viernes, 27 de marzo de 2020

EL BOGOTAZO LIMPIO 1-(1-2)

EL BOGOTAZO LIMPIO



Servando González, cineasta Cubano, revela con elocuencia escribiendo en este libro, “EL BOGOTAZO LIMPIO”,  la presencia de FIDEL CASTRO con pocos cómplices, pero muchos planes en Bogotá el 9 de Abril de 1948.
¿Pudo ser casual que ese mismo día fuera muerto el probable presidente de Colombia Dr. Jorge Eliécer Gaitán?, además ¿de los preparativos a insertar en América toda lo que sería el peso de la organización llamada en el futuro O.N.U.?
Existieron sí, sorprendentes, confusos y desconocidos actos "SUBVERSIVOS" desconocidos aún en América Latina. Las interpretaciones deducidas de ello, han sido múltiples y sumaron tales hechos que el autor de este libro, ni político, ni escritor supusiese el inicio de operatividad de la C.I.A Yanqui bajo el apoyo de grandes "banqueros" Estadosunidenses, actuando y dando origen las primeras tramas del "Nuevo Orden Mundial".
Si el caso fuese así FIDEL CASTRO RUS, "judío sefardí" contando entonces con tan solo 21 años de edad, comenzaba a cargar de “méritos” su frondoso e irracional prontuario.  
Resultaba impensable imaginar que la "GUERRRILLA COMUNISTA" junto a la temible C.I.A Yanqui, podrían guarecer semejantes “calamidades” en común.
72 años después, por omisión, error o complicidad, ¿se puede acaso rebatir la sociedad de la poderosa y hasta fantástica C.I.A con el “COMUNISMO ATEO”?. Recurrimos en esta oportunidad a dos casos irrefutables. La destrucción en 1917 de Rusia fue ocasionada CON APORTES DE GRANDES CAPITALES del universo en conjunto. Hoy la destrucción de América se realiza con exclusiva tolerancia de la RESERVA FEDERAL DE ESTADOS UNIDOS, que está sobradamente probado no pertenece al país del norte, como lo estuvo la tolerancia, inoperancia hasta convertirse en TRAIDORES al pueblo CUBANO, al pretender evitar la toma padecida desde hacen más de 60 años, por el mismo FIDEL CASTRO RUS, implantando un régimen “COMUNISTA Y ATEO”.
¡Vamos!...El pueblo más armado sobre el planeta, el que ayudó a la “DERROTA MUNDIAL”, texto al que dió vida el recordado Salvador Borrego, país invasor de otros a miles de kilómetros de su terruño, como a COREA, VIETNAM, IRAK, LIBIA etc. ¿Le fue acaso imposible o temeroso evitar que los “Castros, el “Che Guevara” y otros jóvenes idealistas, sembraran “EL COMUNISMO ATEO” por todo el continente Americano?
     El libro que https://elquijotesiglo21.blogspot.com/ desde hace unos años guarda sus archivos, deseamos que el compatriota o quién mantenga como principios, la civilización occidental, lo lea, medite y comprenda el avance despiadado y macabro del “NUEVO ORDEN MUNDIAL” desfigurando la “FILOSOFIA ARISTOTELICOTOMISTA, a CRISTO Y toda SU IGLESIA”  

      
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CONTENIDO
PRÓLOGO 1. 
Conspiraciones y teoría de las conspiraciones
 INTRODUCCIÓN PRIMERA PARTE: 
2. LA CIA
 LA INVESTIGACION
2. El CFR: El gobierno invisible de los EE.UU. 
3. La destrucción de Rusia y la creación de la Unión Soviética 
4. La creación de la Alemania Nazi 
5. La Oficina de Servicios Especiales 
6. Nelson Rockefeller y la guerra psicológica contra América Latina 
7. El Consejo Nacional de Seguridad y la CIA SEGUNDA PARTE: FIDEL CASTRO 
1. El gánster Fidel Castro 
2. Los conspiradores del CFR reclutan a Fidel Castro 
3. La Unión Soviética y América Latina 
4. ¿Era Castro comunista en 1948? 
5. Los comunistas cubanos y Fidel Castro 
6. El mito del comunismo de Fidel Castro 
7. El “marxista” Fidel Castro 
8. Las raíces fascistas del castrismo 
9. ¿Un führer caribeño? 
10. ¿Es el castrismo fascismo disfrazado de comunismo? 
11. ¿Castrismo o jesuitismo? 

TERCERA PARTE: 
EL BOGOTAZO 1. 
Los agentes provocadores 2. 
La creación de pistas falsas 3. 
El viaje a Colombia según la versión de Castro 4.
El papel de Perón 5. 
Los disturbios del Bogotazo 6. 
La Novena Conferencia Panamericana 7. 
Análisis de inteligencia del Bogotazo 8. 
El asesinato de Gaitán 9. 
El asesino de Gaitán: ¿Un candidato de la Manchuria? 10. 
Nuevas piezas del rompecabezas11. 
El misterioso James Jesus Angleton 12. 
El Bogotazo: el misterio subsiste 13. 
La CIA, los conspiradores del CFR, y el Bogotazo 
14. El magnicida caribeño 
15. Fidel Castro: ¿Asesino de Kennedy? 
16. Fidel Castro: ¿Asesino de Allende? 

CUARTA PARTE: EL NUEVO ORDEN MUNDIAL 
1. La CIA al rescate 
2. Castro y los soviéticos 
3. Los soviéticos y Castro 
4.Fidel Castro y la América Latina 
5.La Castro-Chávez psiop 
6.La guerra psicológica contra América Latina 
7. La economía de Cuba antes de Castro 
8. Cuba como campo de prueba del Nuevo Orden Mundial 
9. La Cuba de Castro: sueño dorado de los conspiradores del CFR EPÍLOGO 
1. Fidel Castro y el 11 de septiembre del 2001 
2. El Bogotazo y el 11 de septiembre del 2001 
3. Castro, los conspiradores del CFR y el Armagedó 
APÉNDICE 1. La evaluación de la información 
2. Evaluación de los sucesos del 11 de septiembre del 2001 
ADDENDUM 1. Más sobre el Bogotazo    
        
 CONTENIDO
 
PRÓLOGO 1. Conspiraciones y teoría de las conspiraciones 

INTRODUCCIÓN PRIMERA PARTE: 

LA CIA 1. 
La Investigación 
2. El CFR: El gobierno invisible de los EE.UU. 
3. La destrucción de Rusia y la creación de la Unión Soviética 
4. La creación de la Alemania Nazi 
5. La Oficina de Servicios Especiales 
6. Nelson Rockefeller y la guerra psicológica contra América Latina 
7. El Consejo Nacional de Seguridad y la CIA 

SEGUNDA PARTE: FIDEL CASTRO 

1. El gánster Fidel Castro 
2. Los conspiradores del CFR reclutan a Fidel Castro 
3. La Unión Soviética y América Latina 
4. ¿Era Castro comunista en 1948? 
5. Los comunistas cubanos y Fidel Castro 
6. El mito del comunismo de Fidel Castro 
7. El “marxista” Fidel Castro 
8. Las raíces fascistas del castrismo 
9. ¿Un führer caribeño? 
10. ¿Es el castrismo fascismo disfrazado de comunismo? 
11. ¿Castrismo o jesuitismo? 

TERCERA PARTE: EL BOGOTAZO 

1. Los agentes provocadores 
2. La creación de pistas falsas 
3. El viaje a Colombia según la versión de Castro 
4. El papel de Perón 
5. Los disturbios del Bogotazo 
6. La Novena Conferencia Panamericana 
7. Análisis de inteligencia del Bogotazo 
8. El asesinato de Gaitán 
9. El asesino de Gaitán: ¿Un candidato de la Manchuria? 
10. Nuevas piezas del rompecabezas
11. El misterioso James Jesus Angleton 
12. El Bogotazo: el misterio subsiste 
13. La CIA, los conspiradores del CFR, y el Bogotazo 
14. El magnicida caribeño 
15. Fidel Castro: ¿Asesino de Kennedy? 
16. Fidel Castro: ¿Asesino de Allende? 

