Confirmado: la Supercard será un pagadiós hasta octubre
Las pérdidas las absorberán las aseguradoras a través de un fideicomiso.
La Supercard que Guillermo Moreno puso en marcha mediante un acuerdo
con las principales cadenas de supermercados, tiene un limite mensual de
gasto de $ 3.000. De estos, sólo $ 1.000 serán de crédito a una tasa de
hasta el 22% anual, cifra muy inferior a la que ofrecen hoy los bancos
de plaza con sus tarjetas, que tienen un límite de gasto mucho mayor y
un 90% de crédito con el pago mínimo. Pero la clave política del
proyecto es que el gobierno y los supermercados entregarían la Supercard
sin tener en cuenta el riesgo crediticio del usuario. Bastaría con ser
mayor de 18 años y presentar el documento de identidad y un recibo de
sueldo. Hoy por hoy, si el usuario de una tarjeta de crédito otorgada
por un banco deja de pagarla, ésta es cancelada inmediatamente y a aquél
se le inicia el correspondiente juicio y se lo incorpora como moroso al
Veraz. Pero la Supercard funcionará de otro modo: será financiada por
un fideicomiso integrado por el 20% del capital de las compañías de
seguros que operan en el país. Éstas antes depositaban sus ingresos en
el extranjero, pero fueron obligadas por decreto el año pasado a hacerlo
en el país. Según fuentes de la Secretaría de Comercio, el no pago de
los 3.000 pesos lo cubrirían entonces las aseguradoras y los morosos no
perderían su Supercard. Esta decisión explicaría por qué fue descartado
el Banco Nación para integrar el fideicomiso de pago. También se explica
por qué las cadenas de supermercados se comprometen a mantener,
supuestamente, los precios congelados. Es que no correrán ningún riesgo
con la Supercard, ya que los platos rotos los pagarán los que garantizan
el pago, o sea las aseguradoras. Es cierto que la mayoría de los
usuarios pagarán sus compras, pero no lo es menos que una minoría, que
puede ser importante, no lo haría. Por ejemplo, muchos jóvenes podrían
comprar cerveza y otras bebidas alcohólicas hasta la suma de 3.000 pesos
sin tener que pagarlas por lo menos hasta fines de octubre. En otras
palabras, birra para todos y todas.
Votos comprados
Aunque Moreno intenta ponerla en funcionamiento en los próximos días,
lo más seguro es que la Supercard circule a partir de mayo. Su
influencia en el voto sería importante entonces para las primarias del
11 de agosto próximo, asegurándole al gobierno un caudal extra de
votantes, entusiasmados por este premio social que en definitiva es la
variante nueva de un plan clientelista más de los tantos que ya tiene el
gobierno.
Las cadenas de supermercados se ganarán entonces el 3% de la comisión
que les cobran hoy los bancos, aunque perderán el 7% que estos mismos
les pagan por las ofertas. Sin embargo, las entidades financieras
deberán seguir con las tarjetas que tienen más de 3.000 pesos de tope.
Hay gente que compra mucho más mensualmente y por tanto la Supercard no
puede ser excluyente. Los supermercadistas, por otra parte, ya contarían
con la promesa de Moreno de que, después de las elecciones, se buscará
otra caja que financie la Supercard. Pero a partir de esa fecha,
empezaría la limpieza de morosos acumulados durante los seis meses
previos a las elecciones. Hay que reconocer que el plan instrumentado
por Moreno es original y puede ser efectivo para consolidar los votos
del segundo y tercer cordón del conurbano y las provincias chicas, donde
el cristinismo gana muy bien las elecciones. Y también serviría para
acortar diferencias en Capital, Córdoba, Santa Fe, Mendoza y Entre Ríos,
donde la elección parece comprometida.