Ante un nuevo 2 de Abril desde la Agrupación
Nacionalista Lacebrón Guzmán, Córdoba, nos hemos hecho
presente en las calles de nuestra ciudad, con una campaña de panfletos en los
que le planteamos algunas preguntas al vecino. Desafiando y poniendo a prueba su
real conocimiento sobre la historia de las Islas Malvinas y la guerra de 1982.
La idea es que el ciudadano sienta interés
por conocer a fondo el por qué de nuestro legítimo derecho de soberanía sobre
las Islas Malvinas y el proceso que siguió con la guerra de 1982.
Para ello hemos elaborado el siguiente
artículo con el que el lector podrá informarse sobre nuestra causa Malvinas, un
tema que más de un argentino desconoce profundamente.
¿Usted qué conoce sobre Malvinas?
Historia y Conflicto.
La guerra de
Malvinas no fue el último recurso de un régimen en caída inminente, como el
imaginario colectivo lo concibe. Difícilmente el grueso de la población sabrá
los verdaderos motivos que llevaron a esa guerra, la última batalla librada por
recuperar nuestro territorio usurpado. Para comprender el por qué de esta
guerra, deberíamos plantearnos las siguientes preguntas: ¿Qué pasó en 1833 en
las Islas Malvinas?, ¿Qué fue la resolución 2065 de la ONU?, ¿Qué dice el derecho
internacional? y ¿Quién fue Constantino Davidoff?
Para
responder a la primera pregunta debemos remontarnos al descubrimiento de las
islas, y las sucesivas ocupaciones.
El primer
avistamiento de las Islas probado y documentado corresponde a Esteban Gómez,
capitán de una de las naves de la expedición de Hernando de Magallanes. Gómez
se amotina contra Magallanes temeroso de la riesgosa situación, al momento de
cruzar el estrecho que hoy lleva su nombre, y decide volver a España.
A su regreso
avista por primera vez las islas, por lo que el derecho a la conquista
correspondería a España, ya que fue el primer país en agregarlas a su
cartografía.
En 1690, el
capitán de la marina británica John Strong navegó por el estrecho de San
Carlos, que separa las Islas Malvinas, y lo llamó estrecho de Falkland en
recuerdo de Sir Lucius Cary, segundo vizconde de Falkland.
En 1764 los
franceses las ocupan y las llaman Malouines, y fundan el puerto de San Luis.
España las
recupera tras enérgicas protestas y negociaciones. Este fue el primer
reconocimiento de la soberanía española sobre las Islas Malvinas.
En 1765 los
ingleses ocupan las islas y las llaman Falklands, pero en 1770 los españoles
logran expulsar la ocupación británica por la vía diplomática. En este acto,
Gran Bretaña también reconoce oficialmente la soberanía española sobre las
islas.
En 1776 con
la creación del Virreinato del Río de La Plata el archipiélago pasó a ser parte de los
territorios españoles en América, incluido en la jurisdicción de la gobernación
de Buenos Aires. Luego de la revolución de mayo, las Islas Malvinas pasaron a
ser territorio nacional argentino por herencia del Imperio Español.
En 1820 la
fragata La Heroína
fue enviada para asegurar la soberanía y ocupación argentina de las islas. Aquí
el primer dato de gran importancia: en 1825 Gran Bretaña reconoció la soberanía
Argentina y no reclamó las Islas Malvinas.
En 1828
comenzó la ocupación del archipiélago con gauchos e indios pampas, a cargo de
Luis Vernet, quien a su vez llevó la ganadería a aquellos puertos. Vernet se
transforma así en el primer gobernador de las islas, un gobernador argentino.
En 1829 Gran
Bretaña reclama soberanía sobre las Islas Malvinas.
En 1833 una
expedición invasora inglesa toma y ocupa las islas aniquilando la guarnición
militar y deportando en una fragata al gobernador argentino hacia Montevideo.
El gobierno del Brigadier General Juan Manuel de Rosas reclamó la soberanía
sobre las islas con ahínco, pero las negociaciones diplomáticas fueron, desde
el principio, inútiles. Desde entonces numerosos reclamos se hicieron desde las
distintas presidencias de la nación, sin éxito.
