Carta al “traidor” General Balza:
“Sabías lo que pasaba, y no dijiste nada”
Escribe: Juan A. Giovarruscio (*) (**)
Señor Martín Balza
De mi consideración:
De mi consideración:
En
la presente utilizaré el pronombre “vos”. No lo hago con la finalidad
de faltar el respeto. Desde ya no lo es, dado que éste, es la segunda
persona del pronombre singular y que en la Argentina se lo utiliza en
sustitución del “tú”. Me permito esta licencia porque tengo la necesidad
de referirme en relación a declaraciones públicas realizadas
recientemente. En estas me veo involucrado y, en cierto modo, agraviado,
por haber sido integrante del Ejército y llevar casi cuatro años preso
sin pruebas ni motivos. Esta necesidad surgió a partir del momento de
tomar conocimiento de tus expresiones vertidas públicamente el 25 de
marzo de 2016 en el programa de televisión “Animales Sueltos” conducido
por Alejandro Fantino y el 13 de setiembre de 2016 en una columna del
sitio Infobae “por Martín Balza”.
Ello
actuó como disparador, dado que generó en mí indignación e impotencia.
Considero que los suboficiales en especial y la mayoría de los hoy
presos políticos, como así también, nuestras familias, no nos merecemos
tanta difamación por parte de propios y extraños. Si tuviera que
colocarle un título a esta misiva le pondría “de hombre a hombre”. Tengo
otros, pero lo dejo a criterio e imaginación del lector. Como dijera,
estas líneas nacen de la indignación de leer tus opiniones sobre la
lucha contra la subversión. También en la necesidad de reconocer a los
que hoy sufren en cautiverio injusticias y violaciones junto a sus seres
queridos. Todos ellos honorables e inocentes.
Durante
mi cautiverio he sido trasladado por varios penales (San Rafael, Ezeiza
y Marcos Paz, actualmente Mendoza). En ellos me reencontré con viejos
compañeros, además conocí otros integrantes de distintas fuerzas. A
todos los vi con una actitud digna, positiva, fuertes. Sobrellevan con
múltiples dolencias el calvario de la injusticia y la perversidad que se
vive en las cárceles argentinas. Muchos de ellos en sillas de rueda,
caminadores, bolsas contranatura, respirador con oxígeno y hasta
postrados en un lecho. Padecen el frío, calor y toda clase de carencias,
especialmente atención sanitaria.
Videla nunca se quejó, dio ejemplo como Superior hasta su último aliento. Murió como un soldado. En un baño inmundo de una cárcel y hasta su último aliento no se quejó ni le echó la culpa a nadie
Conocí
la historia de seres que fueron arrancados de sus senos familiares, en
día de cumpleaños, fiestas de aniversario o, peor aún, otros que no
pudieron asistir al fallecimiento de sus seres queridos, esposas,
padres, madres, hijos. Vi como seres queridos recorren miles de
kilómetros para visitarlos. Como sufren la intolerancia con cierto
orgullo. No reniegan de su destino. Por ello te escribo. Porque no entiendo desde qué pedestal ético/moral realizas dichas manifestaciones públicas.
Quién te adjudicó dicho sitial, para que livianamente y con cierta
soberbia describas aquel pasado, señalando que los responsables de
aquella tragedia de la sociedad argentina “fue por culpa de una mini organización de Inteligencia del ejército”. Mientras vos te escudás que “estabas en Perú” y
te mostrás como un fiel custodio del relato construido por las
organizaciones de terroristas de antaño, hoy, mutadas tras fachadas de
ONG de DDHH.
Tus
declaraciones, traslucen un cierto rasgo de desprecio por los
integrantes del Área de Inteligencia, que por circunstancias de sus
destinos, les tocó actuar o entrar en combate contra el terrorismo
asesino. Hoy, por vos denominados, “jóvenes desviados”.
Pregunto:
¿y qué de valerosos oficiales y suboficiales que expusieron sus vidas
lealmente en aras de derrotar la violencia marxista? Hoy, livianamente,
te referís a ellos con la expresión: “mataban en nombre de Dios”.
Realmente me cuesta escribir y mantener la calma para no ser grosero,
irrespetuoso y utilizar vocablos violentos. Te has olvidado de los más
de 20.000 atentados, 14 mil víctimas ocasionadas por esos “chicos equivocados”.
Todos ellos terroristas entrenados en Cuba y el ex bloque Soviético,
que cometieron más de 1500 asesinatos, entre ellos bebés y niños
inocentes que no eran militares ni imperialistas. Olvidás que el país
había sido llevado a un caos. Que Cámpora liberó a los terroristas en
1973. Que el peronismo en su afán de llegar al poder se había nutrido y
mezclado con bandas terroristas sin importar sus consecuencias. Que
López Rega inició con el método de desapariciones (luego comprado por
las FF.AA.). No escuché que dijeras nada en ese entonces. Tampoco ahora
hacés mención a las parodias de juicios a los cuales se nos somete,
donde se viola el art. 18, 27, 75 inc. 22 de la Constitución Nacional.
