El próximo 25 de mayo se cumple una década de Gobierno Kirchner lo
que nos permite evaluar con cierta perspectiva histórica no sólo los
resultados concretos de las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner,
sino también los objetivos, intereses y modelo ideológico que los ha
movilizado a lo largo de esta cruel Tercera Década Infame ([i]).
Cuadro de situación
Hoy, el Pueblo Trabajador Argentino – esa vasta mayoría silenciosa
que observa atónita la casi completa degradación, decadencia y
debilitamiento de nuestra nación en lo político, cultural, social y
económico ante un mundo crecientemente peligroso – comienza a
movilizarse con un triple objetivo:
(a) procurar entender por qué la Argentina ha caído a niveles tan abyectamente bajos; o sea, cuáles han sido y son los mecanismos que llevaron a nuestra actual decadencia,
(b) procurar identificar quiénes – operando desde el Estado, la
oposición partidocrática, los multimedios y otros sectores – han sido
los causantes de esta caída estrepitosa; o sea, quienes con los responsables de nuestra decadencia, y
(c) determinar qué puede y debe hacer con urgencia el Pueblo
Trabajador para volver a ponerse de pie y recuperar una Argentina hoy
secuestrada por los peores elementos internos y externos; o sea cuáles
son los ejes de la lucha por nuestra segunda independencia.
Pues ya no se trata tan solo de luchar contra un determinado gobierno
– hoy, el Kirchnerismo y sus hordas de irresponsables, ladrones,
inmorales, usurpadores y enemigos del país – pues, seamos sinceros: todo
lo que vino antes de los Kirchner a lo largo de estos tristes treinta
años de “democracia” ([ii])
ha sido mayormente una calamidad. Duhalde, De la Rúa, Menem, Alfonsín
y ahora los Kirchner han venido para completado la magna tarea de
destrucción nacional urdida desde los máximos centros de poder mundial,
que comenzara en marzo de 1976 cuando una minoría usurpadora de civiles y
militares desplazó al gobierno legalmente constituido para impulsar no
sólo la violencia social sobre la mayoría del pueblo argentino sino – lo
que fue mucho peor – imponer los intereses financieros y geopolíticos
de los Dueños del Poder Global. Esa y no otra fue la tarea de
personeros locales como José Martinez de Hoz, Roberto y Juan Alemann,
Domingo Cavallo, el CARI – Consejo Argentino para las Relaciones
Internacionales – y los grandes multimedios, siempre alineados a los
intereses de las “embajadas” clave.
“ ¡Con yanquis y con marxistas, no hay peronistas! ”
Una de las mayores mentiras instalada en nuestra sociedad es que los
gobiernos Menem y Kirchner fueron y son “peronistas”. Que cualquier
cretino o cretina se autodefine como “peronista” – sabiendo que así
logrará captar muchos votos o al menos el “voto emotivo” de la familia
peronista – no significa que lo sea. Todos conocemos el aluvión de
“peronistas” que no lo son ni jamás lo fueron: desde Macri, Duhalde y
Rodriguez Sáa hasta Scioli, Alsogaray y De la Sota pasando, por
supuesto, por Menem y los Kirchner.
Juan Perón dejó bien en claro cuál era su doctrina a través de sus
diversos discursos, conferencias, actos de gobierno y libros,
notablemente “Conducción Política”, “La Comunidad Organizada” y “La Hora
de los Pueblos”.
Un fundamento justicialista inamovible fue mantenerse independiente
de los ideologismos de izquierda y de derecha propios del siglo XX, lo
que en la práctica significa rechazar tanto la tutela del marxismo como
la del poder del dinero. Es lo que Perón denominó la “Tercera
Posición”, que conforma casi podríamos decir una ‘prueba ácida’ de si un
político o partido representa auténticamente los lineamientos
ideológicos del justicialismo o si, por el contrario, se trata de
farsantes y oportunistas.
Reiteradamente, Cristina Kirchner declama que “hay que profundizar el
Modelo”, dejando a un enorme sector del Pueblo Trabajador de clase
media preguntándose ¿de qué “modelo” está hablando?” Pareciera ser que
el tan cacareado “Modelo” es hoy un hermético secreto de Estado que
nadie conoce; algo “Top Secret” como diría Cristina en sus raptos de
chapucear el par de palabras en inglés que se aprendió…
Para la correcta compresión de la temática abordada en este artículo –
o sea, Cristina Kirchner como gerenciadora del FMI y de la banca global
– creemos que resulta vital primero aportar algunos lineamientos
respecto del famoso “Modelo K”. Digamos al respecto que:
(1) Los Kirchner no son, jamás fueron ni nunca serán Peronistas o
Justicialistas en el sentido de suscribir y aplicar la doctrina política
de Juan Domingo Perón en sus políticas y actos de gobierno; nos
referimos especialmente a la doctrina justicialista de la “Tercera
Posición” de no alineamiento ni con el marxismo internacionalista ni con
el capitalismo financiero internacional;
(2) Los Kirchner, en verdad, siempre han sido, son y seguirán siendo socialdemócratas, según las consignas aggiornadas de la Internacional Socialdemócrata y su “tercera vía” emanada de las usinas y think-tanks británicos próximos a la London School of Economics ([iii]).
Hoy, esta aggiornada socialdemocracia se ha transformado en
una suerte de “caza bobos” ideológico, utilizado con gran eficacia por
los dueños del poder global para promover sus intereses geopolíticos,
sociales y económico-financieros sobre todo el planeta, la Argentina y
nuestro continente incluidos.
Veamos entonces cuales son los tres ejes fundamentales de esta
“renovada” Social Democracia que, una vez comprendidos, tornan muy fácil
identificar las raíces, razón de ser y objetivos del “Modelo K”; por
cuanto la Social Democracia es:
- De IZQUIERDA en lo social y cultural. Ello se verifica en un discurso “para la galería” que es anti-militar, anti-religión, pro-gay, pro-aborto, pro-libertinaje, pro-parasitismo laboral, anti-tradicional y – muy especialmente para los más jóvenes – promotor de una sub-cultura erosiva y decadente de estilo “sexo, droga y rock and roll”([iv])
- De CENTRO en lo político. Mantiene un respeto y alineamiento absoluto ante la inicua estructura de poder mundial y, mucho más importante, ante el imperativo geopolítico del los dueños del poder global en este naciente Nuevo Orden Mundial, verdadero enemigo de todos los pueblos ([v]).
- De DERECHA LIBERAL en lo económico/financiero cumpliendo a rajatabla con las exigencias de la banca usurera global de:
(a) jamás investigar el origen y evolución de la deuda pública externa e interna del país a lo largo de casi 40 años ([vi]) y, por supuesto,
(b) pagar, pagar y pagar a la banca internacional, priorizando
SIEMPRE el pago de la deuda por encima de las necesidades sociales y
estratégicas del pueblo argentino.
Este alineamiento simultáneo a las consignas ideológicas de la
izquierda y a las exigencias financieras de las élites de la derecha
liberal, representa una total negación
de la doctrina y praxis del justicialismo. Pareciera que el “Modelo K”
en lugar de sostener la sabia consigna peronista “¡ni yanquis, ni
marxistas: peronistas!”, ejecuta políticas de alineamiento CON los
poderosos “yanquis” y CON los decrépitos “marxistas” devenidos en
socialdemócratas. De esta manera, el kirchnerismo deviene en cualquier
cosa MENOS peronista: claramente “con yanquis y con marxistas, no hay peronistas…”
El verdadero rostro del “Modelo K”: una “Receta del FMI”
Evaluemos entonces cuatro fenómenos fundamentales que caracterizan a
la política económica del Gobierno Kirchner en la Argentina: (i)
creciente inflación, (ii) cepo o “corralito” del Dólar, (iii) feroz
ajuste fiscal, y (iv) retraso cambiario. En su conjunto, veremos cómo
se desenmascara el verdadero rostro el “Modelo K”. En rigor de
verdad, tomados individualmente, cada uno de estos cuatro factores
tiende a empeorar; pero tomados en su conjunto sus efectos nocivos y
destructivos sobre la economía y finanzas se potencian entre sí, en un
retrógrado “el todo es mucho más que la mera suma de sus partes”.
Lo notable es que las agresivas políticas del Gobierno Kirchner y sus
principales colaboradores en esta destrucción programada de la economía
nacional argentina – con el consabido deterioro y sufrimiento para toda
la sociedad – parecieran haber sido elaboradas su medida por
tecnócratas del Fondo Monetario Internacional, de la Reserva Federal y
el Depto. del Tesoro de EEUU, y la banca usurera globalizada.
1) INFLACION, creciente y galopante…
Desde hace unos tres o cuatro años la Argentina sufre creciente y
alarmante aumento en el nivel de inflación del Peso Argentino. A lo
largo de las últimas décadas, Argentina ha experimentado largos y
reiterados períodos endémicos de alta inflación – incluso episodios
traumáticos de hiperinflación como ocurriera en 1989 bajo los gobiernos
Alfonsín y luego Menem.
Lo que hace que la actual galopante inflación (más del 27% en 2012; y
con proyecciones superiores al 30% en 2013) resulte aún más enojosa
para el pueblo argentino, son las flagrantes y obscenas mentiras
propagadas por funcionarios despreciables como el secretario de comercio
Guillermo Moreno, y los datos falseados desde el propio Estado a través
del INDEC – Instituto Nacional de Estadísticas y Censos – que acaba de
declarar que la inflación oficial del 2012 fue 10,8% y la del mes de
enero del 1,1%. Nadie, ni siquiera el más fanático “K”, puede sostener
semejantes burdas mentiras; incluso los empleados del INDEC se
manifiestan protestando contra la falsificación sistemática de los datos
que emite, promovido desde las máximas instancias de ese ente oficial.
Pero, hagamos una pregunta fundamental: ¿Por qué hay un brote
inflacionario en el país? Las causas son complejas y diversas, e
incluyen un no despreciable factor de psicología colectiva por cuando
toda expectativa inflacionaria tiende a elevar los precios de productos y
servicios aún más de la cuenta, “por las dudas”. Pero las causas de la
inflación son mucho más concretas:
- EMISION – Primero, lo obvio: hay creciente inflación porque el Gobierno emite una mayor cantidad de billetes de los que la Economía Real demanda. Una economía equilibrada mantiene una masa de dinero circulante que es consistente con el crecimiento de la actividad económica. O sea, que toma en cuenta factores macroeconómicos verificables tales como la velocidad de circulación del dinero en distintos sectores de la economía, las necesidades de crédito público y privado, y las demandas infraestructurales (social y estratégica), entre muchos otros. Pero el Gobierno K (al igual que todos los gobiernos en los últimos 40 años) hace caso omiso de esta realidad y, en su lugar, emite sin ton-ni-son todo el dinero que necesita – como una suerte de manotazo de ahogado – para cubrir compromisos imperiosos como el pago déficits fiscales y deuda pública, siempre “pateando para adelante” el problema de la deuda e inflación así generada: siempre se hipoteca el futuro. Hoy, envilecer el valor del Peso Argentino con sobre-emisión monetaria le da “aire” al Gobierno Kirchner, pero sólo por un rato. Pues, al igual que le ocurrió al presidente Raúl Alfonsín en 1989, por el camino de la sobre-emisión monetaria descontrolada, el Gobierno arrastra al país hacia el abismo de la hiperinflación… ¡O peor!
- COMPRA DE DÓLARES POR EL GOBIERNO – En segundo término y mientras que es verdad que parte de esta emisión monetaria se aplica para financiar grandes gastos administrativos y sociales propios de una política de gobierno sustentada en el clientelismo de los sectores más desprotegidos, una enorme parte sin embargo se utiliza para adquirir hasta el último dólar que ande dando vueltas en la plaza Argentina. Así, el Gobierno Kirchner trata de juntar las divisas necesarias para pagar los intereses de la Deuda Externa, cuyo monto acumulado excede ampliamente los u$s 10.000 millones anuales. Este mecanismo de absorción por el Gobierno de todos los dólares disponibles se ejecuta dentro del marco de una compleja ingeniería financiera urdida desde el propio Estado. Su complejidad artificiosa pareciera tener entre sus objetivos encubrir el hecho de que buena parte de la inflación que hoy sufrimos tiene su causa directa en la política del Gobierno Kirchner a lo largo de la última década de priorizar el pago de la deuda externa a la banca usurera global, por encima de las legítimas necesidades y aspiraciones del Pueblo Trabajador Argentino. Esta problemática va de la mano del creciente déficit fiscal y del cepo/corralito del dólar, y ha sido detallada y sólidamente explicada por el Lic. Héctor Giuliano ([vii]) en un reciente artículo, “Deuda Pública y Déficit Fiscal”, disponible en el siguiente link: http://proyectosegundarepublica.com/wp-content/uploads/2012/07/GIULIANO-ARTICULO-2013-02-18-DP-DÉFICIT.pdf