CUARTA PARTE: EL NUEVO ORDEN MUNDIAL 

1. La CIA al rescate 
2. Castro y los soviéticos 
3. Los soviéticos y Castro 
4. Fidel Castro y la América Latina 
5. La Castro-Chávez psiop 6. La guerra psicológica contra América Latina 
7. La economía de Cuba antes de Castro 
8. Cuba como campo de prueba del Nuevo Orden Mundial 
9. La Cuba de Castro: sueño dorado de los conspiradores del CFR EPÍLOGO 
1. Fidel Castro y el 11 de septiembre del 2001 
2. El Bogotazo y el 11 de septiembre del 2001 
3. Castro, los conspiradores del CFR y el Armagedó APÉNDICE 
1. La evaluación de la información 2. Evaluación de los sucesos del 11 de septiembre del 2001 ADDENDUM 
1. Más sobre el Bogotazo            

PRÓLOGO
PRIMERA SECCION
 Tal parece que ahora “teoría de las conspiraciones” no esmás que un sinónimo de     verdades que no se pueden decir. — Gore Vidal.      Este libro trata de una conspiración. Aunque está centrado en los sucesos ocurridos en abril de 1948 en Bogotá, Colombia, que luego se dieron en llamar el Bogotazo, como veremos, estos sucesos fueron tan sólo una pequeña parte de una inmensa conspiración que marcó los primeros pasos para establecer lo que ahora se conoce como el Nuevo Orden Mundial.      Los conspiradores son un relativamente pequeño grupo de sociópatas y psicópatas, compuesto fundamentalmente de banqueros internacionales, magnates petroleros y altos ejecutivos de corporaciones transnacionales. A pesar de que este grupo criminal mantiene alianzas tanto con la derecha fascista como con la izquierda comunista — de hecho han creado ambas ideologías — ellos mismos carecen de una ideología coherente, y tan sólo se valen de las ideologías existentes para obtener máximo poder y control.      A fin de llevar a cabo sus planes, este grupo de conspiradores sociópatas no vacila en recurrir a la mentira, la coacción, la extorsión, la usura y el robo, así como a la tortura, el asesinato y la muerte en gran escala. Para ejecutar estos planes malvados se han valido de un extenso número de psicópatas criminales que han logrado reclutar. Su objetivo final es destruir el orden establecido, en especial las repúblicas soberanas democráticas, y establecer una sociedad mundial totalitaria de corte comuno fascista bajo su control total — una sociedad que eufemísticamente han dado en llamar el Nuevo Orden Mundial.
      

Este pequeño grupo de conspiradores se centra fundamentalmente en varias organizaciones que ellos mismos han creado para su propio beneficio, tales como el Consejo de Relaciones Exteriores, la Organización de Naciones Unidas, la Comisión Trilateral, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y, más recientemente, organizaciones globalistas tales como el Grupo Bilderberg y el Foro Económico Mundial.       Los esfuerzos de este grupo de conspiradores por obtener control total sobre el continente americano comenzaron en 1898 con la voladura del acorazado USS Maine en la bahía de La Habana y se agudizaron durante la presidencia de Woodrow Wilson. Sin embargo, no fue sino a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial que se convirtieron en una guerra psicológica secreta de inmensas proporciones en contra de los pueblos de norte, centro y sur América. Elementos importantes en esta lucha son el Departamento de Estado norteamericano, el Consejo Nacional de Seguridad, y la Agencia Central de Inteligencia.      Figuras clave en esta guerra psicológica han sido Nelson y David Rockefeller, Allen y John Foster Dulles, George Marshall, Fidel Castro, Henry Kissinger, Zbigniew Brzezinski y Hillary Clinton. Aunque la mayoría de los presidentes norteamericanos han estado bajo el control de estos conspiradores, últimamente todos han sido parte activa de esta conspiración. Estos han sido los casos de Jimmy Carter, Bush padre e hijo, Bill Clinton y, más recientemente, Barack Obama.      Este grupo de magnates petroleros y banqueros de Wall Street fueron quienes conspiraron en las sombras para crear artificialmente la “revolución” rusa que creó la Unión Soviética, el movimiento nazi que llevó a Hitler al poder en Alemania, y las “revoluciones” que permitieron a Mao tse-Tung y a Fidel Castro tomar el poder en China y en Cuba respectivamente. Son ellos los mismos que han fomentado las recientes “revoluciones” en el medio oriente que se conocen con el nombre de la “Primavera Árabe”.      Esta vasta conspiración, ignorada por la mayoría de los pueblos latinoamericanos, pues nunca se menciona en la prensa oficialista, se asemeja a un gigantesco rompecabezas, en el
que algunas de las piezas faltan o han sido intencionalmente colocadas fuera de su lugar en un esfuerzo por confundir.      Esto explica la razón por la que la mayor parte de los que han estudiado el fenómeno no han logrado hallar la verdadera causa del problema. Una de las características más interesantes del trabajo de inteligencia y espionaje es que algunas veces una información aparentemente irrelevante sirve para conectar una multitud de hechos que ofrecen un todo coherente. De hecho, todo trabajo de investigación criminal se reduce a tratar de hallar una conexión, un nexo entre el crimen y el criminal. Algunos oficiales de inteligencia consideran que si uno logra hallar ese nexo podría reescribir la historia desde un punto de vista muy diferente al que se acepta comúnmente.      Aunque desde mucho antes ya tenía sospechas de que la historia oficial acerca del Bogotazo no era cierta, la información que me permitió ordenar la mayor parte de las piezas del rompecabezas en un todo coherente fue una reunión secreta que tuvo lugar a comienzos del 1948 en una mansión del Biltmore, una barriada de millonarios situada en las afueras del oeste de La Habana. 1. Conspiraciones y Teoría de las Conspiraciones      Estoy seguro de que algunas de las tesis polémicas que expresaré en este libro contribuirán a que me coloquen permanente en la solapa la etiqueta de promotor de la “teoría de las conspiraciones”, lo cual, en definitiva, no me importa. Sin embargo, los hechos históricos son sumamente ricos y complejos, y no es posible explicarlos plenamente tan sólo con etiquetas. Pero mi mayor objeción no es que alguien diga que estudio la “teoría de las conspiraciones”, sino el uso de la palabra “teoría” para denominar el tipo de conocimiento que he tratado de desentrañar en este libro. El problema se deriva del uso de la palabra “teoría”.      Una teoría científica no es sino una explicación temporal sobre las causas de un fenómeno del cual no tenemos toda la información. Por consiguiente, basado tan sólo en unos pocos datos verificables y un gran porcentaje de conclusiones lógicas, inicialmente en la forma de una hipótesis, eventualmente se formula una teoría. Con el paso del tiempo, y después de muchos intentos de verificar su veracidad, la teoría se descarta o, por el contrario, es aceptada por la comunidad científica como un hecho comprobado — lo cual no indica que se acepte como verdad última y absoluta, sino como otra explicación temporal que, aunque más fundamentada, también podría ser eventualmente negada.      De hecho, la piedra angular del método científico es que exista la posibilidad de que una teoría pueda ser científicamente negada. Si esa posibilidad no existe, la teoría automáticamente se considera que cae fuera del campo de estudio de la ciencia. Esto no quiere decir que la teoría sea cierta o falsa, sino, simplemente, que la ciencia (occidental) carece de los elementos metodológicos para estudiarla. Un ejemplo típico es que, como es científicamente imposible negar o probar la existencia de Dios, o que la pintura de Picasso sea superior a la de Matisse, o que el danzón sea superior al tango, estas disquisiciones caen fuera del campo de la ciencia.      En el caso de las conspiraciones, la mayoría de la gente, consciente o inconscientemente, parece seguir el postulado de lo que se conoce como la “Navaja de Shallit”. Según este postulado, no debe considerarse una conspiración lo que simplemente puede ser explicado como el resultado de estupidez o incompetencia.      No obstante, año tras año, la mayoría de las personas que menciono en este libro como parte de esa conspiración han actuado en múltiples ocasiones en contra de los intereses del pueblo norteamericano y de los pueblos de América Latina. Por consiguiente, tal como afirmara el Ex secretario de Defensa norteamericano James Forrestal,
Esas personas que han conspirado una y ot ra vez para destruir su país no son ni tontos ni incompetentes, sino que, por el co ntrario, son extremadamente hábiles e inteligentes. Si tan sólo fu esen estúpidos, alguna que otra vez hubiesen cometido errores, algunos de éstos a nuestro favor, pero nunca lo han hecho. Por el contrario, sistemát icam ente trabajan para destruir nuestro pa ís y sus libertades.      Por consiguiente, no es descabellado llegar a la conclusión de que, por el contrario, lo que la mayoría de la gente ve como errores y fracasos son en realidad éxitos. La causa de esta confusión se debe a que los conspiradores no son lo que dicen ser.      De modo que, a la Navaja de Shallit, opongo mi Corolario a la Navaja de Shallit: No debe considerarse estupidez o incompetencia lo que simplemente puede ser explicado como el resultado de una conspiración. Más aún, quisiera expresar mi propia Ley de las Conspiraciones: Cierto tipo de sucesos causados por seres humanos, que se repiten una y otra vez — en especial los que resultan en detrimento de amplios segmentos de la población, pero en benef icio de un grupo pequeño, pero poderoso — , lo más probable es que no sean producto de la casualidad, la estupidez o la incompetencia, sino el resultado de las actividades de un grupo bien organizado de conspiradores.      Hace unos años cautivó mi atención y me mantuvo despierto hasta más de las 2:00 a.m., un programa de radio que descubrí por casualidad tarde en la noche: Coast to Coast AM [de Costa a Costa en la Madrugada], con George Noory. Este programa en particular trataba de las sociedades secretas, y estaba compuesto por un panel de especialistas en la materia: Linda Moulton Howe, Alex Jones, Steve Quayle y Jim Marrs, bien conocidos investigadores en el campo de la teoría de las conspiraciones.      Una de las cosas que mencionaron en el programa y que picó mi curiosidad, fue un informe producido por el Proyecto Para un Nuevo Siglo Norteamericano (Project for the New American Century, PNAC), una organización formada por los llamados “neo-cons” [neoconservadores], que apoyaban al presidente Bush. El informe de 90 páginas, titulado “La Reconstrucción de la Defensa Norteamericana: Estrategias, Fuerzas y Recursos para un Nuevo Siglo” (Rebuilding America’s Defenses: Strategy, Forces and Resources For a New Century), había sido publicado en septiembre del 2000.      El Informe clamaba por una nueva era de imperialismo norteamericano descarnado y sin tapujos, basado en fuerza bruta militar a la que nadie pudiera oponerse. Debido al cinismo y a la forma abierta en que los redactores informaban al mundo sobre el curso de acción que los conspiradores iban a seguir para llevar a cabo sus planes de dominio mundial, algunos de los panelistas del programa compararon el Informe del PNAC con el manifiesto Mi lucha de Adolfo Hitler.      Como soy bastante escéptico en estas cosas, no confié tan sólo en las palabras de los panelistas y, al día siguiente, localicé en la Internet y leí en su totalidad el Informe. En éste confirmé que el párrafo citado por los panelistas existía en el Informe y que había sido citado literalmente y en contexto con el resto de la publicación.      Con un cinismo extraordinario, los autores del Informe mencionan que, para transformar radicalmente los estados Unidos y preparar al pueblo norteamericano para los desafíos militares que tendrán que enfrentar, Este proceso de transformación, aún si conlleva cambios revolucionarios, será lento y a largo plazo, a no ser que se produzca un suceso catastrófico que sirva como catalizador — como un nuevo Pearl Harbor. [Énfasis añadido.]