Como así también el Tratado de Roma, instrumento que Argentina reconoció
en el año 2003, por lo cual todos los hechos están prescritos. Como
ejemplo ver los fallos de la audiencia de España a los procesos de
extradición de Isabel Martínez de Perón, Cap. Gori, de la Armada y
recientemente del Coronel de Ejército Wagner. En ellos no se hace lugar a la extradición dado que España reconoce el Tratado de Roma a partir del año 2004,
por lo tanto estas causas han prescritos. Hoy estamos presos,
condenados por tribunales no naturales, por nuestra condición de
soldados. Vos no renegaste de los privilegios del código y leyes
militares. Oficiales, Suboficiales combatieron, se enfrentaron a tiros
con los terroristas, los buscaron debajo tierra para que dejaran de
cometer delitos.
Mostrás
un disimulado desprecio por los que estamos presos. Omitís que estamos
procesados sin pruebas, sin debido proceso, violando todos los
principios del derecho y aplicándonos penas a perpetuidad sin habernos
comprobado nada. Y eso, ¿sabes por qué? Porque hay personas que de forma cómplice e irresponsable motorizan el relato construido en laboratorios como el CELS.
Ahora entiendo por qué, en mi causa, el fiscal utiliza como latiguillo para acusarme, que “Icia fue el hilo conductor del aparato” y
que proporcionó la información para que ocurrieran los hechos. Claro,
como no lo va a afirmar, si Balza dice, con todas las palabras, “que la represión fue obra y consecuencia de un grupo minúsculo de miembros del Ejército de la especialidad de inteligencia”.
Ahora
entiendo por qué llevo, junto a otros suboficiales, casi cuatro años
preso sin saber de qué se nos acusa y con qué pruebas. Lo curioso es que
hay suboficiales de distintas especialidades, (músicos, mecánicos,
policías, civiles, etc.). Muchos purgan penas a prisión perpetua. Otros,
que ayer fueron condecorados por la nación por “el heroico valor en combate”, ¡¡ ¡hoy purgan una condena a perpetuidad!!!
Mostrás un disimulado desprecio por los que estamos presos. Omitís que estamos procesados sin pruebas, sin debido proceso, violando todos los principios del derecho y aplicándonos penas a perpetuidad sin habernos comprobado nada
Me pregunto, ¿el Cap. Leonetti, formó parte de ese grupúsculo que
vos mencionás? ¿O el Cap. Viola y su hija de 3 años? ¿O Larrabure, o
Ibarzabal, o el Soldado Herminio Luna? ¿El subteniente Berdina o el
Sargento Sanabria? Son tantos los que dejaron su sangre… para que hoy te
presentes ante la sociedad como el gran restaurador y expresar que el
Ejército fue desviado por este “pequeño grupo de Inteligencia”. Los términos que existen para calificar la ética, conducta y honor lo dejo para que cada uno lo haga de acuerdo a su criterio.
No
justifico, ni justificaré nunca, ningún tipo de totalitarismo sea de
derecha o de izquierda. Pero no pretendas sostener que en aquel entonces
la Argentina vivía una primavera democrática. ¿Por qué recién ahora
decís que las FF.AA. violaron la ley?
Estamos en el banquillo de los acusados sin haber hecho nada. Si vos sabés quién lo hizo, dónde lo hizo, cómo lo hizo, decilo. Por ello, yo, suboficial y más de 2000 ex integrantes de las FF.AA. y FF.SS. estamos presos injustamente.
Decís que a los jóvenes “equivocados” hay
que permitirles reencontrarse. Lo veo bien. Ahora, pregunto; ¿qué con
los suboficiales que vos mandaste y condujiste? ¿Que se los condene por
un aparato judicial instrumentado políticamente y de esa forma lavemos
la conciencia de 40 millones de Argentinos?
Eras jefe. Sabías lo que pasaba y no dijiste nada. No es creíble que porque estabas en Perú no te enteraste de nada, que solo leías el diario “La Nación” (¿pretendés decir que La Nación miente?)
Tenías mando y comando. Te desempeñaste como jefe en Guarnición, Áreas
Operacionales y cumpliste funciones como Jefe de día. Sabés lo que ello
significa (Simple: significa que sabías todas las novedades de las
distintas unidades, de la Guarnición y/o Área).
Cursaste
la escuela de guerra. Estudiaste el marxismo. El terrorismo, su
génesis. No podés, ahora, comparar 1976 con los golpes anteriores. Luego
fuiste Jefe de Estado Mayor. ¿Por qué no nos dijiste a los subalternos
que no debíamos cumplir órdenes indignas? No te escuché en aquellos años decir que Videla era pusilánime, que Masera era un gangster. No es honorable hablar de un muerto, al cual cuando estuvo vivo no se tuvo el valor de decir lo que se pensaba de él. Videla
nunca se quejó, dio ejemplo como Superior hasta su último aliento.
Murió como un soldado. En un baño inmundo de una cárcel y hasta su
último aliento no se quejó ni le echó la culpa a nadie.