La segunda
pregunta nos retrotrae a los años 60 del siglo XX. Durante la presidencia de
Arturo Illia, las negociaciones sobre la soberanía de las Islas Malvinas
estaban siendo favorables para Argentina, debido a un plan de descolonización
iniciado años atrás. Gran Bretaña había perdido territorios muy importantes,
como la India,
y los pueblos usurpados por la corona inglesa comenzaban a rebelarse. En ese
marco, en el año 1965, mediante la resolución 2065, la ONU dictaminó qué territorios debía
desocupar y descolonizar Gran Bretaña, invitando a ambos gobiernos a negociar.
Cabe
mencionar que hubo negociaciones previas, la más importante durante la
presidencia del General Perón en la cual Inglaterra se comprometió a desocupar
las islas en un lapso no mayor a 50 años, compromiso no cumplido luego de que
la muerte del General lo dejara “sin efecto”. Pero el Comité de Descolonización
de la ONU le
había dado un ultimátum a la corona inglesa para descolonizar, entre otros
territorios, las Islas Malvinas.
Respecto del
tercer interrogante, puede que sea la respuesta más determinante para la guerra
de 1982. Según el derecho internacional, si un país no reclama soberanía sobre un
territorio perdido, usurpado o abandonado por un lapso de 150 años, se
considera que dicho país no posee intereses ni soberanía sobre ese territorio y
pierde todo derecho de reclamo a futuro. Alguna vez hemos escuchado “...pero
qué importa el derecho internacional, qué importa lo que piensen los otros
países…”. Si ese es el pensamiento del lector, le tengo que dar la razón, si,
en un mundo ideal cada nación sería capaz de auto sostenerse. Pero desde el fin
de la segunda guerra mundial el mundo entero se ha globalizado y ya ningún país
puede ser completamente independiente, ni siquiera los más poderosos, pasando a
depender unos de otros.
Analizando
otro aspecto de la historia, supongamos que perdíamos el derecho a reclamar
soberanía sobre el archipiélago del sur, nos preparábamos para la recuperación
y llevábamos la guerra luego. En dicho casó la ONU se hubiera puesto en nuestra contra, y fuerzas de la OTAN hubieran amenazado nuestro territorio
continental, así hubiéramos sufrido severas sanciones económicas, sumado a una
terrible reputación en el mundo entero.
Habríamos
pasado a ser conocidos como “terroristas”, “invasores” o dicho más pronto, “los
malos”.
Por último,
en la expedición de Davidoff, encontramos ciertos puntos de importancia. Este
hombre, argentino, se dedicaba a la comercialización de chatarra marina, su
especialidad era desarmar talleres balleneros y venderlos por piezas.
La empresa
Georgias del Sur S.A. (Davidoff) nace en 1979, junto con una empresa de
Edimburgo (Christian Salvensen Limited) con el objetivo de desguazar los
talleres balleneros de las Georgias del Sur. Gran Bretaña autorizó la
expedición sin protestar.
A finales del
’81 Gran Bretaña le prohíbe el ingreso de transportes a las Georgias, por lo
que Davidoff pide ayuda a la
Armada de la República Argentina, quien le facilita naves con
personal civil, dos soldados rasos y un oficial a cargo. Inglaterra no protestó
por ellos porque, como se dijo las discusiones diplomáticas, nos favorecían a
riesgo de un mal desenlace. A pesar de todas las autorizaciones británicas, el
gobernador del archipiélago, Rex Hunt, exagerando posiblemente por mala
información, alerta a Gran Bretaña sobre una supuesta “agresión argentina”. La
realidad fue que un empleado de Davidoff izó una bandera argentina sobre el
campamento, acción que fue considerada una violación de territorio y fue
exigido que se arriara la bandera, so pena del uso de la fuerza.
Militares
ingleses informaron sobre un tiroteo, cuando en realidad habían sido empleados
de Davidoff cazando lobos marinos. Argentina aclara que la expedición del ARA
Irizar era comercial y no tenía fines bélicos, sin embargo, aunque nuestro
gobierno consideraba el suceso como superado, la primer ministro Margaret
Thatcher comenzaba a tomar medidas injustificadas. La prensa, el gobernador inglés
y la embajada británica empeoran la situación.
El 21 de
marzo de 1982 el HMS Endurance zarpa hacia las Georgias con 22 marines ingleses
a bordo siendo esta la primer agresión inglesa.
