"; en correspondencia con John William Cooke en 1957: "Los que
tomen una casa de oligarcas y detengan o ejecuten a los dueños, se
quedarán con ella. Los que tomen una estancia en las mismas condiciones
se quedarán con todo, lo mismo que los que ocupen los establecimientos
de los gorilas y enemigos del Pueblo. Los suboficiales que maten a sus
jefes y oficiales y se harán cargo de sus unidades y tomarán el mando de
ellas y serán los jefes del futuro. Esto mismo regirá para los simples
soldados que realicen acciones militares". Y en 1970 escribió: "Si la
Unión Soviética hubiera estado en condiciones de apoyarnos en 1955,
podía haberme convertido en el primer Fidel Castro del continente" (…)
“Para finalizar esta breve nota he seleccionado cuatro citas de
prestigiosos autores. Ezequiel Martínez Estrada: "Perón organizó,
reclutó y reglamentó los elementos retrógrados permanentes en nuestra
historia […] y explotó el espíritu rebañego y clérigo–castrense de
nuestro pueblo acobardado, prometiéndole lo que no podía darle […] el
GOU acaudillado por Perón, esta secta era diametralmente lo opuesto de
la Logia Lautaro, impuso una dictadura de tipo totalitaria". Robert Potash escribe:
"Otro factor que obró en contra de la eficiencia del IAPI y contribuyó a
desprestigiarlo ante muchas miradas fue el avance de la corrupción en
su interior. Como exclusivos agentes de compra en el extranjero para la
mayoría de los organismos gubernamentales, los funcionarios del IAPI
tenían asidua oportunidad para obtener coimas". Por su parte, Américo Ghioldi consignó
que, "como Madame Lynch y Encarnación Ezcurra de Rosas, Eva Duarte
ocupará un lugar en la historia de la fuerza y la tiranía americana […],
el gobierno totalitario puso los poderes, de violencia y de amenaza en
las arbitrarias y caprichosas manos de la esposa del primer magistrado,
la que impuso unas “contribuciones espontáneas” de personas, empresas,
instituciones, capitalistas, trabajadores, etc. […] El Estado
totalitario había fabricado de la nada el mito del hada madrina […], en
nombre de esta obra social la Fundación despojó a los obreros de parte
de su salario […] Tal es pues, la realidad de la presunta obra social cumplida por un régimen que nació para servir al nazismo al cual apoyó[…]
En la República Argentina los partidos políticos han sido perseguidos,
ha sido destruido el sindicalismo libre". Por último, para no abundar en
la tupida bibliografía de este tipo, cito a Juan José Sebreli quien
resume al manifestar -luego de detallar el sometimiento de Perón a los
más diversos sectores- que "del mismo modo fue subordinado el Poder
Judicial […] El fascismo argentino supo aprender las lecciones de Hitler
y Goebbels […] De acuerdo a estos objetivos, lo primero que hizo la
dictadura surgida del golpe de 1943, fue ejercer un estricto control y
censura de los programas radiales".
El auditorio de la Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales sirvió de escenario para la presentación del documento
“La riesgosa política del gobierno para las fuerzas Armadas”, que
estuvo a cargo de Horacio Verbitsky, Juan Gabriel Tokatlian, León
Arslanian, Paula Canelo, Rut Diamint, Sabina Frederic y Ernesto López.
El columnista de Página 12 cerró el panel afirmando que “hoy el rol
corrupto y represivo que no persigue el delito sino el control social,
que reprime a los hombres jóvenes de los barrios pobres para forzarlos a
resignarse a seguir siendo pobres, lo cumplen esas fuerzas (Gendarmería
y Prefectura), que son tan corruptas como lo era la Federal que fueron a
reemplazar, y ése es el camino que le va a tocar a las Fuerzas Armadas
si se concreta esta amenaza peligrosa contra la cual hemos levantado
nuestra voz”. Según se lee en el documento “tanto la prevención del
terrorismo y del narcotráfico como la contención de la conflictividad
social y la protesta fueron argumentos esgrimidos para justificar un
posible rol de las Fuerzas Armadas en el ámbito interno. La apelación a
esta posible intervención constituye un reto que nos obliga a reforzar
los consensos en torno del principio de demarcación y de sus fundamentos
histórico-políticos”. Durante su alocución Verbitsky señaló que “las
nuevas amenazas reaparecen como consecuencia de un éxito y un fracaso de
la democracia argentina: el éxito es la subordinación de los militares a
la conducción política y la exigencia de que rindan cuentas por los
delitos de lesa humanidad que cometieron durante la dictadura. El
fracaso fue no haber sabido financiar el nuevo rol de las Fuerzas
Armadas como última línea de defensa nacional en caso de una agresión
externa. Entonces no sorprende que un gobierno de los Ceos acepte que
otros las financien, la línea que fija el Comando Sur de los Estados
Unidos”. Un rato antes Tokatlian dijo que el sentido del documento se
vincula con “la preocupación de un proceso gradual pero elocuente para
cambiar el acuerdo básico de nuestra democracia, basado en las leyes de
Defensa, Seguridad e Inteligencia. Si se altera ese pilar, estas leyes
que además son un acuerdo político, social y multipartidario, se
erosionará la democracia”. Para Paula Canelo “el consenso democrático
interpartidario respecto del rol que deben cumplir las Fuerzas Armadas
demandó tres décadas y mucho esfuerzo, y los signos sigilosos que está
dando el gobierno de Cambiemos, alertan de que está siendo amenazado”.
En opinión de Sabina Frederic los miembros de las Fuerzas Armadas están
al margen de la polémica. Sin embargo, “sabemos que muchos no están de
acuerdo, sobre todo en el Ejército que es la fuerza que más compromiso
corporal tendría y más experiencia tuvo en este asunto”. Ernesto López
consideró de sumo riesgo la pretensión del oficialismo porque “juega con
varios fuegos, en primer lugar con la disolución de la diferencia entre
la seguridad y la defensa, con la invocación de la guerra contra las
drogas y el terrorismo que ha sido un fracaso en todas partes donde se
desarrolló”. Rut Diamint
opinó que “las fuerzas Armadas se preparan y están equipadas para
objetivos diferentes, no para la imposición de la ley sino para la
defensa”. León Arslanian, quien fue el primer orador, manifestó que
luego de la tragedia pública que significó el haber dado a las Fuerzas
Armadas “el comando operativo de toda la nación”, “las fuerzas de
seguridad se envilecieron, corrompieron, perdieron sentido de obediencia
y aún no se han podido llevar adelante los procesos de reforma para
superar esa situación” (fuente: Adriana Meyer, “Jugar con fuego”, Página
12, 17/10/016).