MIENTE, MIENTE… QUE ALGO QUEDARÁ
Goebbels, la mano derecha de Hitler |
Esa
frase ha sido atribuida a Joseph
Goebbels, jefe de propaganda de Adolfo
Hitler durante el “reinado” del
nazismo en Alemania.
Goebbels fue quien
sintetizó la frase y la cristalizó en un dicho de pocas palabras. En un
artículo publicado en 1941, en el cual acusaba al primer ministro inglés Sir Winston Churchill de mentir, Goebbels escribió: “Una vez proferida una mentira, (Churchill)
sigue repitiéndola sin que nada ni nadie se lo pueda impedir, hasta que al
final acaba él mismo creyéndola (…) Los ingleses se rigen por el siguiente
principio: ‘Cuando mientes, miente en grande’ y sobre todo persevera en la
mentira’. Y así siguen mintiendo, aun a riesgo de volverse ridículos”
Goebbels pudo haber
sido perfectamente la encarnación de la frase, pero sus orígenes datan mucho
antes del siglo XX. En varias ocasiones, la cita es asociada al filósofo
francés Voltaire quien, a diferencia de los otros, sí la escribió en algún
momento, específicamente en una carta que data del 21 de octubre de 1736: “La mentira solo es un vicio cuando obra el
mal; cuando obra el bien es una gran virtud. Sed entonces más virtuosos que
nunca. Es necesario mentir como un demonio, sin timidez, no por el momento,
sino intrépidamente y para siempre [...] Mentid, amigos míos, mentid, que ya os
lo pagaré cuando llegue la ocasión”.
Sin
embargo, Tampoco se puede decir que Voltaire
la inventó, existen registros del siglo I D.C que le atribuyen la frase a Medion de Larisa, un consejero de Alejandro Magno de 5 siglos atrás de
ese texto. El punto es que el refrán probablemente existe desde antes de
Cristo, por lo que básicamente se puede
decir que es tan viejo como la mentira misma.
Eduardo Anguita y Daniel Cecchini |
Eduardo Anguita y Daniel Cecchini hoy publicaron un
artículo en un conocido diario que solo se difunde por Internet y en su
contenido los autores aplican el mismo concepto de Goebbels, mezclan un poquito de verdad con muchas mentiras. Pero a
quienes somos testigos de la época no nos venderán un relato ideologizado que
solo pretende traer confusión en una campaña electoral, ya por demás enrarecida.
Julio César Urien |
Julio César Urien no
era un oficial naval, era un montonero infiltrado en la Marina. También era
pariente del entonces presidente de facto teniente general Juan Carlos Onganía, quién estaba casado con la señora María Emilia
Green Urien. Este general durante el gobierno de José María Guido, se reveló como uno de los líderes de la facción azul en el seno del Ejército Argentino; a
diferencia de los colorados, que consideraban al peronismo un movimiento
clasista afín al comunismo y que debía ser erradicado, los azules apreciaban su carácter nacionalista y
cristiano.
Con
el grado de guardiamarina de I.M., que no merecía ya que era miembro de
montoneros, en 1972 su primer año como oficial infiltrado fue destinado al Batallón de I.M. N° 1, sito en la Base
Naval de I.M. Allí Urien se destacaba por ser uno guardiamarinas que después
del horario de retirada se quedaba más tiempo
en el cuartel y se dedicaba a terminar e incrementar el adiestramiento diario
de los Infantes de Marina de su sección… cómo lo hacían otros oficiales de la
misma graduación.
El
traidor en realidad inicio su tarea “reclutando”
a los 4 jóvenes cabos subordinados y luego en esos horarios -después de la
hora de retirada- se dedicaba a catequizar a los conscriptos de su sección de
tiradores. Esos conscriptos la mayoría era de extracción familiar peronista (como
la mayoría de la época), captarlos e ideologizarlos no era un trabajo difícil…
le lavaba el cerebro y los convertía en cómplices inocentes. Ellos creían en su
jefe.