     Hay que recordar que este Informe del PNAC fue publicado en septiembre del 2000, exactamente un año antes de los sucesos del 11 de setiembre de 2001 que sirvió como pretextopara dar un salto adelante en la implementación de los cambios revolucionarios que planeaban.       Sin embargo, tal como expresaron otros participantes en el panel, los conspiradores se han vuelto tan confiados y arrogantes, o están tan convencidos de que el resto de la gente no pasa de ser un puñado de tontos ignorantes que carecen de la capacidad de pensar por sí mismos, que ya no temen hablar abiertamente sobre sus planes malvados.      Al proseguir investigando en la Internet en busca de opiniones críticas sobre el Proyecto, hallé una serie de artículos interesantes, entre ellos uno bastante revelador escrito por Alex Callinicos, profesor de la Universidad de York, Reino Unido, titulado “La Gran Estrategia del Imperio Norteamericano.” En su artículo, Callinicos, quien se califica a sí mismo de “marxista”, después de hacer un detallado análisis de la política exterior norteamericana a partir del 11 de septiembre del 2011, llega a la conclusión de que “la teoría marxista del imperialismo es la mejor herramienta para entender el presente impulso guerrerista norteamericano.” Esta es la misma herramienta teórica marxista usada por el profesor James Petras en un libro recientemente publicado.      No obstante, tan sólo un análisis superficial del artículo de Callinicos y del libro de Petras, muestra que, contrariamente a sus conclusiones, la teoría marxista no es la herramienta metodológica apropiada para entender lo que está sucediendo en este caótico mundo posterior al 11 de septiembre del 2011. La razón de ello no se debe tan sólo a que el marxismo es una prejuiciada y tosca herramienta de análisis teórico, sino también debido a que fue creada por los propios conspiradores — Moses Mordecai Marx Levi, alias Karl Marx, era uno de sus agentes secretos — como un elemento clave de desinformación para despistar a sus críticos y capturar las mentes de los crédulos.      El hecho explica el por qué las universidades norteamericanas están repletas de profesores marxistas que luchan contra los males del capitalismo y el imperialismo — Noam Chomsky es uno de los más notorios —, al mismo tiempo que reciben apoyo financiero de las fundaciones controladas y financiadas por los mismos conspiradores imperialistas que estos profesores critican. Esto también explica el por qué, aunque la teoría marxista es ampliamente estudiada en las universidades norteamericanas, la Teoría de las Conspiraciones, considerada un campo legítimo de estudio por amplios sectores de la población, está totalmente ausente de los curricula, y se menciona tan sólo para ridiculizar a los que estudian la materia, calificándolos de tontos y dementes.      No obstante, a pesar de lo que afirmaron Marx y Lenin (otro agente de los conspiradores), el verdadero motor de la sociedad nunca ha sido la lucha de clases o la avaricia capitalista, sino las diferentes oligarquías y grupos secretos conspirando en las sombras y luchando entre sí por el control del mundo.      Es una opinión bien difundida que la ciencia forense tan sólo tiene que ver con crímenes, autopsias o algo por el estilo. Pero, al igual que Yahoo, Google, y otros instrumentos de búsqueda en la Internet, la ciencia forense mayormente tiene que ver con conexiones o enlaces que conectan una cosa con otra. El principio básico de la ciencia forense, tal como lo enunció el Dr. Edmond Locard, uno de los grandes expertos en ese campo, es muy simple: Todo contacto deja un rastro. La ciencia forense consiste principalmente en hallar estos rastros en la escena de un crimen y, a través de ellos, establecer los contactos entre el crimen y el criminal. Una vez que un criminal comete un crimen, lo primero que hace es tratar de ocultar, borrar o destruir toda evidencia física que lo conecta al crimen. Esto va desde limpiar con una servilleta todas las superficies pulidas con el fin de borrar sus huellas digitales, o hasta enviar a una fie sta a alguien haciéndose pasar por él, a fin de usarlo luego como coartada, confirmada por algunos testigos presenciales, de que se hallaba en otro lugar cuando se cometió el crimen.      Pero la ciencia forense tiene aplicaciones concretas más allá del campo de la ley. La ciencia forense y la historia se funden en los bordes, y donde una termina la otra comienza. En realidad, la teoría de las conspiraciones es una herramienta importante en el campo de la ciencia forense histórica. El trabajo del investigador histórico forense consiste precisamente en descubrir esos nexos ocultos y revelar las conexiones entre el criminal y el crimen.      Algunos de los investigadores que se han interesado en desentrañar los sucesos del Bogotazo y el asesinato de Gaitán, sospechan que la CIA tuvo participación en los hechos. Sin embargo, su actitud mayormente consiste en esperar a que la CIA voluntariamente desclasifique sus documentos secretos y que, como por arte de magia, aparezcan las pruebas documentales de esta participación.      Pero el trabajo del analista de inteligencia se diferencia del del historiador en que no puede esperar a que aparezcan los documentos porque, en el caso de operaciones ultra secretas, estos documentos nunca se harán públicos o simplemente no existen debido a que las órdenes se transmitieron verbalmente precisamente para no dejar pruebas comprometedoras.      Los investigadores que pacientemente esperan a que aparezcan las pruebas documentales, al parecer ignoran que una de las características esenciales del trabajo de análisis de inteligencia es que hay que trabajar con fuentes incompletas o engañosas. Contrariamente a los historiadores, los analistas de inteligencia suplen las lagunas informativas con su intuición, experiencia y conocimiento del tema, así como valiéndose de una metodología especial que han creado para la evaluación de la información. (Ver, Apéndice, La evaluación de la información.)      Si los analistas de inteligencia fuesen a esperar que todas las pruebas documentales aparecieran, su trabajo se reduciría a cero, y producirían sus informes de inteligencia cuando la información ya fuera totalmente irrelevante. Por otra parte, tampoco se debe confiar ciegamente en supuestos “documentos” de la CIA desclasificados gracias a los esfuerzos del Archivo de Nacional Seguridad (National Security Archive), una organización que tal vez sea un frente de la CIA.      Aún más importante es el hecho de que, por el contrario de los historiadores, los analistas de inteligencia se guían en su trabajo por un principio cardinal de inteligencia y espionaje: las cosas rara vez son lo que parecen ser.            
INTRODUCCIÓN      La mayoría de los libros y artículos que se han escrito acerca de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana, mencionan las dos primeras operaciones de guerra encubierta de la CIA: el derrocamiento del Primer Ministro Mohammed Mossadegh en Irán en 1953, y el derrocamiento del Presidente Jacobo Arbenz en Guatemala en 1954. Unos pocos de esos artículos y libros mencionan la intervención de la CIA en las elecciones en Italia en 19471948 para evitar que los italianos libremente eligieran miembros del partido comunista.      Algunos de estos libros y artículos también mencionan lo que consideran el primer error de la CIA: su fracaso en vaticinar los disturbios en Colombia que luego se conocieron como el Bogotazo. Pero hay mucho más sobre el Bogotazo que lo que la CIA, Fidel Castro, y sus promotores del Consejo de Relaciones Exteriores (Council on Foreign relations, CFR), no desean que se divulgue.      Por su parte, los colombianos siempre han visto el Bogotazo como una erupción de violencia con causas enraizadas en la política nacional de Colombia. Los únicos que han tratado de hallar alguna influencia extranjera le han achacado las causas del Bogotazo a los comunistas locales y, en segundo lugar, a miembros del comunismo internacional dirigidos por la Unión Soviética. De hecho, poco después del Bogotazo, y a pesar de que la conexión entre los soviéticos y los disturbios nunca se probó, el gobierno colombiano rompió sus limitadas relaciones con la Unión Soviética.      Sin embargo, a pesar de estas opiniones enraizadas, demostraré en este libro que el Bogotazo tuvo muy poco que ver con la política interna colombiana o con el comunismo nacional o internacional. Por el contrario, el Bogotazo tuvo mucho que ver con los banqueros de Wall Street y los magnates petroleros norteamericanos en su esfuerzo por implantar en las crédulas mentes del pueblo norteamericano el supuesto peligro del comunismo — lo que en esos momentos se dio en llamar la Guerra Fría. Por consiguiente, el Bogotazo es un evento clave para comprender operaciones posteriores similares llevadas a cabo por la CIA siguiendo órdenes de los conspiradores del Consejo de Relaciones Exteriores.      De modo que, antes de estudiar el Bogotazo, voy a analizar en detalle la CIA y las organizaciones que la precedieron y, especialmente, quiénes las crearon y por qué. De hecho, decir que la CIA asesinó a Gaitán es tan irrelevante o des informante como afirmar que lo hicieron los comunistas.      Sin un estudio detallado de la CIA y las organizaciones que la precedieron, así como quiénes las crearon y por qué, es imposible comprender las verdaderas causas del Bogotazo.      Por consiguiente, aunque el capítulo sobre el Bogotazo es el plato fuertede este libro, le ruego a los lectores, y en particular a los lectores latinoamericanos, que no cedan a la tentación de saltar a él directamente y lean con detenimiento los capítulos que le preceden.      El 9 de abril de 1948, Bogotá, la capital de Colombia, fue la escena de violentos disturbios que luego se conocieron como el Bogotazo. El suceso que al parecer desencadenó los disturbios fue el asesinato del líder colombiano Jorge Eliécer Gaitán. Los participantes en la revuelta destruyeron la mayor parte del centro de la ciudad. Varios miles de personas fueron muertas.      Los disturbios coincidieron con la celebración en la ciudad de la Novena Conferencia Panamericana de Cancilleres, que había inaugurado sus sesiones unos días antes, el 30 de Marzo. La Conferencia estaba presidida por el General George Marshall, Secretario de Estado norteamericano. Marshall, al igual que John Foster Dulles, quien lo sucedió en el cargo, era abogado de una firma de Wall Street y alto ejecutivo del Consejo de Relaciones
