miércoles, 17 de octubre de 2012

¡SALVESE QUIEN PUEDA!




¿SÁLVESE QUIEN PUEDA?


Será que hemos llegado a éste estado de cosas, me pregunto. Porque ya hemos pasado del miedo al terror. Y como para ejemplificarle la diferencia, me remito a una cita que no me pertenece: “miedo es que te metan un paraguas por el culo, terror es que lo abran una vez que lo hayan metido”.
Si le enoja la vulgaridad, ¡pues enójese!. Me hago cargo de la misma. Mejor haga una cosa; ¡no me lea!; ni yo se lo pido, ni Ud., está obligado a hacerlo. Esto por ahora, y en cuanto tenga que ver conmigo. Haga uso del derecho que le asiste…por ahora. Todavía cuenta con una amplia diversidad de artículos a los que poder recurrir, y que se adecuen mejor a su modo y manera de sentir…¡y no me estoy refiriendo en éste caso al paraguas, créamelo por favor!.
La bandeja de entrada de mi página se llena de mensajes desalentadores, si es que todavía queda lugar para el desaliento. Mensajes consistentes y poco consistentes. Mensajes robustecidos por documentos, algunos refutables, otros irrefutables. Los paso como quien cuenta ovejas en un sueño placentero. Lo que no puedo dejar pasar, y se convierte en una verdadera pesadilla, es la realidad. Una realidad que me muestra que la mano criminal se agudiza de manera tal que entonces sí, consigue que el paraguas se abra; que no puedo dejar pasar. Que me hace sentir como un ser inanimado, incapaz de enfrentarle. Pero lo que es peor aún, consciente de no tener a quien recurrir para que definitivamente ponga término a ésta pesadilla que también es la suya. Quizá no esté bien, me atribuya esa preocupación que siento por Ud., por su familia, por su vida, por la de ella.
La tan mentada solidaridad de la que tanto alarde hacemos, no se remite a enviarle un colchón meado y cagado a quien no lo tiene. No se remite al diezmo que dejamos dentro de la vasija de quien pide limosna. No se remite a proveer de alimento a quien no tiene con qué alimentarse, ¡carajo!. Tampoco con el congregarse alrededor del féretro “del que se llevan”, aplaudiéndole como si se tratara de un gesto de reconocimiento. ¿Reconocimiento a qué?. ¿Acaso a que haya sido él o ella la víctima y no alguno de nosotros?. ¿De qué carajo estamos hablando?. ¿Cómo nos atrevemos a expresar de semejante manera nuestras miserias humanas?.
¡Señores, acá se está matando gente…mucha gente!. ¿Se trata acaso de rogarle a Dios que nuestro turno no haya llegado?. ¿Tan hijos de puta podemos ser?. Ésta última pregunta se la formulo a Ud., no necesito formulársela a quienes tienen el deber indelegable de preservar nuestras vidas y nuestro patrimonio. ¡Doy por hecho que no existe voluntad política para poner término al peor de los flagelos que puede asolar a una sociedad!; ¡doy por hecho que SÍ existe voluntad política para generar cada día que pasa mayor zozobra!. ¿Como concebir de otra manera la creación y actividad del denominado Vatayón Militante?, ¿cómo concebir de otra manera la proliferación del grupo liderado por Milagro Sala en Jujuy?. A veces, hasta llego a pensar que se produce una suerte de efecto físico que hace posible que teniendo las cosas tan a la vista…tan pegadas a los ojos, impide que alcancemos a verlas. De otra manera, debería llegar a la penosa conclusión que formamos parte de un “racimo enorme de pelotudos”. Perdone.
El miedo, el terror, es patrimonio de todos los mortales. O cuando menos de todos los mortales bien nacidos, bien paridos, que son en definitiva “los que se están llevando puestos” los mal nacidos, los mal paridos. ¿Qué hacer entonces?. Pues sencillamente ¡SOBREPONERSE AL MIEDO!. ¿O acaso prefiere quedarse sentado a las puertas del cadalso, rogando le haya tocado número alto?. Además, y si Ud., se sobrepone al miedo, no le dará lugar al terror. ¡Evitará entonces le metan el paraguas en el culo, y de hecho el que ya dentro de él, se lo abran!. Si se trata de un sueño que todavía no pudo ver cristalizado, ¡es otra cosa!...¡allá Ud., con sus apetitos y sus sueños!.
¡Puede putearme; siéntase con todo el derecho a hacerlo!. ¡Si tiene la intención de felicitarme, hágalo por favor, solo en caso de tener la convicción que ha sabido sobreponerse a ese MIEDO que paraliza, y le deja a merced de las tantas bestias humanas que se multiplican como conejos.
¡Cuando asesinan a un semejante inocente, lo están asesinando a Ud., asúmalo!...¡DESPIERTE! antes que sea demasiado tarde…¡y se está haciendo demasiado tarde, créame!.
Ricardo Jorge Pareja