El Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia debería ser
el día en el que se conmemora en Argentina a todas las muertes de civiles y
uniformados, mujeres, niños y hombres producidas durante las últimas guerras
revolucionaria y contrarrevolucionaria; que enlutaron a la Patria en las décadas
de los 60 y 70.
Haciendo un poco de historia
reciente, el 2 de agosto de 2002 el Congreso de la Nación Argentina dictó la
ley 25.633 creando al Día Nacional de la
Memoria por la Verdad y la Justicia con el fin de conmemorar a las víctimas
del accionar del estado en esos años, pero sin darle categoría de día no
laborable. Tres años después, durante la gestión del presidente Néstor Kirchner, se impulsó desde el mismo Poder
Ejecutivo Nacional que la fecha se convirtiera en un día no laborable,
inamovible.
Sin querer ofender a nadie,
sostenemos que esa ley es mezquina, no incluye a las Víctimas del Terrorismo y tampoco a las bajas que sufrieron las Fuerzas
Armadas, de Seguridad, Policiales, Penitenciarias y otros Agentes de diversas reparticiones
del estado, quienes cayeron en la feroz guerra fratricida.
El día de ayer la presidente sorprendió
ayer con un giro en su discurso y abogó por el diálogo y por el entendimiento
de “los
40 millones de argentinos”. El impactante cambio ocurrió durante un
acto conmemorativo por los 37 años del último golpe militar. Fue en la Casa de la Memoria y la Vida, donde
entre 1977 y 1978 funcionó uno de los centros detención de la última dictadura
militar, la primer magistrada reclamó que los argentinos “nos entendamos de una vez por
todas” y recalcó: “Lo que quiero es que no peleemos, que nos
entendamos. Ahí está la clave.”
En otra parte de su sorprendente
mensaje, dijo: “Sería fácil imaginar que
quienes cometieron estos hechos fueron monstruos o seres extraterrestres,
porque nos dejaría con la conciencia tranquila”. “Pero no –continuó–, los que
han hecho estas cosas han sido hombres que cuando llegaban a sus casas dormían
con su mujer, besaban a su hijo, acariciaban a su perro, comían en la mesa, y
también iban a misa o a cualquier lado”. Y concluyó que “está
en cada uno de nosotros hacer el esfuerzo personal para que en cada uno aflore
únicamente lo bueno y lo mejor; que tengamos la fuerza suficiente para dejar de
lado lo malo, lo feo, el odio”.
Pareciera que la presidente ha
tomado conciencia que de la mano del Papa
Francisco, ha llegado la hora de la paz, concordia, memoria, justicia e
historias completas… bajo el imperio de la igualdad ante la ley.
Somos de opinión que los grandes
pasos a dar en pos de esos nobles objetivos son justamente el
reconocimiento, libertad y reparación
histórica de todos los compatriotas que combatieron al terrorismo o cayeron
como víctimas y bajas en la cruel contienda. Los otros ciudadanos que
declararon la guerra revolucionaria ya recibieron todos esos beneficios… ahora
debería darse el inmenso paso de la misericordia, amor y perdón para todos los
combatientes por igual.
El día que se adopte esa decisión política e histórica
debería ser declarado el verdadero y nuevo Día
Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, para los 40 millones de
argentinos y que sea realmente un día de serena y objetiva reflexión, para
entonces nunca más repetir los errores del pasado.
Respetuosamente elevamos nuestra
petición,
Pacificación Nacional Definitiva
Por una Nueva Década en Paz y para Siempre