OPINIÓN:
Tengo el placer de
que el “Quijote”, me haya publicado mi nota
número cien. A un loco como el que suscribe se le perdonan las veces
que se puedan reacciones y palabras duras que no se perdonarían a una persona
cuerda. Y así, la locura en literatura como en el periodismo sirve también para
exponer con libertad las opiniones críticas sin miedo a la censura. Y
efectivamente, en “Don Quijote” lo hacen Y lo hace muy bien. En cambio lo único
que este columnista intenta es la de cumplir con tres
principios básicos: decir la verdad, ser
claro, e instructivo.
Tres principios que a primera vista
se los puede ver como elementales pero son muy valiosos en estos tiempos
aciagos. Pero
así tiene que ser. El periodismo
está para eso, para decir la verdad, para decirla de tal manera que se la
entienda y, de paso, para aportar datos que puedan ser útiles. Decir la verdad,
la verdad objetiva, la verdad evidente en estos momentos de crisis y de falta
de libertad para exponer sin ser criticado ni censurado no es tarea fácil. Es tal vez la necesidad
imperiosa de expresar mis ideas y la de ponerme en comunicación con los
lectores del Quijote, estableciendo contactos que son para mí perdurable
lo que me impulso a escribir. Una nueva forma distinta a mi profesión de abogado de establecer
vínculos entre distintos seres humanos. En ese sentido no
quiero olvidarme de Don Francisco Silvela, académico
español del siglo XIX que magistralmente afirmó: “Dondequiera que un pueblo ha tenido conciencia de
su fuerza, medios para realizarla y desenvolverla. Conciencia, por lo tanto, de
su personalidad. Dominio de sí mismo, bajo todas las formas de gobierno y
bajo todas las edades de la historia, ese pueblo tiene siempre su
periódico, y consagra siempre una parte considerable de su inteligencia,
de su vida, al examen de los hechos diarios que forman su existencia misma, al
conocimiento y al juicio de sus hombres y crítica de sus actos, a la noción, en
fin, de todo lo que es su vida, de lo que es la dirección de sus destinos y de
su espíritu, y esto y no otra cosa que el periodismo, antes y después de
la invención de la imprenta expresado por algunos diarios como en el que
escribo.
Notable interpretación que - a pesar del tiempo transcurrido- sigue teniendo vigencia. Concepto que identifica al QuijoteyelsigloXXI con la parte de la inteligencia de un
pueblo consagrada al examen de los hechos, al juicio de sus hombres y crítica
de sus actos en fin a todo lo vinculado con la dirección de sus destinos y de
su espíritu.
Quizás esa forma de expresar
es lo que me ha incitado a escribir en este diario amigo invocando a San Francisco de Sales, patrono de los
periodistas que me perdone mis errores.
DR. JORGE B. LOBO ARAGÓN