OPINIÓN
El haber mencionado a la historia en alguna de mis publicaciones, me recuerda que Tucumán está en deuda con un historiador. Hace poco días en el Club de Tafí del valle en una cena de beneficencia un cantor tucumano de un conjunto que también hizo historia en la Argentina se refirió con profundo reconocimiento a Carlos Páez de la Torres quien se encontraba presente en el evento.
Por eso haciendo memoria de toda su trayectoria estuve tentado en hacer un homenaje al brillante historiador y respetable hombre público, que se desempeñara en su momento como Director de cultura en la Provincia. Por estar sus meritos y su obra a la vista de todos, resaltaré sólo dos de sus condiciones que lo hacen merecer este miramiento que expongo: ser un tucumano ilustre y un hombre culto.
Como historiador no se ha limitado a la fría tarea de rescatar del olvido hechos del pasado, sino que a lo ocurrido en tiempos pretéritos ha sabido apreciarlo e interpretarlo a través del amor a su terruño, de su adhesión a la gente, a las cosas, al paisaje en que nuestra historia se desarrolló.
Y como hombre culto ha dado relieve al valor que tiene la cultura, el cultivo de los valores morales y espirituales, la indagación del saber, el interés por los conocimientos clásicos y permanentes y no solo por los de aplicación práctica. En tiempos en que a la cultura suele rebajársela a la condición de simple compendio de usos y costumbres, vale la pena memorar que en nuestra patria la cultura tuvo un valor estimable y merece acato a la reverencia, por lo menos, de los que no alcanzamos los altos grados del saber.
Al historiador que ve la historia sintiendo el latido de un corazón tucumano, y al tucumano que ha alcanzado el reconocimiento de las academias por su obra y su cultura, rindo mi homenaje. Y lo hago ahora porque me parece el momento más apropiado ya que su excelsa madures intelectual debe parecer e interpretarse como que Tucumán , y quienes constituimos como ciudadanos a su pueblo, no damos la espalda a los permanentes valores que en Carlos Páez de la Torre se encarnan.
DR. JORGE B. LOBO ARAGÓN
jorgeloboaragon@hotmail.com
jorgeloboaragon@gmail.com
Por eso haciendo memoria de toda su trayectoria estuve tentado en hacer un homenaje al brillante historiador y respetable hombre público, que se desempeñara en su momento como Director de cultura en la Provincia. Por estar sus meritos y su obra a la vista de todos, resaltaré sólo dos de sus condiciones que lo hacen merecer este miramiento que expongo: ser un tucumano ilustre y un hombre culto.
Como historiador no se ha limitado a la fría tarea de rescatar del olvido hechos del pasado, sino que a lo ocurrido en tiempos pretéritos ha sabido apreciarlo e interpretarlo a través del amor a su terruño, de su adhesión a la gente, a las cosas, al paisaje en que nuestra historia se desarrolló.
Y como hombre culto ha dado relieve al valor que tiene la cultura, el cultivo de los valores morales y espirituales, la indagación del saber, el interés por los conocimientos clásicos y permanentes y no solo por los de aplicación práctica. En tiempos en que a la cultura suele rebajársela a la condición de simple compendio de usos y costumbres, vale la pena memorar que en nuestra patria la cultura tuvo un valor estimable y merece acato a la reverencia, por lo menos, de los que no alcanzamos los altos grados del saber.
Al historiador que ve la historia sintiendo el latido de un corazón tucumano, y al tucumano que ha alcanzado el reconocimiento de las academias por su obra y su cultura, rindo mi homenaje. Y lo hago ahora porque me parece el momento más apropiado ya que su excelsa madures intelectual debe parecer e interpretarse como que Tucumán , y quienes constituimos como ciudadanos a su pueblo, no damos la espalda a los permanentes valores que en Carlos Páez de la Torre se encarnan.
DR. JORGE B. LOBO ARAGÓN
jorgeloboaragon@hotmail.com
jorgeloboaragon@gmail.com