Exteriores.      En realidad, el Bogotazo no fue una explosión espontánea de violencia popular, sino una operación de bandera falsa que inició en el hemisferio occidental una operación de guerra psicológica en gran escala luego conocida como la Guerra Fría. Como tal, el Bogotazo es un evento clave para comprender muchas operaciones similares de bandera falsa llevadas a cabo por la CIA siguiendo órdenes de los conspiradores del Consejo de Relaciones Exteriores — que incluyen la operación del 11 de septiembre del 2001.      Casi todos los autores que han estudiado el Bogotazo mencionan la participación de Fidel Castro en los sucesos de forma anecdótica, sin darle mucha importancia, como un capítulo curioso de los años de juventud de un hombre que luego llegó a ser un líder político de envergadura mundial.      Curiosamente, el único artículo sobre el Bogotazo aparecido en Studies in Intelligence, la publicación académica interna de la CIA, es un esfuerzo evidente de restarle importancia a la participación de Castro en los sucesos. Las veces que ha hablado del tema, el propio Castro, también ha tratado de restarle importancia a su participación en los eventos. Pero, como veremos más abajo, Fidel Castro tuvo un papel importante en los sucesos del Bogotazo, y mucho más en la Guerra Fría que comenzó en el hemisferio occidental con el Bogotazo.      El Bogotazo es extremadamente importante porque en esa operación los conspiradores del CFR se valieron de la recién creada CIA para probar la efectividad de nuevas técnicas de lavado de cerebro (candidato de la Manchuria), uso de cabezas de turco, operaciones de bandera falsa y operaciones de guerra psicológica basadas en el principio de la dialéctica hegeliana de tesis-antítesis-síntesis, que luego fueron repetidas exitosamente en operaciones similares, tales como los asesinatos del presidente norteamericano John F. Kennedy y su hermano Robert, así como en la operación que causó los trágicos sucesos del 11 de septiembre del 2001. Estas operaciones de guerra psicológica han tenido como resultado el avance extraordinario de los planes de los conspiradores para establecer un Nuevo Orden Mundial comuno fascista bajo su control total.      Por tanto, en este libro voy a realizar el primer análisis del Bogotazo desde el punto de vista de inteligencia y espionaje, como una exitosa operación encubierta de guerra psicológica en contra de los pueblos de los Estados Unidos y de América Latina. Desafortunadamente, muy pocos investigadores han siquiera mencionado esta posibilidad. No obstante, tal como los autores John Loftus y Mark Aarons han señalado certeramente, “La omisión histórica es la clave fundamental que indica que una operación encubierta ha sido exitosa.” Servando Gonzalez, Primavera del 2012.           
PRIMERA PARTE: LA CIA
Si los éxitos de la CIA se dieran a conocer, nuestros enemigos los sabrían, y entonces se convertirían en fracasos. — William Colby, Director de la CIA.       La mayoría de los estudios sobre la Agencia Central de Inteligencia norteamericana refuerzan la creencia de que la CIA es la continuación de la Oficina de Servicios Especiales (Office of Special Services, OSS), la agencia civil de inteligencia creada durante la Segunda Guerra Mundial, dirigida por el general William Donovan. Sin embargo, como veremos a continuación, las verdaderas raíces de la CIA son mucho más profundas. 1. La Investigación      En el otoño de 1917, el Coronel Edward Mandell House, consejero confidencial del presidente Woodrow Wilson, logró reclutar un grupo de cerca de cien intelectuales prominentes con el fin de discutir el mundo de la postguerra (me refiero a la Primera Guerra Mundial) que se avecinaba. Este grupo de académicos convertidos en espías y analistas de inteligencia, que poco después de denominó La Investigación (The Inquiry) redactó los planes para los acuerdos de paz que eventualmente se convirtieron en los famosos “catorce puntos” de la política exterior norteamericana (atribuidos a Wilson, pero en realidad obra de Mandell House). Esos planes expresaron por primera vez la idea de lo que luego se daría en llamar la globalización, e incluían un llamado a la eliminación de “todas las barreras económicas” entre las naciones (lo que ahora se conoce como “libre comercio”) y la creación de una “sociedad general de naciones”, que luego se materializó brevemente en la fallida Liga de las Naciones y años después en la Organización de Naciones Unidas, totalmente bajo el control de los conspiradores del Consejo de Relaciones Exteriores.      Mandell House, que en realidad era un agente secreto de los conspiradores, usó técnicas de manipulación psicológica para implantar en la mente de Wilson la idea de crear una agencia de inteligencia privada, lo que no era sino una elucubración de un pequeño grupo de magnates petroleros y banqueros de Wall Street. Sin proponérselo, House había creado el modus operandi, usado luego por los conspiradores a través del Consejo Nacional de Seguridad, para manipular y controlar a los presidentes norteamericanos.      El grupo inicial, que llegó a contar con 126 miembros y estaba compuesto de una mayoría de académicos con mentalidad socialista (fascisto comunista), comenzó a trabajar en secreto desde las oficinas de la Sociedad Geográfica Norteamericana, realizando investigaciones históricas y escribiendo informes sobre los planes de un acuerdo de paz en París. Aunque nunca trabajó para el pueblo norteamericano, sino para los banqueros y magnates petroleros internacionales que la crearon, La Investigación fue de facto la primera agencia central de inteligencia norteamericana.      Desde su creación, La Investigación se organizó y trabajó como una agencia de inteligencia. En primer lugar, estaba dividida en varios grupos de estudio. Unos de estos grupos analizaba las distintas áreas geopolíticas del planeta, entre ellas América Latina. Otros estudiaban historia diplomática, economía, leyes internacionales, y cartografía, una división muy similar a la que la CIA luego adoptó con sus llamados “burós.” En segundo lugar, las actividades de La Investigación se llevaban a cabo bajo el más absoluto secreto. Hasta el nombre “The Inquiry” había sido seleccionado por el hecho de que no significaba nada y ayudaba a desinformar sobre el verdadero propósito de la organización.      Al igual que luego sucedió con la CIA, La Investigación era una organización autónoma, que en teoría dependía directamente del Presidente y era subvencionada por fondos secretos que Wilson controlaba. El Congreso y el Departamento de Estado ignoraban totalmente
su existencia. Las actividades de La Investigación tampoco eran conocidas por el pueblo norteamericano, porque la prensa nunca informó de su existencia. Guardias armados patrullaban día y noche sus oficinas. En tercer lugar, las actividades de La Investigación se dividían en cuatro categorías generales: planificación, recolección [de información], análisis, y procesamiento [de la información] para convertirla en inteligencia.      Esta división es muy similar a lo que la CIA llama “el ciclo de inteligencia”: dirección y planificación, recolección, procesamiento y análisis [de la información], y diseminación [de la inteligencia]. Finalmente, aunque en teoría las actividades de La Investigación tan sólo consistían en investigar e informar al Presidente Wilson para que éste preparara a los EE.UU. para la posibilidad de un acuerdo de paz después del fin de la guerra en Europa, el hecho de que realizara estudios sobre América Latina indica que sus verdaderos objetivos secretos eran mucho más amplios. En realidad, La Investigación fue, entre otras cosas, el primer paso en el estudio sistemático de los recursos naturales de América Latina para su futura explotación por los magnates petroleros y los banqueros de Wall Street, un papel que luego asumió el Consejo de Relaciones Exteriores.      En noviembre de 1918, poco antes de firmarse el armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial, el coronel House viajó a París acompañado de los banqueros Paul Warburg y Bernard Baruch, así como de un grupo selecto de miembros de La Investigación y 20 oficiales de inteligencia militar. Un mes más tarde, el propio Wilson viajó a París acompañado de 20 académicos-espías de La Investigación.      