– Por José Benegas
Fue una epifanía. Su Santidad
la recibió y le dio un beso, ella descubrió su humildad y sencillez,
virtudes que para nosotros es una gran revelación que ella valore.
Fue una epifanía. Su Santidad la recibió y le dio un beso, ella
descubrió su humildad y sencillez, virtudes que para nosotros es una
gran revelación que ella valore. Después Guillermo Moreno, un católico
militante que de humildad conoce un montón y de amor al prójimo ni
hablar, hizo los carteles de su propio papa.
Bonafini descubrió que en su paso por la Catedral tuvo un momento de
desorientación cuando le dijeron “al fondo a la derecha”, así que se
hizo más papista que el papa. De tan convertida se estará postulando
para la colecta del domingo.
“Amor, amor, amor, nació de Dios para los dos, nació del alma”, nos
dice ahora la exitosa abogada que es su nuevo credo. Y tenemos que ser
lo suficientemente inteligentes para entenderlo, si no ¡ya vamos a ver!
El kirchnerismo no es en serio después de todo. No hacen ningún
esfuerzo para esconder lo que son, pero este no es el problema.
Connotados kirchneristas frustrados, enfrentados a ellos sólo porque se
los dejó afuera o se los incluyó en alguna campaña de difamación, nos
cuentan que están contentos. Se creen esto, quieren dialogar y si los
invitan a tomar el te, aunque la tetera de porcelana no se ve, se anotan
primeros en la lista. Como en el 2009.
Entonces de lo que nos notificamos es de que estamos rodeados de
estúpidos y que el hecho de que alguien vaya por todo, quiera destruir a
la prensa, haya instalado un sistema para el latrocinio sin límites,
persiga a los disidentes, no merece cuestionamientos desde el punto de
vista de los principios, tan solo desde los modales. Ella ahora los
invita a los actos y entonces festejan el ser perdonados ¡Ellos
perdonados por ella!
Es el clima del nuevo papa. Otra sensación, nada que invite a una
cosa que se llama conducta moral. No, no, el nuevo papa nos deja en un
sopor de “amor, amor, amor” en el que pensar es una pérdida de
oportunidad de estar en algún podio.
Es viejo, pero su versión moderna es de bailanta. Se llama
gatopardismo, que cambie todo para que nada cambie, plan ejecutado con
la sutileza de un barrabrava.
D´Elía dice que gracias a sus amenazas twitteras el papa arrugó y no
viene antes de las elecciones. Se habrá reunido todo el colegio
cardenalicio para pensar con Francisco qué hacer ante esas sagaces
manifestaciones de 140 caracteres y habrán llegado a la conclusión
obvia.
Más arriba, pero no mucho (tal vez mucho solo en escalones) piensan
igual. Le regalamos amor al papa, pero por ahora, que no se la crea a
ver si lo destruimos. Le mostramos los dientes con Garzón, el expulsado
juez español que en la Argentina enseña ética, para que tenga clarito
que lo estamos perdonando por el almuerzo, que estaba rico, pero si se
pone pesado le ponemos a Tognetti en contra y a Fito Paez si es
necesario. Somos re piolas, pero todo con amor, amor, amor.
Tengo la impresión de que no importa, porque acá no hay un clima sino
una competencia. Un sistema tradicional contra una pandilla callejera.
Esa guerra no se libra en la primera semana, ni en el primer mes. Cansen
sus caballos, o los perros, que lo mejor está por venir.
Fuente: http://josebenegas.com/