Susana Malcorra sostuvo que están abiertos los canales de negociación con Gran Bretaña sobre la explotación de hidrocarburos en aguas australes, y Juan José Aranguren despliega su política energética como ejecutivo de la Shell y “empleado” del MI5. Todo a pedir de Gran Bretaña y Estados Unidos, que sostienen por eso Macri, y hasta que les sea útil: Objetivo Antártida y recursos estratégicos.
A
mediados de agosto, la ministra de Exteriores de Argentina, Susana
Malcorra – de conocidos vínculos con la CIA desde su paso por la ONU -
sostuvo que están abiertos los canales de negociación con el Reino Unido
sobre la explotación de hidrocarburos en aguas de las australes Islas
Malvinas y la apertura de vuelos directos entre el disputado
archipiélago y terceros países en la región.
"Todavía
no hemos tenido ocasión de reunirnos con la nueva administración del
Reino Unido - que encabeza la primera ministra Theresa May -, pero esto
es trabajo en marcha", señaló Malcorra en un pronunciamiento que su
cancillería compartió con Sputnik, medio ruso de información
internacional.
El
presidente Mauricio Macri y May han comenzado a dialogar a través del
"intercambio de notas" con la expectativa de que puedan reunirse en el
marco de la cumbre del Grupo de los 20 (G-20), por lo cual en estos días
se encuentra en la ciudad china de Hangzhou. "Yo le he escrito a mi
colega, el secretario de Asuntos Exteriores, Boris Johnson,, así que
estamos previendo que se pueda dar un encuentro en los márgenes del
G-20, ese sería nuestro interés", precisó la canciller.
El
foro multilateral ofrece "una primera oportunidad" para que se
encuentren el mandatario argentino y la primera ministra, aunque el
encuentro todavía no esté confirmado, dado que las agendas no están
cerradas. "Va a ser una buena ocasión aunque sea para tener un primer
diálogo", expresaba la ministra a ese medio ruso a mediados de agosto.
El interés de Reino Unido en que se abran vuelos directos desde
Malvinas "hacia terceros países de la región", y "la remoción de las
medidas de restricción de los hidrocarburos", tal manifestó la primera
ministra británica en una carta enviada a Macri que se difundió a la
prensa, es un asunto que ya conversó Malcorra con las anteriores
autoridades británicas. "El tema vuelos y ley de hidrocarburos, esta
conversación se inició cuando viajé a Londres en mayo y visité a quien
era entonces mi par, Philip Hammond", puntualizó Malcorra.
Respecto
del rol del ministro de Energía Aranguren en torno a las conversaciones
entre Buenos Aires y Londres, seguidas con sumo interés por Washington,
en el gobierno y su periferia todos optan por el silencio, pero nadie
se animó a desmentir en público, al menos por ahora, que el ejecutivo de
la británica Shell tiene una misión muy precisa, instruida por sus
jefes corporativos y por el propio MI5, los servicios de inteligencia
británicos: crear las condiciones comerciales, políticas y
“psicológicas” en la sociedad que fortalezcan la política energética de
Macri, demandada por las corporaciones transnacionales, especialmente
británicas y estadounidenses.
Macri
se reunió anoche con el líder chino, Xi Jimping, y hoy lo hará con
Vladimir Putin y otros mandatarios. Busca atraer inversiones en la
previa del G-20, que comienza mañana. “Tengo la clara intención de
trabajar contra el terrorismo, el narcotráfico y la pobreza”, aseguró
por supuesto el habitante de la Rosada, apuntando a dos ejes reclamados
por Washington como herramientas de control político y social, a la vez
de aseguramiento para que los efectivos dinerarios de los narcos
transiten los canales financieros estadounidenses (terrorismo y
narcotráfico) y otro perteneciente al planeta de los discursos obvios y
políticamente correctos (no es frecuente que un dirigente político
reconozca los que se propone Macri, provocar pobreza.
China
es un país estratégico en lo comercial y económico pero también desde
el punto de vista político y militar, a partir de sus alianzas
regionales, en particular con Rusia, y sus interesas de confrontación
con Estados Unidos pero también de carácter hegemónico y expansionista.
Está en países como Argentina entender como navegar y aprovechar desde
un punto de vista soberano esas contradicciones, lo que está lejos de
los intereses del gobierno de Macri, sometido abiertamente a las
presiones de Washington.
En
ese contexto, China le tiró lo que se dice un cable a Macri,
especialmente a Malcorra, pues el presidente Xi hizó algo que no es
habitual: anticipar su voto en la ONU, el, que, habría dicho, sería
favorable a las aspiraciones de la canciller argentina respecto de la
Secretaria General. Claro, a costo muy bajo Pequín le hace un guiño a
una funcionaria más vinculada a Washington y a las corporaciones
globales que a los intereses de su país.
En
junio pasado, el mismo Sputnik publicó declaraciones de un veterano
argentino de Malvinas y periodista, Edgardo Esteban, en el sentido de
que británicos y estadounidenses se estarían preparando para actuar
desde la ocupación de Londres en el archipiélago austral, para cuando en
el año 2041 venza el Tratado Antártico. “En las Islas Malvinas, donde
la OTAN tiene una base militar, hoy circula bibliografía referida a las
riquezas energéticas, minerales, alimenticias pero sobre a las reservas
de agua dulce que hay en la Antártida”, dijo Esteban al medio ruso.
“El
conflicto bélico entre Argentina y Gran Bretaña en 1982 fue una excusa
para instalar una poderosa base de la OTAN en las islas. Y si ahora se
permite que haya una base de Estados Unidos –entre comillas científica–
en Ushuaia, van a tener el control de todo el territorio austral. A esto
se debe agregar la base británica en la isla Ascensión que les da un
dominio total del Atlántico Sur y el dominio de los pasos biociánicos
desde Malvinas”, añadió; y subrayó que Malvinas es una fuente
impresionante de ingresos: “Si se suma todo lo recaudado en regalías
pesqueras desde 1983 hasta la fecha la cifra asciende a 195 mil millones
de dólares. El ingreso per cápita es de 65.000 dólares. Y la
especulación por el petróleo deja muchísimo dinero”.