Tan pronto como se acomodaron en el hotel Crillon, los académicos comenzaron sus actividades de espionaje. La información que obtuvieron sirvió para la creación de los 14 puntos de Wilson, cuya adopción el propio Wilson propuso en la Conferencia de Versalles.      La recién creada agencia de inteligencia había servido tan bien a los magnates petroleros y los banqueros internacionales que decidieron hacerla permanente. Unos días después del fin de la Conferencia, un grupo formado por conspiradores norteamericanos e ingleses se reunió en el hotel Majestic, donde se alojaba la delegación británica a la Conferencia, a fin de discutir la continuación de su exitoso experimento de espionaje. Finalmente, acordaron crear una agencia de inteligencia permanente, al servicio de los banqueros internacionales, con ramas en Londres y New York. Tal como acostumbran, a fin ocultar sus actividades reales de inteligencia y espionaje la bautizaron con el inocuo nombre de Instituto Angloamericano de Asuntos Internacionales (Anglo-American Institute of International Affairs).      Sin embargo, unos meses más tarde, la rama norteamericana decidió independizarse, y tomó el nombre de Consejo de Relaciones Exteriores (Council on Foreign Relations, CFR) y la británica adoptó el de Royal Institute of International Affairs, (RIIA), luego conocida como Chatham House. Con pocas excepciones, la mayor parte de los miembros de La Investigación pasaron a ser miembros del CFR. Prominentes entre éstos fueron el propio Coronel House, Elihu Root, Herbert H. Lehman, W. Averell Harriman, y John Foster Dulles. 2. El CFR: El Gobierno Invisible de los EE.UU.      A través de los años, el ciudadano común norteamericano ha tenido la sospecha difusa de que tiene que haber una razón oculta por la cual la mayor parte de las veces su gobierno termina ayudando a los enemigos de su país y traicionando a sus amigos. Tan sólo un pequeño grupo de estudiosos ha analizado seriamente la causa de ese fenómeno. Quienes lo han hecho, han llegado a la conclusión de que el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica ha sido penetrado y ha caído bajo el control de un grupo de individuos millonarios, poderosos y poco escrupulosos, los cuales lo han estado usando para promover
y preservar sus intereses particulares. Este grupo ha sido designado con nombres diferentes: la Élite del Poder, el Gobierno Invisible, la Gran Conspiración, el Grupo Secreto, etc. Yo los llamo los Conspiradores.      Como los guerreros ninja, el arma más poderosa que han empleado estos conspiradores que controlan el gobierno invisible de los Estados Unidos ha sido precisamente su invisibilidad. Hasta hace relativamente poco, este grupo selecto, que ha logrado un control casi total de las tres ramas del gobierno norteamericano (incluyendo la CIA y los otros servicios de inteligencia), de los medios masivos de comunicación, del sistema educacional, y que ahora extiende sus tentáculos para penetrar las fuerzas armadas, ha sido casi desconocido por el pueblo norteamericano. Pero no debemos culpar al pueblo. La principal organización en la que se agrupan estos conspiradores rara vez se menciona en los medios masivos de comunicación, y prácticamente no aparece en los libros de texto.      El Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) es la cabeza visible de lo que algunos autores llaman el “gobierno invisible” de los EE.UU. El CFR se describe a sí mismo como una organización no partidista (en la jerga de los conspiradores “no partidista” en realidad significa “controlado por el CFR”) cuyo único objetivo es promover los intercambios internacionales para alcanzar un mejor entendimiento entre los países. Pero esta descripción no pasa de ser lo que en inteligencia y espionaje se llama una “historia de cubierta”. En realidad el CFR es una agencia de inteligencia y espionaje, y funciona como tal.      En su estudio elogioso sobre La Investigación, el agente del CFR Peter Grose expuso accidentalmente el verdadero carácter y los objetivo del CFR. Al igual que La Investigación, el Consejo de Relaciones Exteriores es una agencia de inteligencia al servicio de la plutocracia norteamericana de los banqueros de Wall Street, los magnates del petróleo y los altos ejecutivos de las corporaciones transnacionales.      Al igual que todas las agencias de inteligencia, el Consejo de Relaciones Exteriores es una sociedad semi secreta; a pesar de que no es un secreto dónde se encuentra su sede y quiénes son sus directores, nadie sabe realmente cuáles son sus actividades secretas, y mucho menos sus objetivos reales. Al igual que todas las agencias de inteligencia, el CFR tiene miembros reconocidos y miembros secretos. Al igual que todas las agencias de inteligencia, el CFR tiene un área especializada en la recopilación de información y su análisis y evaluación para convertirla en inteligencia. Pero, a diferencia de las agencias de inteligencia convencionales, los analistas de inteligencia de este departamento no trabajan directamente en la sede del CFR, sino que viven una vida parasitaria diseminados entre el gobierno y otras instituciones privadas como el Consejo de Seguridad Nacional, los departamentos de Estado y de Defensa, el Pentágono, la prensa, las universidades, y en las llamadas fundaciones sin fines de lucro (non-profit foundations).      Al igual que todas las agencias de inteligencia, el CFR tiene una rama especializada en guerra psicológica, subversión, insurgencia y operaciones paramilitares, funciones que, hasta hace muy poco, habían sido en su mayoría llevadas a cabo por la rama de operaciones encubiertas de la CIA. En la actualidad, sin embargo, después de que los conspiradores han tomado más control sobre la mayoría de las áreas clave del gobierno de los EE.UU., incluyendo un gran segmento de la alta oficialidad militar, ya no necesitan de la CIA, y han transferido muchas de estas funciones directamente a las fuerzas armadas de los EE.UU.      Al igual que todas las agencias de inteligencia, el trabajo principal de algunos miembros del CFR es reclutar espías y agentes de influencia, como un medio de infiltrarse en otras organizaciones que quieren controlar, en los EE.UU. y en el extranjero. En el caso de gente joven ambiciosa e inteligente, pero moral y éticamente deficiente, una vez que son detectados por los localizadores de talento del CFR y, después de un análisis inicial, se decide seguir adelante con su reclutamiento, el primer paso es por lo general concederle una beca
Rhodes. Si logran pasar con éxito esta primera prueba, se les ofrece una beca para estudiar en la London School of Economics.      Según sea necesario, los analistas de inteligencia del CFR son los encargados de producir sus propios Estimados Nacionales de Inteligencia (National Intelligence Estimates, NIE), pero eso es exactamente lo que no son, por el hecho de que han sido producidos desde el punto de vista de los intereses de los conspiradores, que difieren mucho de los Estimados Nacionales de Inteligencia producidos oficialmente por la CIA, que han sido hechos desde el punto de vista de los intereses de los EE.UU. Esto explica el por qué los NIE y otros tipos de alertas de inteligencia producidos por la CIA son ignorados (como veremos más abajo esto fue lo que ocurrió durante el Bogotazo) o son forzados a cambiarlos acorde a las necesidades políticas y propagandísticas de los conspiradores del CFR.      Típico de este tipo de estimado de inteligencia producido por agentes secretos del CFR es el artículo de George Kennan publicado en 1947 en Foreign Affairs, el órgano oficial del CFR, bajo el pseudónimo de “X”, en el que exponía su teoría de la “contención”; en realidad una teoría creada por los conspiradores del CFR. Según Kennan, el papel de los EE.UU. en la Guerra Fría que se avecinaba debía limitarse a contener la expansión del comunismo soviético, no a luchar para eliminarlo. Poco después, el presidente Truman hizo de la contención la parte central de “su” Doctrina Truman.       Por supuesto, muchos altos oficiales de las fuerzas armadas norteamericanas que consideraban que su misión no era contener al enemigo, sino derrotarlo, no estuvieron de acuerdo con la doctrina de la contención. Algunos de ellos, como los generales Curtis LeMay y Douglas MacArthur fueron difamados y sus carreras destruidas. Otros, como el general George Patton, fueron preventivamente asesinados.      Otro ejemplo de documento secreto creado por los conspiradores del CFR es el tristemente célebre NSC 200 (National Security Study Memorandum 200), atribuido a Henry Kissinger. Mantenido secreto por muchos años, el NSC 200 delineaba una política genocida de eliminación de la población en el continente africano, para facilitar que las corporaciones transnacionales saquearan sus recursos naturales y los africanos no pudiesen explotarlos y disfrutarlos. Nada ejemplifica mejor la implementación del NSC 200 que la invasión castrista de Angola en el otoño de 1975. En teoría, Castro ordenó la invasión de Angola para ayudar al líder nacionalista Agostinho Neto y evitar que las fuerzas apoyadas por el imperialismo se adueñaran del país. Pero, ¿cuál fue el resultado de la victoria de Castro en Angola?      Pocos meses después de que las tropas de Castro tomaron el control del país, Angola se convirtió en uno de los mayores socios comerciales de los Estados Unidos en África. Los bancos de Wall Street como el Chase Manhattan Bank, Bankers Trust, Citibank y Morgan Guaranty, dieron grandes préstamos a Angola. Los negocios de la General Motors, General Tire, Caterpillar, Boeing, IBM, NCR, Pfizer, Xerox y otras empresas estadounidenses, florecieron en el país. El 95 por ciento del petróleo de Angola se exportaba a los países occidentales. Los soldados de Castro protegían las refinerías en Cabinda de los posibles ataques de “saboteadores” y Castro era pagado en dólares por sus servicios. La mitad de la producción del petróleo del Golfo en Angola terminaba en las refinerías de los EE.UU. El consorcio De Beers controlaba las minas de diamantes. Ese fue el resultado directo de la política “antiimperialista” y “anticolonialista” castrista en Angola.      Más recientemente, el CFR produjo otro interesante estimado de inteligencia acerca de Irán. El estudio apareció publicado en el número de enero- febrero del 2012 de Foreign Affairs, en forma de un artículo de Matthew Kroenig con el título “Es hora de atacar a Irán. ¿Por qué un ataque es la opción menos mala?”. Por supuesto, Kroenig no explica que atacar Irán tal vez sea la mejor opción para los conspiradores del CFR, pero posiblemente la peor opción para el pueblo norteamericano.