Juan Carlos Onganía |
En
1966 se había instalado un gobierno cívico-militar de facto, la Revolución Argentina y liderada por el
ya mencionado general Juan Carlos
Onganía, bienvenido al principio -como todos los golpes militares,
reclamados por la sociedad argentina- el desgaste del gobierno en el tiempo posibilitó
el Cordobazo y acciones guerrilleras
(como el debut de montoneros con el secuestro y asesinato de Pedro Eugenio Aramburu), que llevaron a
la caída de Onganía ese mismo año.
Alejandro Agustín Lanusse |
Frente
a esa situación, el gobierno liderado por el teniente general Alejandro Agustín Lanusse, aceptó el
reingreso del peronismo a la vida política e intentó una salida electoral denominada
Gran Acuerdo Nacional. Perón por su parte, en diálogo con el
expresidente Arturo Frondizi y el
líder de la Unión Cívica Radical del Pueblo Ricardo Balbín, también negociaba una salida electoral civil. La
puja entre Lanusse y Perón alcanzó su pico en julio de 1972,
cuando Lanusse declaró por los
medios de comunicación, que no había
causas contra Perón en Argentina y que si no volvía era porque “no
le daba el cuero”. Al mes
siguiente, el movimiento nacional peronista tomó la decisión de iniciar el Operativo Retorno, bajo la dirección de Juan
Manuel Abal Medina y la consigna “luche
y vuelve”.
La
vuelta de Perón se concretó
finalmente el 17 de noviembre de 1972. Pese a que el gobierno prohibió que la
población lo recibiera, cientos de miles de personas se movilizaron ese día,
considerado desde entonces, como día de la militancia. Ese mismo día, se
produciría la sublevación del traidor de Urien
en la ESMA.
Ese
año el Batallón de Infantería de Marina
N° 1 era la “reserva estratégica”
de la Armada Argentina, prevista por el PLACINTARA
(Plan de Capacidades Internas de la Armada Argentina) y en octubre de 1972 su
comandante, el entonces capitán de fragata de I.M. Jorge Iriberry recibe la orden del almirante Carlos Guido Natal Coda de destacar una compañía de tiradores de
I.M. a las instalaciones de la Escuela de Mecánica de la Armada y alistar al
resto de su unidad para un posterior traslado al mismo lugar, a los fines de
contribuir en operaciones de seguridad para asegurar el orden público.
La
compañía elegida por el capitán Iriberry
fue la compañía de tiradores “B” bajo el mando del teniente de navío Hernán Hermelo y donde prestaba
servicios como jefe de sección tiradores el guardiamarina traidor. Efectuado el
traslado de la compañía “B” al predio de la Escuela de Mecánica de la Armada y
ante la inminente llegada del ex dictador Perón
a la Argentina, el traidor intensificó su trabajo de lavado de cerebro e inició
sus preparativos subrepticios para una posible “toma” de la Escuela de Mecánica.
En
octubre pocos días antes del arribo del grueso del BIM1 el capitán de corbeta
de I.M. Emilio Filipich, su segundo comandante, es trasladado con un escalón adelantado
y tenía la tarea de realizar todo el apresto en las instalaciones destinadas al
alojamiento y demás servicios para recibir al resto de la unidad que era la “reserva
estratégica” de la Armada Argentina.
El
grueso del BIM1 es trasladado por modo aéreo el 16 de noviembre de 1972,
arribando normalmente y alojándose de acuerdo a las previsiones tomadas por su
segundo comandante. Recuerdo perfectamente de ese día y noche lo siguiente:
Después
de cenar, el capitán Iriberry nos
ordena al teniente de fragata Luis Pons (jefe
de la sección de comunicaciones) y a mí (teniente de corbeta N1 y ayudante del
comandante) acompañarlo en una ronda, para verificar que la tropa se encontraba
descansando y debidamente alojada.
Cuando
nos encaminábamos hacia las cuadras de alojamiento, fuimos sorprendidos por las
espaldas y desde las sombras por un grupo de soldados y cabos, todos armados y
encabezados por el cabo segundo Eduardo
Berruet. Nos encañonaron y nos
obligaron a avanzar en silencio a una cuadra que estaba vacío.
