La Otra Cara de Karl Marx (4) (Nacionalismo Católico NGNP)
¿Fue Karl Marx un Satanista?
Escrito por Richard Wurmbrand
(Cuarta parte)
Marx Conoce a Hess y Bakunin
Después de alcanzar esta etapa en su pensamiento, Marx conoció a Moisés Hess, el hombre que desempeñó el papel más importante en su vida, quien le hizo abrazar el ideal socialista.
Hess le llamaba —Dr. Marx - mi ídolo, quien le dará el puntapié final a la religión y política medievales—. Así que, darle un puntapié a la religión era su primer objetivo, no el socialismo.
George Jung, otro amigo de Marx en aquella época, escribió en 1841 aun más claramente que indudablemente Marx expulsaría a Dios de su cielo y hasta le entablaría demanda. Marx calificaba el cristianismo como una de las religiones más inmorales, no nos asombre, pues Marx creía que los cristianos de los tiempos primitivos masacraban hombres y comían su carne.
Estas pues eran las expectaciones de aquellos que iniciaron a Marx en las profundidades del satanismo. No es cierto en lo absoluto que Marx abrigara elevados ideales sociales de ayudar a la humanidad, ni que la religión fuera un obstáculo en la realización de ese ideal y que por ese motivo Marx abrazó una actitud anti-religiosa. Al contrario. Marx odiaba a todos los dioses; odiaba cualquier noción de Dios. Estaba presto a ser el hombre que destronaría a Dios. Todo esto antes que él mismo abrazara el Socialismo. El socialismo no era sino la carnada que atraería a los proletarios e intelectuales a abrazar el ideal diabólico.
Cuando los soviéticos en sus comienzos adoptaron el refrán, "Echemos a los capitalistas de la tierra y a Dios del Cielo", no estaban sino cumpliendo el legado de Marx.
Como se mencionó anteriormente, la inversión de nombres es una de las peculiaridades de la magia negra. Las inversiones permearon tanto la manera de pensar de Marx, que la usaba en todas partes. Contestó el libro de Proudhon Filosofía de la Miseria con otro libro titulado Miseria de la Filosofía. También escribió, "tenemos que usar en vez del arma de la crítica, la crítica de las armas", etc.
¿Alguna vez le llamó la atención el estilo de pelo de Marx? En su época los hombres generalmente usaban barbas, pero no barbas en esa forma, ni tampoco pelo largo. El porte de Marx era característico de los discípulos de Joanna Southcott, una sacerdotisa satánica que se consideraba a sí misma en contacto con el demonio Shiloh. Es interesante que unos sesenta años después de su muerte en 1814, "al grupo de Southcottianos de Chatham se unió un soldado, James White, quien después de un período de servicio en la India, regresó y tomó el liderazgo local, desarrollando más las doctrinas de Joanna ... con un tinte comunistico".
Marx no habló mucho en público sobre la metafísica, pero conocemos sus puntos de vista a través de los hombres con quienes se asociaba. Uno de sus compañeros en la Primera Internacional fue Mikhail Bakunin, anarquista ruso, quien escribió: ". . . aquí entra Satanás, el eterno rebelde, el primer librepensador y emancipador de los pueblos. El hace que el hombre se avergüence de su ignorancia y obediencia bestiales; él lo libera, le estampa sobre su frente el sello de la libertad y humanidad, urgiéndole a desobedecer y a comer el fruto del conocimiento—.
Bakunin hace más que alabar a Lucifer. Tiene un programa concreto para la revolución, aunque no el que libraría a los pobres de la explotación. Escribe: "En esta revolución tendremos que despertar al diablo en las gentes, para provocar las pasiones más bajas".
Karl Marx fundó la Primera Internacional junto con Bakunin y respaldaba este extraño programa:
Bakunin revela que Proudhon, otro importante pensador socialista y —por aquel tiempo amigo de Karl Marx, también "adoraba a Satanás- .Hess había presentado a Marx su amigo Proudhon, quien también usaba el estilo cabelludo típico de la secta satanista del siglo XIX, de Joanna Southcott.
Proudhon, en Filosofía de la Miseria, declaró que Dios es el prototipo de la injusticia. ... "Alcanzamos conocimiento a pesar de El, alcanzamos la sociedad a pesar de El. Cada paso de avance es una victoria en la cual vencemos al Divino. —
El exclama: "Dios es estupidez y cobardía; Dios es hipocresía y falsedad; Dios es tiranía y pobreza; Dios es maligno. Cuando la humanidad se inclina ante un altar, la humanidad, esclava de reyes y sacerdotes, será condenada.... Juro, Dios con mi brazo extendido hacia los cielos, que no eres más que el verdugo de mi razón, el cetro de mi conciencia. ... Dios es esencialmente anti-civilizado, anti-liberal, anti-humano." Proudhon declara que Dios es maligno porque el hombre, su creación, es maligno. Tales pensamientos no son originales. Son el contenido usual de los sermones en los servicios de adoración satánica.
Más adelante Marx tuvo desacuerdos con Proudhon y escribió un libro para contradecir su Filosofía de la Miseria. Pero Marx contradijo solamente doctrinas económicas menores. No hizo objeciones a la diabólica rebelión de Proudhon en contra de Dios.
En este punto es necesario declarar enfáticamente que Marx y sus camaradas, si bien estaban contra Dios, no eran ateos según como se describen los marxistas del tiempo presente. O sea, que al insultar y denigrar abiertamente a Dios, odiaban a un Dios en quien creían. No es Su existencia la que objetaban sino Su supremacía.
