El mundo del revés: Prat Gay premiado como mejor ministro de finanzas del año. Por Eric Harris
Como si fuera poco, luego de que
Cambiemos haya decidido empeorar el desastre fiscal y financiero
heredado por el kirchnerismo, el pantriste de Prat Gay es galardonado
esta semana como el “mejor ministro de finanzas del mundo” por la
revista británica Euromoney en una ceremonia en el Club de Prensa
Nacional de Washington.
Quizá no deberíamos sorprendernos teniendo en
cuenta que la opinión pública internacional deja mucho que desear a la
hora de premiar méritos influenciados por ideologías políticamente
(demagógicamente) correctas. No nos olvidemos que también se le ha
otorgado el Premio Nobel de Economía en 2008 al hipócrita de Paul
Krugman (oportunista defensor de cada uno de los mecanismo políticos que
gestan los mega endeudamiento y las consecuentes crisis
contemporáneas), también el Premio Nobel de la Paz al irresponsable de
Obama al inicio de su mandato (vale recordar que luego financió, equipó
con armas y les dejo el camino libre a los bárbaros de Estado Islámico
para que se expandieran cómodos por Siria, Libia e Irak), y más
recientemente al presidente colombiano Juan Manual Santos (por su
intento del mal llamado “pacto de paz” con la organización terrorista
FARC, siendo en realidad un atentado contra el orden institucional
incluyendo privilegios políticos y judiciales para los criminales).
Pero volviendo al tema central, vale
hacer hincapié en que tal “reconocimiento” al ministro de Cambiemos
demuestra como el mundo sigue sumergido ideológicamente en dilemas
políticos y teorías económicas pseudocientíficas que están muy lejos de
lo que sucede en la realidad. Y tal error intelectual sigue en pie,
sigue teniendo prensa y sigue siendo un mecanismo de política económica
por una simple razón: la fiesta de despilfarro y endeudamiento
keynesiano siempre la pagan los contribuyentes. Por la fuerza los
ciudadanos están sometidos a financiar tales disparates colectivistas:
vía impuestos, inflación y/o deuda (en el caso actual de la Argentina,
un endeudamiento público salvaje sin precedentes). Por supuesto sincerar
las cosas y reducir los gastos del mega Estado en quiebra nunca es
prioridad (realidad que enfrenta cualquier persona con dos dedos de
frente en su negocio o finanzas personales). Pero el Estado (y los
parásitos que viven de él sin producir nada para la sociedad) tiene
privilegio siempre, el ajuste de bolsillo parece que lo tiene que hacer
el ciudadano digno que se rompe el lomo para ser productivo en su
trabajo diario.