El 24 del
mismo mes, la embajada británica anuncia que “se les acaba el tiempo” y “deben
sellar sus pasaportes”, pero la queja es injustificada pues los expedicionarios
argentinos poseían las “cartas blancas”, unos documentos utilizados tanto por
argentinos como por Kelpers para circular por el territorio.
El 25 de
marzo, Margaret Thatcher moviliza 7 buques desde Gibraltar, otra agresión
inglesa.
El 26 de
marzo el ARA Bahía Paraíso deja una guarnición de 14 soldados conscriptos,
armados solo con fusiles, para defender a los argentinos que se encontraban en
las Georgias. El movimiento de submarinos y buques ingleses es bien conocido y
Estados Unidos estaba enterado de los movimientos de tropas argentinas.
El 1º de
Abril, Argentina comenzaría la recuperación de las Islas en la llamada
Operación Rosario, luego renombrada Operación Azul, pues no podía tener una
connotación religiosa sin ser catalogada como “guerra santa”.
Los sucesos
posteriores corresponden ya al análisis de la guerra propiamente dicha. No es
tal el motivo de este texto. Por eso hemos de aclarar otros datos a tener en
cuenta. En primer lugar, si la recuperación no se realizaba en 1982, en 1983
perdíamos el derecho a soberanía, teniendo en cuenta que 150 años sin ocupación
es considerado abandono.
Sin embargo
la guerra no fue planteada para el momento en que sucedió, en el crudo invierno,
ni tan pronto.
Se esperaba
alistar más fuerzas y más material para ir a las Islas. Pero lo que se esperaba
primordialmente era la desactivación de la flota inglesa.
El gobierno
de Margaret Thatcher era tan desastroso que se había decidido que para finales
de 1982 la mayoría de la flota inglesa fuese vendida para solventar la crisis
económica.
Quedarían así
con una capacidad marítima poco superior a una prefectura naval.
El gobierno
argentino esperaba en secreto ese momento, pero los ingleses zarparon
aprovechando las naves que todavía tenían antes de lo previsto. Era menester
recuperar las Islas Malvinas antes de que los ingleses se hicieran fuertes en
ellas y la operación fuera un rotundo fracaso. Así se planteó la ocupación de las
Islas para el 1º de Abril. No obstante ese día la Operación Rosario
no pudo ser llevada a cabo debido a que la inteligencia británica esperaba
nuestro desembarco, de modo que se decidió retrasar la invasión para recuperar
el factor sorpresa.
La recuperación
fue planteada con los siguientes mandatos:
- Los kelpers eran considerados argentinos, puesto que las Islas Malvinas son argentinas.
- Quedaba terminantemente prohibido saquear, robar o hacer cualquier daño a la población civil.
- No debían producirse bajas pues todavía había una esperanza diplomática.
La
recuperación era para garantizar el derecho de soberanía que se perdería al año
siguiente. Así, pues, es evidente que la recuperación no tenía como objetivo
una invasión, no se planteó la exterminación de la guarnición inglesa, ni mucho
menos el asesinato del gobernador Rex Hunt.
En todo
momento se respetaron los derechos de los ciudadanos malvinenses, los kelpers.
A pesar de
que la recuperación seria sin bajas, la primera baja fue la del argentino Teniente
de Navío Pedro Giacchino, Capitán de Corbeta post-mortem.
Las Islas
Georgias fueron recuperadas entre los días 3 y 4 de Abril, sin embargo, los
ingleses derribaron un helicóptero Puma del Ejército Argentino provocando tres
bajas.
Las Georgias
fueron devueltas luego con la esperanza de una negociación que resultó inútil.
El 1º de Mayo
fue el día de inicio de las hostilidades y bautismo de fuego de la Fuerza Aérea
Argentina. El primer golpe lo dieron los ingleses a las 04:40 de la madrugada, mediante
Operación Black Buck que consistió en el bombardeo con 21 bombas a la pista de
Puerto Argentino. A pesar de que la operación fue un fracaso, pues sólo una
bomba impactó sobre la pista sin daños mayores, hubo muertos y heridos.
Por último,
si la Guerra
de Malvinas fue el último recurso de algún gobierno desesperado, ese gobierno
era el de Margaret Thatcher, el cual atravesaba una profunda crisis económica.
Inglaterra sufría
el paro general, el desempleo, los ataques del IRA (Irish Revolutionary Army)
que buscaba independizarse, y numerosos saqueos en Londres.