Durante su cautiverio se comportó como un verdadero “Jefe”, ayudando a
sus viejos compañeros, camaradas y subalternos. Dio el ejemplo. Pidió
perdón. Esto, de por sí solo, contrasta con tus lamentables opiniones. Tus declaraciones, escritos, columnas periodísticas no te hacen mejor que nosotros. Puede que te haya obnubilado el populismo y autoritarismo de Menen y Kirchner. Por ello has traicionado no solo la mano que te dio y te da de comer.
Además tus declaraciones manchan el honor de los cientos de oficiales y
suboficiales jóvenes que se brindaron sin especulaciones en
cumplimiento de las leyes y reglamentos militares, los cuales juraron
defender “hasta perder la vida”.
Hoy pagamos una cuota parte de tu actuación. Por no haber dicho las cosas en su momento.
Gozás,
junto a la sociedad, de la libertad defendida por oficiales jóvenes,
suboficiales, policías y otros agentes del estado, muchos de ellos
muertos en cautiverio y otros que estamos presos, estigmatizados como represores (a menos que vos sostengas que esta libertad la ganaron los indiferentes, los políticos, o los “jóvenes desviados”, o la juventud maravillosa y/o las ONG de DD.HH.). Estamos
muriéndonos de a uno en las cárceles inmundas, tal las del régimen
Castrista y Chapista, y no te aflora ningún rasgo de misericordia o
solidaridad, digno de un soldado. Hoy nos cargan una culpa injusta. Por eso somos ajusticiados por Tribunales parcializados de “Justicia Legitima”.
Por lo tanto, es demasiado agresivo que te des el lujo de manchar, más aún, nuestro honorable pasado ante la sociedad.
Trabajamos
y luchamos legítimamente para ayudar a que la Patria no cayera en las
garras asesinas del marxismo y de todos aquellos que no querían vivir en
libertad, democracia y civilizadamente.
Tal
vez algunos se equivocaron. Pero no fue para ganarse un lugar en
ninguna embajada (no obstante, los responsables principales ya fueron
juzgados y condenados).
Hoy
pagamos, injustamente con nuestra libertad, junto a nuestros seres
queridos aquella gesta que no elegimos ni menos decidimos.
Estamos muriéndonos de a uno en las cárceles inmundas, tal las del régimen Castrista y Chapista, y no te aflora ningún rasgo de misericordia o solidaridad, digno de un soldado.
No
me explico, y llama la atención una cosa: ¿Cómo es que las ONG de
DD.HH. y los fiscales de Justicia Legítima aún no te han denunciado por
haber sido jefe de Unidades Aéreas y Jefe de Estado Mayor, por poseer
especialidades, haber realizado cursos en el extranjero, haber cursado
la escuela de guerra y en ellas haber recibido enseñanzas sobre el
terrorismo y contraterrorismo, etc.? Pruebas éstas hoy esgrimidas en
nuestra contra para mantenernos cautivos. Tus expresiones manchan, ofenden “la sangre” de los soldados, suboficiales, oficiales, jefes, asesinados en asaltos traidores. Sangre aún esparcida por calles y cuadras de cuarteles.
Luego
de esta carta le diré a mi esposa, mis hijos, mis nietos, hermanos, a
mi madre de 90 años y a todos mis seres queridos por qué estoy preso.
Les pediré perdón por haberles ocultado durante cuarenta años que formé
parte de “pequeño grupo dentro del ejército que llevó al país a violar los DDHH”.
Que nada tuvieron que ver López Rega y el Peronismo, Montoneros,
Cámpora, los pusilánimes de Cafiero, Lastiri, Ruckauf y tantos otros
dirigentes políticos, militares, empresariales. Que el ERP no tuvo nada
que ver, que los asaltos a los cuarteles y asesinatos de soldados,
suboficiales y oficiales es una mentira. Que las bombas no fueron
colocadas por Verbinsky y que a la hija de Lambruschini la mató una
bomba puesta por el grupo de Inteligencia. Que menos mal que vino un
señor “preclaro” que arrojó la luz de la verdad sobre aquel pasado.
¿Cómo
podés decir que se violaron mujeres? ¿Cómo lo sabes? ¿Por qué lo
afirmás? ¿De dónde lo sacaste? Por qué no decís con nombre y apellido
quién lo hizo? Calumnias subjetivas generalizadas como estas hoy nos
tienen preso. ¿Qué se robaron niños? Decilo con nombre y apellido.
¿Quién los robó, cómo lo sabes? ¿De dónde lo sacaste? ¿Quién te lo dijo?
Sería muy interesante saberlo. De esa manera accederíamos a conocer
cosas que vos afirmas y nosotros desconocemos.
Para finalizar, lo haré con dos citas que no me pertenecen; una es un refrán que dice: “cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”.
La otra, pertenece a un pensador, moralista, historiador francés, cuya
obra se publicó en forma póstuma y adoptó la forma de aforismos; Joseph
Joubert: “Es preciso considerar el pasado con respeto y el presente con desconfianza si se pretende asegurar el futuro”.
(*) Preso Político
(**) Originalmente publicado en PRISIONEROENARGENTINA.COM
(**) Originalmente publicado en PRISIONEROENARGENTINA.COM