NO AL CHANTAJE DE LA JUVENTUD
PALABRAS DE MONSEÑOR VICTORIO BONAMÍN, BUENOS AIRES, 1963
PALABRAS DE MONSEÑOR VICTORIO BONAMÍN, BUENOS AIRES, 1963
"Permitidme
aconsejaros que resistáis al halago de ciertas manifestaciones seniles
de un vicio no desconocido en la Argentina, que se llama efebolatría, y
que pudiera haceros equivocar respecto al aprecio que se tiene de
vosotros en la sociedad. Efebolatría, es la actitud de quienes hacen un
culto del efebo, es la perversión de quienes, olvidando que a la
juventud hay que cultivarla y no adorarla, le rinden culto idolátrico y
se arrodillan delante de ella, elevándola sobre el altar, como si sólo
bastara el ser ¡oven para ostentar todos los valores, sin necesidad de
cultivarse, corregirse, cercenarse, perfeccionarse. Nunca se os pondrá
suficientemente en guardia contra estas voces de sirena que pueden
venir de ambientes interesados en doblegar vuestra juventud delante de
los ídolos de las vanidades profanas.
San Pablo escribió a su discípulo Timoteo una frase que vale por una admonición para todos los jóvenes: "Nemo adolescentiam tuam contemnat", que quiere decir: No permitáis que tomen en solfa vuestra juventud; no toleréis que se haga chantaje con vuestra juventud; no consistáis la sofistiquería de vuestra juventud; exigid a los hombres, políticos, intelectuales o rectores, exigid a todos el respeto de vuestra juventud. Lo menos que debéis pedir es que no la tomen en broma, y que no la hagan plataforma de sus trasnochados gestos de fantoches y muñecos, con nostalgias de frustraciones del erotismo y de ciertos vicios de invertidos otros. Recordad la inmortal sentencia de Paul Claudel:
LA JUVENTUD NO FUE HECHA PARA EL PLACER SINO PARA EL HEROÍSMOSan Pablo escribió a su discípulo Timoteo una frase que vale por una admonición para todos los jóvenes: "Nemo adolescentiam tuam contemnat", que quiere decir: No permitáis que tomen en solfa vuestra juventud; no toleréis que se haga chantaje con vuestra juventud; no consistáis la sofistiquería de vuestra juventud; exigid a los hombres, políticos, intelectuales o rectores, exigid a todos el respeto de vuestra juventud. Lo menos que debéis pedir es que no la tomen en broma, y que no la hagan plataforma de sus trasnochados gestos de fantoches y muñecos, con nostalgias de frustraciones del erotismo y de ciertos vicios de invertidos otros. Recordad la inmortal sentencia de Paul Claudel: