IGLESIA CONCILIAR: LIBERTAD RELIGIOSA AHORA NO, QUE LA PROHIBA EL GOBIERNO
[Despues
de haber eliminado concordatos en muchos sitios de la América hispana y
en la misma España, ahora cuando sale a luz el mismo fenómeno que en la
India con su “Iglesia Abierta”
formada por curas rebotados, o sea la “Iglesia Católica Nacional de
Bolivia”, que dice la misma “misa” e imparte sacramentos; la Iglesia
Conciliar de Bolivia dice no y se rasga las vestiduras. ¿Pero no
habíamos quedado en que la libertad religiosa es el santo y seña de la
Iglesia conciliar? ¿Cómo es que llaman al gobierno y venga en su ayuda?
Además ¿no ha dicho Francisco en Georgia que la Iglesia la forman los
bautizados sin importar el reconocimiento del Vaticano o las diferencia
doctrinales? Dicen que sus sacramentos “no tienen validez”. Pero ¿es
que no saben que incluso los sacramentos de los cismáticos ortodoxos,
tienen validez? ¿Desconocen la teoría post vaticanosegundista de que
incluso la jurisdicción es inherente al sacramento del
Orden? Y que incluso las sectas heréticas tienen verdadera jurisdicción
con sus obispos y obispesas, que además son recibidos en el Vaticano.
Obispos bolivianos, Uds no van en la onda de Francisco. Él no tiene
empacho en recibir la bendición de un falso obispo anglicano, de la
secta de la que León XIII, negó tener sacramentos válidos.
El desbarajuste que vemos es la consecuencia lógica de la toma de
posición de Uds. respecto de la teología sacramental y del ecumenismo.
La gente es así, saca las consecuenca lógicas de las cosas. Uds. han
sembrado vientos y ahora recogen tempestades
Una Iglesia de ex-curas irrita a la jerarquía católica boliviana
Richard Lipacho se identifica como arzobispo de la Iglesia Católica Nacional de Bolivia,
integrada por algunos ex-sacerdotes casados que como él realizan
celebraciones eucarísticas similares y se visten igual a los
representantes de la Iglesia romana actualmente encabezada por el Papa Francisco.
La Iglesia que lidera Lipacho, no obstante, no es reconocido por el Vaticano.
Ha provocado el enojo del episcopado boliviana hasta tal punto que
lanzó una campaña en su contra e interpuso una queja para que el
gobierno no la reconozca.
Lipacho,
boliviano de 41 años, se ordenó sacerdote católico hace dos décadas,
pero en 2012 fue expulsado por no cumplir las normas, aunque sostiene que fue él quien renunció para casarse con una mujer, con quien ya tenía un hijo. Hoy ya suma dos hijos.
Después
de su salida, en noviembre de 2015, fundó la Iglesia Católica Nacional
de Bolivia, el capítulo local de la Iglesia Católica Nacional Brasileña
(ICAB), creada hacia 1945 por Carlos Duarte Costa, un obispo católico que fue excomulgado por sus posiciones contrarias al celibato.
La
ICAB tiene presencia en más de una docena de países alrededor del
mundo, varios de ellos en Latinoamérica, donde a pesar de no ser grande
en números, es vista como una amenaza para la Iglesia romana por la
semejanza de sus ritos y su vestimenta. En Bolivia, sin embargo, se ha
pasado de las críticas y llamados a la gente a no caer en engaños, a pedir a las autoridades que no se le reconozca jurídicamente.
“Aunque
el número de sus miembros es muy reducido, se percibe como una gran
amenaza especialmente por llevar un nombre tan parecido y ritos
similares a la Católica romana”, dijo a The Associated Press Andrew Chestnut, director de estudios católicos en Virginia Commonwealth University.
Manoel Rocha,
obispo canciller de la ICAB en Brasil, dijo a la AP que su iglesia
nunca había recibido tantas críticas como en Bolivia. “El ataque más
grande y más vil viene de Bolivia”, aseguró.
El episcopado boliviano sostiene que son “curas falsos” que
engañan a la gente. “Ellos aprovechan de la similitud de los sacerdotes
católicos con los suyos para generar una confusión, pero ningún
sacramento que ellos celebren tiene validez para nosotros”, dijo a la
AP José Fuentes, secretario general adjunto de la Conferencia Episcopal de Bolivia.
A través de comunicados, afiches y trípticos en los que muestra a Lipacho y otros ex curas, la Iglesia Católica ha lanzado una “campaña de concientización” entre
los fieles a través de comunicados, afiches y trípticos distribuidos en
sus misas dominicales. Para que la “gente no se deje engañar”, dijo
Fuentes.
Además,
la queja ante el gobierno ha funcionado por el momento: el registro de
la ICAB como Iglesia está detenido y no hay plazo para que se reactive,
dijo a la AP un funcionario con conocimiento del proceso que pidió no
ser identificado por tratarse de un asunto en trámite.
“La cosa es que nos traiga la palabra de Dios”
Ataviado con una mitra y un báculo de madera en la mano, Richard Lipacho llegó hasta la mesa frente al mercado callejero de La Paz el 10 de septiembre a oficiar una misa.
Invitado
por algunos comerciantes para bendecir sus puestos con motivo de la
celebración del patrono local, el Señor de la Exaltación, ese sábado los
asistentes siguieron con atención su homilía y se acercaron a recibir
la comunión, como cualquier feligrés lo haría en una misa católica.
Muchos
llegaron sin saber que Lipacho ya no era parte de la Iglesia católica y
que la ICAB no es reconocida por el Papa Francisco, lo cual generó
molestia entre algunos.
“No es correcto porque el casarse y celebrar misa, con eso está ofendiendo al Señor”, dijo Esteban Mamani, de 73 años.
A Lipacho no le importa la falta de reconocimiento del Vaticano.
“Nosotros somos independientes, nuestra Iglesia no es la misma que la Iglesia ortodoxa. Yo soy la autoridad aquí“,
dijo recientemente a la AP. “Nuestra Iglesia está en todo el mundo,
entonces no necesitamos ser avalados por la Conferencia Episcopal de
Bolivia, ni causar divisiones”, agregó.
Su Iglesia, dijo, ya tiene 47 sacerdotes, de los cuales 11 son ex curas y uno es un ex seminarista del Iglesia Católica, además de que sólo un 30% son célibes.
Más
allá de las críticas, hay gente a la que no le importa que no su
Iglesia no sea reconocida por el Vaticano, incluidos los vendedores del
mercado que pidieron a Lipacho ir a bendecir sus puestos. “Qué importa
quién es el intermediario”, dijo la comerciante Teresa Carmona. “La cosa es que nos traiga la palabra de Dios”. (RD/Agencias)
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