viernes, 14 de octubre de 2016

El mundo del revés: Prat Gay premiado como mejor ministro de finanzas del año. Por Eric Harris





El mundo del revés: Prat Gay premiado como mejor ministro de finanzas del año. Por Eric Harris



 Como si fuera poco, luego de que Cambiemos haya decidido empeorar el desastre fiscal y financiero heredado por el kirchnerismo, el pantriste de Prat Gay es galardonado esta semana como el “mejor ministro de finanzas del mundo” por la revista británica Euromoney en una ceremonia en el Club de Prensa Nacional de Washington. 


Quizá no deberíamos sorprendernos teniendo en cuenta que la opinión pública internacional deja mucho que desear a la hora de premiar méritos influenciados por ideologías políticamente (demagógicamente) correctas. No nos olvidemos que también se le ha otorgado el Premio Nobel de Economía en 2008 al hipócrita de Paul Krugman (oportunista defensor de cada uno de los mecanismo políticos que gestan los mega endeudamiento y las consecuentes crisis contemporáneas), también el Premio Nobel de la Paz al irresponsable de Obama al inicio de su mandato (vale recordar que luego financió, equipó con armas y les dejo el camino libre a los bárbaros de Estado Islámico para que se expandieran cómodos por Siria, Libia e Irak), y más recientemente al presidente colombiano Juan Manual Santos (por su intento del mal llamado “pacto de paz” con la organización terrorista FARC, siendo en realidad un atentado contra el orden institucional incluyendo privilegios políticos y judiciales para los criminales).

   Pero volviendo al tema central, vale hacer hincapié en que tal “reconocimiento” al ministro de Cambiemos demuestra como el mundo sigue sumergido ideológicamente en dilemas políticos y teorías económicas pseudocientíficas que están muy lejos de lo que sucede en la realidad. Y tal error intelectual sigue en pie, sigue teniendo prensa y sigue siendo un mecanismo de política económica por una simple razón: la fiesta de despilfarro y endeudamiento keynesiano siempre la pagan los contribuyentes. Por la fuerza los ciudadanos están sometidos a financiar tales disparates colectivistas: vía impuestos, inflación y/o deuda (en el caso actual de la Argentina, un endeudamiento público salvaje sin precedentes). Por supuesto sincerar las cosas y reducir los gastos del mega Estado en quiebra nunca es prioridad (realidad que enfrenta cualquier persona con dos dedos de frente en su negocio o finanzas personales). Pero el Estado (y los parásitos que viven de él sin producir nada para la sociedad) tiene privilegio siempre, el ajuste de bolsillo parece que lo tiene que hacer el ciudadano digno que se rompe el lomo para ser productivo en su trabajo diario.