Cuando estalló en París la revolución comunista de 1871, el comunero Flourens declaró: "Dios es nuestro enemigo. El odio a Dios es el principio de la sabiduría''. Marx alabó entusiásticamente a los comuneros que abiertamente proclamaron este objetivo. Pero, ¿qué tiene que ver eso con una distribución equitativa de los bienes materiales, o con la mejora de las instituciones sociales? Estos son solamente los disfraces externos que disimulan el verdadero objetivo - la erradicación total de Dios y Su culto. Hoy vemos evidencias de esto en países como China Roja, Albania y Corea del Norte, donde todos los templos, mezquitas y pagodas han sido clausurados.
Estas pues eran las expectaciones de aquellos que iniciaron a Marx en las profundidades del satanismo. No es cierto en lo absoluto que Marx abrigara elevados ideales sociales de ayudar a la humanidad, ni que la religión fuera un obstáculo en la realización de ese ideal y que por ese motivo Marx abrazó una actitud anti-religiosa. Al contrario. Marx odiaba a todos los dioses; odiaba cualquier noción de Dios. Estaba presto a ser el hombre que destronaría a Dios. Todo esto antes que él mismo abrazara el Socialismo. El socialismo no era sino la carnada que atraería a los proletarios e intelectuales a abrazar el ideal diabólico.
Cuando los soviéticos en sus comienzos adoptaron el refrán, "Echemos a los capitalistas de la tierra y a Dios del Cielo", no estaban sino cumpliendo el legado de Marx.
Como se mencionó anteriormente, la inversión de nombres es una de las peculiaridades de la magia negra. Las inversiones permearon tanto la manera de pensar de Marx, que la usaba en todas partes. Contestó el libro de Proudhon Filosofía de la Miseria con otro libro titulado Miseria de la Filosofía. También escribió, "tenemos que usar en vez del arma de la crítica, la crítica de las armas", etc.
¿Alguna vez le llamó la atención el estilo de pelo de Marx? En su época los hombres generalmente usaban barbas, pero no barbas en esa forma, ni tampoco pelo largo. El porte de Marx era característico de los discípulos de Joanna Southcott, una sacerdotisa satánica que se consideraba a sí misma en contacto con el demonio Shiloh. Es interesante que unos sesenta años después de su muerte en 1814, "al grupo de Southcottianos de Chatham se unió un soldado, James White, quien después de un período de servicio en la India, regresó y tomó el liderazgo local, desarrollando más las doctrinas de Joanna ... con un tinte comunistico".
Marx no habló mucho en público sobre la metafísica, pero conocemos sus puntos de vista a través de los hombres con quienes se asociaba. Uno de sus compañeros en la Primera Internacional fue Mikhail Bakunin, anarquista ruso, quien escribió: ". . . aquí entra Satanás, el eterno rebelde, el primer librepensador y emancipador de los pueblos. El hace que el hombre se avergüence de su ignorancia y obediencia bestiales; él lo libera, le estampa sobre su frente el sello de la libertad y humanidad, urgiéndole a desobedecer y a comer el fruto del conocimiento—.
Bakunin hace más que alabar a Lucifer. Tiene un programa concreto para la revolución, aunque no el que libraría a los pobres de la explotación. Escribe: "En esta revolución tendremos que despertar al diablo en las gentes, para provocar las pasiones más bajas".
Karl Marx fundó la Primera Internacional junto con Bakunin y respaldaba este extraño programa:
Bakunin revela que Proudhon, otro importante pensador socialista y —por aquel tiempo amigo de Karl Marx, también "adoraba a Satanás- .Hess había presentado a Marx su amigo Proudhon, quien también usaba el estilo cabelludo típico de la secta satanista del siglo XIX, de Joanna Southcott.
Proudhon, en Filosofía de la Miseria, declaró que Dios es el prototipo de la injusticia. ... "Alcanzamos conocimiento a pesar de El, alcanzamos la sociedad a pesar de El. Cada paso de avance es una victoria en la cual vencemos al Divino. —
El exclama: "Dios es estupidez y cobardía; Dios es hipocresía y falsedad; Dios es tiranía y pobreza; Dios es maligno. Cuando la humanidad se inclina ante un altar, la humanidad, esclava de reyes y sacerdotes, será condenada.... Juro, Dios con mi brazo extendido hacia los cielos, que no eres más que el verdugo de mi razón, el cetro de mi conciencia. ... Dios es esencialmente anti-civilizado, anti-liberal, anti-humano." Proudhon declara que Dios es maligno porque el hombre, su creación, es maligno. Tales pensamientos no son originales. Son el contenido usual de los sermones en los servicios de adoración satánica.
Más adelante Marx tuvo desacuerdos con Proudhon y escribió un libro para contradecir su Filosofía de la Miseria. Pero Marx contradijo solamente doctrinas económicas menores. No hizo objeciones a la diabólica rebelión de Proudhon en contra de Dios.
En este punto es necesario declarar enfáticamente que Marx y sus camaradas, si bien estaban contra Dios, no eran ateos según como se describen los marxistas del tiempo presente. O sea, que al insultar y denigrar abiertamente a Dios, odiaban a un Dios en quien creían. No es Su existencia la que objetaban sino Su supremacía.
Cuando estalló en París la revolución comunista de 1871, el comunero Flourens declaró: "Dios es nuestro enemigo. El odio a Dios es el principio de la sabiduría''. Marx alabó entusiásticamente a los comuneros que abiertamente proclamaron este objetivo. Pero, ¿qué tiene que ver eso con una distribución equitativa de los bienes materiales, o con la mejora de las instituciones sociales? Estos son solamente los disfraces externos que disimulan el verdadero objetivo - la erradicación total de Dios y Su culto. Hoy vemos evidencias de esto en países como China Roja, Albania y Corea del Norte, donde todos los templos, mezquitas y pagodas han sido clausurados.