jueves, 10 de octubre de 2019
¡LO QUE NOS SALVA ES LA VERDADERA FE, LAS BUENAS OBRAS Y LOS SACRAMENTOS, NO EL MODERNISMO!!
Puedes haber sido bautizado, haber
recibido la Eucaristía, haber sido confirmado, te pudiste haber casado
en la parroquia u ordenado sacerdote, haber servido en la Iglesia y
recibido las exequias de difuntos en el templo, y aun así terminar en el
infierno, porque estuviste solo materialmente en la Iglesia y no
profesaste la genuina FE CATÓLICA ni obraste conforme a ella.
La Fe dejada en depósito por nuestro
Señor Jesucristo a los apóstoles, no cambia jamás y sus pilares son la
Sagrada Escritura y la Tradición, así como el Magisterio que interpreta y
define la doctrina conforme a esas dos fuentes de la Revelación
Divina.
Hemos de custodiar la Fe y huir de la
herejía modernista enquistada e infiltrada en la Iglesia. Solo la
verdadera Iglesia católica es camino de salvación. La Contraiglesia y
las falsas religiones creadas por el hombre son caminos de perdición.
Quien anuncia otra fe, o cambia la Fe
en una coma, apostata de la Fe, es decir, traiciona a Cristo por
voluntad propia, porque no ama la Verdad, sino a sí mismo.
No se salva el que no permanece en el
amor, aunque esté incorporado a la Iglesia, porque está en su seno solo
con el "cuerpo", pero no con el corazón.
¿No os inquieta vivir una vida sin
problemas que sean generados por defender la Fe? ¿En que Fe vives? Si tu
Fe no se contrapone con el mundo, seguramente no profesas la verdadera
Fe sino una falsa, contaminada de la herejía modernista.
Hemos de ser tratados como lo fue nuestro Señor Jesucristo, pues el discípulo no es mayor que su Maestro.
Lo que nos salva es la fe íntegra, la
fe verdadera que guarda incólume todos los dogmas y la moral católica.
Lo que nos salva son las buenas obras, la obediencia a los DIEZ
mandamientos. No a nueve ni a ocho o siete, sino a diez. Lo que nos
salva es la práctica de los sacramentos, como la necesaria Confesión de
los pecados (con genuino arrepentimiento y propósito de enmienda) al
sacerdote cuando hemos infringido un mandamiento y la posterior
recepción de la Eucaristía en estado de gracia (esto es, sin pecado
mortal). Lo que nos salva es la oración. Lo que nos salva, en fin, es el
verdadero amor a Dios y a nuestro prójimo.
A SU RETORNO, ¿HALLARÁ CRISTO VERDADERA FE SOBRE LA TIERRA?
Tremenda la pregunta que hizo Cristo en
referencia al tiempo último: "Pero, cuando el Hijo del hombre venga,
¿encontrará la fe sobre la tierra?"
(Lucas 18, 8).
Roguemos a Santa María de Guadalupe:
"Salva nuestra Patria, conserva nuestra fe y defiéndenos de los falsos pastores".
Y a Dios Padre recemos el padre nuestro
rogando que nos auxilie para no caer en tentación y poder vivir
continuamente en estado de gracia santificante.
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