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Aquí
en nuestro país la cúpula militar que controla el país se auto califica
de revolucionaria, pero su máximo líder fallecido, se vanagloriaba de
ser marxista-leninista y acusaba sistemáticamente a la oposición
democrática con el epíteto de derechistas y fascistas
Al
observar las bandas, por ahora armadas de piedras, botellas y de
soplete, detener una marcha pacífica de estudiantes universitarios cuyo
propósito era entregarle un pliego de condiciones al CNE para que las
elecciones del 14 de abril fueran más trasparentes, nos salta a la mente
el recuerdo de actitudes similares que en el pasado fueron
características de los grupos fascistas europeos.
Aquí
en nuestro país la cúpula militar que controla el país se auto califica
de revolucionaria, pero su máximo líder fallecido, se vanagloriaba de
ser marxista-leninista y acusaba sistemáticamente a la oposición
democrática con el epíteto de derechistas y fascistas, por cierto
siguiendo el guión que exitosamente uso Stalin para descalificar a sus
adversarios que para el eran solo sus enemigos.
Lamentablemente en las lecturas del gran hegemón no estuvo la
rebelión de las masas de José Ortega y Gasset, porque si la hubiera
leído tal vez hubiera entendido que hoy, como decía Ortega “Ser de izquierda o de derecha en el siglo XX es una de las innumerables formas de ser un estúpido y de tener hemiplejia moral”.
De todos modos los puntos comunes entre fascismo y comunismo han sido
puestos en evidencia por muchos autores desde Hannah Arendt hasta más
recientemente Umberto Ecco al desenmascarar el comportamiento de
Berlusconi.
En todo caso si bien por considerar más vendible usar los términos acuñados en Cuba se autocalifican de marxistas- leninistas, el comportamiento tiene un tufo fascista indudable y solo a objeto de refrescarles la mente enumeramos algunas características principales del fascismo-comunismo o de lo que hoy se denomina castro-chavismo.
1.- Necesidad de un gran líder carismático que decide todo
2.- Culto a la personalidad
3.- Representación maniquea de la realidad a través de la hegemonía comunicacional
4.- Uso de camisas de un solo color para identificar a los miembros de la secta
5.- Imposición de un partido único
6.- Asfixia de los poderes locales, estadales o municipales que no controlen
7.- Creación de una sociedad utópica en la que surgirá el hombre nuevo
8.- Idealización de las masas o del pueblo como protagonista máximo de la historia
9.- Uso del miedo y del terror como mecanismo para controlar a la sociedad
10.- Nacionalismo y militarismo exacerbado frente a un enemigo inventado publicitariamente
La lista de puntos comunes se haría interminable pero, para
entenderla mejor, recomendamos que en lo que se refiere a nuestro país
vuelvan a leer a Norberto Ceresole “Caudillo, ejército, pueblo. La Venezuela del presidente Chávez” aunque este fue luego sustituido, por lo menos en el componente ideológico y operativo por Fidel.