     El Consejo de Relaciones Exteriores se ha convertido en la práctica en los EE.UU. en lo más parecido a un partido comuno fascista en el poder. Al igual que el Partido Comunista de la Unión Soviética, el Partido Nazi en Alemania, o el Partido “Comunista” en la Cuba de Castro, los miembros del CFR tienen reuniones secretas donde discuten la política del país y, a continuación, sus miembros infiltrados en el gobierno ejercen presión sobre los funcionarios para garantizar que estas políticas se lleven a cabo. Al igual que los miembros de un partido comunista o fascista en el poder, los miembros del CFR mantienen un estricta disciplina de partido: una vez que una política ha sido aprobada en sus concilios secretos, se convierte en la línea del Partido y la apoyan con toda su fuerza. Al igual que los miembros de un partido comunista o fascista, los miembros del CFR actúan en bloque, y la disidencia interna en asuntos clave no es permitida.      Aunque aparentemente el CFR no pasa de ser otro club más, compuesto de miembros adinerados de la costa este de los EE.UU., especialmente banqueros de Wall Street, el CFR es en realidad una organización muy secreta. Desde su creación, sus actividades han sido privadas y confidenciales. Es política del CFR no publicar las actas de sus reuniones. De modo que, si usted no sabe qué es el Consejo de Relaciones Exteriores, quiénes son sus miembros, cuál es el papel que ha tenido el CFR en la política exterior e interna de los EE.UU. y gran parte del mundo, o cuál es su objetivo secreto, usted no es una excepción, porque la mayoría de los propios estadounidenses lo ignoran. Y esta ignorancia no es por error, sino por designio, lo que explica por qué el CFR no se menciona en los libros de historia de los EE.UU. y apenas se menciona en la prensa, a pesar de que muchos editores de los periódicos, revistas y canales de televisión más importantes de los EE.UU. son miembros del CFR.      Estos miembros del CFR ejercen un control casi total sobre los medios principales de difusión de los EE.UU. (en realidad son dueños de la mayor parte de estos) y utilizan su poder para evitar que el CFR se convierta en el centro de atención de las masas. Prueba de esto es que en Baden-Baden, Alemania, en 1991, durante uno de los cónclaves secretos de los Bilderberg, una organización globalista internacional estrechamente ligada al CFR, David Rockefeller, Director del CFR de 1970 al 1985, agradeció efusivamente a los miembros de la prensa por mantener en secreto la existencia de su organización. Agradecemos al Was hington Post, New York Times, Time Magazine y otras excelentes publicaciones cuyos di rectores han asistido a nuestra reuniones y han respetado nuestra dis creción por casi cuarenta años. Hubiera sido imposible que pudiéramos haber llevado adelante nuestros planes para el mundo durante esos años si la luz de la publicidad los hubiese puesto al descubierto. Pero ahora el mundo es mucho m ás sofisticado y está preparado para marchar hacia un gobierno mundial . La soberanía supranacional de una élite intelectual de banqueros mu ndia les es mucho más preferible que la autodeterminación nacional de los últimos siglos.      Pero hoy día, fundamentalmente gracias a la Internet que ha actuado como una luz ultravioleta para revelar las bacteria nocivas, esta organización está perdiendo sus poderes de invisibilidad, y más y más personas han descubierto quiénes son, cómo operan, cuáles son sus planes y sus objetivos secretos y qué otras organizaciones que controlan directa o indirectamente.      Me refiero al Consejo de Relaciones Exteriores (Council on Foreign Relations, CFR), así como a sus organizaciones parásitas, tales como el Grupo Bilderberg, la Comisión Trilateral, el Foro Económico Mundial, la Organización de Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y otras similares. Y hay sobradas razones para preocuparse, porque los planes de los conspiradores consisten en eliminar no menos del 85 por ciento de la población actual del planeta y reducir los sobrevivientes a niveles de consumo preindustriales, en un gobierno global bajo su control total: lo que los conspiradores del CFR eufemísticamente llaman el Nuevo Orden Mundial.      Generalmente, cuando sus apologistas mencionan el llamado “Nuevo Orden Mundial”, lo endulzan con los calificativos, “más justo”, “más humano”, “más equitativo”, y otros por el estilo. Sin embargo, como veremos más adelante en este libro, si algo realmente caracteriza el nuevo orden mundial que los conspiradores piensan implantar es que es más injusto, más inhumano, y menos equitativo para las masas; una especie de maquiladora global.      El CFR publica la influyente revista Foreign Affairs. Si la mayoría de las predicciones que aparecen en sus páginas poco después se convierten en realidad, no es porque hayan contratado a los más calificados analistas políticos o los mejores videntes con sus bolas de cristal, sino porque, debido a su control del gobierno de los EE.UU. y de la opinión pública, fuerzan al gobierno y al pueblo norteamericano a que acepten sus planes traicioneros.      El CFR controla completamente tanto el partido Demócrata como el Republicano y, con pocas excepciones, ellos son los que han puesto la mayoría de los presidentes en la Casa Blanca. Tal como señaló el profesor de la Universidad de Georgetown y mentor de Bill Clinton, Carroll Quigley, probablemente el investigador que en más detalle ha estudiado el CFR. La creencia de que los dos partidos represe ntan ideas diferentes, opuestas en políticas, es una idea tonta. Ambas partes son idénticas, y ningún cambio electoral conducirá a un verdadero c ambio en la política, porque en realidad ambas partes persiguen los mismos fines.      Como un cáncer maligno, el CFR no sólo ha ampliado su influencia mediante la creación de filiales en las principales ciudades de los EE.UU., sino que también ha hecho metástasis en varias organizaciones importantes, todas ellas creadas y financiadas principalmente con el dinero de los Rockefellers, entre ellas, la Trilateral Commission, la Foreign Policy Association, los World Affairs Councils, la Brookings Institution, y la Carnegie Endowment for International Peace, tan sólo para mencionar algunas de las más importantes.      También tiene estrechos vínculos con organizaciones internacionales como el Grupo Bilderberg, la Organización de las Naciones Unidas, el Foro Económico Mundial y el Club de Roma. El objetivo final de estas organizaciones, expresado abiertamente por sus dirigentes, no es otro que la creación de un Nuevo Orden Mundial comunofascista controlado por las corporaciones transnacionales en las manos de los Rockefellers y sus compinches de Wall Street. Lamentablemente, en los últimos años los conspiradores han logrado establecer sucursales del CFR en varios países de América Latina.      Algunos analistas políticos han señalado que en los últimos tiempos el CFR se ha convertido en un departamento del gobierno de los EE.UU. Pero están equivocados. En realidad el gobierno de los EE.UU. es el que se ha convertido en una dependencia del CFR. La forma en que los agentes del CFR han logrado obtener un control virtual sobre el gobierno de EE.UU. ha sido infiltrándose en éste; una estrategia usada por los fabianos ingleses y por los servicios de inteligencia de todo el mundo. En la actualidad la mayoría de los altos funcionarios del Departamento de Estado, la CIA y las fuerzas armadas, así como muchos de los altos directivos, consejeros y miembros del gabinete presidencial, jueces de la Corte Suprema y miembros del Congreso de los EE.UU., son miembros del CFR.     Los conspiradores del CFR también han logrado infiltrarse con éxito en la mayoría de las universidades norteamericanas. La principal herramienta para el control utilizada por los conspiradores es el dinero, que generosamente distribuyen a través de la gran cantidad de fundaciones sin fines de lucro que controlan. Las principales de éstas son la fundaciones Carnegie, Ford, MacArthur, Mellon y Rockefeller, así como una constelación de fundaciones menores que reciben la mayor parte de sus fondos a través de las ya mencionadas. Estas fundaciones menores son utilizados como intermediarios para ocultar la verdadera fuente del dinero.      Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, los agentes del CFR infiltrados en el gobierno de los EE.UU. han mantenido un control total sobre el Departamento de Estado norteamericano. La mayoría de los secretarios de Estado, tanto durante los gobiernos demócratas y republicanos, han sido miembros del CFR. También controlan el Banco de la Reserva Federal que, contrariamente a la creencia común, no es una dependencia del gobierno de los EE.UU., sino una corporación privada. En el caso de la Agencia Central de Inteligencia, nunca tuvieron que infiltrarla, ya que, como explicaré en detalle más adelante, desde su creación, la CIA siempre ha estado totalmente bajo su control. Prueba de esto es que, cuando el presidente Truman disolvió la OSS al finalizar la Segunda Guerra Mundial y se negó a crear una Agencia Central de Inteligencia, el miembro del CFR Allen Dulles independientemente creó en secreto una organización de espionaje e inteligencia privada. Esta agencia operó por algún tiempo desde una oficina secreta en la mansión Harold Pratt en Manhattan, sede del CFR.      Finalmente el presidente Truman cedió a la presión de los conspiradores y creó la CIA. Unos años más tarde, ¿quién fue nombrado Director de la CIA? Nada menos que Allen Dulles. Después de Dulles, todos los directores de la CIA, excepto los más recientes, han sido miembros del CFR.      Inicialmente, las fortunas de la mayoría de los principales conspiradores;  apropiadamente llamados los “barones ladrones” (robber barons: Rockefeller, Carnegie, Morgan, Vanderbilt, y otros.) provenían de la industria del acero, los ferrocarriles y el petróleo. Pero el petróleo es un producto difícil de encontrar y costoso de explotar, y la construcción de ferrocarriles y la producción de acero también son difíciles y llevan tiempo. De modo que, a finales del siglo XIX, los barones ladrones descubrieron un nuevo producto mucho mejor y más lucrativo para acrecentar aún más sus fortunas: la venta de aire en forma de dinero fiduciario no respaldado por metales preciosos. Esto explica el por qué, sin abandonar sus negocios tradicionales, comenzaron a mover sus fortunas a la banca.      Los bancos son básicamente organizaciones criminales que roban el dinero de sus clientes usando una forma de estafa llamada “banqueo fraccional”, que esencialmente consiste en utilizar el dinero de otras personas para incrementar su propio dinero sin correr el riesgo de perderlo. A tal efecto los conspiradores crearon el Banco de la Reserva Federal y el Servicio de Impuestos Internos (Internal Revenue Service, IRS) para robarle al pueblo estadounidense el dinero que necesitaban para sus bancos. Luego compraron a políticos venales para que aprobaran leyes que autorizaron la creación de las llamadas fundaciones caritativas sin fines de lucro, que en realidad son una forma de ocultar su dinero de los ladrones oficiales del IRS. Esto explica el por qué en los EE.UU. los más ricos proporcionalmente pagan menos impuestos que los pobres.      En la actualidad, el capital financiero es la principal fuente de riqueza de los conspiradores que controlan el CFR. Y el negocio de prestar dinero, sobre todo a los gobiernos, ha demostrado ser muy lucrativo. Pero, para hacerlo, pronto se dieron cuenta de que, al igual que los prestamistas usureros tradicionales, necesitaban tener un brazo fuerte para castigar a los pocos que se atrevieran a dejar de pagar los intereses de sus préstamos.      Inicialmente, los conspiradores utilizaron para este propósito a las fuerzas armadas de los EE.UU. Este fue, por ejemplo, el verdadero propósito por el que Teddy Roosevelt creó la “Gran Flota Blanca”, que envió a navegar alrededor el mundo mostrando la bandera de Estados Unidos (en lugar de la bandera de la calavera y los fémures de los piratas de Wall Street) a fin de amedrentar a posibles incumplidores recordándoles el poderío militar de los banqueros. Esto es lo que apropiadamente se llamó la “diplomacia de las cañoneras”.
     Por mucho tiempo la infantería de marina de los EE.UU. fue el brazo militar de los conspiradores de Wall Street. Paradójicamente, uno de los críticos más acérrimos de los conspiradores fue un digno oficial de la Infantería de Marina norteamericana altamente condecorado, el Brigadier General Smedley D. Butler.      Tal como el General Butler lo expresó sin pelos en la lengua en su libro La Guerra es un Pillaje. En 1914 contribuí a que México, en especia l Tampico, f uera terreno seguro para los intereses norteamericanos de petróleo. Contrib uí a que Haití y Cuba fueran un lugar seguro para que los muchachos del National City Bank engrosaran sus ganancias. C ontribuí a que los banqueros de Wall Street saquearan media doc ena de repúblicas en América Central. La lista del pillaje es larga. En 1909 - 1912 , ayudé a pacificar a Nicaragua en beneficio de los banqueros de la Brow n Brothers. Lo mismo hice en la República Dominicana en 1916 para benefi cio de los intereses azucareros norteamericanos.      Desafortunadamente, debido al hecho de que los conspiradores siempre han ocultado sus actividades delictivas bajo un manto de legalidad proporcionado por el gobierno de los EE.UU., los marxistas, izquierdistas y revolucionarios de todo el mundo empezaron a culpar a los Estados Unidos y a su pueblo por las acciones criminales de la mafia de Wall Street. Este fue el verdadero origen del llamado “imperialismo norteamericano” o “imperialismo yankee”, que en realidad es el imperialismo de los magnates petroleros y los banqueros de Wall Street. Por lo tanto, no es una coincidencia que la mayoría de los principales críticos norteamericanos que señalan al “imperialismo norteamericano” como la principal fuente del mal mundial han sido directa o indirectamente financiados por la propia mafia de Wall Street a través de sus fundaciones “caritativas”.      La mayor parte de los oficiales de la Oficina de Servicios Especiales (Office of Special Services, OSS), la agencia de inteligencia norteamericana durante la Segunda Guerra Mundial, eran abogados y banqueros de Wall Street o sus hijos. Sin embargo, existe abundante evidencia que prueba que los banqueros de Wall Street tuvieron un papel cardinal en ayudar a que Hitler tomara el poder en Alemania, y más tarde hicieron negocios con la Alemania nazi antes y durante la guerra. Por lo tanto, tiene sentido pensar que muchos de los que se unieron a la OSS no lo hicieron por patriotismo o altruismo, para luchar contra los nazis, rescatar a los judíos o proteger los intereses del pueblo estadounidense, sino para proteger sus propios intereses mezquinos.      En realidad, uno de los objetivos principales de la misión secreta de la OSS durante la Segunda Guerra Mundial fue ayudar a que los mayores criminales de guerra nazis, en especial los oficiales de las SS, escaparan a la justicia y pudiesen esconder el oro que habían robado. Otro objetivo importante era proteger empresas alemanas como la I.G. Farben, que había estado colaborando estrechamente con los nazis mientras estaba asociada con varios bancos de Wall Street.      Tal como lo fue la OSS, la CIA ha sido durante muchos años el brazo fuerte oculto de la mafia de Wall Street. Los banqueros la han utilizado para imponer sus deseos a las víctimas que se han negado a aceptar las reglas ilegales impuestas por organizaciones criminales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otras que han creado. Para llevar a cabo sus actividades delictivas, la mafia de Wall Street comúnmente se vale de la extorsión, las amenazas, los asesinatos, las agresiones económicas y la agresión física directa de todo tipo, incluyendo la guerra convencional y la guerra psicológica mediante operaciones encubiertas.      Actuando en nombre de los conspiradores, algunos miembros del CFR han cometido genocidio y asesinatos masivos, llevado a cabo guerras sin provocación, realizado operaciones de guerra psicológica contra los pueblos de América Latina y otras partes del mundo, y derrocado líderes legítimos de muchos países por medio de golpes de estado y asesinatos, entre ellos algunos presidentes de los EE.UU. Aún más, sistemáticamente los conspiradores han cometido fraude y robo de dinero, propiedad y recursos naturales del pueblo estadounidense y los pueblos del mundo.      Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, el número de miembros del Consejo de Relaciones Exteriores en puestos clave del gobierno norteamericano ha ido en aumento. El Consejo ha logrado infiltrar sus agentes en el gobierno hasta convertirlo prácticamente en su dependencia. En los últimos 50 años, casi todos los Presidentes, así como los Secretarios de Estado, jueces de la Corte Suprema y Directores de la CIA, han sido miembros del CFR. El número de altos oficiales de las Fuerzas Armadas miembros del CFR va en aumento. La gente más influyente en los medios masivos de comunicación son miembros del CFR. Las fundaciones controladas por el CFR financian casi todos los grupos izquierdistas, procastristas y antinorteamericanos en los EE.UU, y muchos en el extranjero. 3. La destrucción de Rusia y la creación de la Unión Soviética.

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JORGE ELIESER GAETAN, CANDIDATO POLITICO A 
LA PRESIDENCIA DE COLOMBIA
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MERONDEANDO LOS TUMULTOS
FIDEL CASTRO Y SU BANDA EN BOGOTA 1948
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ESCENAS DE BOGOTA, TRAS LA MUERTE DE LIDER
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IDEOLOGIA MARXISTA, MOSTRADA AL MUNDO
MAS FUEGO EN BOGOTA EN 1948
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PRENSA DE LA EPOCA 9 DE ABRIL 1948
¿DEBUTO EN ESO FIDEL CASTRO?