miércoles, 17 de octubre de 2012

CIZAÑA: HASTA ENTRE ELLOS ES SEMBRADA

Obispo (*) despide a sacerdote por decir Misa

Capellán militar echado como un perro
(Sin darle posibilidad de defensa alguna)
Mons. Candia: ¿Por qué echó a un sacerdote fiel?
La noticia es vieja (qué contradicción), pero no hemos podido hablar de ella hasta ahora. El padre Gerónimo Fernández Rizzo, excelente y fiel sacerdote, ha sido expulsado de su cargo como Capellán de la Gendarmería, y no por el Estado sino por el (*) Administrador Diocesano del Vicariato Castrense, Mons. Pedro Candia.
Recordemos que, desde 2007 cuando renunció por límite de edad Mons. Antonio Baseotto, la sede del  Ordinariato permanece vacante por el conflicto desatado oportunamente a raíz de la interpretación tendenciosa que el Gobierno hizo de unas declaraciones de este Obispo.
Recordemos también, para los amigos lectores que nos visitan del exterior, que en las últimas semanas se produjo en la República Argentina un hecho tan grave como inédito: el personal subalterno de la Gendarmería, de la Prefectura y en parte de la Armada de Guerra, protagonizaron una protesta  cuyo objeto era peticionar a las autoridades les restituyeran el importe de sus sueldos que habían sido disminuidos.
En esas circunstancias, el Domingo  7 de Octubre pasado, un grupo de gendarmes que con sus familias estaban en el exterior del Edificio Centinela, sede de esa fuerza, solicitó al Capellán Mayor de la misma, Pbro. Rubén Darío Bonacina, que celebrara en el lugar la santa Misa para poder cumplir con el precepto dominical.
El Capellán Mayor declinó celebrar, quizá por temor a represalias del Gobierno, por lo cual los gendarmes invitaron al padre Gerónimo Fernández Rizzo, destinado en Campo de Mayo, quien se trasladó al lugar para cumplir con sus deberes de sacerdote: celebrar la Misa e impartir los sacramentos; de modo que los presentes en el lugar pudieran cumplir con el primer precepto de la Iglesia: Asistir al Santo Sacrificio los Domingos y fiestas de guardar.
En las primeras horas del Lunes 8 de Octubre se recibió en el Destacamento Uno, donde el padre Fernández Rizzo prestaba servicios, el siguiente comunicado:
"Por disposición de esta instancia, y conforme al decreto 108/12 del Administrador Diocesano del Obispado Castrense de la República Argentina, dispúsose que a partir del 8 de Octubre 2012, cesa como capellán castrense de la fuerza, el Pbro. Gerónimo Esteban Fernández Rizzo, con prestación de servicios pastorales en el Destacamento Uno. Notifíquese al causante mediante acta de estilo y elévense a esta instancia las constancias documentales para ulteriores trámites".
El padre Fernández se enteró de su despido por los propios gendarmes. Sus hermanos en el presbiterado no tuvieron la caridad de llamarlo personalmente. Es decir: ¡fue echado como un perro!
Hay quien dice que cometió el error de celebrar la santa Misa sin consultar antes con su superior jerárquico, con jurisdicción en el lugar del "delito"; el Pbro. Bonacina quien abandonó a sus fieles desertando de su misión.
Aunque así haya sido, es a todas luces desproporcionado el castigo para tal falta. Hubiera bastado con una admonición, un breve arresto militar, etc.
No puede tampoco invocarse el estado de "Motín", en el que algunos dicen que estuvieron incursos los gendarmes del caso. Para dar un ejemplo extremo: en toda guerra, la Iglesia no hace acepción de bandos, aunque alguno pudiera tener más razón que el otro, a la hora de suministrar los sacramentos a los católicos involucrados en los enfrentamientos.
Conociendo la valía del padre Fernández y su compromiso con la doctrina íntegra del Evangelio puesta al servicio de los demás, más parece que aprovecharon la oportunidad para sacarse de encima a un sacerdote que no se alineaba con la política de disimulo de la fe que se sigue desde ese Ordinariato.
Baste recordar que varios de sus pastores comienzan las ceremonias religiosas castrenses ¡EVITANDO HACER LA SEÑAL DE LA CRUZ!
Llama la atención que Mons. Pedro Candia, un oficial que renunció al Ejército Argentino para seguir la vocación sacerdotal, esté presidiendo lo que parece ser la descomposición interna del Vicariato.
Muchos recuerdan que, cuando estudiaba en el Seminario de San Rafael, sus compañeros lo llamaban "Torquemada" por su firme adhesión a la ortodoxia católica.
Se recuerda también que el ex presidente Néstor Kirchner se refería a él como "Carapintada", catalogándolo así entre los sectores más duros del Ejército.
Pero el tiempo pasa, y las ambiciones suelen ablandar los más sólidos principios. Ser obispo requiere de muchos renunciamientos en esta época. Hay quien dice que, para obtener el solideo morado, hay que avenirse a prestar un juramento anticatólico... 
De todos modos, que no sufra mucho el padre Rizzo, salvo la nostalgia de verse alejado de las personas que por tanto tiempo guió.
Él no merece estar en un sitio desde el cual, según las últimas informaciones, se está levantando un olor muy pútrido.
Ahora veamos al padre Fernández Rizzo en sus declaraciones por Canal 26: