“Uno de los papeles más importantes que algunas veces hay que representar, es el de tonto”
(Juan Manuel de Rosas)
La verdad siempre triunfa
“Llegará el día en que desapareciendo las sombras sólo queden las verdades, que no dejarán de conocerse por más que quieran ocultarse entre el torrente oscuro de las injusticias” (Juan Manuel de Rosas. 1857)
La honestidad histórica
“Para mayor certeza, he transcripto, tan frecuentemente como he podido, las propias palabras.
De esta manera, el lector, colocado en presencia de los textos, podrá interpretarlos por si mismo y formar su opinión personal; tendrá las mismas piezas que yo para deducir conclusiones, y lo hará, si le parece bien, en distinta manera que yo”. (H.Taine. Paris 1891)
LA HISTORIA
La vocación por los estudios históricos es la primera en presentarse en los pueblos que luchan por su libertad. Prioridad que no es casual, pues las naciones beben en su propia historia los fundamentos de su derrotero. “La historia es una noble instructora – ha escrito Savigny – y sólo a través de ella puede mantenerse vivo el contacto con la vida primitiva del pueblo. La pérdida de esta conexión despojaría al país de la mejor parte de su vida espiritual”.
Este patriotismo de los grandes períodos emancipadores – tal el caso actual de la Argentina – no nace de conciencias aisladas, sino que es el fruto de toda una generación, aunque sus miembros se ignoren, y cuya obra, a su vez, es el efecto de un estado multitudinario de la conciencia misma de la colectividad.
El estudio sistemático y crítico de al historia no es más que uno de los síntomas de este esclarecimiento y unificación de la vida nacional, conciente de sí misma, que aventa en los estratos profundos y anónimos del pueblo. (Hernández Arregui, Juan José - La formación de la conciencia Nacional. p.41. Peña Lillo. Ediciones Continente. Bs.As. 2004)
Una de las formas de ocultamiento de la verdad histórica de que abusan nuestros liberales, es la de escribir historia. Tenemos cientos de textos, de manuales y tratados de historia, todos cortados sobre los mismos moldes académicos, que son escarnio y prevaricación de la Academia. Historias de pueblos ausentes, de falsas oposiciones y de escamoteo de los conflictos profundos; así se adormece la conciencia de los argentinos en la certeza de que carecen de un propio e inconfundible destino universal. Magisterio de rótulos arbitrarios que fía su eficiencia al fenómeno mecánico de la repetición: gobiernos patrios, anarquía, tiranía, organización nacional. Y una gran síntesis: o civilización o barbarie. (García Mellid, Atilio.- “Proceso al liberalismo argentino”. p.10. Ediciones Theoría.1964)
(Juan Manuel de Rosas)
La verdad siempre triunfa
“Llegará el día en que desapareciendo las sombras sólo queden las verdades, que no dejarán de conocerse por más que quieran ocultarse entre el torrente oscuro de las injusticias” (Juan Manuel de Rosas. 1857)
La honestidad histórica
“Para mayor certeza, he transcripto, tan frecuentemente como he podido, las propias palabras.
De esta manera, el lector, colocado en presencia de los textos, podrá interpretarlos por si mismo y formar su opinión personal; tendrá las mismas piezas que yo para deducir conclusiones, y lo hará, si le parece bien, en distinta manera que yo”. (H.Taine. Paris 1891)
LA HISTORIA
La vocación por los estudios históricos es la primera en presentarse en los pueblos que luchan por su libertad. Prioridad que no es casual, pues las naciones beben en su propia historia los fundamentos de su derrotero. “La historia es una noble instructora – ha escrito Savigny – y sólo a través de ella puede mantenerse vivo el contacto con la vida primitiva del pueblo. La pérdida de esta conexión despojaría al país de la mejor parte de su vida espiritual”.
Este patriotismo de los grandes períodos emancipadores – tal el caso actual de la Argentina – no nace de conciencias aisladas, sino que es el fruto de toda una generación, aunque sus miembros se ignoren, y cuya obra, a su vez, es el efecto de un estado multitudinario de la conciencia misma de la colectividad.
El estudio sistemático y crítico de al historia no es más que uno de los síntomas de este esclarecimiento y unificación de la vida nacional, conciente de sí misma, que aventa en los estratos profundos y anónimos del pueblo. (Hernández Arregui, Juan José - La formación de la conciencia Nacional. p.41. Peña Lillo. Ediciones Continente. Bs.As. 2004)
Una de las formas de ocultamiento de la verdad histórica de que abusan nuestros liberales, es la de escribir historia. Tenemos cientos de textos, de manuales y tratados de historia, todos cortados sobre los mismos moldes académicos, que son escarnio y prevaricación de la Academia. Historias de pueblos ausentes, de falsas oposiciones y de escamoteo de los conflictos profundos; así se adormece la conciencia de los argentinos en la certeza de que carecen de un propio e inconfundible destino universal. Magisterio de rótulos arbitrarios que fía su eficiencia al fenómeno mecánico de la repetición: gobiernos patrios, anarquía, tiranía, organización nacional. Y una gran síntesis: o civilización o barbarie. (García Mellid, Atilio.- “Proceso al liberalismo argentino”. p.10. Ediciones Theoría.1964)