domingo, 21 de octubre de 2012

¡NO LLORES POR MI ARGENTINA!


 

De un amigo de facebook recibía este artículo, que consideré valiosa su difución por diversos aspectos de su contenido. Pese que nada es una revelación acerca de los traidores embates a que seríamos posteriormente receptores los argentinos, si hubiésemos tenido en cuenta de donde provenían esas "invasiones premeditadas". Quien algo conoce de historia del país, con citar solo dos manifestaciones de políticos del pasado encontraremos asidero al descalabro actualmente formalizado. Como diputado nacional, en 1894, José Manuel Estrada pronunció como proféticas estas palabras "Veo bandas rapaces movidas por la codicia, la más vil de todas las pasiones enseñoreándose por el país, dilapidar sus finanzas, pervertir su administración, chupar su substancia, pavonearse insolentemente en las más cínicas ostentaciones del Fausto, comprarlo y venderlo todo hasta comprarse y venderse unos a otros a la luz de día”. El caudillo Don Hipólito Irigoyen, visualizando pasos similares que se acercaban dijo "No me preocupan los de afuera que nos quieren comprar, sino los de adentro que nos quieren vende". No creo que en tiempos que pasaron, ni de aquellos visionarios, que sus palabras hayan sido mas que voces de alertas para evitarnos el saqueo que hoy nos acosa.
 Las palabras de Churchil han sido perfectamente "obedecidas",como todas sus acciones a un Imperio Anglo-Sionista que influye en la elección de nuestras gobiernos y desde ahí en nuestra educación.   
 REVISTA FUERZA DE DEFENSA Y SEGURIDAD – ESPAÑA
Lloro por ti Argentina
Jueves 26 de Abril de 2012
 
 Cuando en la década de los 90 los Kirchner –la hoy presidenta era entonces legisladora provincial– apoyaron a Menen en Santa Cruz para conseguir la privatización de YPF a cambio de más de 1.000 millones de dólares para los santacruceños, dineros cuyo fin se vinculó en los medios a oscuras cuentas en Suiza del matrimonio en una escandalosa historia que sigue sin aclararse, sólo uno de los 5 legisladores nacionales de Santa Cruz que votaron la privatización lo hizo a favor. Carambolas del destino, aquel es el hoy ministro de Defensa: Arturo Puricelli. Cabría preguntarse hasta qué punto Puricelli lamenta hoy aquella decisión, pues a juzgar por las acusaciones respecto al destino último de las compensaciones monetarias para Santa Cruz, quien a buen seguro no se arrepiente es la propia presidente Kirchner. Cualquier país tiene derecho a adoptar las decisiones que estime respecto a la explotación de sus recursos naturales, con el único escollo del respeto a la legalidad internacional.
Pobre o nulo aval para un país gobernado a bandazos, regido sin estrategia bajo los intereses de turno, sean estos del color que toque y bajo el más dañino populismo. En el camino se ha pisoteado a sus propias Fuerzas Armadas y hundido a la en otro tiempo floreciente industria de defensa nacional. Hoy Puricelli viaja sin tregua por la región buscando acuerdos: pongan a remojar las barbas aquellos con quien se siente.
De no ser por sus consecuencias, la expropiación-expoliación de YPF sería otro capítulo más en el anecdotario de pandereta de un Gobierno que tuvo que echarse atrás, pues las risas y el llanto traspasaron fronteras, ya que pretendía hace unos meses prohibir la importación de libros y revistas argumentando que el plomo contenido en la tinta dañaba la salud. Irresistible no reproducir aquí las palabras del vicepresidente tercero de la Unión Industrial y de la Federación Argentina de la Industria Gráfica: “Uno manosea el libro y posiblemente ponga el dedito en la lengua para cambiar la hoja. Es una medida seria”. Ahí lo dejamos.
Argentina, el país con más contenciosos internacionales en el ámbito del comercio abiertos, se ha hecho de nuevo un flaco favor. ¿Quién puede fiarse de los destinos de sus inversiones en suelo argentino y qué garantías ofrece quien expolia y pisotea bajo la ley del “porque me da la gana y puedo”?. Según el viento que sople, cualquier contrato puede ser papel mojado mañana o dentro de tres años. Hay una frase que se atribuye a Wiston Churchill en 1945: “No dejen que Argentina se convierta en potencia. Arrastrará tras ella a toda América Latina”. El mandatario británico puede estar tranquilo en el más allá, Cristina Fernández Kirchner hace cada día ingentes esfuerzos por evitar dirigir una potencia.