El Combate final alrededor de Puerto Argentino Por el Capitán Carlos Robacio
Nuestra CCFA funcionaba a pleno y fuimos adquiriendo un gran entendimiento con la Artillería propia, la que muy difícilmente erraba alguna concentración desempeñándose con alta eficacia.
La reducida y pequeña Central no sólo indicaba los blancos, sino que muchas veces dábamos directamente a las Baterías los datos a introducir, para hacer los fuegos más eficaces. Mientras el duelo de artillería era incesante, el enemigo se aprestaba para su asalto final.
Increíblemente, en la tarde del 13 de Junio las fuerzas atacantes iniciaron, con las últimas luces un ataque de diversión (engaño) tratando de engañarnos, desplazándose desde Monte Harriet y siguiendo la dirección del camino hacia Puerto Argentino, con intención de atacar el Monte William, con efectivos aproximados a una Compañía reforzada.
El fin era velar la real ubicación de cual sería su centro de gravedad para el ataque (obviamente Tumbledown) tal como pensábamos que lo habían previsto para esa noche, en la fase final de la batalla.
Este absurdo movimiento que buscaba sorprendemos e inducirnos a que el eje del futuro ataque sería desde el sudoeste, fue oportunamente detectado por el adelantamiento de nuestra reserva, la Compañía “Oscar”, desplazamiento que aún no comprendo cómo el enemigo, no había detectado.
La fracción enemiga fue frenada con una barrera de fuegos muy precisa, ella los desconcertó y antes que pudieran pensar, le colocamos otra a sus espaldas. No podían moverse y allí pasamos a fuego de eficacia, el resultado fue muy cruento pues la concentraciones de artillería y de morteros, eran muy precisas y contundentes.
Prácticamente dos horas después del inicio de la acción, el Jefe de la Compañía “Obra” me pedía, "Señor Comandante, detenga el fuego, no queda nadie en pie y los gritos de los heridos empiezan a afectar a nuestra propia tropa".
Cesa el fuego y en menos de cinco minutos, aparecieron aproximadamente cuatro helicópteros que comenzaron a retirar sus bajas, prácticamente sin visibilidad alguna.
Pudimos atacar a los helicópteros y derribarlos facialmente, pero no lo hicimos puesto que no trajeron refuerzos ni armas de relevo, aunque no eran ambulancias, solo vinieron a recoger a sus heridos. Esta acción de caballeros del mar, valió para que, con posterioridad en el asalto a Tumbledown, el enemigo atendiera una vez dominado el monte mencionado, con más premura a mis heridos que a los suyos.
Estas acciones y otras ocurridas, me hacen apreciar que la Batalla de Malvinas fue el último combate, en que se respetó totalmente lo estipulado en las convenciones de la guerra. Sin embargo el enemigo no detuvo la acción demoledora de su artillería sobre toda la zona de acción del BIM5 y sobre la del RI-7 que era para nosotros un espejo de lo que nos pasaba, espeluznante.
Aproximadamente a 2215 horas, después un rolo de fuegos impresionante, se reiniciaría el ataque, sobre todo el frente de la línea defensiva que manteníamos, casi en forma simultánea.
Desde el Sudoeste de Tumbledown, el enemigo se había desplazado aprovechando la oscuridad, con el apoyo y protección de la Brigada de Royal Marines.
Esta acción estaba en nuestro caso, a cargo de la Brigada del Ejercito Británico, al Sur, desde el Oeste y sobre el camino que conducía al pueblo, un Regimiento Galés. Sobre el Monte Tumbledown el Regimiento Escocés y sobre el mismo objetivo pero algo más retrasados por lo escarpado en ese lugar del Monte, el Regimiento de Ghurkas Nepaleses.
En el Norte, al otro lado del Moody Valley, se encontraba consolidado el PARA 3, mientras el PARA 2, se había desplazado e iniciaba el asalto sobre el RI-7, en Wireless Ridge.
Las acciones tomaron una violencia inusitada, en especial el asalto escocés se había centrado en la Compañía N del BIM5, en particular sobre su 4 ta. Sección y sobre la Sección de Ingenieros de IM, transformados en una Sección de Tiradores, que tuve que desplazar a la parte más escarpada del Monte, ya que la Compañía B del RI-6 no había podido ocupar esas posiciones como lo habíamos coordinado y previsto, por la acción del enemigo y una orden que le ordenaba defender el Moody Valley.
No obstante, esta Compañía se agrega al Batallón acorde con la orden que recibiera del Comando Superior hacia el Este de la 3ra Sección de la Compañía “Nacar” del BIM5.
En ese lugar el combate fue más que virulento, se rechazaron varios asaltos, los defensores pudieron observar la espalda del enemigo, hasta llegaron a cantar en medio del combate. La defensa de la 4ta Sección y de todas las fracciones que intervienen en el combate de Tumbledown, fue realmente épica.
Se armó y realizó un contrachoque con efectivos del BIM5 y de la Comañía B del RI-6, con un éxito relativo, puesto que el enemigo solo cedió parcialmente lo que ya había conquistado.
En un momento determinado del combate, nuestros hombres estaban rodeados por tropas inglesas y la única posibilidad de darles apoyo desde nuestras posiciones era efectuar fuego con nuestra Batería de Artillería y Morteros de 106 y 81 mm, sobre la posición de nuestra propia tropa.
A requerimiento de su Jefe el Teniente de Fragata de IM Vázquez, iniciamos este contragolpe tan extremo ante el ataque ingles, recuerdo que cuando hablaba con Vázquez y me hacía el pedido, habré dudado algún segundo, tanto que él mismo lo reiteró con vehemencia. La razón del pedido era que nuestros hombres estaban mezclados con las fracciones enemigas, aunque protegidos en sus posiciones y en una total oscuridad iluminada constante y fugazmente por las explosiones de la artillería y los morteros.
En esa lucha épica mueren de la misma forma, dos valientes, el Subteniente del Ejercito Argentino Silva, que se habían agregado con sus cinco conscriptos, y el Polizón del Grupo Araña del Batallón (los díscolos) el Suboficial Infante de Marina Castillo. Ambos, al ver sus compañeros muertos y heridos y al sentirse sobrepasados por el enemigo y estando también heridos, saltan de sus posiciones sobre los atacantes vivando a la Patria y entran al combate cuerpo a cuerpo, matando, hiriendo, hasta que mueren heroicamente.
Mientras el Batallón Nepalés de Ghurkas avanzan lentamente, su participación en el éxito enemigo fue muy relativa, solo alcanzaron a intervenir en la mañana del 14 de Junio persiguiendo por el fuego a los integrantes de los Morteros de 81 mm, cuando ya el Batallón ante la reiterada orden superior debe iniciar su repliegue sobre Puerto Argentino. Su Jefe de Operaciones, el Mayor Mike Sear (Inglés), que ha escrito un libro sobre el conflicto me ha comentado posteriormente,…..
"poco hicimos en Tumbledown, nuestro objetivo era el Monte William, los que realmente lucharon muy duramente fueron los Escoceses. Igualmente, ni yo ni mis hombres olvidaremos, que a pesar de nuestra veteranía en tantos otros combates, estábamos muy atemorizados durante el combate con el BMI5, pues los hombres de su Batallón hacían fuego sobre nosotros como demonios"
Mientras tanto, en el Pony's Pass, el Regimiento Galés se iba topar de frente e inesperadamente con la Compañía “Oscar” del BIM 5, la que se encontraba ejecutando un combate retardante, como le habíamos ordenado. La misión de los Galeses, era asaltar y ocupar Sapper Hill. Sobre estos combates decía un joven Capitán galés,…..
“mientras embolsábamos nuestros muertos de Tumbledown, refiriéndose a ese encuentro, pensábamos que habíamos combatido con dos Regimientos argentinos en lugar de solo un batallón, también dijo que no pudieron avanzar en toda la noche pues los fuegos de la artillería y morteros argentinos los mantuvieron aplastados y que cuando amaneció y vieron que ya no estaban nuestros hombres, fueron los más felices de la tierra, aunque no habían cumplido su misión".
Aproximadamente a las 0300 horas del 14 de Junio, preparamos y ordenamos efectuar un contraataque con la Compañía “Mar” y la “Obra” que había recuperado, puesto que a la misma la retiré de sus posiciones a las 0130 horas.
Aprovechando que la moral era muy alta y por estar convencido que la batalla se decidía en Tumbledown, previmos esta acción que pensaba dirigir personalmente, en un esfuerzo final, para quebrar el ataque adversario. Tenía perfectamente claro que los regimientos de Paracaidistas PARA 3 y el PARA 2, nos flanqueaban, pero los fuegos efectivos de la Zona de Apoyo Logístico propia, y el fuego de las pocas piezas que sobrevivían del GA N° 4, con tiro directo, impidieron cualquier intento enemigo.
Informé la situación y pedí la autorización pertinente para comenzar el ataque, pensaba en esos momentos que frenado el ímpetu enemigo esto era factible. Pero en realidad ello no fue posible puesto que si hasta esa hora era más que optimista por el desarrollo del combate, intervendrían otros factores, la munición comenzaba a escasear y en el único intento desde retaguardia de proveernos algo de proyectiles de Morteros de 81 mm, una camioneta que se desplazaba hacia el frente, fue volada por la artillería del enemigo.
Por otra parte se me dio la orden de replegarme hacia Puerto Argentino, logrando luego de discutir bastante, que se me autorizara a replegarme solo hasta Súper Hill y reforzarme con el Batallón en esa colina.
Esta acción de repliegue de la Compañía Nácar, lamentablemente no ha sido filmada y permanecerá para siempre en mis recuerdos, por la entereza, el orden y disciplina de mis hombres para realizarla. La misma se efectuó con el apoyo de dos puntos en el terreno, uno que estaba a cargo de la Compañía “Coy” y efectivos reunidos en proximidades de mi Puesto de Comando.
Como de costumbre, mi Segundo Comandante el Capitán de Corbeta de IM Ponce, se adelantó para establecer el nuevo Puesto de Comando en Sapper Hill y cuando estuvo prácticamente concluido y concretado el repliegue, ordené a la Compañía “Coy” que se repliegue y se reintegrara al RI-3, igualmente, me costó bastante convencer al Capitán Varela del RI-3 que lo hiciera, pero finalmente inició con sus hombres un repliegue rápido y ordenado hacia su regimiento.
Llegué a mi nuevo Puesto de Comando, aproximadamente a 1100 /1130 horas del 14 de Junio, todo estaba en orden, la Unidad lista a defender esta última altura y pensaba en esos momentos que la lucha continuaría, no obstante ya se observaba el arribo de helicópteros enemigos a la zona del hipódromo del pueblo y se veía el despliegue de efectivos enemigos descendiendo de las altura William y Tumbledown.
A las doce recibí por parte del Jefe de Operaciones del Comando Superior la orden de replegarme "pues ya la Guarnición se había rendido". Posteriormente tuve otra intimación y finalmente le ordené nuevamente a mi Segundo Comandante que se replegara hacia Puerto Argentino y entrara desfilando a frente de los efectivos.
Quedaba una pequeña retaguardia a cargo del Guardiamarina de IM Koch, el Suboficial Vaca con una Ametralladora de 12,7 mm y 14 hombres que no querían replegarse.
Todos los fuegos habían cesado, después de tantas noches y días de ruido ensordecedor, el silencio era tan terrible como la incertidumbre y el dolor de tener que rendirse.
Cuando el Jefe de Compañía que había quedado a cargo, el Teniente de Fragata de IM Binotti, que permanecía aguardando a su retaguardia de combate me decía: " Señor Comandante, estamos listos para el repliegue" y nos paramos para hacerlo, aparecen unos seis helicópteros enemigos que se aproximan raudamente sobre Sapper Hill.
El Suboficial Vaca con su 12,7 mm. y casi al unísono todo el equipo de retaguardia del Guardiamarina Koch, abre el fuego. Un helicóptero ingles aterriza en llamas, otro averiado, los demás hacen lo mismo, desembarcan sus efectivos y se generaliza el enfrentamiento final.
En este último combate de la guerra de Malvinas, alrededor del mediodía del 14 de Junio, de la pequeña retaguardia de Koch, murieron varios de sus hombres, el enemigo perdió un helicóptero, otro resulto averiado y sumaron un buen número de bajas.
El BIM5 había finalmente iniciado el repliegue, nos protegimos detrás de la altura de la colina y emprendimos caminando la marcha hacia Puerto Argentino al que llegamos alrededor de 1500 horas. Así entramos a la ciudad, manteniendo en nuestro poder la totalidad de nuestras armas, con toda la tropa encolumnada, marchando a paso redoblado y con el orgullo de haber combatido a la elite de las tropas británicas como nadie hubiera imaginado
Este fue el fin de los combates.
Pienso y estoy más que orgulloso del comportamiento de todos los hombres del Batallón, como también de todos los efectivos de las Fuerzas Armadas y de los civiles que intentaron retener en uno u otro lugar, en diferentes puestos y en distintas contingencias las Islas que habíamos reconquistado. En realidad siempre sostengo que cada uno hizo lo que pudo, lo que mejor pudo.