Una
vez en su interior, siempre apuntándonos con sus Fal(s) y amenazándonos de
muerte nos indican que nos tiremos cuerpo a tierra… a lo que el capitán Iriberry, dirigiéndose a Berruet le dice: “cabo ¿tanto respeto le ha perdido a su comandante que le obligara a
tirarse cuerpo a tierra?”. Tras un momento de dudas, el cabo Berruet solo insiste que el teniente
Pons y yo nos pongamos en esa posición y fuimos amarrados con nuestras manos en
la espalda.
Escuchamos
algunos disparos y el grupo que nos había capturado decide abandonar el lugar y
llevándose al capitán Iriberry como
rehén.
Cuando
quedamos solos el teniente Pons y yo
logramos desatarnos y salir rápidamente hacia la Guardia Militar de entrada y
luego al Casino de Oficiales. En esos lugares nos informaron que:
Unos
pocos sublevados habían tomado la guardia y asesinado al cabo Leonardo Contreras, algunos habían huido en un micro verde (en su
interior iba como rehén el capitán Iriberry)
y el traidor Urien había sido
capturado sin ofrecer resistencia alguna, lo mismo había sucedido con el resto
de los conscriptos de la sección sublevada… los que fueron abandonados por sus
supuestos jefes.
En
forma paralela el entonces guardiamarina de I.M. Oscar Oulton, había logrado saltar la verja perimetral y un taxi lo
había trasladado al edificio Libertad, al llegar dio el alerta de lo que estaba
sucediendo e inmediatamente el jefe de guardia ordenó el alistamiento del
Batallón de Seguridad de la Armada (BISA) para que reprimiera en la ESMA.
En
realidad la ESMA nunca se sublevó, todo el movimiento había sido interno del
BIM1… cabo Contreras asesinado estaba
destinado en la ESMA. Cuando el BISA arriba a la ESMA, toda la situación
estaba controlada por las autoridades navales del instituto y solo faltaban el
comandante del BIM1 y los que habían huido en el micro verde.
El
plan original de los sublevados, consistía en dirigirse hacia la plaza de Lomas
de Zamora, donde se unirían a las columnas de montoneros. El capitán Iriberry nunca abandonó su tranquilidad
y con autoridad convenció a quienes lo tenían como rehén que depusieran su
actitud, regresaran a la ESMA y se rindieran a sus autoridades. Y así lo
hicieron, antes del mediodía el micro verde ingresaba, a las órdenes del
comandante del BIM1, por la guardia de acceso y sus ocupantes se entregaron a
sus autoridades naturales.
La
Armada Argentina dispuso que interviniera la justicia militar y se efectuaran
las investigaciones sumariales correspondientes y se actuara en consecuencia. Por
este hecho los supuestos líderes y personal militar involucrado fueron
sentenciados a un período de detención y dados de baja. Los marinos sublevados
fueron beneficiados con la Ley de Amnistía sancionada por el Congreso Nacional
el 27 de mayo de 1973. La mayoría pasó a la clandestinidad, fieles a su sentir
terrorista y subversivo.
Julio César Urien, presidente del Astillero Naval de Río Santiago, brindando a quien sabe a la salud de quién |
El
traidor Urien en 2003 fue “premiado” siendo designado presidente de los
Astilleros Navales Río Santiago, cargo que ocupó hasta enero de 2008. En 2005,
algunos de los sediciosos fueron restituidos en la Armada Argentina, en calidad
de tenientes de fragata retirados de la Armada, por un decreto firmado por el
ex presidente Néstor Kirchner, cobraron una fortuna calculada sobre el pago retroactivo
de sus sueldos desde 1972 a esa fecha. En el año 2014 la Secretaría de Derechos
Humanos de la Nación, por medio del Archivo Nacional de la Memoria, realizó un
homenaje en conmemoración del 40° aniversario de esa sublevación del personal
de la ESMA. Hoy navega libremente por el país y las aguas del cristinismo…
seguramente buscando algún puesto en una posible gestión de otro gobierno
peronista… si el pueblo repite sus errores electorales, este traidor continuará
mamando de la teta del estado.
En
memoria del Cabo Leonardo Contreras y
del fallecido señor capitán de Fragata de I.M. Jorge Iriberry, a ellos
mis respetos.
Roberto
José Rosales
Capitán
de Corbeta de I.M. (RE)
DNI
N° 5.400.027