La junta
militar argentina tomó una decisión en defensa del último vestigio de soberanía
que podíamos tener sobre las Islas Malvinas.
Debemos
rescatar ante todo que gracias a la recuperación de las islas, a pesar del
triste final, nos dio 150 años más de plazo para negociar su recuperación, aunque
la historia nos diga que la diplomacia es inútil, y que Inglaterra nunca
entregó nada sin el precio de la sangre por su naturaleza corsaria y pirata.
Las Islas
Malvinas son un archipiélago clave en el Atlántico Sur, un punto abastecedor,
una posta de gran valor estratégico.
Si hacemos
historia veremos que Inglaterra siempre buscó dominar los puertos del mundo,
para garantizar el dominio total del mercado global y someter a todas las
naciones libres a su yugo imperialista. Lo sufrió la India, Australia, Sudáfrica,
España, los pueblos de Norteamérica, Malasia, las Islas Salomón, Indonesia,
entre muchísimos otros países además del nuestro, que ya había sido invadido por
los ingleses en 1806 y 1807.
Son clarísimas las intenciones del Imperio
Británico en estas tierras, desde que vieron la caída del Imperio Español.
Controlar los puertos y accesos marítimos. Fallaron en la conquista de Buenos
Aires en 1806 y 1807, pero encontraron otros puertos.
Desde ya el lector que sienta curiosidad
por los temas planteados está cordialmente invitado a seguir informándose, acercarse
a nosotros y preguntar o debatir. Es parte del entusiasmo de nuestros
militantes ayudar al compatriota que se acerque y nos exprese sus dudas.
Ante todo hay que destacar el objetivo
informativo de este texto. No se pretende por un lado, destacar o describir los
hechos puramente históricos, como si fuese un manual de historia.
Tampoco se pretende defender al golpe
cívico-militar de 1976 y su posterior proceso.
El objetivo es que el lector comprenda las
razones que nos llevaron a la guerra, del por qué en ese preciso momento
histórico y bajo esas precisas circunstancias se produjo, puntualizando que se
trata de una gesta que cualquier país del mundo hubiera llevado a cabo.
Es prioridad de cualquier estado de
cualquier nación del mundo defender su territorio soberano. Para eso están las
fuerzas armadas, esa es la razón que justifica su existencia.
No haber reaccionado en ese momento hubiera
sido una falla, un error imperdonable del poder de turno, sin importar si era
militar o civil, democrático o dictatorial.
Se debe comprender que la guerra no era una
idea del momento, sino más bien algo que se gestaba desde hacía 150 años, siguiendo
latente hasta el presente. Dejando en claro que se planificó con las mayores de
las precauciones y que no era la primera batalla que se libraba en aquellas
tierras heladas por la soberanía nacional.
Por sobre todo y a modo de conclusión quisiéramos
recordarles a todos que, si vamos a verlo desde el típico punto de vista de si
era un gobierno democrático o no, la Constitución Nacional
dice claramente que “Todo argentino debe armarse en defensa de la Patria”. Es por lo tanto no
sólo un acto moralmente correcto y necesario, sino incluso constitucional y
completamente democrático.
¿Estábamos preparados para la guerra? ¿Fue
una locura? Esas preguntas tienen una fácil respuesta ilustrándolo con el
siguiente ejemplo que relatamos a continuación. Uno de los autores de este
escrito fue testigo del siguiente diálogo; Un sujeto hablando sobre la guerra,
dijo que era inútil y una locura hacerse matar, y un respetado Comodoro de la Fuerza Aérea
respondió: “Si usted va caminando con su madre por una calle, a la noche, y de
repente se presenta un grupo de delincuentes que intentan abusar de ella, ¿usted
pelearía?, ¿usted defendería a su madre?” a lo que el sujeto respondió “¡por
supuesto! ¡A mi madre no le van a hacer nada!” y el Comodoro replicó “pero, te
superan en número, te pueden matar”, “¡pero es mi madre!” respondió el sujeto, y
el Comodoro concluyó “Y pensar que dijeron que era una locura. Y pensar que
dijeron que era inútil pelear” y ante el silencio de la obvia realidad finalizó
“de eso se trata la defensa de la
Patria”.
¡Malvinas
Volveremos!
Agrupación
Nacionalista Lacebrón Guzmán