¿Vio cómo fanan, vio? (El nuevo Preámbulo)
¡No! En este caso no me refiero a los “fanos” cometidos sin solución
de continuidad por los gobernantes de turno, un turno que, si no nos
animamos a detener, se va a convertir en un “eturno calvario”. Me
refiero a los fanos a “casas de departamentos”, ésas donde Ud.
supone que vive, cuando en realidad, se muere de a poco. ¿O acaso no me
dijo que su primo, que apenas tiene 40 años, sufrió un ACV que lo tiene
postrado y en estado vegetativo? ¡Claro, al tipo le entraron cuando
estaba lo más campante en su casa, la de él, acompañado de su esposa y
sus dos pequeños hijitos! Ud., en cambio, se puede llamar dichoso, toda
vez que le dejaron en pelotas pero en “ausencia”. O sea que Ud. no
estaba en su casa cuando le palanquearon la puerta de entrada y salida,
sin que los vecinos del piso, del de arriba o del de abajo, escucharan
un jocara. ¡Eso le pasa por no haber querido gastarse unos
mangos en poner una puerta de siete placas… madera, acero, madera,
acero, madera, etc., y las nueve cerraduras que le aconsejara colocar el
cerrajero, a punto ya de convertirse en el nuevo millonario del barrio.
Ahora me dice que un vecino le dio bola, y entonces le tiraron abajo la
pared, entrando por el “boquete”. ¡Perdone!… ¿en qué barrio muere de a
poco Ud.? Me dice que muere de a poco en el barrio de La Recoleta. ¡Y
bueno, querido, a quién se le ocurre! Tiene a la 31 y a la 31 bis a
pasitos nomás. ¿Por qué no se viene a Flores? Le digo más… por acá
tenemos a la 1-11-14, y la cosa funciona de otra manera. Directamente lo
matan, cumpliendo a rajatablas con la nueva ley que avala la muerte
digna, ¿comprende? Evidentemente tiene Ud. un jodido componente
masoquista dentro de su estructura física y mental. ¡Es verdad!; por ese
lado tiene toda la razón del mundo. Ahora se andan pavoneando por la
calle, y “como si nada”, los muchachos del Vatayón, que son los que
deberían estar adentro pero están afuera, en tanto Ud. sigue adentro, y
apenas se toma el tiempo necesario que le permita “hacer las compras”
para luego alimentarse a piacere con 6 mangos por día.
También me dice que esa puerta que le sugiero vale tanto o más que todo
lo que le puedan “fanar”, y además teme que terminen llevándosela. Ud.
se ha convertido en un empedernido pesimista, perdone que se lo diga,
Ud. magnifica todo. ¡Tómese las cosas con soda, hágame caso! Ahora me
dice que la soda le provoca gases. ¿No le digo? ¡No hay por… a que le
venga bien!, en tanto a algunos Jueces de la Nación que son ejemplo,
toda por…a les viene bien. Me dice que hay cosas a las que no está
dispuesto a renunciar. ¡Déjese de joder, por favor!… ¡Deje de mentirse!
Ud., que ha renunciado a los derechos más elementales que le concede la
Constitución a la que también le queda poco tiempo de vida, pretende
convencerme de que no es capaz de entregar “el marrón”. Le confieso que,
cuando me pongo a conversar con Ud., las sensaciones que me quedan son
más encontradas que amigos que se ven todos los días. Por un lado, lo
veo bien inspirado, honesto, trabajador, sensible, buen padre, buen
esposo, buen amigo, buena persona. Por otro lado, me quedo con una
suerte de “Planta” de interiores o exteriores, donde el perro, que tan
mal acostumbrado tiene, hace sus necesidades, las del perro. ¡Y si un
perrito, que es el animal más tierno y dócil que Dios ha puesto sobre la
tierra, se toma semejante permiso, ¿qué queda para ese ser humano a
quien la sociedad hipócrita, discriminativa, no le ha brindado la
posibilidad de integrarse a ella, así sea cobrándose la vida de un
semejante, apenas de vez en cuando? ¿O acaso no leyó siquiera la teoría
del Eugenio Zaffaroni, quien asegura que el concepto de “persona” es
incompatible con el de “peligrosidad”? Pero le tengo una novedad. Estuve
espiando los borradores del Eugenio, respecto de la reforma del
Preámbulo de la Constitución Nacional. Se lo paso. Tome nota:
“Nosotros, los hacedores de esta nueva Letrina, reunidos en un Telo
de Pasajeros del Calafate, contra la voluntad de las Provincias y los
provincianos que las componen, en detrimento de pactos obsoletos, con el
objeto de construir la libanización territorial, aniquilar la justicia,
recontraenquilombar la paz interior, proveer la indefensa común,
promover el malestar general, y cercenar los beneficios de la libertad
para todos los habitantes, para la posteridad de esos habitantes, y para
todos los tránsfugas del mundo, incluidos homicidas, narcos, chorros,
pedófilos, violadores, secuestradores extorsivos, arrebatadores, pungas,
y otros de calibre menor, que quieran pisotear el suelo letrino,
invocando la protección de Él, fuente de toda razón y choreo, ordenamos,
decretamos, y establecemos esta condena para la nueva y enorme
Letrina”.