por el Lic
Gustavo Adolfo Bunse 6/11/2012
“La pituitaria humana…
puede pasar por alto cualquier cosa
salvo el olor a los cadáveres
cuando quedaron al aire libre” H. Ibsen
La ceguera y el desprecio… suelen acometer a los innobles… cuando súbitamente se hallan frente al escenario donde yace, exánime, el cuerpo de un derrotado.
Quienes
antes se erguían muy cercanos a su sombra… y hasta algunos muy amigos… huyen disimuladamente
como ratas... y la abandonan sin piedad. La desbandada es tan evidente y tan
desdorosa, que incluso alcanza a verse como se
inventan
disfraces de todo estilo para justificar el escape.
Incluso, tal vez…, también ignora específicamente, el rumbo para huir.
Transita en zigzag, formando una enorme nube gris… que la envuelve en el peor
pábulo de confusiones desde que llegó a Balcarce 50.
Sus voceros, superan con holgura la incoherencia y la contradicción.
Aún peor =
Ya invaden… alegremente… la pérdida absoluta de la noción de prójimo, en un
enorme delirio de falsificación de la agonía.
“ Es la
derecha paga” “ es un atentado a la democracia”
“Es destituyente”.… “no es espontáneo”
Ella ha propiciado… y hasta se puede
afirmar … que ha instruido a su cohorte de adulones para que se dinamite por
completo el sentido de las proporciones con este tipo de inconsistencias
vergonzosas.
En materia de credibilidad … timoneando hacia las rocas… la emperatriz del mal... sabe perfectamente que, con su mano, encalló la República.
En lo que va de su gobierno, no pudo detener en ningún momento su propio
derrumbe estrepitoso. Más de veinte
problemas graves fueron agregándose, uno por uno, al escenario desastroso que
nunca quiso abordar y que… desde ese
descarrilamiento interminable, ha venido a golpear ahora los bordes mismos de
una cadena de constancias que son más que abrumadoras.
Los manotazos
para buscar excusas en el exterior… son, sin duda alguna… su mayor tragedia.
Por cuanto… es precisamente el marco externo… lo único
que aún la ayuda. Y sus cómplices
proceden insólitamente... como en un
teatro en el que representan una comedia trágica
Una
payasada ilustre... como las que describe Dante en sus ensayos... una salvajada
mentirosa arrancada de cuajo de “De
vulgari eloquentia”.
Saben que
dicen una cosa absolutamente mentirosa y ridícula… pero la sostienen... porque les consta que hay un enorme
porcentaje de gente que no alcanza a comprender semejante desvarío por una
subcultura o una enorme marginalidad y... así... en ellos queda anidando la
duda.
Manotean, casi grotescamente, alguna solución de jardín de infantes.
Y tratan de ensayar, con la tenacidad de una mula, un histrionismo tan módico,
que bascula entre la conmovedora adulación a los pobres y la paranoia de las
mayores conspiraciones periodísticas.
Cuando la extravagancia hace carambola con el ridículo, hay que hacer un gran
esfuerzo para no sospechar que se trata de una burla.
Nos está mintiendo a la cara y ni siquiera se esfuerza por ser creativa.
Ella falsifica hasta el café que le sirve a las visitas... y no es una actitud
nueva, por cuanto ya llega a unos límites de tal delirio... que, como dijo Mark
Twain, nos hallamos hoy aquí... como quien esto escribe, pidiendo por favor... que
nos mienta con un poco más de seriedad.
Es la huida hacia adelante de una mentira dicha sobre otra... para formar este
enorme cuadro de salvajadas que ya han logrado mutilar la fe pública y que además,
por la insuficiencia tan pueril de la tramoya, resulta un insulto burdo a
nuestra inteligencia.
Para morir de un modo virtual, necesitan falsificar su agonía.
Pero
histórica en sudamérica… y no sólo en el país.
Y como
contraparte estará ella... como negadora patológica, asistiendo a los funerales
de su gestión pero también al velorio de la República.
Como los
mafiosos en un velorio... se querrá despedir a tiros...
Una mujer de negro. Una funebrera
singular, aprendiz de ave rapaz, seleccionada un día como arquetipo magno de una gloria de
alcantarilla.
Una
apasionada por la necrofagia política... y falsificadora de la valentía para
combatir los íconos del desencanto popular.
Para vencer
únicamente a los que ya están muertos.
Con las disidencias formidablemente multitudinarias y en silencio ante su
vista… el 8 de noviembre la “mujer de negro” querrá terminar rápido con la visión insoportable de ese velorio de su
gestión en carne viva... y querrá descender
de su sitial a empuñar el cajón institucional para inhumarlo - sin demoras – en
el cementerio menos conocido que pueda regresando rápido... a su trágico sistema
planetario... a su averno personal... donde el sol no existe.
Querrá cambiar la muerte de su gestión por la de todas las instituciones
que ella misma colonizó y querrá disimular una inhumación con otra llevando un
pobre féretro, con todo el
séquito de su increíble teatro de verdaderos dramaturgos truchos. Esquilos del
subdesarrollo.
Habrá una mueca en su boca... que se abrirá sólo para conmover a la piara
con tono amenazante... y asegurarse, allí mismo, que todo se cuente y se interprete como ella
quiere... con la mirada ortopédica de su Ley de Medios.
La mujer de
negro está dispuesta a despedirse a balazos, como en Siria, como en Libia... como
en las comarcas de sus amigos totalitarios.
Nadie sabe
cuando lo hará... Ella encontrará la
hora.
Está
dispuesta... sin la menor reverencia... a llevarnos a todos al peor lugar... pero quedarse
ella en la puerta... entregándonos las llaves de la bóveda... y también las del cementerio.
Lic Gustavo Adolfo Bunse